Descendí de la cabina, no tan fatigado como esperaba estarlo. Sonreí brillantemente mientras me desabrochaba mi traje antigravedad y mi casco. No fue hasta entonces en que me di cuenta de cuantos espacios de estacionamiento había en la cubierta del hangar, la sombría realidad de la batalla del día me golpeo. Aunque habíamos ganado una gran victoria, el costo fue mucho mas alto de lo que nos hubiera gustado y me preguntaba quiénes de mí escuadrón fallarían al regresar.
Había sido un día productivo -la junta después de la misión me mostraría 17 muertes, 8 probables y 43 dañados- quizás la misión sencilla más exitosa de mi carrera. Mi mente se aturdió al repasar los números en mi cabeza y era claro que mi propia actividad letal era algo que tenia que aceptar- Yo no era de los que pensaban mucho que me ganaba la vida, de hecho quitándosela a la gente -una ocupación irónica seguramente. Después de todo, ellos habían empezado esta carnicería y habían matado mucha gente a la que apreciaba mucho. ¿Que importaba si vaciaban sus pulmones en el vacío del espacio o se rostizaban en los confines de una cabina que yo había destruido con un misil o con metralla? Era una pregunta que había evitado hace mucho tiempo -y era una que empezaba a pensar mas y mas, desde que Miriya apareció en escena.
Cuando me venia la preocupación sobre mi habilidad cruda como piloto de combate, este día debía haberme borrado todas mis dudas. Yo era tan efectivo en la cabina como cualquier otro -más que la mayoría- aun así, nunca me estimaba que era mas que el tipo ordinario haciendo un trabajo duro. El orgullo logra que lo maten a uno más rápido que el misil más mortífero e intentaba nunca tomarme a mí o a mis habilidades como ya dadas. Quizás eso era lo que me diferenciaba de los realmente grandes ases como Fokker, Brubaker, Plog y Sterling - mientras yo me consideraba a mí mismo como cualquier otro piloto tratando de mantenerme vivo, ellos se consideraban los mejores del negocio, sin preguntas, sin dudarlo. Esos pilotos nunca consideraban la posibilidad de que laguna vez se vieran en el otro lado de la regla. Mientras reflexionaba dichos pensamientos en mi mente, me di cuenta que quizás por eso muchos de los grandes ases estaban muertos.
Mientras ayudaba a Philo asegurar mi nave, los miembros restantes de mi escuadrón empezaron a aterrizar. Salieron seis. Regresaron seis. Aliviado de que otra vez no sufrimos perdidas, continúe con mi tarea de ir a la enfermería. Mi mano era un desastre y el cirujano tendría que interrumpir su trabajo.
Poco sabia que pronto, yo también tendría que interrumpir mi trabajo.
Un malestar general descendió sobre el SDF-1 por el siguiente par de días. Los cruceros alienígenas que se habían agrupado para el asalto que pondría al SDF-1bajo sus pies de una vez por todas se habían retirado. En su despedida solo había una nube de confusión y desorden.
La producción del Super Valkyrie estaba en camino y el Tte. Hunter tenia un problema en sus manos. Solamente tres pilotos -Hunter, Dickson y yo- estabamos calificados en el Super y estaría a nuestro cargo el entrenar a mas de trescientos pilotos de combate en la operación del caza mas avanzado de la RDF. Si los Zentraedi decidieran montar otro asalto en nosotros, nuestra única salvación seria los escuadrones de Super Valkyries piloteados por expertos y el tiempo era la esencia.
Se decidió que la mejor manera para cambiar a la gente en el nuevo caza seria entrenar a los pilotos a ser entrenadores de pilotos. Cada uno de nosotros regresaría a nuestro escuadrón y traeríamos a nuestros compañeros de escuadrón para que conocieran el Super. Una vez que su entrenamiento estuviera completo, estos pilotos se moverían a otros escuadrones para entrenar a sus pilotos y así, hasta que todos los pilotos a bordo de la nave estuvieran calificado para el Super. Era una tarea atemorizante, pero una que atacamos con desenvoltura, ya que nuestra propia existencia estaba en juego mientras corríamos contra el movimiento de la manecilla del reloj.
Recibí las primeras siete unidades armadas del Super Valkyrie -ahora conocida como el FAAST-1 (Fuel, Armor and Armament System Tactical -Combustible, Armadura, Sistema de Armamento Táctico-) o "Fast 1"- e inmediatamente nos pusimos a trabajar para poner a las Aguilas de Ataque a la altura. Mis compañeros de escuadrón, eran sin lugar a dudas, el grupo mas fino de pilotos de combate abordo de la nave y encontraba difícil aceptar la realidad de que esta era nuestra ultima asignación como unidad. Habíamos pasado muchas cosas juntos y bajo el calor del combate habíamos crecido juntos como una familia. Los extrañaría cuando ellos se fueran.
Después de un curso intensivo de ocho días, donde se explico y sé re-explico cada sistema y característica del Super Valkyrie, en un detalle agudísimo, los miembros del VF-12 estabamos completamente calificados para volar el nuevo caza. Viendo a Josh operar el Super me di cuenta por primera vez del maravilloso piloto de combate que era él. El hecho de que haya hecho tan buen trabajo cuidando mi cola debí haber sido prueba suficiente, pero su manejo poético del Super Valkyrie durante nuestras sesiones de practica de combate apuntalaron el punto sonoramente. Su entendimiento de los sistemas y su delicadeza con los controles maravillaron aun al observador casual y sabía que haría un buen maestro y líder de combate.
