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Parte IX: Crucero

Capítulo 43 - Volver a Empezar

La destrucción de la Gran Flota de Dolza, proporcionó el ímpetu para un fin rápido a la Primera Guerra Robotech, pero lo que nosotros, los vencedores, ganábamos por nuestro esfuerzo no era el final romántico que esperábamos. El camino a la felicidad y a la paz, ya largo y arduo, tenia todavía muchos kilómetros por recorrer -y esos no serian más fáciles. La Tierra era como una roca devastada y abrasada y la humanidad quedo pendiente de un hilo. Todas las grandes obras de la civilización habían sido destruidas por la lluvia de la muerte de Dolza. No mas monumentos. No mas bibliotecas. Casi todo por lo que la humanidad había trabajado tan duro para aprender en los últimos diez mil años estaba guardado cuidadosamente bajo tierra o en las bases de datos y bibliotecas del SDF-1, Prometeus y Dedalos.

Los sobrevivientes de la última gran batalla de la Primera Guerra Robotech se encontraron imposibilitados de reconocer al mundo, ahora árido, que habían peleado tanto por proteger. Se veía tan muerto e inhabitable como Marte, solo que peor. Los grandes fuegos que consumían el planeta después del ataque de Dolza metió en un desorden al ecosistema de la Tierra. Tormentas de arena, sequías, inundaciones, frentes de frío glacial, horrendas tormentas y monzones que duraban meses, la Tierra se estaba ajustando y lo único que podíamos hacer -perdonen la expresión- era aclimatarnos dentro de nuestra gigantesca nave.

Esa nave era por supuesto, el SDF-1. Ella era una arma bella, pero estaba claro que sus mejores días, definitivamente, habían quedado atrás. Ella había peleado mucho y duro para traernos a casa y lo hizo fielmente y sin queja alguna. Cuando la llamamos durante el clímax de la batalla con la Gran Flota, lo realizo brillantemente, pero lo hizo a costa de su propia vida. La gigantesca dama había dado todo lo que podía dar en ese terrible día de Junio y haciéndolo se había condenado a sí misma a una vida en el fondo de uno de los millones de cráteres dejados por el bombardeo final de la Gran Flota.

Como cualquier gran catástrofe, la adaptabilidad de la humanidad fue puesta a prueba y fue una prueba que paso de colores. La población del SDF-1, compuesta, en parte, de algunas de las mentes más brillantes del planeta -ingenieros, doctores, científicos, botánicos- empezaron a crear una avanzada en los llanos áridos de Norteamérica. Pasaría casi un año antes de que el polvo bajara lo suficiente para propulsar con energía solar a los pioneros. Mientras tanto, reactores de Protocultura eran usados para proporcionar energía y una pequeña comunidad empezó a levantarse alrededor de la gigantesca fortaleza de batalla, completa con negocios, calles, una pequeña y sucia aeropista y un sistema de transporte elevado para trasladar personal entre la nave y la ciudad conocida como Nueva Macross.

Como medida de protección, se estableció una BARCAP de trescientas millas, recorrida por cuatro escuadrones de Valkyries operando en turnos de tres horas. Era un trabajo demandante y debido al mal clima, humo, niebla y/o polvo, a menudo era conducida bajo IMC (Instrumentos de Condiciones Meteorológicas). Una tarde, solo por gusto, decidí ver que tan alto estaba el nivel de nubes. Perdí la vista del suelo a solo 30 metros AGL y no alcance a ver claridad hasta que alcance treinta y tres mil metros de altura. Que los cielos estuvieran limpios a tan alta altura no era de mucha ayuda, ya que nuestra altitud típica para la misión era de alrededor de siete mil metros.

Pasando tres horas abriendo agujeros entre el polvo, nubes y bruma que llenaba la atmósfera y la oscurecía completamente de cualquier referencia visual externa, era un trabajo peligroso que requería concentración completa. La mayoría de nosotros habíamos tenido una limita experiencia de volar con instrumentos y la mayoría de la que teníamos era en los simuladores. A la hora en que un piloto inexperimentado en vuelo en instrumento salía de una misión de este tipo, él estaba exhausto mental y físicamente. Aunque un traje de vuelo sudado y un dolor de cabeza tremendo era a menudo el único galardón por su labor, él no se quejaría, ya que haber sobrevivido era recompensa suficiente. Una falla de instrumentos o unos momentos de desatención y uno fácilmente podría estar haciendo espirales hacia el suelo sobre el "Agujero de Bala del Este." Había maneras más glamorosas para morir.

Durante las patrullas, éramos dirigidos por nuestros controladores a lo largo de terreno achicharrado de Norteamérica. Haciendo transmisiones ciegas en diferentes frecuencias, intentábamos establecer contacto con otros sobrevivientes del Holocausto. Aunque frustrantemente inútil al principio, esta política eventualmente trajo frutos cuando se logro comunicación con otras comunidades y pueblos que habían nacido de las cenizas que era la Tierra y el SDF-1 empezó lentamente a expandir su paraguas protector para alojar a estos sobrevivientes.

Con la única facilidad de soporte para Cazas Veritech y Destroids en la región, el SDF-1 estableció una pequeña red de mantenimiento para otras unidades sobrevivientes del RDF y en poco tiempo se convirtió en el centro de una vasta - si no despoblada- infraestructura de defensa que cubría un gran pedazo del continente Norteamericano. Mientras nuestra situación se estabilizaba, los escuadrones se desprendían de manera temporal para asistir en los esfuerzos de reconstrucción y para proporcionar algo de inspiración de orden al cual pudieran tomar los sobrevivientes durante un tiempo muy turbulento.

A pesar de nuestros mejores esfuerzos, manteniendo la paz se convirtió en una tarea atemorizante -y a veces decepcionante. Después del climático fin de la más grande batalla de la Primera Guerra Robotech, miles de naves Zentraedi -tanto aliadas como adversarias- se estrellaron en el planeta. En poco tiempo, una serie de conflictos regionales hicieron erupción por todo el planeta como fuerzas sobrevivientes que continuaban la batalla que habían iniciado en el espacio. Los restos funcionales de la Flota Clase Imperial de Dolza estaban cazando a los sobrevivientes de la Gran Flota de Dolza, así como de otras fuerzas sobrevivientes Zentraedi que presentaran una amenaza inmediata al planeta. Con todas sus fuerzas, pero careciendo completamente de Protocultura para alimentar sus reactores, se esperaba que la presencia temible y carismática de Breetai lograra convences a esas fuerzas Zentraedi a que se unieran a nuestro bando. El hecho de no lograrlo requeriría una batalla prolongada para eliminarlos y era seguro que las naves de Breetai estarían lejos por cierto tiempo -si es que sobrevivían.

Aunque un gran número de naves Zentraedi Aliadas estaban en la órbita terrestre, eran cascos destartalados. Canibalizados por sus partes y energía para restaurar una minúscula porción de la flota de ataque de Breetai, esas naves eran solo una fachada y servia solamente como un débil intento de parecer fuertes y dar al enemigo atacante un momento de duda. No tenían ninguna otra función.

La ausencia de activos orbitales para moderar la batalla de la superficie indicaba que era mas de lo mismo para los escuadrones del SDF-1. Como era antes, los agotados pilotos de la fortaleza de batalla eran lanzados a la brecha, en un esfuerzo de forjar paz de la guerra. Del 25 de Junio al 24 de Julio de 2011 -casi cuatro semanas- pasamos la mayoría de nuestro tiempo salíamos corriendo hacia nuestros cazas para combatir con nuestros amigos alienígenas. Una serie de movimientos frontales aclararon el polvo espeso y alejaron la bruma, proporcionando una visibilidad excelente por el momento. Los Zentraedi, deseosos de combatir después de una abstinencia postergada, tomaron la oportunidad de lanzar una serie de ataques contra los miembros sobrevivientes del RDF y sus aliados Zentraedi y ellos tuvieron éxito en convirtiendo nuestra tenue red de comunicaciones y orden en un completo desorden. Volando en el anillo BARCAP exterior, donde la mayoría de mis enfrentamientos, durante este periodo fueron de largo alcance, de la variedad "dispara y olvida", aunque, tristemente, había tenido mas de una pelea en el campo.

