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Parte IX: Crucero

Capítulo 47 - En Tránsito

Invertido, jale el acelerador a nueve mil pies e inicie una caída al nivel de vuelo. "Torre de Salida Macross, Jet Naval Tres Nueve Cero, contigo a las nueve punto cinco por doce mil."

Una breve pausa. "Naval Tres Nueve Cero, Torre de Salida Macross, Identifíquese."

Presione el botón de "Identificación" en mi transmisor y llame de regreso, "Tres Nueve Cero, identificándose." Después de alcanzar los 12,000 pies. Gire hacia arriba y contraje mi potencia para mantener mi velocidad a menos de 250 nudos.

"Naval Tres Nueve Cero, Macross Torre de Salida. Contacto de radar. Gire a la derecha hacia uno-seis- cinco, mantenga los doce mil. Espere a esa altura," la voz profunda del controlador llamo en la noche.

Gire hacia la derecha. "Uno-seis-cinco y doce mil para Tres Nueve Cero."

Gire hacia mi destino sureño y navegue directamente hacia mi destino. Las luces de Nueva Macros emitían un hermoso brillo anaranjado mientras pasaban bajo mi ala derecha. En el centro de la ciudad, en medio de un cráter lleno de agua, un solitario y cansado guerrero estaba sentado brillando tenuemente bajo la luz de la ahora vasta metrópolis. Podía ver claramente contra el brillo de fondo, este gigantesco trozo de acero había sido mi hogar por tanto tiempo. Hubo una época en que me encontré odiando a esta nave, no deseando mas que salir de él, pero ahora... mientras se hunde lentamente detrás de mí, sentí una sensación de tristeza. Lo extrañaría. Había sido una fiel y buena nave.

Me aleje, intentando enfocar mi atención en volar mi avión. Sin poder evitar darle una ultima mirada al SDF-1 que estaba ocultándose en la distancia. Cuando retire mis ojos de ella por ultima vez, fueron reemplazados por recuerdos que emergieron de la oscuridad. La sonrisa de mi esposa. En todos los aspectos ella fue una mujer hermosa, esa Rebeca... y la extrañaba terriblemente. La primera vez que volé en misión de combate. Fui tan inepto ese día, mirando el HUD y presionando botones en la palanca cuando se me indicaba hacerlo. Como pude haber sobrevivido a esa misión -sin contar pegarle a alguien- no estaba lejos de ser un milagro. Waylan, Josh y Max, empujándose en el restaurante, como se les dijo que no lo hicieran. Esos tipos eran todos unos personajes, entonces. Pero las cosas han cambiado tan dramáticamente. Waylan había muerto... Josh era un hombre cambiado de varias maneras -casado, pronto a ser comandante de escuadrón, padre de dos hijos... esposo. Max... el ya no me dirige la palabra.

Antes de partir, había hecho un ultimo intento de ver a Max y disculparme en persona con él y Miriya, pero no pude encontrarlo. Pude haberlo hecho un ritual horario, si pudiera, pero tenia que estar con Josh en su momento de necesidad y no podía disponer del tiempo para ir en un intento vano para liberar mi propia consciencia culpable. No estaba seguro como, pero jure que algún día corregir ese error particular. Hasta entonces, tuve que conformarme con la corta nota manuscrita que había dejado en la puerta de Max y simplemente llevar conmigo la carga de saber que había herido a un buen amigo, seguramente una de las más dolorosas cruces que soportar.

Con el tiempo, la autocrítica me llevo a otros pensamientos... pensamientos de las cosas que había visto y hecho... la memoria de una misión en particular que había volado con Josh y Waylan, la fecha ahora borrosa en mi mente, los detalles tan frescos como si hubieran pasado hace poco. Para ahorrarnos combustible, el SDF-1 apuntaba el Prometeus en la dirección de nuestra área de patrullaje y nosotros despegábamos. Nuestra primera patrulla del día siempre era hecha con sobre marcha para asegurarnos que funcionara correctamente, y el fuego azul que vomitaba nuestras turbinas era muy espectacular. Había sido una semana lenta y la vigilancia a menudo nos avisaba cuando la temporada de combate descendía sobre nosotros. Antes de que llegáramos a nuestras posiciones para relevar a los Valkyries en patrulla ahí, una fuerza de naves de batalla Queadlun Rau Zentraedi los golpeaban despiadadamente. Era una carnicería.