La terminación del programa de entrenamiento marcó el fin de una era para las Aguilas de Ataque. Con mas unidades FAAST-1 siendo construidas cada día, era tiempo para nosotros de movernos a nuestra siguiente asignación y el Tte. Plog nos llamo a todos para una ultima reunión de escuadrón. El propósito de la junto no era desconocida para nadie: El VF-12 iba a ser desmantelado oficialmente y sus miembros se regarían entre otros escuadrones para entrenarlos en el uso del Super Valkyrie.
El Tte. Sprabary fue el último piloto en entrar a la Sala de Juntas y una vez que tomo asiento el Tte. Plog inicio la ultima junta de escuadrón VF-12. "Caballeros... esta es quizá la última vez que estaré de pie ante ustedes..." dijo solemnemente, agarrando una hoja blanca de papel en su mano derecha. "Esta es una copia de sus ordenes oficiales. Indican lo siguiente: 'A las 1200 horas, 11 de Junio de 2011, Escuadrón de Combate 12 esta oficialmente fuera de servicio. Los miembros del Escuadrón de Combate 12 se han sobrepasado honorablemente durante casi 24 meses de deberes de combate, desde el 27 de Junio de 2009 hasta el 11 de Junio de 2011, acumulando un registro de 2,081 naves enemigas destruidas en 4,994 salidas operacionales. El rendimiento del VF-12 bajo condiciones arduas durante este periodo es merecedor del mas alto encomio. De acuerdo a la Orden de Operaciones Especiales 211-2901, los miembros del VF-12 son asignados a los siguientes escuadrones...'"
Mientras el Teniente nos leía nuestras nuevas asignaciones, observaba a los pilotos a mí alrededor. Había tristeza aun en los pilotos más veteranos que no podría ser ignorada, evidenciada por las expresiones melancólicas en sus rostros. No parecía posible que fuéramos disueltos, pero mientras Plog continuaba, la incredulidad se convirtió en negación y después en resignación.
"'Cada miembro de la unidad es, por este medio, promovido un grado, como reconocimiento a su terminación exitosa del programa condensado de entrenamiento del FAAST-1. Los comandantes de la nave, tripulación y ciudadanos expresan su sincero aprecio por sus esfuerzos sobresalientes y les desean éxito continuo en sus misiones futuras. Firmado: Henry J. Gloval, Capitán. Col. Johannes I. Maistroff, Oficial Ejecutivo. LCDR Rick Hunter, Comandante Senior Grupo Aéreo.'" El Tte. Plog -ahora Teniente Comandante Plog- soltó el memorándum y lo tiro sobre la mesa, enfrente de él.
La sala permaneció en silencio.
"Y ahora," dijo el LCDR Plog, volteándose y alcanzando por una caja de Whisky que tenia guardada en un gabinete, "Me gustaría, caballeros, que me ayudaran a deshacerme de esta cosa acompañándome en un brindis por los camaradas caídos." Coloco la casa en la mesa enfrente de él y la señalo con una mano abierta.
No seguros de que decir, los siete miembros restantes del escuadrón intercambiamos miradas entre uno y otro. El Whisky lo hizo oficial. Las Aguilas de Ataque dejaron de existir.
Me reporte a mi nueva unidad esa tarde, sufriendo los efectos de un Whisky y de muchos recuerdos. El VF- 51, un escuadrón reorganizado de los remanentes de otros dos --VF-61 "Los Leñadores" y el VF-96 "Los Vampiros de Combate"- era mi nuevo hogar. En honor a Max y Miriya, la nueva unidad adoptó el nombre de "Cuchillos de Combate" y pintaron un par de dagas cruzadas en las colas de sus Valkyries. Considere de buen gusto el doble significado.
Me reporte a mi nuevo Comandante de Escuadrón, un Primer Teniente alto, de anteojos, de corpulencia ligera llamado Vincent "Comadreja" May. Con cabello oscuro y ojos penetrantes, el Teniente eran conocido por su incesante búsqueda de nuevas y mejores maneras para pelear a nuestros amigos alienígenas. Anteriormente el Oficial Ejecutivo (X.O.) del VF-96, el Tte. May era el miembro de mas jerarquía del recién formado escuadrón y asumió su comando. Con 85 victorias, May no era el LCDR Plog, pero era un piloto de combate experimentado con una riqueza de conocimientos en el área de tácticas y rápidamente me sentí confortable con mi nuevo comandante.
"Bienvenido a bordo, Tte. Framton. He leído su expediente y me gusta lo que veo, así, para hacer una historia larga, corta... y si no tiene objeciones, lo estoy apuntando a usted como mi nuevo Oficial Ejecutivo.
Fui momentáneamente tomado por sorpresa. "Ninguna objeción, señor," alcance a decir.
"Bien," sonrió, volteando a ver hacia la ventana que se encontraba detrás de él. "Siendo usted el experto de FAAST, el espectáculo es suyo para que lo maneje como considere mejor," dijo. El Teniente volteó hacia su escritorio y tomo una carpeta manila. "Aquí están los registros del personal. Deles un vistazo. Si hay algo que necesite, hágamelo saber."
"Si señor," dije, mi cabeza sonando como un gong.
"Muy bien. Continúe. Una vez mas, bienvenido a bordo."
"Gracias señor," dije antes de regresar, mareado, en busca de algo de aspirina, los expedientes del personal colocados apretadamente bajo mi brazo.
Después de engullir lo que parecía una media botella de pastillas fui capaz de mirar a los registros. Los miembros del escuadrón eran, la mayoría, poco interesantes. Quizás era un prejuicio en favor de mi vieja unidad que hacia que se vieran de este modo, pero solo no veía algo que hiciera que me emocionara. Había unos cuantos ases de 50 muertes, pero la gran mayoría, era una agrupación altamente inexperimentada. Recorriendo los perfiles del personal del escuadrón me indico que mi trabajo iba a ser muy duro, y mucho más duro por el hecho de que por primera vez en mi carrera, iba a estar trabajando sin Joshua Kauffman.