Aunque la aparición de esas fuerzas enemigas nos costaba mucho en daños y bajas, también tenia la ventaja de ubicar las posiciones de naves Zentraedi previamente ignoradas o indetectadas. Grandes contraataques eran realizados contra esas, estrelladas pero activas, naves Zentraedi, quienes usaban tierra, nubes y oscuridad para cubrir todo lo posible. Aunque pase la mayor parte de mi tiempo durante esas escaramuzas proporcionando protección a aquellos aviadores valientes que presionaban sus ataques donde el fuego estaba mas caliente, también tenia mi participación en duelos con las baterías antiaéreas enemigas. Los resultados netos de esas escaramuzas eran impresionantes, y con el tiempo, a pesar de la carestía en partes, municiones y pilotos, no solamente asegurábamos el control sobre la pequeña definida zona de protección Norteamericana, pero se empezó a expandir. Como siempre, nuestras victorias eran todo menos no dolorosas, mientras todas las defensas Zentraedi, sin contar los cruceros enemigos severamente dañados, eran formidables, por así decirlo. El final, nuestro éxito, como siempre había sido, llego con una etiqueta de precio muy cara.

Fue después de una escaramuza que perdí a un buen amigo y mentor. El 11 de Julio de 2011, "Ogro" Sprabary anoto su muerte número 207 mientras llevaba a su escuadrón en una misión de Patrullaje Aérea de Combate y Rescate (RESCAP - Rescue Combat Air Patrol) para proteger a un piloto de combate quien había saltado en paracaídas sobre los arboles, después de recibir un misil tierra aire (SAM Surface-to-Air Missile). Inexplicablemente, el Valkyrie de Ogro perdió potencia en medio de esa lucha, particularmente feroz y fue obligado a salir de su nave sobre un terreno medio montañoso y densamente arbolado.

Abarrotado entre el suelo y una pesada neblina, llegue a la escena con otros cinco cazas y me puse a cargo de la fuerza RESCAP mientras el previo comandante en batalla partió con sus jets para reabastecerse. La fuerza de combate Zentraedi de Raulon'ves re retiraron justo en el instante que llegue a mi estación y si había tiempo para recoger a mis camaradas, era ahora. Casi setecientas millas nos separaban del SDF-1, sin embargo, los intentos repetidos de obtener un helicóptero SH-85 Sea Sergeant fueron completamente inútiles.

SH-85 "Sea Sergeant" Anti-Submarine/Cargo/Rescue Helicopter

Mientras rodeaba sobre el área donde descendió Sprabary, hablaba con él por radio. "Ogro Uno, Sand Pebble Uno. ¿Cómo te va Jimbo?"

"Sand Pebble Uno, Ogro Uno. Muy bien por ahora. No puedo ver absolutamente nada de entre estos árboles, pero los escucho claramente. ¿Dónde están los helicópteros?"

Espere, después conteste, "Estamos trabajando en eso ahora. Aguanta un momento, nosotros iremos por ti."

La pasa antes de su transmisión me dijo lo que ya sabia. "Correcto, Sand Pebble Uno. Entiendo."

"Aguanta ahí Jimbo, te sacaremos. Solo aguanta un rato hasta que pueda obtener ayuda para ti." Cambie a mi frecuencia del Botón Cinco y llame al SDF-1. "Ojo de Toro, Ojo de Toro, aquí Sand Pebble Uno. ¿Dónde están esos Ocho-Cinco?"

"Sand Pebble Uno aquí Ojo de Toro. Los helicópteros saldrán hacia usted en poco tiempo. Estamos esperando autorización."

Casi escupía. "Ojo de Toro, aquí Sand Pebble Uno. ¿Esperando autorización? ¿Que diablos significa eso? Tengo dos hombres derribados en el suelo en este momento y el cielo esta tan claro como una campana. Necesito esos helicópteros ahora mismo -rápido no es suficiente. Dígale a los PJ que los envíe fuera." Los PJ eran, por supuesto, los Paracaidistas de Rescate, conocidos a todo lo ancho por el feroz empeño que traían cuando rescataban pilotos derribados.

"Sand Pebble Uno, entendido."

No podía creerlo. Aquí estaba acompañando a dos camaradas caídos en cielos despejados y no había una manera para sacarlos de ahí. Evalúe mis opciones y me encontré que no tenía ninguna. Tenia veinte cazas en posición, de los cuales ocho habían recibido daños de combate. De mi fuerza completa solamente cinco estaban fuertemente armados y el resto estaban casi exhaustos. Nuestros amigos alienígenas regresarían pronto cargados de parque y con refuerzos y si no obteníamos rápido los helicópteros de rescate, no habría oportunidad de sacar sanos y salvos a Sprabary y su escuadrón en tierra.

Los Sea Sergeant eran nuestra única esperanza. No había manera para un Valkyrie levantara a nuestros compañeros fuera del bosque. Sin embargo, bajo una escolta armada, los helicópteros pueden descender rápidamente, sobrevolar sobre el punto donde nuestros pilotos se localizaban, lanzar un PJ entre los arboles con el dispositivo de recuperación "Penetrador de Selvas" y pescar un piloto y sacarlo de ahí en un momento. Un dispositivo de forma de cincel, filoso con asientos replegables, amarrados en la punta del cabrestante y del sistema de cable, el Penetrador podía abrirse camino por el bosque como un cuchillo en la mantequilla y así sacar a nuestros camaradas a tiempo para llegar a cenar con el Almirante Gloval.

Era tan simple que no se hacía. Rogaba y pedía a nuestra nave que enviara helicópteros desde hace media hora, pero era inútil. Mientras maldecía a los controladores en la radio, un tono trino en mi casco anunciándome el regreso de los Raulon?ves, rearmados y listos por mas sangre. Ordene al escuadrón de protección que los interceptaran, entonces salí de mi órbita y acelere para llegarles por el lado derecho. Sobrepasados en seis a uno, con poca munición y sin ayuda, no teníamos una gran oportunidad.

Peleamos tenazmente sobre el terreno accidentado, usando nuestra maniobrabilidad superior sobre los Raulon've en nuestra ventaja. Aun así, los RV's tenían todas las cartas. La pelea se arremolino desde el suelo hasta casi once mil pies mientras luchábamos para permanecer vivos en este cielo mortal y apremiante, pero estabamos muriendo. Rolando, girando, picando, estirando, poníamos nuestros corazones en la batalla y logramos derribar un gran numero de cazas alienígenas. Pero, estabamos condenados a fallar.

Lance una ráfaga a un par de Dardos que aparecieron enfrente de mi nariz, después me quebré a la izquierda, mi vista cerrándose y volviéndose gris mientras la sangre se salía de mi cabeza. Mientras gruñía ante las fuerzas G que me aplastaban en mi asiento, una serie de golpes sonoros me llenaron de temor. Mi Valkyrie tembló mientras hacia un giro inverso y jalaba la palanca hasta atrás, esperando sentir el acero incandescente pasar por mi piel en cualquier momento. Un RV verde moteado paso rápidamente junto a mí, mientras me clavaba hacia los arboles que se encontraban abajo, jalando con todo lo que podía, para no estrellarme con las colinas. El tiempo se detuvo hasta un alto total mientras el suelo se apresuraba a encontrarme. Por el instante más breve, mi confiable montura resistió mi comando. Mi mano me dolió como para soltar el propulsor y jalar la manivela de expulsión, pero la desafié. Lentamente -y agonizantemente- la nariz se asomo hacia el horizonte, mi visión oscureciéndose y cerrándose una vez mas, mientras apretaba todos los músculos de la parte baja de mi cuerpo, lo mas fuerte que podía en un esfuerzo para protegerme de la presión. Apenas un metro separaba la barriga de mi Valkyrie del terreno que se encontraba debajo de mí, mientras mi caza corregía su clavada y se nivelaba encima de los arboles. Jale hacia delante y hacia atrás, buscando frenéticamente sobre mis dos hombres, buscando por cualquier RV que se hubiera pegado a mi cola, pero el cielo estaba vacío.