Llegue a la escena justo a tiempo para ser testigo de como tres Veritechs hacían erupción ante mis ojos. Busque el cielo frenéticamente por cazas enemigos y no pude encontrar ninguno. Entonces, por el rabillo del ojo, alcance a ver un Valkyrie solitario siendo acechado por un trío de Quadronos mientras hacían embestidas de todas direcciones.

"Husky, Don. Vamos a quitarlos del Valkyrie a la izquierda, a las diez. Redúzcanlos y elimínenlos."

"Dos."

"Tres."

Luchamos contra esos Quadronos -al menos una docena de ellos- a dientes y uñas, solo nosotros tres y tuvimos éxito en matar a nueve, mientras hacíamos que se retiraran los sobrevivientes. Waylan y Josh fueron increíbles ese día y no pienso que hubiera un solo Quadrono que regresara a casa sin una docena de hoyes de la 55mm, grabados en sus costados.

Pense de la muerte brutal de Waylan y su efecto en aquellos que lo conocíamos. Pense en mis niñas -o quizás en nuestras niñas, viendo como las niñas, Josh, Kristy y yo nos habíamos convertido en una especie de "super familia". Pense en mis padres. Mi padre, cansado de su trabajo después de tantos años, había considerado la jubilación. Mi madre, elegante y comprensiva, había apoyado su decisión, cualquiera que fuere. Mi hermano, siempre un niño problema, ahora consideraba enlistarse -una señal de que se estaba convirtiendo en una persona responsable. Max "Iglú" Sterling, "Wild Bill" Brubaker, Nathan Morris, Jacien Carr, Joe Burkett. Caras y memorias pasaban ante mis ojos por un instante, recuerdos eternos de los eventos que nos habían obligado a madurar un poco más rápido de lo que nos hubiera gustado.

¿Valía la pena? ¿Lo volvería a hacer? Después de una cuidadosa deliberación. Decidí que si valió la pena y que lo volvería a hacer.

"Naval Tres Nueve Cero, Torre de Salida Macross. Ascienda y mantenga altura de vuelo a Dos Tres Cero."

"Tres Nueve Cero dejando catorce punto cero por dos tres cero.

Empuje suavemente el impulsor e inicie mi ascenso hacia los 23,000 pies, las luces de Nueva Macross desapareciendo lentamente en mis espejos.

"Naval Tres Nueve Cero, aquí Torre de Salida Macross."

"Tres Nueve Cero, adelante Torre."

"Tres Nueve Cero, Torre. Spacy Uno Cero Uno esta a las 7 en punto, uno cero millas, dice que le gustaría hacer formación con usted, si no hay objeciones."

Me pregunte quien podría desear unírseme a mí. "Uh, Tres Nueve Cero, correcto. Impacto negativo en el tráfico. Fórmelo en mi ala derecha."

"Entendido Tres Nueve Cero. Cambio. Spacy Uno Cero Uno, Tres Nueve Cero solicita que te unas en su ala derecha. Él esta a las dos en punto nueve millas."

El controlador estaba trabajando con frecuencias divididas esta noche, por lo que no escuche la respuesta del otro piloto.

No me tomo mucho tiempo alcanzar los 23,000 pies, pero una vez que lo hice, cedí un poco de poder para permitir que el otro jet se aproximara. NO estaba seguro quien fuera, pero una parte de mí esperaba que fuera un cierto conocido as. Observe sobre mi hombro derecho y alcance a ver las luces de navegación de la otra nave, brillando en su familiar luz roja y verde. Mientras continuaba acercándose, las luces de navegación se apagaron, y esto me indico a que apagara las mías, también, sabiendo que el piloto ahora se concentraría en la tenue formación de tiras de luz verdes localizadas en varias posiciones de mi aparato.