Iba a tomarme algún tiempo acostumbrarme a la idea.
Mis sesiones de entrenamiento con el VF-51 no eran tan exitosas como lo habían sido con mi viejo escuadrón. Los pilotos del grupo carecían de experiencia y les tomo mas tiempo aprender al nuevo caza. Peor aun, el respecto que transmitía desde mi punto de vista no se transmitía con el nuevo grupo y coloque la culpa totalmente sobre los hombros de un joven Primer Teniente llamado John "Roach" Cochran.
Él era un bastardo de ojos saltones, sabelotodo. De toda la gente que había tenido el disgusto de conocer, yo lo colocaría definitivamente dentro de los tres primeros lugares. Aunque Cochran era mayor que yo, el no tenía mi experiencia y lo habían saltado para el boleto de Oficial Ejecutivo del Escuadrón (X.O.). Esto no le cayo bien al joven piloto de combate y me culpaba a mí -y la "posición" de mi padre dentro de la "jerarquía política" del SDF-1- su fallo para asegurar el trabajo.
Me di cuenta del odio casi inmediatamente. Cochran ignoraría mis direcciones durante nuestro periodo de calentamiento (p.ej. el tiempo que pasábamos actualizándonos en el Super), pretendiendo no oír mis instrucciones en el radio o en la sala de juntas. Se fue aun más lejos como tratar de menoscabar mi autoridad con los otros pilotos del escuadrón dándoles ordenes que contradecían las mías. Obligados entre escuchar a un nuevo X.O. del escuadrón o a una entidad conocida, los pilotos jóvenes tendían a seguir las ordenes de Cochran sobre las mías, y el programa de entrenamiento empezó a sufrir.
Encontraba increíble que esta disputa mezquina estuviera tomando lugar en un momento tan desesperado. Nuestros escuadrones de combate estaban reducidos a la mitad y no era el momento de estar peleando el uno contra el otro. Habiendo dicho esto, no podía resistir la urgencia de perforar el caza de Cochran con agujeros de cañón de 55mm y había momentos en que tenia que luchar a la urgencia con todo la fuerza de mi cuerpo.
Sabia que tenia que hacer algo rápidamente, pero no quería ir con el Tte. May con mis dificultades. Demostraría una debilidad de liderazgo de mi parte y podía ir tan lejos como ocasionar una división dentro del escuadrón, con la mitad de los pilotos a favor de Cochran y la otra mitad a favor de May. Necesitaba otra respuesta.
La ultima gota llego el 13 de Junio. Estaba haciendo un simulacro intenso para la familiarización de armas con Cochran y tres pilotos junior. A pesar de mis ordenes, el idiota no podía permanecer en formación. En vez de eso, escogió hacer una serie de giros alrededor de mi caza, lo cual me hizo ver como un alegre idiota, pero también ocasiono que los otros tres pilotos perdieran su concentración.
"¡Tte. Cochran! ¡Coloca tu trasero en formación ahora!" Demande.
"¿Qué fue eso?" preguntó, pretendiendo, una vez mas, no haber escuchado mis ordenes, girando su Valkyrie alrededor, hasta que estaba a la par con la mía.
"Maldición ya es suficiente" sisee. "Sand Pebbles Tres, Cuatro y Cinco, regresen a la base -inmediatamente. Sr. Cochran, permanezca aquí- quiero hablar en privado con usted." Había decidido que iba a hacer trizas al hijo de perra yo mismo -retándolo en un duelo del siglo 21 y terminar con él.
No tuve la oportunidad. Mientras los otros tres cazas rompían la formación en dirección al SDF-1, Cochran fue con ellos.
"Ese hijo de perra..." hervía dentro de mí máscara. "Maldito pequeño bastardo."
Jale mi Super hacia la derecha y golpee los propulsores hasta el fondo. Pendientes de mi carga, Cochran y sus tres hombres ala hicieron lo mismo, dirigiéndose hacia el Prometeus lo más rápido que podían. Sabia que podía alcanzarlos, pero para la hora en que lo hiciera estaría dentro del patrón y no habría mucha oportunidad de poner en orden a esos tres. De mala gana decidí arreglar las cosas en cubierta.
Después de recorrer el Patrón Marshall por diez minutos, empece a descender. Mi presión sanguínea había aumentado sin parar durante el periodo de tiempo intermedio y estaba a punto de cometer homicidio. Me concentre en subir a bordo pero no estaba volando bien y solamente alcance a agarrar el cable cinco. Cuando el elevador me bajo a la cubierta del hangar, me dirigí a mi espacio de estacionamiento y salí de la cabina en el instante en que apague mis motores. Disgustado, lance mi casco hacia el equipo de la nariz y salí a buscar a Cochran.
Lo encontré parado junto a su caza, riéndose con los otros pilotos del escuadrón. Cargado de una rabia que desafiaba cualquier descripción, camine detrás de él, ambos puños apretados fuertemente. Cuando se volteo a verme caminando para verlo a él, lo golpee directo a su mandíbula, enviándolo hacia atrás.
"¡Pequeño pedazo de mierda resbalosa, insubordinada!" rugí, levantándolo del suelo por la nuca de su traje de vuelo. "¡Voy a matarte!" lo agarré por el cabello y golpee su cara en un lado de su Valkyrie, después lo deje que cayera en la cubierta hecho un montón.
Los otros pilotos, paralizados por lo que habían visto, se quedaron ahí con la boca abierta. Me voltee y los vi a todos ellos. "¿Quién sigue?" los mire fijamente a cada uno de ellos. "¡Bien! ¡Vamos bola de granujas! ¿Ninguno comentario inteligente? ¿Ninguna observación insubordinada? ¿Cuál es el problema, señoritas, ninguno tiene las bolas para ponerme en mi lugar?" esperé un momento antes de continuar. "Vamos chicos listos. Seguramente un texano retrasado como yo no puede con todos ustedes, ¿verdad?"