Corregí mi curso y cargue dentro de la refriega, la cual se estaba extendiendo en una área cada vez más grande. Los misiles y disparos cubrían el cielo. La Muerte estaba por todos lados. De pura suerte, el líder de la fuerza Zentraedi - como lo demostraban las marcas en su fuselaje- apareció enfrente de mí, yo gire detrás de él, sintiéndome desnudo y temeroso mientras otros cazas enemigos salieron de todas direcciones. Apreté el gatillo de la palanca, mientras él giraba hacia la izquierda y dispare mis ultimas treinta caras justo en su nariz, después observe mi sexta muerte del día (Oficialmente se me daría crédito con otras cinco durante la salida) explotaba con un relámpago brillante y con una lluvia de piezas derretidas de metal que caía hacia el bosque. Quebrándome hacia la derecha, pase rápidamente entre un par de colinas y me robe un vistazo detrás de mí. Las naves Zentraedi estaban regresando a casa y sentí por un instante breve que habíamos tenido éxito. Estaba equivocado. La fuerza que estaba partiendo solo estaba abriendo espacio para otra fuerza que venia -unos cincuenta Raulon'ves- a tomar su lugar. Con un grumo en mi garganta, ordene a los once Valkyries sobrevivientes que salieran de ahí y nos lanzáramos hacia la casa... no había nada mas que pudiéramos hacer. Absolutamente nada.


Aterrice mi Guardián en la cubierta del Prometeus con una rabia cegadora y después de ordenar que mi caza y los de mis compañeros fueran rearmados, me dirigí hacia el puente y demande respuestas.

"¡¿Cuál demonios es el problema aquí arriba?!" Rugí, buscando al capitán de la nave. Mi cara estaba roja de ira y frustración.

"¿Cuál es el problema, Teniente?" preguntó el Jefe Aéreo, obviamente disgustado de que haya irrumpido en su puente en mi manera claramente no militar.

"¡Quiero saber que diablos les pasa gente! ¡Acabo de perder nueve cazas, por que ustedes, bastardos, no saben como mandar un helicóptero cuando se necesita y quiero saber quien diablos es responsable!"

"Va tener que llevar eso con el Capitán Ruddman, Teniente. Y a partir de ahora le sugeriría que se dirigiera hacia mí como 'Señor' o 'Comandante', Teniente."

"Lárguese al demonio, Comandante," sisee, dando media vuelta y regresando hacia mi avión.

Mientras regresaba hacia la cubierta de vuelo, agarre a un piloto de combate por el cuello en el corredor y le dije que encontrara al LCDR Plog y le dijera que alcanzara a todo los pilotos de Valkyrie que pudiera en el aire y que lo enviara a mi posición, sin retraso e independientemente de las ordenes. "Tenemos amigos en el suelo que necesitan que los ayudemos, las ordenes se pueden ir al demonio y te juro, que si no le dices, regresare aquí y personalmente destrozare tus nueces. ¿Entendido?"

Dos minutos después, me trepe en la escalera de abordaje de mi Valkyrie. Mi capitán de nave me advirtió sobre tomar mi caza dañado al aire otra vez, pero estaba tan enfocado en sacar a Ogro del bosque como para preocuparme.

"¿Puede volar, no?" demande.

"Si, señor, pero sin haberla revisado, no hay manera de que..." balbuceo

"Bájate de la escalera, a menos que quieras ir conmigo," le ordene.

Mi capitán de nave brincó desde el caza como si fuera fuego, y salí del Prometeus con siete Valkyries en remolque. El director de vuelo llegó en el radio y nos ordeno que regresáramos a la base. Dejamos que comiera estática.

Mientras volábamos hacia el área donde Sprabary fue derribado, me recargue impacientemente en el propulsor, tratando de exprimir un poco mas de velocidad a mi caza. Estaba comportando muy bien y ore por que nada crucial haya sido dañado por el caza Zentraedi verde moteado. Una eternidad pasó antes de que llegáramos a la escena y empece a llamar a ciegas en el Guard (la Frecuencia de Emergencia) buscando a Ogro y a su compañero de escuadrón, así como cualquiera de los pilotos de combate que hayan saltado de sus aviones durante la pelea.

"Sand Pebble Uno en Guard. ¿Alguien me escucha, cambio?" esperé. "Sand Pebble Uno en Guard. Sand Pebble Uno en Guard. ¿Alguien me escucha, cambio?" No había ninguna señal de los hombres que estaban en el suelo mientras circulaba sobre el bosque.

"Sand Pebble Uno, aquí Pistolero Uno. En estación con nueve." Era la voz de Plog.

Mire hacia arriba y vi nueve hermosos Valkyries iniciando una lenta y suave órbita sobre mi cabeza, esperando mis ordenes. Después nueve mas aparecieron.

"Sand Pebble Uno, aquí Husky Uno. Te cubro desde arriba, en posición con nueve chicas." Era Josh. Me permití una breve sonrisa.

En veinte minutos, mas de cincuenta Valkyries, todos completamente armados y listos, formaron parte de mí improvisada fuerza de rescate. Sabia que mi insubordinación me iba a costar cara esta vez, pero no me importaba. Mis amigos me necesitaban y no quería morir sabiendo que no lo había intentado. Además, que iban a hacer. ¿Enjuiciar marcialmente a todos los pilotos de la nave? No lo creo.

Mi pantalla de radar de amenaza empezó a cambiar de color. Dos grupos de mas de sesenta Raulon'ves, habiendo escuchado mis llamadas en el radio, llegaron rugiendo para pelear, si duda esperando solo la fuerza de Josh y Plog de 18 Valkyries. No puedo imaginar la sorpresa en sus caras cuando se dieron cuenta de que había otros treinta y tres de nosotros, completamente armados, orbitando bajo donde las montañas nos cubrían de su radar hasta que era demasiado tarde.

Molestos por la perdida de once de nuestros amigos, la Fuerza de Rescate no tuvo problemas en destruir o dañar severamente a todos y cada uno de los RV que enviaron a pelear con nosotros, sin sufrir ninguna perdida. Sume dos mas a mi cuenta de esta tarde y después continúe a la búsqueda de mis compañeros aviadores. Mientras el sol empezaba a ponerse, envié a casa a la fuerza de recate, escuadra por escuadra, hasta que la mía era la única en la estación. Mis llamadas repetidas continuaron sin respuesta, sin embargo, resignadamente decidí que era hora de terminar la búsqueda, por el día. Bajando hacia las copas de los arboles, coloque mis propulsores en sobremarcha, coloque la nariz hacia arriba y gire mi Valkyrie tres veces como saludo a mi amigo James "Ogro" Sprabary, el hombre que me había enseñado mucho.

A pesar de que regresamos cada día por seis días mas, dominando los cielos sobre nuestros adversarios Zentraedi, nuestros esfuerzos de búsqueda fueron en vano. Obtuve cuatro mas muertes durante este periodo, pero fueron un pequeño consuelo y encontré una renovada amargura en lo que el destino había traído -y un odio por un hombre que jamas había conocido Capitán Carl T. Ruddman.


Yo nunca había visto, ni escuchado sobre el Capitán Ruddman antes y a pesar de mis mejores esfuerzos, no logre que me viera. Por el lado bueno, quizás esto era lo mejor, ya que no hubiera querido ir a juicio por intento de asesinato.

Descargue la culpa de la perdida de Sprabary solamente en el Capitán Ruddman, ya que fue su política la que ocasiono que lo perdiéramos. "Esperando autorización." Esas palabras resultaron en la muerte de once hombres. En pocas palabras, la nueva política no permitía que se enviara un helicóptero de rescate a menos que un piloto del Comando de Rescate (Rescom) haya hecho una identificación positiva de la posición de los aviadores caídos. Esta era, sin lugar a dudas, la regla más estúpida jamás escrita, ya que retiraba la autoridad de un rescate lejos de la persona más cercana a la acción -el comandante en estación. Después de una severa objeción de la comunidad de pilotos de combate la regla fue rescindida, pero eso no paso a tiempo para salvar al as número 10 en muertes de la RDF, 1er. Tte. Kevin James "Ogro" Sprabary, su compañero de escuadrón no los otros nueve enviados a salvarlos. Esta horrible -e innecesaria- vidas perdidas serian por siempre recordada como "El Disparate de Ruddman".