Realice un rápido vistazo hacia la derecha y vi al otro jet colocado justo a la derecha de mi ala, flotando en el aire nocturno como si fuera algún vampiro tecnológico. Encendió y apago sus luces de formación tres veces y yo llame al controlador."

"Torre de Salida Macros, Naval Tres Nueve Cero, me gustaría estar fuera de la frecuencia por algunos minutos, sí eso esta bien con usted."

"Tres Nueve Cero, aquí Torre, correcto. Cambio de frecuencia aprobada."

"Tres Nueve Cero."

Presione el Botón Tres y llame, "Aquí Tres Nueve Cero, Botón Tres."

"¿Cómo has estado, viejo? Escuche que té estas mudando hacia el sur para pasar el invierno." Si era Max.

Observe a mi derecha y reconocí a mi viejo amigo, bañado en las luces rojas de la cabina de su caza azul. "¡Hey Max! Es bueno volverte a ver, mi amigo."

"Lo mismo digo, Jake. Recibí tu nota y solo quería alcanzarte antes de que te fueras para decirte que no guardo ningún resentimiento por ti. Algunas veces decimos cosas que realmente no queremos decir... u con eso aparte... entiendo como te sientes. Digo, nunca he perdido a nadie cercano a mí, así que no tengo idea de como se siente -y rezo para nunca averiguarlo... pero... es difícil culpar a nadie en tu situación, por sentirte aso. Lamento que las cosas hayan llegado a ser tan tensas entre nosotros y tomo una gran parte de la culpa. Debí de haberme tragado algo del estúpido orgullo y estrechar tu mano. Por favor, por favor, por favor recuerda... que tu siempre serás mi amigo y que a donde sea que fueres, vas con las bendiciones de Miriya y las mías."

Los comentarios de Max golpearon una cuerda vocal en mi garganta que es difícil de explicar. Un peso gigantesco había sido levantado de mis hombros, y que alivio tremendo era por fin deshacerme de eso. "Bueno, gracias mi amigo. Tu nunca sabrás que lo que haz dicho significa para mí. Yo nunca quise decir lo que yo dije, espero que lo sepas."

"Lo sé. Diablos, probablemente se exagero sobre el viñedo de cualquier manera. Debí de haber venido contigo la primera vez, me doy cuenta de eso."

Asentí. "Nos hemos divertido mucho, ¿no es cierto?"

Vi que asentía con su cabeza en la brillante cabina roja. "Si, si que nos hemos divertido. Y tendremos mas diversión algún día, pronto- Solo haz un buen trabajo allá abajo y ve si puedes embaucar un viaje de regreso."

"Lo haré..." me detuve un momento. "Creí que deberías regresar antes de que ellos averigüen que me estas hablando a mí y te embarquen a Angola o a algún otro lado."

Max eruptó en su risa reconocida. "Si, supongo." Hubo un largo silencio mientras nosotros dos -guerreros, colegas y amigos- nos deslizábamos perezosamente hacia el sur a 23,000 pies. Hubiera sido un bello cuadro. "Cuídate amigo," dijo con un saludo.

"Tu también... amigo."

Con ese típico talento, Max encendió su sobremarcha y rompió vistosamente la formación, clavándose hacia abajo, sus luces de navegación, centelleando en la oscuridad. Lo observe mientras desaparecía en la distancia, un silencio melancólico en su despedida. Después de unos momentos de reflexión, llame al controlador y me dirigí hacia el sur, hacia mi destino, ahora más feliz de lo que había estado hace tiempo. Quizás las cosas no eran tan malas, después de todo.

Uno puede tener esperanza, ¿o no?


Mientras procedía hacia el sur, era pasado de un controlador al siguiente controlador. Cada quién con su propia voz, personalidad y humor. Un controlador sobresale de mis recuerdos y me refiero a él como "Gruñón". No importaba que hiciera o dijera un piloto, parecía que "Gruñón" encontraba una excusa para leerle el acta de sabotaje o solamente ser grosero.