Uno de los pilotos, un fornido Austríaco llamado Brian Lukavich, empezó a moverse hacia mí, pero después lo penso mejor cuando vio el fuego de mis ojos. Los otros simplemente permanecieron ahí.
"¡Muy bien! ¡Así es como va a ser!" grité en mi voz de comando mas fuerte. A lo largo del área de mantenimiento tripulación y pilotos de combate dejaron de hacer lo que estaban haciendo para ver que estaba pasando. "Yo soy el que manda aquí. Yo Jefe, ustedes Indios. Yo hablo, ustedes escuchan. El primero de ustedes que me trate de atravesar va a terminar como el buen Cochran aquí. ¿Entendido?"
Ellos rápidamente chasquearon los pies en atención.
"Traigan una cubeta con agua y despierten a esta patética pieza de basura," dije, moviendo mi mano disgustadamente en dirección de Cochran. "¡¡Quiero a todos ustedes en cubierta en quince minutos y listos para entrenar duro!! ¡¡Retírense!!" Me voltee y salí por donde había venido, seguro de que sabia que había hecho una impresión duradera en mis pilotos.
La cara de Cochran era una masa magullada y ensangrentada cuando recupero la conciencia. Naturalmente el Tte. May quería saber que había pasado para ocasionar tales heridas. La respuesta que obtuvo de todos los que estaban involucrados fue que Cochran se resbalo en una plancha y se golpeo la cara en el lado de su caza. Eso fue lo ultimo que se dijo sobre el incidente, aunque estaba claramente en la mente de todos a partir de ese momento.
El cambio de actitud ejemplificada por mis pilotos fue instantáneo mientras demostraban su rendimiento durante las misiones de entrenamientos subsecuentes. El resto de nuestro periodo de calentamiento con el Super Valkyrie paso sin ninguna novedad y yo ya no tuve mas problemas con el Tte. John Cochran.
En poco tiempo, los eventos de una naturaleza mas presionante asomaron su horrible cabeza. El 18 de Junio, los Zentraedi hicieron una increíble apertura. La madre nodriza de la Flota Zentraedi de Clase Imperial con un millón de naves se aproximo al SDF-1 buscando un cese de hostilidades. Cualquier duda sobre la sinceridad del comandante alienígena fueron borradas cuando una división de Regults de la Flota Botoru de Khyron fueron destruidas por disparos de la nave comandante.
El emisario alienígena era el Ministro de Relaciones Zentraedi, un hombre pequeño, de rostro cenizo llamado Exedore. Pequeño de acuerdo a los estándares Zentraedi, el mismo se había micronizado y volado a bordo del SDF-1 bajo una fuerte escolta de cazas Veritech. Su revelación demostró ser alarmante.
El poder abrumante de los Zentraedis había sido retenido bajo control en parte de que los Zentraedi estaban bajo las ordenes de sus superiores -una raza conocida como "Los Maestros de la Robotecnia"- para capturar la fortaleza intacta. Por siglos los Maestros de la Robotecnia habían controlado un vasto imperio que se extendía por varios años luz. Centralizado alrededor en una fuente de poder increíblemente eficiente conocida como "Protocultura" -cuyos secretos se encontraban escondidos profundamente en algún lugar dentro del SDF-1- este imperio era defendido por una raza de seres creados para este único propósito. Esta raza eran los Zentraedi.
La exposición a la "Cultura Microniana" -particularmente a las canciones de Lynn Minmei- (algo completamente extraño a la raza alienígena) había ocasionado deserciones e insubordinación en una escala que excedía a la que había experimentado Khyron durante su excursión en Ciudad Macross. La transmisión en vivo de la boda de Max y Miriya solamente exaltaron el problema y en medio de una ofensiva para tomar el SDF-1 de una vez por todas, el Comandante de la Flota Imperial (un poderoso guerrero Zentraedi llamado Breetai) descubrió que más de la mitad de sus tropas se rehusaban a pelear. Confundidos entre la inmoralidad de pelear a su propia gente -conocidos como los desertores Zentraedi ahora viviendo a bordo del SDF-1- y sus ordenes de destruir la fortaleza de batalla, Breetai tenia una decisión difícil. Finalmente, con el consejo de Exedore, Breetai había llamado a sus fuerzas y contemplaba su siguiente movimiento.
Dolza, el Supremo Comandante Zentraedi, no estaba complacido con la falla de Breetai -ni tampoco con la "Contaminación Microniana" de su flota- y estaba en camino para resolver el problema de una vez por todas. Con la mitad de su fuerza rehusándose a pelear, los niveles de energía que hacían imposible hacer una vía de escape y soportando la furia de la Gran Flota de cuatro millones de Dolza, Breetai estaba atrapado entre una piedra u un lugar duro. Su única esperanza de supervivencia era unir fuerzas con la Tierra en un esfuerzo desesperado de pelear a Dolza y así había enviado a Exedore al SDF-1 para forjar un acuerdo de paz.
El cambio de corazón de Breetai no llegó tempranamente. La reunión cumbre entre Zentraedi y Humanos estaba aun en sesión cuando los sensores a bordo del puente lanzaron un aviso agudo. Una operación de transposición de escala inimaginable estaba en progreso. La Gran Flota de Dolza había llegado.
La llegada de la Flota de Dolza no era una gran sorpresa (aunque llego tres horas antes de lo que nuestros comandantes habían previsto, convirtiendo nuestros esfuerzos en poner los cazas de la nave armado y listos de un proceso organizado en un pánico desquiciante). El verdadero impacto llegó en la magnitud de la misma transposición. Por casi dos horas naves de todo tipo y tamaño aparecieron en la órbita de la Tierra y para cuando la transposición termino, mas de 4 millones de cruceros Zentraedi listos para la batalla estuvieron listos para arrasar el planeta.