Uno esperaría que tal tontería seria el fin de una carrera naval, pero Ruddman tenia aun muchos trucos bajo la manga y lamentablemente, volveríamos a escuchar de él otra vez.


Una armonía, y sobre todo un esfuerzo por parte de las Fuerzas Aliadas, mutilaron severamente a los sobrevivientes Zentraedi organizados en los segmentos central y oriental del continente Norteamericano. De frente a una repentina aniquilación, el grueso de esas fuerzas iniciaron una retirada organizada a mas allá de las zonas montañosas del este y del oeste, as como a las tierras áridas del sur. Algunos de esos Zentraedi, mas tarde buscarían -e involuntariamente se les otorgaría- comida, refugio, ciudadanía y protección por gobiernos locales, un descuido que ocasionaría mucho sufrimiento mas tarde. El grueso de los beligerantes Zentraedi que quedaban, volaron hacia la seguridad comparativa de América del Sur, sonde el RDF era casi inexistente. Imposibilitados de enviar fuerzas para detenerlos, no teníamos mas opción que dejarlos volar y la carnicería que dejaron en su huida era realmente repulsiva.

A finales de Julio, los conflictos regionales que consumieron Norteamérica y buena parte del mundo, llegaron lentamente a un fin. Aunque quedarían batallas que pelear, oficialmente se declaro que la Primera Guerra Robotech llego a su fin. Habíamos peleado por mas de dos años para lograr la victoria, pero había llegado a un precio que jamas se había pagado en la historia humana: miles de millones de inocentes sacrificados en la Lluvia de la Muerte Zentraedi, un planeta próspero reducido a un poco mas que una ceniza, una civilización completa llevada a la orilla de la extinción. La magnitud de esta desafía cualquier descripción. Algunos señalaron que podían oler el hedor de la carne humana quemada por meses después de la "Solución Final" de Dolza, y no lo dudo que así fue.

Por nuestra parte, los libros de historia nos mostraría las cuentas pagadas -y cobradas- por los pilotos del SDF-1 y un capitulo más brillante seria difícil de encontrar. LCDR Leonard "Cirujano" Plog termino la guerra como el as con mas anotaciones del RDF con 351 muertes -un marcador tímido comparado al récord de todos los tiempos por victorias aéreas del as de la Luftwaffe de la Segunda Guerra Mundial, Erich Hartmann (un récord que el pronto rompería). Max "Iglú" Sterling fue el segundo con 329, y sin lugar a dudas hubiera alcanzado al Cirujano su la guerra hubiera continuado. Roy Fokker era tercero con 315 -un número sorprendente para un hombre que solo había peleado por casi una año antes de fallecer. Josh completaba el Club 300 con 307 muertes, suficientes para llegar en cuarto lugar - además de la Cruz Naval, la medalla más alta otorgada por la Naval al Valor. Las 285 muertes de Bill Brubaker fueron suficientes para la quinta posición, mientras la lista de Waylan de 216, ya un año vieja, era lo suficientemente buena para un octavo lugar. "Ogro" Sprabary llego al décimo lugar con 207 y yo pase las 185 muertes del LCDR Carr para llegar en undécimo con 193.

Mientras miraba a la lista de nombres, me permití a mí mismo un momento de reflexión. Bajo cualquier estándar, la RDFN había hecho un trabajo increíble durante el conflicto. Siete de los doce ases mas altos eran Aviadores Navales y los pilotos de la RDFN recibieron mas medallas al valor que cualquier otra rama. El Grupo Aéreo del SDF-1, en conjunto, había pagado un precio muy alto por sus esfuerzo, sin embargo: Siete de cada diez pilotos de combate entrenados del SDF-1 fueron muertos en acción. Nuestros anotadores máximos les fue un poco mejor: De los veinte mejores pilotos de combate, solamente nueve estaban vivos. Era una realidad estremecedora que llevaba la devastación del conflicto bajo la lupa y nos recordaba a aquellos quienes nos habíamos olvidado de que no éramos invencibles.


Cuando las llamas se enfriaron y los disparos cesaron, bandas de refugiados, Zentraedi y humanos también, se agruparon para vagar a lo largo de las páramos del planeta Tierra en búsqueda de un cielo seguro. En poco tiempo, pequeños núcleos de esos refugiados, se asentaron cerca de ríos, lagos y el parche ocasional de vegetación y bosques. No les tomo mucho tiempo para que las poblaciones de esas avanzadas se incrementaran mientras otros seguían esos mismos ríos y ensenadas en busca de comida, refugio y sus similares.

Como había sido el caso a lo largo de la historia, el fuerte prevalecía sobre el débil y el mundo post-holcaustico no era diferente. Pandillas deambulantes de predadores de ambas razas usaban armas e intimidación para obtener a duras penas una existencia sobre el sufrimiento de los inocentes. Era una condición desconcertante y nos encontramos en la posición habitual de estar sobre pasados en hombres y armas por aquellos que buscaban hacer su modo de vida sobre la muerte y dolor de otros.

La población de Nueva Macross empezó a crecer rápidamente mientras oleadas de gente (Zentraedi y humana) abandonaron lo poco que tenían y salieron del caos que los rodeaba. Por el testimonio de los sobrevivientes una imagen escalofriante se formaba, una de niños plagiados de los brazos de sus padres, comida robada, hogares destruidos, violaciones y tortura sin igual en la historia. El líder de uno de los pequeños pueblos, con sus ojos llenos de lágrimas, contó como su esposa fue violada por una pandilla y sodomizada por mas de dos docenas de secuaces armados mientras él era obligado a observar. Cuando ellos terminaron, uno de los hombres tomo un bat de aluminio y rompió cada uno de los huesos del cuerpo de la mujer. El que ella haya muerto durante este evento solo puede ser mencionado como un acto de piedad.

Joshua Kaufman, ahora casado con la encantadora Kristy Harris, fue testigo presencial del final de esta salvajidad. El 4 de Agosto de 2011, durante la primera misión de Josh como nuevo Oficial Ejecutivo para el VF-131 "Navajas del Infierno", espío un fuego que estaba a lo lejos, cerca de uno de los raros parches de vegetación que habían sobrevivido el ataque de Dolza. Deslizándose para investigar, Josh encontró los restos humeantes de una pequeña villa, repleta de cuerpos muertos. La brutalidad de lo que vio en su segunda pasada desafiaba la imaginación. Con sus hombres ala dándole protección, Husky aterrizó su Guardián a una distancia prudente del fuego y a pie, empezó a buscar sobrevivientes. Algunos de los que encontró vivos estaban estacados en camas de hormigas rojas, sus ojos ya roídos -el resultado directo de tener pasta azucarada alrededor de sus ojos- mientras que los que encontró muertos estaban colgados boca abajo sobre llameantes fuegos de campamento, como para que sus cerebros, literalmente, se cocieran - seguramente una muerte increíblemente dolorosa.

Con todo el cuidado que logro reunir, Josh ayudo a los sobrevivientes a llegar a la sombra del bosque y tratar sus heridas lo mejor que pudo con su pequeño botiquín de primeros auxilios. Sabiendo que era poco lo que podía hacer solo, tomo al sobreviviente críticamente mas herido, lo cargo a su cabina y salió en busca de ayuda.

Yo estaba en el Centro de Operaciones del SDF-1 cuando escuche el agonizante reporte de Josh sobre lo que había visto. Jamas olvide el tono horrorizado de su voz. Al menos una docena de supervivientes estaban en el suelo y un par de helicópteros armados -con escolta de cazas- fueron necesarios para recogerlo. Corrí hacia la cubierta de vuelo y llegue junto al Guardián de Josh justo cuando llegaba a bordo del Prometeus. En su regazo había una pequeña niña, probablemente de 16 o 17 años, su cara hinchada, inflada y roja de las numerosas mordidas de hormigas. Nunca había imaginado que una cosa tan terrible pasara en la vida real. Historias similares en las clases de historia de la preparatoria sobre la conquista Española de América eran fáciles de eliminar como una exageración, aberración o inexactas, pero esto... Era demasiado para ponerse a preguntar por que, para empezar, habíamos ganado la Primera Guerra Robotech.