En esa noche, Gruñón hizo una llamada a un avión al mismo tiempo que otro avión lo estaba llamando. En vez de una bella y clara comunicaron la frecuencia eruptó en pura estática y chillidos. No seguro de que se trataba y temiendo que estuviera dirigida a él, un capitán de Express Air llamó "Bloqueado" en el radio. Esto le haría saber al controlador que sus instrucciones no habían sido escuchadas y que necesitaban ser repetidas.

"¿Quién acaba de indicar "bloqueado?" preguntó Gruñón con un bufido.

"Express Air Trece Cero Uno."

"Si, Express Air 1301, tenga mas discreción cuando diga bloqueado," siseo por el radio. "Solo porque usted no lo escuchó no quiere decir que el otro no lo haya escuchado."

No podía creer lo que oía, Que cretino. Tome el micrófono e indique, indiferentemente. "Alguien necesita que lo acompañen a dormir.

"¡¿Quién diablos dijo eso?! " rugió Gruñón.

"Mmm, quizás este loco, pero no soy estúpido." Conteste.

Las ondas hicieron erupción con una tonelada de cortos, "Bravo" y carcajadas mientras los pilotos tomaban los micrófonos, uno por uno en consenso. Había empezado un pequeño motín, y aunque esto no hizo que Gruñón actuara mas amablemente, al menos nos hizo sentir un poco mejor cortarle una muesca.


Mientras cruzaba Oklahoma, empece a tararear las notas de las melodías clásicas de George Trait, "Todas mis exs viven en Texas", "Texas es un lugar, que me gusta estar" y No puedo ver a Texas desde aquí." Mi excitación, inversamente proporcional a la distancia desde mi estado hogar. Cuando cruce el Río Rojo no podía mas que celebrar y cuando llame al controlador de Dallas, lo hice con un saludo inusual.

Torre de entrada Dalla, Naval Tres Nueve Cero, contigo a Altura de Vuelo Dos Tres Cero. ¡Recuerda el Alamo! Ha pasado mucho tiempo."

El controlador compartió mi entusiasmo y su saludo agradable de "Bienvenido a casa, Texano" me hizo sonreír con orgullo.

Desde Dallas hasta Corpus Christi, el clima en el cielo de Texas paso como un infierno en apuros. Una enorme línea de tormentas de Nivel Cuatro o más grandes, se levantaron en la noche, pero en ves de permanecer sobre el condado de la colina al oeste de mi ruta de vuelo, se movieron hacia el este, obligándome a realizar una enorme desviación para rodearlas. Había visto y escuchado muchas historias de pilotos intentando volar entre las tormentas, solo para terminar convertidos en millones de pedazos de acero regados sobre una área de cincuenta millas cuadradas, y no tenía la intención de convertirme en una estadística.

Las tormentas son una fuerza brutal de la naturaleza y su influencia no esta limitada al área que inmediatamente las rodea. Es bien sabido que pueden lanzar pedruscos del tamaño de una pelota de béisbol a cincuenta millas y convertir el aire en un torbellino impenetrable que ningún avión puede sobrevivir. Pasar debajo de ellas no es una opción viable, ya que se pueden sufrir todo tipo de peligros, incluyendo vientos rápidos de abajo y micro estallidos. Volar sobre la tormenta es una apuesta segura a morir, también, ya que pueden escalar a velocidades que exceden las capacidades de la mayoría de las naves modernas. Cuando uno encuentra una tormenta, la única manera de segura de sobrevivir es darles una muy grande vuelta.

Mientras los relámpagos estallaban en la distancio, coloque las luces rojas de la cabina a su más alta intensidad, ajuste el cinturón del asiento tan apretado como lo pudiera soportar cómodamente, y me sostuve mientras era golpeado hacia arriba y hacia abajo por la turbulencia del aire nocturno. Mis turbinas ronroneaban fielmente en el fondo mientras las gotas de lluvia golpeaban el domo de la cabina como balas de cañón. Después de veinte minutos, salí al cielo despejado y me fue posible dirigirme hacia Corpus Christi.