A lo largo de la Flota Aliada, la tripulación de vuelo fue instruida en un plan de ataque precipitadamente diseñado. Sobrepasado en mas de cuatro a uno, nuestra única esperanza era golpear el Talón de Aquiles de la Flota Zentraedi atacante -La Nave de Comando gargantúa, grande como roca, de Dolza. Siendo el centro de comando y control de la fuerza invasora, su destrucción dejaría a la flota enemiga sin coordinación, dejándola fácilmente susceptible a una contraofensiva.
El Tte. May cubrió dicha información en tanto detalle como pudo durante nuestra junta de emergencia. Sin embargo, el tiempo era la esencia y simplemente no había mucho tiempo para entrar mas que una visión precipitada del método detrás de la locura. Mientras transcurría, nuestra misión era sencilla: aquellos cazas que estaban armados con los nuevos Reflex RMS-1 "Angel Mortal" C irían tras los cruceros alienígenas que estaban entre el SDF-1 y la nave de mando de Dolza. Aquellos cazas que no estuvieran armados con los Misiles Reflex proporcionarían protección para aquellos que si los tenían.
Un gigantesco salto en tecnología de misiles, el Sistema de Misiles Reflex había sido diseñado para incrementar la mortalidad de nuestros misiles convencionales haciéndolos "inteligentes". La brillantez detrás de la nueva tecnología Reflex descansaba en una computadora a bordo que incrementaba la probabilidad de que un misil golpee su blanco por medio de una combinación de conservación de combustible y técnicas evasivas de defensa. Si el misil era atacado, tenia la habilidad de quitarse del camino antes de seguir con el ataque. Una vez que alcanzaba el blanco, un marcado incremento en la letalidad resultaba de la habilidad del misil para golpear al blanco en el ángulo en que producirá el mayor daño. Aunque los Misiles Reflex jamas habían sido probados en combate, los ingenieros, con sus reglas de calculo, predecían que estas mejoras los harían dos veces más efectivos que las ojivas convencionales del mismo calibre. Ibamos a averiguar si ellos tenían la razon.
Nosotros no sabíamos si íbamos a cargar Misiles Reflex o no hasta que abordáramos nuestros cazas, y el proceso de armado continuaría hasta el momento en que era hora de llevar nuestros aviones fuera de su espacio de estacionamiento. Independientemente de nuestro rol, debíamos ser extremadamente cuidadosos de no disparar contra las naves Zentraedi amigas, ya que su única marca que los distinguía era un galón blanco pintado en los fuselajes de los cazas y cruceros aliados -no había suficiente tiempo para equiparlos con equipo IFF que nuestros cazas pudieran preguntar.
La reunión apenas había concluido cuando las cosas tomaron un mal rumbo. Con un despliegue de fuerza bruta, totalmente opuesta a un acierto táctico, Dolza impuso su Gran Flota en movimiento. Para el horror de aquellos suficientemente desafortunados para verlo, una lluvia de fuego descendió sobre el planeta Tierra y en un lapso de 45 segundos, este mundo vivo, animado y bello fue reducido a una piedra abrasada y muerta. Millones de fuegos, cada uno mas caliente que el más grande volcán, asolaban en su camino a lo largo del planeta, devastando naciones enteras. Para el tiempo que el vídeo de circuito cerrado de la devastación llegó a las salas de preparación, nuestro hermoso mundo azul se había convertido a un humeante color gris.
Mientras veía en el monitor de la pared el planeta devastado, rodeado por 4 millones de naves alienígenas listas para pelear, estaba congelado por un miedo indescriptible. Me impulso paternal era buscara a mis niñas y protegerlas como fuera. Era un sentimiento horrible, parado en esta sala sin mis niñas a mi lado y luche contra mis impulsos como si fueran demonios. No podía defender a mis niñas estando con ellas. Sólo podía hacerlo en el vacío del espacio -mí oficina en la oscuridad, donde un momento de indecisión significaba una muerte rápida y prematura.
Mi sangre empezó a hervir, mis mejillas se sonrojaron y una ola de calor recorrió mi cuerpo. Atrapado entre el miedo y el odio, di una rápida oración por unos nervios tranquilos y una cabeza fresca. Las probabilidades estaban apiladas en contra nuestra y me di cuenta que el éxito como la derrota no estaban borradas. La muerte en combate podía ser segura y sumaria. La muerte en mi devastado mundo estaba lejos de ser dolorosa. El sueño por el que habíamos peleado tanto tiempo, solo para verlo sucumbir ante un fin inevitable, era la cosa más frustrante que jamas haya sentido en toda mi vida y me asustaba mas que cualquier otra cosa que haya conocido.
"Muy bien muchachos, a montar", nos llamo el Tte. May desde la escotilla de la sala de preparación.
Era hora de partir. Con otra oración, agarre mi casco del casillero y me dirigí hacia mi caza. Mientras caminaba por el hangar podía ver la sombría sensación que había penetrado en el aire. Sobre pasados por mas de cuatro a uno y sobre pasado en armamento por casi diez a uno, parecía que el fin iba a llegar rápidamente.
Mientras llegaba al "Hard Case", descubrí que estaba cargado con Misiles Reflex. Los cazas del Tte. May y dos de otros pilotos, también los llevaban. Después de mi vuelta, nos amontonamos juntos enfrente del caza del Tte. May. Le susurre algo en el oído y después me dirigí hacia mi nave. Unos momentos después, el Tte. Cochran y el Sgto. Lukavich se aproximaron a mí. Mientras el enorme Lukavich se movía pesadamente hacia mí me preguntaba si no había cometido un error al pedirles a ellos que volaran como mi cubierta.