Ayude al equipo medico a bajar a la niña de la cabina de Josh, cuando vi que tropezaba torpemente al bajar la escalera de abordar, sus ojos rojos, lagrimas bajando por sus mejillas. Mientras las aletas del rotor de un cercano Sea Sergeant empezaron a batir el aire, con el viento golpeando nuestras caras, todo lo que pude hacer fue colocar mis brazos alrededor de mi amigo y decirle que todo iba a estar bien.

"Tenemos que regresar ahí," sollozo. "Esa gente..."

"Esta bien. Esta bien. Iremos." Me voltee hacia el Sea Sargeant y agite mis manos para que nos esperara, después me dirigí hacia la puerta abierta, Josh siguiéndome. El jefe de tripulación me paso un casco y lo aborde, ajustándomelo, conectando lo cables a un conector de comunicación en el techo.

"Bienvenidos a bordo, Tenientes," dijo el Jefe mientras el helicóptero se levantaba de la cubierta de vuelo y se deslizaba directamente en dirección de los sobrevivientes.

Asentí. Josh solo observaba hacia la ciudad mientras esta se encogía a lo lejos.

"¿Cuántos estamos mandando, Jefe?" le pregunte al jefe de tripulación.

"Seis helicópteros en total, señor. Dos escuadrones de infantería en los primeros dos," dijo el Jefe, apuntando por la puerta izquierda hacia dos Sea Sargeants que estaban arriba y atrás de nosotros. "Dos gatilleros, uno en el nuestro y el otro en ese de allá," dijo, señalando por la puerta derecha detrás de mí hacia el otro Sea Sargeant. "Dos 'Comancheros' nos proporcionarán protección y un escuadrón de Valkyries."

MBB AH-72 "Commanchero" Attack Helicopter

Asentí. El "Comanchero" MBB AH-72 con asiento tandem -una cruza virtual entre el "Apache" AH-64 de manufactura estadounidense y el "Hind" Mi-24 de manufactura soviética- era el mas avanzado helicóptero de soporte cercano/antitanque del mundo. Con mas de sesenta misiles antitanque, un poderoso cañón de 32mm y un casco de armadura con el grosor de un diccionario grande, era el equipo ideal para la tarea de la Patrulla Aérea de Rescate en Combate (RESCAP). Mientras los dos Comancheros volaban en formación en ambos lados de la fuerza de rescate, podía respirar mas tranquilamente sabiendo que estarían ahí si iniciaba cualquier tiroteo.

Soviet-built Mi-24 "Hind"

Después de alrededor de cuarenta minutos de vuelo sobre el desierto agujerado y lleno de cráteres, que era Norteamérica, empezamos nuestro descenso sobre la villa. Asentada a lo largo de un río que fluía desde las colinas de una cordillera montañosa cercana, seria un paraíso en cualquier otro momento. Pero ahora...

Los comancheros iniciaron su órbita sobre nuestro lugar de aterrizaje planeado -un pequeño claro justo al Norte de la villa. Después de dos órbitas, el comandante de RESCAP dejo que descendieran los primeros dos helicópteros en la Zona de Aterrizaje (ZA). Los dos helicópteros cargados de infantería bajaron y descendieron hacia el claro. Mientras descendían, el cabello de mi nuca se erizo y una sensación de preocupación me llegó. Algo estaba mal.

Los infantes saltaron de los helicópteros antes de que hubieran tocado suelo y se dispersaron para formar un perímetro asegurado alrededor de la ZA. Una vez convencidos que el área estaba segura, el comandante de la fuerza en tierra dejo que entraran los helicópteros. Mi estomago estaba en mi garganta mientras el piloto del nuestro Sea Sargeant empujaba la palanca hacia delante y se deslizaba hacia la tierra de color arenosa que se encontraba abajo. Mire hacia el gatillero que estaba detrás de mí y vi su silueta que se levantaba y se sujetaba cerca de la puerta abierta.

Mientras nuestras ruedas se aproximaban a la arena que estaba debajo de nosotros, me toque inconscientemente la correa en mi hombro para asegurarme que mi Beretta estaba todavía ahí. Tocamos el suelo y jale las conexiones de mi casco, saltamos del helicóptero. Agachado mientras corría -una reacción natural, aunque innecesaria, a las inmensas hélices que giraban rápidamente sobre mi cabeza- cargue hacia la orilla del claro y la seguridad de la infantería armada nos esperaban ahí.

Con la guía de Josh no movimos rápidamente hacia la villa mientras los Comancheros y los Valkyries mantenían su vigía protectora sobre nuestras cabezas. Salimos hasta el claro donde la villa estaba localizada y nos dispersamos para buscar a los sobrevivientes. No había ninguno. En vez de eso, la gente Josh había reunido en las sombras estaban esparcidas por el suelo, balas en sus espaldas y cabezas.

"¡Esta gente estaba viva cuando las deje!" gritó Josh. "¡Maldición, estaban vivos! ¡Esos bastardos!" escupió. "Esos desgraciados bastardos."

La explosión inusual de Josh era comprensible. Estaba claro, por la posición de los cuerpos y por la localización de los cascos de balas que había alrededor, que los sobrevivientes habían sido ejecutados. Quien sea que haya hecho esto quería mantenerlo secreto y para asegurar su silencio, mato a todos los que pudiera hablar de eso.

La infantería, no encontrando mas que cuerpos muertos, se reporto con su jefe. "¡Muy bien, regresemos! ¡Regresemos!" rugió el líder de escuadrón.

"Lo siento, Husky," dije, palmeando a mi amigo sobre el hombro. "Vamos. Tenemos que salir de aquí, amigo."

De mala gana, nos retiramos hacia los helicópteros tan rápidos como nos atrevíamos a correr. Mientras nos subíamos a los Sea Sargeant el jefe de tripulación nos dio una mirada perpleja. Josh le paso un casco de un cartucho gastado de 5.56mm y el jefe obtuvo su respuesta.

Con los Comancheros y los Valkyries proporcionándonos protección, despegamos del claro, salimos del claro, los dos Sea Sargeants cargados de infantería justo detrás de nosotros. Mientras ascendíamos y nos dirigíamos hacia el SDF-1 se volvió claro que la derrota a la armada de Dolza no señalaba el fin del derramamiento de sangre en el planeta Tierra. En vez de eso, un acontecimiento, más siniestro que cualquier otro en la historia del hombre, había descendido sobre nosotros, y el camino a la paz se alejaba unas millas mas lejos que antes.


Capítulo 44 - Soltando Carnada

Mientras nuestro Sea Sergeant tocaba la cubierta de vuelo, Josh descendió por la puerta abierta, tirando su casco detrás de él se dirigió prontamente hacia la enfermería. Agradecí a la tripulación del helicóptero por llevarnos y después corrí para alcanzar a mi amigo. Nunca lo había visto en un estado emocionalmente cargado, aunque difícilmente podía culparlo. La niña había sido llevada hacia el recién construido hospital en el centro de Ciudad Macross, explico uno de los enfermeros enlistados, "Cuarto 423A"

Josh y yo nos abrimos paso hasta la estación del transbordador y descendimos desde la base hasta su carro. Apenas había plantado mis sentaderas en el asiento cuando Josh salió derrapando del estacionamiento hacia la calle, las llantas rechinando mientras hacia una rápida recta hacia el hospital. Zumbábamos hasta el estacionamiento y nos lanzamos hasta el Cuarto 423A donde la niña que Josh había salvado estaba descansando tranquilamente en su cama, después de salir de cirugía. El Jefe de cirujanos oftalmológicos había pasado mas de cuatro horas reconstruyendo los ojos de la niña y nadie estaba seguro de sí pudiese volver a ver otra vez.