El clima era mucho mejor ahí, pero la visibilidad era muy pobre al nivel del suelo, gracias a una capa de neblina que se había movido desde la costa. Que apropiado, pense, dirigirme a una asignación como instructor de vuelo por instrumentos y tener que realizar un verdadero acercamiento por instrumentos.

Fui por el habitual ritual del "ASAP MICE ATM" (ATIS, NAV/Radio Stack Check, Approach Brief: Marker Beacon/Magnetic Compass, Identify NAV aids and approach plates, Course for the approach, Entry Full/Vectored, Altitudes for the approach, Time for missed approach, Missed Approach Point; Pre-Landing Checklist) para prepararme para el Acercamiento a la Pista 8L de la Naval en Corpus Christi. La red de satélites globales GAPS estaba arruinada y hasta que pudiera ser estabilizada, usaríamos el acercamiento de precisión convencional.

"Tengo el ATIS. Radios encendidos," me dije a mí mismo, consultando la tabla de aproximación en mi tablero y asegurándome que había sintonizado el ILS en el número uno de mi radio NAV, el NAV 2 estaba en el aviso posicional del GAPS, el Equipo de Medición de Distancia era ahora esclavo del NAV 1 y mis otras frecuencias sintonizadas en mis radios de comunicación. "Acercamiento Breve: señales de marcas encendidas, compás magnético y direccionador, ajustados. Ruta de aproximación es," mire sobre ella, "Pita ILS 8 Izquierda, Naval Corpus. Identificador NAV de ayuda," presione el botón "Identificador" en mi radio y escuche por las tres letras en Código Morse del identificador -que hacia referencia con el caja de códigos de mi tabla de aproximación- que me indicaba que había sintonizado la frecuencia correcta. "Curso es 080, entrada vectorial, altitud es 1700 pies hasta que descienda a Altura de Decisión de 225 pies. Tiempo para aproximación fallida es un minuto y seis segundos a 150 nudos. MAP esta a 225 pies."

"Naval Tres Nueve Cero, aquí Torre de Aproximación Corpus Christi. Descienda y mantenga seis mil, gire a la izquierda hacia cero-uno-cero, vectores para la Pista ILS 8 Izquierda en Naval Corpus Christi. Centro de Información ATIS de Naval Corpus esta en línea. Reportando visibilidad de tres cuartos de milla con lluvia, techo nublado a tres mil," respondió el controlador."

"Cero-uno-cero y seis mil para Tres Nueve Cero," respondí por radio en la oscuridad.

Salí de las nubes y mire a mí alrededor. La oscuridad era total, no había ninguna luz que se pudiera ver... ni una. Esta era del gran estado de Texas tenia tanta vida como la Luna.

"Revisión previa al aterrizaje. Combustible en ambas turbinas, tren en posición, bombas de combustible encendidas. Luces de aterrizaje encendidas. Tableros checados. Revisión completa excepto por alas, alerones, timón, velas y arreos."

"Tres Nueve Cero, descienda y espere a dos mil."

"Tres Nueve Cero, dejando seis para ir a dos."

Solté un poco el acelerador y descendía dos mil pies, perforando varias crestas de nubes.

Cinco minutos después el controlador llamó otra vez. "Tres Nueve Cero, vectores para el ILS: Esta a ocho millas del 'Delfin' [la marca externa], gire a la derecha hacia cero-seis-cero, mantega dos mil hasta que este en posicion, permiso para usar Pista ILS 8 Izquierda de Corpus Christi.

"Cero-seis-cero y dos mil, libre para la aproximación, Naval Tres Nueve Cero."

Me deslice suavemente hacia la derecha, completamente rodeado por nubes una vez mas, y concentrado en mis instrumentos. Mi Valkyrie vibraba y chocaba con la turbulencia mientras me dirigía hacia le corredor final de aproximación. La aguja localizadora -la cual desplegaba la información del vuelo- en mi Indicador de Posición Horizontal, se encendió y empezó a centrarse. Cuando lo hizo, gire hacia 080 grados dirigiéndome y yendo hacia abajo, esperando que mis indicadores de inclinación se encendieran. Cuando lo hicieron mantuve mi altitud y velocidad y espere hasta que hubiera interceptado la posición de planeo.