"Muy bien muchachos, este es el gran espectáculo. Esto se ve como si estuviéramos haciendo una mala película y parece que tienen dos opciones. Uno, pueden hacer trizas mi trasero y terminar con todo o dos, pueden protegerme la espalda ayudarme a fracturar algunos chicos malos, para después regresar a casa y hacer millones escribiendo nuestras memorias. La elección es suya. Personalmente preferiría escribir un libro sobre esto que morir. Es su elección."
Los dos pilotos miraron alrededor desatinadamente, mientras reflexionaban mis palabras, entonces Lukavich dio un paso hacia adelante con una mano extendida. "Tú mandas jefe. Seré tu numero seis."
Alcance su mano y se la estreche. "Gracias, Brian."
Sonrió y marcho hacia su caza.
Cochran continuo viendo hacia el final del hangar, entonces el también extendió su mano. "Muy bien, capitán. Estaré contigo todo el camino."
Asentí con una sonrisa, después tome su mano en la mía. "Muy bien. Me agradara tenerte en mi ala, Teniente."
Mientras se volteaba y se dirigía hacia su Valkyrie, di un suspiro de alivio. "Jesús, esto fue como caminar sobre vidrios," murmure a mí mismo, antes de treparme a mi nave.
Philo Rorbough, fiel y confiable como siempre, me ayudo a ajustarme los cinturones en el asiento de eyección. Había una severa expresión en su cara.
"¿Qué pasa Philo?" le pregunte.
"Nada capitán. Solo patéales el trasero y trae mi avión de regreso en una sola pieza," dijo, alcanzando a formar una sonrisa.
Sonreí. En ese momento, una gran ovación se escucho en el extremo más lejano del hangar. Volteamos a ver de que se trataba tanto relajo y en unos momentos tuvimos nuestra respuesta.
"¡El Comando de Defensa de la Tierra, derribó un millón de acorazados Zentraedi!" alguien gritó sobre la algarabía del hangar.
Philo y yo nos volteamos a ver con expresiones desconcertadas. Todavía había gente viva en el planeta y las probabilidades contra nosotros habían sido reducidas por un gran margen. "¡Por mil diablos!" exclamamos al mismo tiempo.
"¡Vaya por ellos, jefe!" me gritó, ahora sonriendo brillantemente, mientras me daba palmadas sobre el hombro.
Como descubriríamos después, la UEG había construido secretamente un cañón gigante, conocido simplemente como "El Gran Cañón". Usando el centro de la Tierra y su campo magnético como fuente de alimentación, era una arma impresionante, pero demostró solo ser buena para un tiro y no destruyo tantas naves como nuestro entusiasmado tripulante nos había hecho pensar. Aun así, por el estímulo a la moral que proporciono, el Gran Cañón no podía ser considerado nada menos que un éxito.
Por la millonésima vez ese día, incline mi cabeza y di una oración silenciosa. Abriendo mis ojos, mire a mí alrededor. Los fardos de los misiles que estaban montados en el frente de las unidades de mejora del Super Valkyrie sobresalían visiblemente a mis 2 en punto y 11 en punto, justo detrás del sello de la cabina delantera hasta la popa. Esta era una maldición necesaria. Para poder apiñar los motores, combustible y armas que hacían el Super una maquina tan poderosa, los ingenieros tuvieron que hacer los habitáculos que los contenían, extremadamente largos -más de lo que cualquier piloto de combate quisiera- y como resultado no podíamos ver nada de lo que tuviéramos a los lados o detrás de nosotros. Aun así, no había nada que hiciera que un piloto de combate cambiara su Super, a pesar de la vista. Este bebe era nuestro as bajo la manga.
Destape mis oídos y selle mi casco. Mire hacia las caras en mi panel de instrumentos: Beki, Lisa, Casey y Waylan. Era hora de ir a trabajar.
"Líder Machete esta arriba, Botón Nueve," llamo el Tte. May.
"Machete Uno, Dos esta listo," llamo el hombre ala del Tte. May.
"Machete Uno, Tres esta listo," indico su otro hombre ala.
Para coordinar mejor la gigantesca fuerza que estaba apunto de lanzarse al espacio, estabamos usando nombres claves preasignados, que en este caso se convirtió en nuestro identificador de escuadrón -"Machete"- seguido por nuestro "numero de sección" y posición. Como el líder del primer grupo de ataque, el Tte. May era Líder Machete y como líder del segundo grupo, yo era Machete Dos.
Las cosas se estaban moviendo rápidamente, ahora y apreté el botón del micrófono en el acelerador. "Machete Dos esta listo," llame.
En una rápida secuencia, mis alas se registraron. "Machete Dos, Dos esta listo," dijo Cochran.
"Machete Dos, Tres esta listo," indico Lukavich.
Y así, hasta que todo mundo estaba listo para rodar.
Revisión de controles de vuelo, revisión de sistemas, revisión de navegación. Todo estaba listo y con lo que pudiera haber sido mi ultimo saludo, salí de mi espacio de estacionamiento, sintiéndome repentinamente solo y vulnerable. Josh no iba a estar ahí por primera vez desde que empece a volar en combate, y no podía mas que tomarlo como una mala señal.
Hoy no había lanzamiento de catapulta. Esta vez sólo nos deslizamos hasta el arco para que los armeros pudieran quitar los seguros de nuestras armas, después llevábamos nuestros cazas hacia el frente de la cubierta de vuelo hacia el espacio. La tripulación de cubierta nos saludaban y agitaban las manos mientras salíamos y ese día sentí una electricidad en el vacío que nunca había percibido antes, aunque estaba seguro que siempre estaba ahí. Podía sentir a la gente a mí alrededor y su deseo de vernos regresar sanos a casa. Era una extraña camaradería, escalofriante por su intensidad. No había duda que la tripulación estaba deseándonos éxito desde sus corazones y alma -estarían muy aliviados de vernos regresar a salvo a casa.