Deje a Josh en el cuarto y tome prestado un teléfono en el escritorio de las enfermeras al fondo del pasillo. Con un poco de esfuerzo logre localizar a Kristy y decirle lo que estaba pasando. Quince minutos después ella llegó al hospital y la deje con Josh. Tenía que regresar a la base. Quizás mi presencia en el cielo pudiera prevenir futuras incidencias de eventos similares, pense.

Que equivocado estaba.


La misma escena se repitió otra vez unos días después en una villa diferente. Después tres veces mas en la siguiente semana. Habíamos expandido nuestras patrullas y expandido nuestra área de búsqueda, pero nuestra fuerza de combate exhausta -ya atareada protegiendo la Zona de Defensa de Norteamérica de las fuerzas sobrevivientes Zentraedi- era incapaz de reprimir esta nueva violencia.

La lamentación ante las acciones de Ruddman y el deseo urgente de hacer algo que llevara a una decisión de hacer oficial la inoficial regla de "orden por negación" (y al mismo tiempo, que empezaran a rodar las mentes del alto mando para incrementar la flexibilidad y eficiencia del Grupo Aéreo del SDF-1). El concepto de la orden por negación era algo sencilla. Anteriormente, teníamos permitido de hacer solamente lo que nuestros comandantes nos dieran permiso de hacer -ataques, patrullas, recorridos, etc. etc. Aunque esta regla no era implementada estrictamente debido a la situación desesperada a la que nos enfrentamos, muchas veces, un piloto bien intencionado se encontraba en el lado incorrecto de una corte marcial gracias a que un superior celoso -después de consultar a su personal "Quien No Debes Nombrar"- no aprobaba las acciones de dicho aviador. Este nuevo sistema era una alivio bien recibido. A menos que se indicara lo contrario, capitanes de nave, oficiales de defensa antiaérea, comandantes de escuadrón y aun lideres de escuadrón, tenían la flexibilidad de hacer lo que ellos sintieran necesario para cumplir la misión encomendada.

Yo use este método a su máxima capacidad. La matanza sin motivo de inocentes tenía que parar.


Josh y yo habíamos hecho amigos con mucha gente durante nuestra estancia en la Naval y usamos nuestras relaciones para ejecutar una estrategia. Yo había hecho una seria reflexión después de salir del hospital, ese día. Con la ayuda del LCDR "El Holandés" Van Kirk en Inteligencia, rápidamente logramos descubrir el modus operandi de nuestros amigos terroristas. Estaba claro que los ataques ocurrían en comunidades de menos de quinientas personas, todas reunidas en los lagos del Sur de Canadá y en los valles de las Montañas Apalaches Septentrionales. Inteligente mente, nuestros amigos nunca atacaban villas a menos de 100 millas una de otra, a menos que pasaran diez días (quien fuera quien fuera sabia que no podríamos sostener un fuerte patrullaje por mas de este tiempo en cualquier área). La evidencia apuntaba a una fuerza organizada, altamente coordinada y fuertemente armada con acceso a cierta cantidad de acceso a información

Dividiendo las áreas del mapa en "zonas de ataque" de cien millas cuadradas, fuimos incapaces de descubrir una razón de los ataques (sospechábamos la adquisición de metales preciosos, armas, comida, combustible y cosas de esa naturaleza que fuera su principal objetivo) pero logramos establecer un patrón. El siguiente día el patrón fue confirmado cuando una pequeña villa dentro de una zona en particular fue atacada, justo como habíamos prevenido. El siguiente paso era tender una trampa rápida y eficiente y yo sabia muy bien a quien hablar.


Primer Teniente Redding, el comándate de pelotón, quien había ayudado a recorrer la villa que Josh había encontrado, era robusto y de cara dura, con brazos enormes y características formadas que contradecían la verdadera compasión que mantenía muy dentro. La vista de niños y mujeres muertas en la villa lo afectaron tanto como a cualquier otro y sabiendo lo mucho que quería corregir ese problema en particular, le pedí que me ayudara.

El plan era sencillo. Enviaríamos una compañía de Infantería armada para evacuar una villa que cumplía el perfil que habíamos establecido. Esos soldados pretenderían ser los miembros ordinarios de dicha villa, comportándose como civiles desarmados. Dos equipos de ataque Valkyrie -uno guiado por Josh y el otro por mí- estaríamos ocultos en la proximidad de un bosque para proporcionar el soporte que fuera necesario. Cuando los responsables de los últimos asaltos atacaran a este grupo, ellos van a obtener una gran sorpresa.

No podía esperar.


El 20 de Agosto de 2011, bajo la protección de la oscuridad, una docena de helicópteros Sea Sergeant, cargados con dos pelotones de Infantería armados, despegaron de la empapada cubierta de vuelo del Prometeus hacia el cielo veraniego, nublado y húmedo. Meciéndose en dirección del valle montañoso hacia el este, los helicópteros aceleraron lentamente y desaparecieron en la noche. Una brisa occidental me hizo tiritar a pesar del pesado traje de vuelo que me cubría, mientras me paraba enfrente de la nariz de mi caza. Mi Oficial de Comando, 1Tte. May y el de Josh, 1Tte. Westerbrook, habían dado el visto bueno a nuestro plan y esta satisfactorio que al fin estabamos en camino.

Como un nervioso padre esperando pasee por la cubierta de vuelo, imágenes de la niña que Josh había salvado pasaban por mi mente. La vista me había dado pesadillas por semanas. Veía a Casey amarrada sobre una cama de hormigas rojas, llamando a papa por ayuda, después su cara cambiaba por la de Lisa Ann, después la de Rebeca, después se repetía, cada una de ellas llamándome para que las ayudara. Me despertaría en ese momento, goteando sudor hasta las cejas, después salir disparado de mi cama para revisar a mis niñas. Encontrándolas a salvo no me garantizaban el descanso, sin embargo, regresaría a mi cama para girar y dar vueltas hasta que era hora de despertar a las niñas en la mañana.

Josh también deambulaba la cubierta enfrente de su Valkyrie, estacionado sobre el lazo de la catapulta número 2. Sin lugar a dudas, su mente estaba a toda velocidad. La niña que había salvado estaba casi completamente ciega. A pesar de que el cirujano logro restaurar algo de la vista en su ojo derecho, el izquierdo estaba completamente destruido y tuvo que ser removido. Las hormigas habían hecho un daño muy serio a su cara y ni siquiera la mejor cirugía plástica había logrado esconder todas las cicatrices.

Mientras veía a mi amigo ver hacia el este, podía decir que alguien pagaría duramente hacia él por lo que le había pasado a esa pobre niña y a su familia. Me daba lastima el pobre diablo que hoy se encontrara enfrente de los cañones de Josh.

Mi reloj dio su tono agudo en este aire nocturno y empece a dirigirme hacia mi escalera de abordaje. Me trepe a bordo y empece a amarrarme con la ayuda de Philo. Los capitanes de vuelo generalmente no siguen a los pilotos de un escuadrón a otro, pera para los ases, a menudo se hacían excepciones a muchas reglas. Muy a menudo se dice que ser un as es mejor que ser un Almirante y en muchos aspectos, eso no esta lejos de la realidad.

Pase por el familiar ritual de inicio, así como los otros cinco pilotos en la cubierta de vuelo. Una vez que todo estaba listo y corriendo, lleve a mi caza hasta la catapulta, encendí las turbinas a potencia máxima bajo la dirección del oficial de catapulta, revise mis medidores e instrumentos -todos en verde- encendí mis luces de navegación para informarle al oficial de catapulta que estaba listo para partir y presione mi cabeza contra el apoyo. ¡Wang! El golpe de a catapulta me entero en el respaldo de mi asiento mientras me lanzaba hacia el fin de la cubierta de vuelo y hacia el aire sobre las brillantes y despertantes luces de Ciudad Macross.

El velocímetro indicaba 140 nudos y sonreí. Buen disparo, pense, levantando mi tren de aterrizaje, mientras empezaba un lento ascenso para librar cualquier obstáculo que tuviera en mi camino. Jale mi caza diez grados a la izquierda y encendí las altas de mis luces de formación, manteniendo mi velocidad por debajo de los doscientos nudos para que mis hombres ala pudieran alcanzar. Vi sobre mi hombro izquierdo mientras ellos se aproximaban, uno a la vez. Satisfecho de que todo estaba en orden, me dirigí hacia la villa y una vez lejos de la ciudad, descendí a 100 metros, apagando las luces de formación.