El Haz de la Marca Exterior empezó su familiar "Biiiiiiiiip-biiiiiiiiip-biiiiiiiiip-biiiiiiiiip" indicándome que estaba sobre el final del punto de aproximación. "Tableros, alerones" llamé, cambiando interruptores para configurar a mi avión para el descenso. "Tren de aterrizaje abajo, en tránsito." Cambie a la posición de abajo la palanca del tren de aterrizaje y espere a que encendieran las tres luces verdes indicándome que mi tren estaba asegurado. "Tres verdes, no rojos, tren abajo y asegurado." Ahora un punto mas en el planeador de descenso y descendí hacia la pista, manteniendo el indicador en posición con un radio de descenso de 800 pies por minuto.

"Tres Nueve Cero, contacte a la Torre de Corpus Naval 118.3, buenas noches."

"Tres Nueve Cero a Torre, hasta luego."

Empuje un botón en el propulsor y ajuste mi radio para la frecuencia de la torre. "Naval Corpus, Jet Naval Tres Nueve Cero esta contigo en ILS 8 Izquierda, justo en el Delfín."

"Tres Nueve Cero, aquí Naval Corpus, permiso para aterrizar. Viento a cero-nueve-cero a uno-cinco, altímetro 30.01."

"Entendido, aterrizar, Naval Tres Nueve Cero."

Continué descendiendo, mirando mi HUD mientras me acercaba hacia el punto de aproximación. NO podía ver nada mientras indicaba mi altitud. "Mil sobre altura de decisión... quinientos sobre altura de decisión... doscientos sobre altura de decisión..." Si alcanzaba la altura de decisión sin poder ver el ambiente de la pista, tendría que ir a "fallido" y volverlo a intentar. A los veinte pies sobre la altura de decisión vi las luces de aproximación. "Luces de Aproximación" exclame. Los pilotos no pueden hacer nada mas que excitarse cuando ven esas bellas luces indicándote la pista.

"Tren de aterrizaje abajo, tres verdes, no rojas. Tableros, alerones, timón," llame al revisar varias de los controles para asegurarme que estaban en la posición correcta.

Descendí a casi cien pies sobre la pisar y continúe haca la carretera. Las luces del Indicador de Aproximación Visual en el lado izquierdo de la pista emitían un indicador familiar rojo sobre blanco, indicándome que estaba sobre el punto de planeación. Mientras alcanzaba el umbral, apagué la potencia para que cuando llegara a la marca de los 500 pies estuviera en punto muero. Coloqué la altitud de la nariz apenas arriba del horizonte y espere por el brinco familiar que indicaba que había tocado el suelo, mientras las luces de la pista pasaban vertiginosamente a mis lados.

Bump, bump. Suave y bello como siempre. Los tableros y alerones, construidos para desplegarse cuando los puntales principales se comprimían, se abrieron completamente para tomar lastre y matar el vuelo, mantuve la rueda de la nariz fuera de la pista, tanto como pude, para frenar aerodinámicamente mi caza y ahorrar desgaste de los frenos.

"Tres Nueve Cero, salga de la pista cuando pueda, contacte Control de Piso punto tres cinco.

Presione suavemente los frenos y me salí por la pista de rodaje Lima. "Tres Nueve Cero, saliendo por Lima, a Control de Piso, nos vemos."

Me detuve, hice mi revisión después del aterrizaje y se me dieron indicaciones para ir a la rampa de estacionamiento donde me reuniría con un miembro de mi nuevo escuadrón. Él me llevaría a mi nuevo hogar y me daría los de talles de que es lo que pasaría en las siguientes semanas -conocidas "Clase de Estandarización para Instructores" o "Stands" como se conocía, un proceso de tres semanas con la intención de poner a todos los instructores en línea y en la misma frecuencia. Con esto se aseguraba que cada instructor enseñara las cosas de la misma manera y proporcionaba que todos aquellos que se graduaban del entrenamiento estuvieran dotados con el mismo conocimiento y las mismas habilidades.