"Machetes Botón Once," llamó el Tte. May cuando el último miembro del escuadrón salió de la cubierta de vuelo.
Una vez mas una rápida inspección y esperamos. Cuando el último caza de la fuerza de ataque despego de la nace, el Capitán Gloval salió al aire y se dirigió hacia nosotros. Muchos de los que escucharían sus palabras no regresarían.
Mientras Gloval hablaba, torcí mi cuello hacia atrás y observe a los cazas apilados sobre mí. Se veían mucho más numerosos que las estrellas. Por mi ala derecha podía ver cientos de Cruceros Zentraedi manteniendo formación con el SDF-1. Era la vista mas extraña que había vista, todavía. Hace tres días mi nave -mí planeta- estaba ocupado en una lucha a vida o muerte contra estos mismos cruceros, y ahí estaban todavía. Unidos por una meta común -o quizá, mas precisamente, una necesidad desesperada, común.
El indicador de dirección -un par de flechas azules en mi HUD, que indicaban donde estaba mi blanco- se deslizaban lentamente hacia la izquierda y hacia abajo mientras nos acercábamos a la Gran Flota de Dolza. Los números en el centro MFD se desplazaban suavemente, mientras los paquetes de ataque eran actualizados por el Sistema de Enlace de Datos LPI del SDF-1.
"Será necesario que todos ustedes observen un silencio total en todas las frecuencias, para que podamos dañar las comunicaciones del enemigo. Buena suerte y que Dios los regrese a todos ustedes a casa."
Ahora, cuando el Capitán nos pidió que estuviéramos fuera del radio para que las comunicaciones del enemigo fueran entorpecidas, esperaba que hubiera algún tipo de interferencia o disruptor de alta tecnología - aun quizás estática. Pero no estaba preparado para la música que empezó a escucharse en mis oídos, ni mucho menos la voz de Lynn Minmei.
"¿Qué diablos?" me pregunte. Después me di cuenta. Por su puesto, la flota de Dolza jamas había sido expuesta a la "Cultura Microniana". Si los pasados eventos eran una predicción de las modas futuras, las fuerzas de Dolza se encontrarían a sí mismas en una completa confusión. O cuando menos, se encontrarían imposibilitados de comunicarse los unos a los otros, reduciendo drásticamente su efectividad.
Los propulsores en el Super Valkyrie de rayas negras y doradas del LCDR Hunter brillaban lucidamente y él aceleraba hacia adelante con la primera ola de la fuerza de ataque. Cinco segundos después, LCDR Plog se lanzaba con la segunda ola. Baje mi mascara contra reflejos y recorrí mi lista. "Misiles armados. Interruptor maestro encendido. Bombas de combustible en posición de emergencia. Propulsores anclados," me repetía, revisando que todo estuviera en orden. Estando en el lado izquierdo de la quinta ola, veía al grupo de Plog salir disparados y espere por lo que parecía una eternidad hasta que mi turno llegó quince segundos después. Con un repentino despliegue de confianza, presione mi acelerado hasta la posición de "Sobremarcha" y fui presionado contra mi asiento con una fuerza de 4.7G.
Con un ligero movimiento de la palanca, descendí hacia la izquierda hacia mi objetivo. Las reglas del juego eran simples y directas. Se suponía que la fuerza de ataque abriría un cono, justo en el corazón de la flota alienígena -la nave de comando de Dolza- lo cual le permitiría al SDF-1colocar la batalla justo en la puerta de entra del comandante alienígena. Los cazas que llevaban armamento Reflex tenían asignados dos objetivos primarios y un tercero como alternativo, con múltiples cazas asignados a cada blanco. Como siempre, se esperaba que los rangos de desgaste fueran altos y se esperaba que los cazas que no pudieran llegar a sus objetivos, fueran cubiertos por aquellos que si lo lograran.
Mientras aceleraba hacia mi objetivo primario -un Queadol Magdomilla, no diferente como el que Josh y yo habíamos destrozado no hace poco- mire hacia la izquierda y derecha. Lukavich y Cochran estaban haciendo un buen trabajo, meciéndose hacia los lados detrás de mi caza para cubrirme mientras hacia mi penetración.
Me estaba acercando muy rápido ahora, mientras mi Super continuaba acelerando. Nerviosamente, revise el estado de mis interruptores, una vez mas, particularmente la Arma Maestra. Seria muy malo tener el blanco en la mira y no poder disparar porque la Arma Maestra estaba apagada.
Jale los propulsores a punto muerto y me deslice hacia la nave alienígena a mas de 30,000 pies por segundo. El RWR empezó a gritar en mi casco, pero lo ignore. Con todo el poder disponible que tenia, podía fácilmente evitar cualquier misil que se aproximara, como un torero esquiva un toro embistiendo. El canto de Minmei estaba también bramando en mis oídos y baje el volumen -todos los pitidos, tonos, silbidos y música estaban empezando a afectar mi concentración.
Seguí mi perfil de ataque, exactamente como lo había hecho anteriormente, pero a un radio de acercamiento de 30,000 pies por segundo, tenia menos para tomar decisiones. "Misiles armados. Interruptor maestro encendido. Bombas de combustible en posición de emergencia. Propulsores anclados," repetí en voz alta una vez más.
El haz amarillo en mi HUD pasó a rojo y presione dos veces el botón de la palanca con mi pulgar y mientras veía como mis misiles de fuera de borda salían disparados. Jale la palanca hacia atrás y hacia la izquierda, pise una vez mas el propulsor hacia "Sobremarcha". No quería estar en los alrededores cuando esos misiles se cocinaran dentro de esa nave. Revise a mis hombres ala una vez mas y vi que todavía estaban conmigo.