Ajustando el GAPS hacia la posición de la villa, conecte el sistema Visor Delantero Infrarrojo (FLIR - Forward Looking Infrared). Una imagen verde y negra del terreno apareció en mi MFD central, el horizonte y la elevación del terreno más cercano aparecían como brillantes líneas horizontales y un símbolo de avión en miniatura me mostraba mi patrón de vuelo. Mi HUD me mostraba información similar. Manteniendo la ruta de vuelo en o sobre la línea de terreno, podía pasar cualquier obstáculo en mi ruta de vuelo con un margen de cuando menos 10 metros.

Empujando el propulsor, acelere a 350 nudos e hice una llamada rápida. "Sand Pebbles, Botón Ocho."

Cambie de frecuencia y vi como mis hombres ala parpadeaban sus luces de formación dos veces para indicar que habían cambiado de frecuencia. Todo lo que teníamos que hacer ahora era proceder hasta nuestra posición hasta que fuéramos recibidos por el comandante de la fuerza terrestre de Infantería.

Zumbamos sobre los arboles y empece a tener ese sentimiento infantil de "escondidas", con un endiablado deseo de hacer algo que llamara la atención hacia mí -como moviendo y agitando inadvertidamente un arbusto- y resistiendo la tentación con todas mis fuerzas. Mientras viajábamos hacia nuestro punto de encuentro el silencio fue roto con una breve y clara "Luz verde. Luz verde."

Ese era el comandante de las fuerzas, permitiéndonos acercarnos a la villa. Tome un respiro y continúe mas adelante, el GAPS marcando la distancia mientras los ríos y colinas, que formaban la base de las Montañas Apalache, pasaban debajo de mi caza. El aire estaba suave y tranquilo, parches de niebla flotando sobre los lagos y cimas.

Después de cinco millas disminuí a doscientos nudo, y a dos millas cambie a modo Guardián, enviando a mis hombres a sus áreas de aterrizaje designadas. Como lo había hecho varias veces antes, lleve a mi Valkyrie que flotara y descendiera hacia la oscuridad que se encontraba debajo, confiando en mis instrumentos y en Dios para que fueran mis ojos. Me fe fue recompensada con un suave golpe -estaba seguro en el suelo. Jalando los propulsores a punto muerto, cuidadosamente moví mi caza hacia los arboles altos que rodeaban mi punto de aterrizaje y la apague. La trampa estaba lista. Todo lo que quedaba era que nuestros amigos malos se presentaran a su hora. Y sabia muy bien que si lo harían.


Espere sentado pacientemente en mi Valkyrie mientras los primeros rayos de sol empezaron a asomarse sobre la colina a mi derecha. Un fuerte sistema frontal había soplado por un rato durante la noche previa, barriendo lejos las feas nubes de humo gris que todavía rondaban después del ataque de Dolza y de los incendios que siguieron. A lo largo de la noche, la Infantería trabajó en evacuar a la gente del pueblo -un grupo compuesto por humanos y Zentraedi micronizados que sumaban casi cuatrocientos habitantes -aunque tomo un esfuerzo considerable para convencer a los ciudadanos que ellos eran de hecho soldados de la RDF y no bandidos. Armados hasta los dientes con lanzamisiles, granadas y rifles automáticos de poder, los dos pelotones de Infantería eran una unidad extremadamente poderosa que podrían hacer mucho daño a una fuerza de ataque enemiga.

El alba llegó, pero los chicos malos no mostraron señales de hacer su aparición. El sol perforaba obstinadamente a través de la encapotada nube que parecía ser una parte permanente de la atmósfera superior, calentando la Tierra con sus rayos. Era la primera luz de sol que podíamos ver desde el ataque de Dolza y me senté en mi cabina, pegajoso e incomodo con el calor mientras la mañana se convertía en mediodía. Aun la cubierta gruesa del bosque no podía tapar el sol y me resistía a la urgencia de encender mis reactores para encender mi sistema de aire acondicionado. Uno de los lideres de escuadrón de Infantería, un joven Cabo llamado Chris Ahrens, me trajo un sándwich y una botella de "miados pantera" (Kool-Aid sabor uva). Le agradecí y le ofrecí un asiento en las tomas de mi Valkyrie, quien cortésmente acepto. Nos sentamos y hablamos por mas de una ora bajo el caliente aire de verano. Estaba impresionado por la intensidad que demostraba el joven Cabo, con su fuerte mandíbula y hombros anchos, afirmaban una confianza poco usual para alguien de su baja estatura.

Después de un rato la conversación se apago y cortésmente se excuso, bajando graciosamente de la toma, con rifle en la mano. Solo una vez mas, me acomode e hice lo mejor que pude para estar lo más cómodo posible. El sol empezó a golpear la superficie de la Tierra a lo largo del día, creando una fuerza ascendente, que aunada a la alta humedad y el aire inestable, ocasionaba que estallaran tormentas alrededor de nosotros. En poco tiempo, una de ellas nos alcanzo, rugiendo fuertemente como si fuera un tren carguero. Mientras las gigantescas gotas de lluvia empezaron a caer, cerré la cabina y escuche el estruendo que creaban mientras se estrellaban contra el vidrio. Las largas horas pasaron lentamente. Mientras la lluvia enfriaba la superficie, la acción de alzamiento convexo se detenía y las tormentas morían en una lenta y autoinducida muerte. El sol, ya bajo en el horizonte, detrás de una de las colinas cercanas, reflejaban un naranja brillante sobre las disipantes nubes de lluvia que estaban sobre mí. En otro día este hubiera sido una bellísima puesta de sol, pensaba. Entonces los escuche.

Distantes y bajo. Un murmullo acompañado por un débil whup-whup-whup. Me senté derecho en mi asiento y escuche, levantando la cubierta de mi cabina para tener una mejor pista de donde venia el ruido.

En el radio escuche al comandante de Infantería llamar, "Canarios, guarden posiciones, guarden posiciones." Esa era nuestra orden de estar listos.

Espere tensamente mientras el sonido murmurante incrementaba en intensidad. Tres sombras oscuras pasaron sobre mi cabeza. ¡Helicópteros! Escuche los gritos sobre el ruido de las aspas del rotor seguidos por el disparo de armas automáticas. Hubo un relámpago brillante seguido por una fuerte explosión mientras la Infantería descargaba sobre uno de los helicópteros bandidos. Mas disparos de armas se mezclaron con los gritos excitados en el radio. La Infantería estaban haciendo un desastre de los planes del enemigo.

"Canarios, guarden posición, guarden posición. ¡Ataquen! ¡Están retirándose, muchachos! ¡Están retirándose, muchachos!" llamó el comandante de las fuerzas. "¡Fuerza [tierra] Mike, aborten persecución! ¡Fuerza Mike, aborten persecución! ¡Hay tres helicópteros derribados! ¡Canarios salgan! ¡Canarios salgan!"

Con una precisión practicada, moví los interruptores apropiados y encendí mi Valkyrie. Con movimientos expertos del propulsor y palanca levante mi Guardián del suelo, despegando entre las ramas del techo del bosque. Estaba casi completamente oscuro y los helicópteros enemigos supervivientes se habían dispersado en diferentes direcciones. Enfile a mis hombres ala que los siguieran, señalándolos con tres repeticiones de mis luces de formación para señalar a los chicos malos, como habíamos acordado -queríamos encontrar su base, y eso significaba que teníamos que seguirlos.

Observando la pantalla FLIR, empece a rastrear el helicóptero líder, igualando su velocidad de vuelo mientras pasaba sobre las colinas a la altura de las copas de los arboles. Mientras corría, revise el cielo a mí alrededor por cualquier señal de una protección de vuelo, pero no encontré ninguna. Por casi cuarenta minutos, seguí al chico malo en dirección oeste hasta que hizo una fuerte vuelta hacia el norte. Diez minutos después, detuvo a su helicóptero a que sobrevolara - a cinco millas de distancia hice lo mismo, anotando la posición en mi tablero. La imagen de mi FLIR era inconfundible -un crucero derribado Thuverl Salan, primorosamente camuflageado por las montañas y los arboles.

Thuverl Salan Zentraedi Scout Cruiser

Con la mayoría de la flota de Breetai enfrentándose a los sobrevivientes de la armada de Dolza, nosotros estabamos abandonados a nuestros propios medios cuando era la hora de destruir hostiles y dañadas naves Zentraedi. Era una empresa peligrosa e ineficiente, pero era algo que se tenía que hacer. Anotando la posición, en mi tablero, una vez mas, di media vuelta y me dirigí a la posición de la Infantería. Toque suelo y salte de mi caza, las máquinas aun apagándose. Un mapa recuperado de los restos de uno de los helicópteros me confirmaron la posición que había anotado. Una llamada rápida fue hecha por el radio LPI y una fuerza de ataque fue armada en poco tiempo, armada con misiles para enfrentarnos a la nave enemiga.

Josh regreso con los otros cuatro cazas y nos reunimos enfrente de las luces de aterrizaje de su caza para discutir nuestro papel en el ataque inminente. Tres naves ES-11D "Ojo de Gato" AEWACS volarían hacia la fuerza de ataque alienígena para bloquear la red de radar de la nave enemiga. Debido a que había estudiado las hazañas de exterminadores SAM (Misiles Tierra Aire) como G. I. Basel, Leo Thorsness y Jack Broughton -y porque había cegado exitosamente un radar de una nave Zentraedi (con la ayuda de Josh)- era reconocido como el Experto Comadreja Salvaje (Exterminador de Misiles Tierra Aire) del SDF-1. Nuestros esfuerzos para atacar naves de combate naufragadas Zentraedi requerían que desarrolláramos métodos efectivos en el área de supresión SAM y después de una serie poco exitosa de prueba y error con varias armas, un nuevo misil de Alta Velocidad Contra Radiaciones (HARM), llamado "El Grito II", fue producido.

ES-11D "Cat's Eye" AEWACS Air/Spacecraft

Efectivamente era un Stilleto de largo alcance con una ojiva un poco más grande, el Grito II (o "S-2" como lo llamábamos) fue diseñado para registrar la posición de las emisiones de radar de una radar enemigo, asegurar la posición del radar en memoria y generar el blanco para el bombardeo. Aunque no era una arma Reflex, el S-2 era un misil pasivo que usaba las mismas emisiones de un radar enemigo para rastrearlo y destruirlo desde distancias muy lejanas. Mi caza, con programas actualizados para manejar El Grito II, estaba cargado con cuatro de estas armas, dos en cada estación externa de misiles, para este tipo de eventos. Mi trabajo era eliminar el radar primario de posición del crucero y ayudar limpiando el camino para la fuerza de ataque.

Terminamos nuestra reunión y salimos disparados en el pegajoso aire nocturno. Como la comadreja, me había lanzado sobre las colinas y montañas delante de mis camaradas, a velocidad máxima, el radar barriendo hacia el frente en un intento de tentar a la nave alienígena a que encendiera su radar. A cincuenta y cinco millas obtuve un mordisco, después una mordida, mientras me lanzaba a 550 nudos.

"Sand Pebbles, barriendo con radar a las doce," llame. Mi Pantalla de Radar de Amenaza (RTD - Radar Threat Display) encendió una luz amarilla, después cambio a rojo. Un lamento inquietante en mis oídos del Receptor de Aviso del Radar me indico que había sido detectado por la red de radar alienígena y me encogí, un tono de rastreo no es algo que disfrute escuchar un piloto de combate. En ese instante, el pequeño círculo en el centro de mi HUD cambió a un diamante y se centro a si mismo sobre la posición del radar mientras un trino sonaba en mi casco, indicándome que uno de mis S-2 a estribor estaba apuntando hacia el radar. Información de Alcance a Blanco apareció en el lado derecho del HUD y empezó un conteo regresivo rápidamente en incrementos de un décimo de milla. Anticipando la señal "Dentro del Alcance", levante mi nariz cuarenta y cinco grados y presione con mi pulgar el botón de la palanca. La inercia de mi jalón ayudo a enviar al misil en camino e incremento su rango por varias millas (una técnica desarrollada, casualmente, por la Comadreja Salvaje Leo K. Thorness de la Fuerza Aérea Estadounidense durante la Guerra de Vietnam.)

Mientras mi misil se acercaba al blanco, permanecí donde estaba para que el radar enemigo continuara siguiéndome, incrementando la probabilidad de que mi misil diera en el blanco. Por diez segundos sude, mi trasero colgando de un hilo. Habiendo esperado tanto como me atreví, me regrese hacia las montañas, oscilando de un lado a otro, para romper el seguro del radar enemigo sobre mi caza. El tono se volvió silencioso en mi casco y espere a que el misil golpeara. Asomándome sobre otro cerro vi que el radar estaba silencioso. Cuando no volvió a detectarme sonreí momentáneamente. ¡Mi misil había dado en el blanco!

Continúe acercándome a la nace alienígena, ahora bien dentro del rango de disparo seguro de las baterías de misiles defensivas de la nave. Un segundo radar me localizo, seguido por un tercero, después un cuarto. Mi segundo S-2 trino y lo dispare. Cambiando el botón selector de blancos en el propulsor, dirigí los otros dos misiles hacia los sitios de radar que quedaban y los dispare en una secuencia rápida. Quebrándome a la derecha hacia abajo en el valle montañoso, propulsores en sobre marca, me lance hacia la seguridad. Muy bajo para usar efectivamente tamos o bengalas, lance algunos de todos modos, esperando engañar el cercano mortero que estaba gritándome detrás de mí. Nuestros aliados Zentraedi nos habían enseñado un par de cosas sobre las limitaciones de sus misiles de defensa de abordo y estaba tratando de poner en buen uso este tipo de conocimiento. Si los misiles llegaban a la cima de la montaña antes de que incrementara mi ángulo de escape (el ángulo formado entre la cabeza rastreadora/buscadora del misil y mi caza) a mas de treinta grados, era hombre muerto.

Ahora estaba aterrorizado -lo mas asustado que jamas haya estado en mi vida- mientras calculaba en mi mente la distancia necesaria a viajar en el tiempo disponible para librar el cono buscador. Los misiles de defensa de naves son más difíciles de esquivar en la atmósfera, y si tus estimados no eran precisos... Iba a ser algo apretado.

Mis señales me empezaron a hablar en su seductiva voz femenina mientras aceleraba. "Altitud. Altitud. ¡BIIIIP! ¡BIIIIP! Levántese. Levántese."

El RWR sonaba en mi casco una vez más. Había violado la regla irrompible -"Nunca le des la espalda a un SAM"- y no iba a lograrlo. Con toda la fuerza que logre reunir, jale la palanca duramente hacia la derecha y hacia atrás, ocho y medio G aplastándome en mi asiento mientras intentaba, desesperadamente, que me pasara el tiro. Presione con mi pulgar los botones de tamos y bengalas mientras daba vuelta, apretándome subconscientemente por el impacto que seguramente iba a seguir. Hubo un relámpago brillante -como si el sol hubiera aparecido repentinamente en el cielo, detrás de mí- y el estallido más ruidoso que cualquier cosa que haya sentido en mi vida.

Mi mente me gritaba histéricamente, "Ahora si que la hiciste, idiota." Ya saboreaba la sangre y estaba quemándome. Una paz surrealista, inesperada, me cubrió en ese momento y pense, "Así que esto es morirse."

Los misiles me habían alcanzado.



por Jason W. Smith
Julio 1995

traducción Gerardo Campos De León
Julio 1998

Copyright © 1995-98 by Jason W. Smith

(Nota del autor: Este es un trabajo de ficción. Cualquier similaridad a eventos, personas, etc. actuales es pura coincidencia --aun si fue intencional)

Basado en los personajes y situaciones de
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Última Fecha de Revisión: 28 de Marzo de 2001