Mientras me mecía dentro de la formación alienígena, tratando como demonio de evitar golpear uno de las gigantescas naves verdes que literalmente cubrían el cielo, cientos de relámpagos brillantes iluminaban la oscuridad cuando nuestros misiles conectaban con sus blancos. Me dirigí hacia mi blanco secundario y repetí el proceso. Esta vez, sin embargo, el aviso de misiles que chillaba en mi casco era muy real y una serie de brillantes puntos rojos se encendieron fatalmente tanto en el HUD como en mi Pantalla de Detección de Amenaza.
"Cielos..." suprimí la urgencia de maldecir y cambie a modo Guardián. Girando hacia la derecha, presione mis propulsores a sobremarcha y salí disparado fuera del camino de todos los misiles que se dirigían hacia mí. Observe rápidamente hacia abajo y hacia la izquierda y vi sus rastros curvos mientras iluminaban los pies de mi Guardián.
De regreso hacia la derecha, potencia máxima. 4.8Gs. Gruñido. Propulsores a punto muerto. Objetivo aproximándose. Lanzamiento de misiles. Tono del casco. Misiles aproximándose. Objetivo aproximándose. Luz amarilla... luz amarilla... Misiles... objetivo... cerca... cerca... cerca... Luz amarilla. ¡Maldita sea! ¡Apúrense! Cazas aproximándose. Dios, apúrense por favor. Objetivo aproximándose, misiles aproximándose, cazas aproximándose. Luz roja, luz roja. Dos disparos. Jalón a la izquierda, propulsores a potencia máxima. 4.9Gs. Gruñido. Tamo, tamo, tamo. Tono silencioso. Propulsores a punto muerto. Explosiones. Dios, grandes explosiones.
El último blanco se acerca. Cazas por detrás. No puedo esquivarlos. No puedo parar. Debo salir. Vamos, vamos, vamos. Jalón hacia la derecha, a toda máquina. 5Gs. Esto esta empezando a lastimar. Los chicos malos no pueden acercarse a nosotros debido a nuestra aceleración. Cazas adelante. Selección de misiles: Stiletto. Luces rojas. Dispara, dispara, dispara. Explosiones... escombros... Selección de misiles: Angel de la Muerte. Blanco adelante. 200 millas y acercándonos rápidamente. Dios del Cielo que nave tan gigantesca. Aproximándonos, aproximándonos... amarillo... rojo... dispara. ¡Dispara!
De regreso con la palanca. A toda maquina. Todavía en modo Guardián. Sigan avanzando. Partida vertical. ¡Machete Dos, misión cumplida!
Miro hacia atrás y veo a las verdes naves alienígenas volviéndose cada vez más pequeñas y más pequeñas -y muchas de ellas explotando para convertirse en polvo. Propulsor a punto muerto. He quemado mucho combustible. El SDF-1 nos llama para decirnos que salgamos del área. Vamos muy adelante de ustedes, compañeros.
Es hora de ver los fuegos artificiales.
Nada pasa por lo que parece una eternidad. ¿Estará muerto el SDF-1? ¿Habrá fallado? ¿Estará muerta mi familia? ¿Moriría aquí en el frío vacío o moriría en un planeta muerto?
Entonces paso. La explosión más grande, más salvaje y más terrible que la humanidad jamas haya visto. Los gigantescos cuarteles generales de Dolza, de michas millas de alto, muchas millas de grueso, estallan en una gigantesca bola de fuego morada. ¿Morada? Mi palabra. La Robotecnología, aveces, tiene algunos efectos secundarios. La energía de la explosión se extiende a lo largo de toda la formación alienígena y barre con toda la flota enemiga como un borrador se come el polvo de gis. Jesús, Dios, con razon nos dijeron que nos quitáramos del camino.
Estoy deslizándome a lo largo, muy arriba... muy arriba... viendo como desaparece la flota alienígena. Cochran y Lukavich están en mi ala. Pronto, otros Valkyries, elegantes y poderosos, se alienaron con nosotros como aves de presa gigantes, normalmente listas para atacar... ahora simplemente nos contentábamos en observar con un abrumador asombro. En poco tiempo estaba guiando a casi 50 de ellos -sobrevivientes veteranos de la guerra mas devastante de la Tierra- y estabamos deslizándonos en nuestra órbita, fijándonos en la carnicería y devastación de abajo. Yo los veía. Ellos me veían. Ellos me seguirían sin importar a donde fuera y sabia a donde quería ir.
Mientras el polvo de la batalla se asentaba en la atmósfera, tome el mando y me deslice perezosamente alrededor del planeta Tierra, viendo como el sol salía y se ponía en nuestras narices y nuestros espejos. Increíblemente, estabamos vivos y era tiempo de sentarnos y saborear la belleza de nuestro mundo... y de la vida.
Desde abajo y hacia la izquierda, el Valkyrie de Joshua se deslizaba hacia mí, perfectamente como tantas veces antes y sonreí brillantemente. Mi amigo estaba vivo y estaba realmente feliz. Tome el micrófono, los recuerdos de camaradas caídos y seres queridos idos pasaron por mi mente. "Es mucho mejor lo que estoy haciendo ahora que lo que jamas haya hecho antes... es mucho mejor..."
"Amen."
por Jason W. Smith
Julio 1995
traducción
Gerardo Campos De León
Julio 1998
Copyright © 1995-98 by Jason W. Smith
(Nota del autor: Este es un trabajo de ficción. Cualquier similaridad a eventos, personas, etc. actuales es pura coincidencia --aun si fue intencional)
Basado en los personajes y situaciones de
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Última Fecha de Revisión: 4 de Noviembre de 2000