Mi habitación fue pequeña -4 metros por 6- con una cama, un pequeño armario y un escritorio/tocador. Por suerte era un oficial, lo que significaba que tenia el cuarto par mi solo. Los pilotos enlistados no tienen este lujo y son empacados como sardinas, dos en una habitación del mismo tamaño. Reí cuando lo vi, pero después pense, "Que diablos... es solo por tres semanas."

Me senté en mi cama y espíe la caja que Philo me había dado, sobre el escritorio. Me asome y la tome, abriéndola cuidadosamente. Por dentro, en medio de un montón de papel de china estaba una tarjeta. La abrí y casi me desmayo de la cantidad de firmas que tenia. Había cuando menos cien nombres firmados en esta tarjeta, muchos de gente que nunca había conocido, todas con un pequeño deseo de suerte o de gracias por alguna acción que ni siquiera me acordaba.

"Gracias por salvar mi vida," escribió uno de ellos. "Usted no me conoce, pero nunca lo olvidare, 'Sand Pebble Uno.' Que Dios lo bendiga, señor. -SSGT Phillip 'Groove' Pacelli, SVF-2"

Sonreí y leí cada uno de los comentarios, después baje la tarjeta. Saque mas papel de la caja y encontré una bella replica, hecha a mano, del famoso cuchillo 'Bowie' de Jim Bowie. Amarrado al mango, con un hilo, estaba una nota firmada por Josh, Plog y otros miembros de mi escuadrón.

"Jim Bowie tenia una de estas en el Alamo, ¿no? Ya que tu vas hacia esas partes, pensamos que un Texano como tu encontraría esto útil. Los mejores deseos para ti de tus camaradas de armas."

Saque el cuchillo de su vaina. El cuchillo, su cuchilla, brillante y filosa, era realmente una obra maestra artesanal y me senté ahí mirándola por todos los ángulos. No podía pensar de un mejor o más adecuado regalo que este y lo apreciaría mucho por el resto de mi vida.

Mire alrededor del pequeño cuarto. Mis cosas, el cuchillo y las despedidas fueron pruebas de que mi viaje a un nuevo mundo, había realmente iniciado. Esto demostraría que estaba equivocado sobre las tres semanas, también.


Capítulo 48 - Fundamentos de Instrucción

Mi pequeño hermano y yo decidimos subir a un avión de regreso a Texas, desde Canada. La primera escala seria en Oklahoma, después en Dallas. Compramos nuestros boletos y lo envíe por delante para que yo viera los arreglos del equipaje. Me tomo mas tiempo de lo que esperaba. Con boleto en la mano -mi numero de puerta, un "18" rodeado por un circulo, estaba estampado- corrí hacia el "tran". Un pequeño tren subterráneo eléctrico que viajaba entre la terminal y las puertas de abordar, el tran era la única manera de llegar a mi avión. Solo tenia unos pocos preciosos momentos para llegar al avión mientras el tran corría rápidamente sobre la rampa hacia las puertas del otro lado. Una vez que se detuvo, brinque del carro y corrí hacia la puerta. Había torniquetes enfrente de una docena de puertas diferentes, revise mi boleto para ver por cual puerta salía mi vuelo. La estampa estaba remplazada por miles de otras, cada una con un diferente numero.

Mi sangre se volvió fría. Busque frenéticamente en el tablero de salidas sobre mí, buscando por un vuelo a Texas vía Oklahoma. Vi dos. Uno con escala en Tulsa, otro con escala en Ciudad Oklahoma. Me dio pánico. No podía recordar por donde se iba mi vuelo.

Alcance una de las agentes de boletos de falda azul, su cabello acomodado debajo de su sombrero sin ala y le pedí que me ayudara, no preocupándome si sonaba o no calmado. "Señorita, ¿me puede ayudar a encontrar mi avión?" Le mostré el boleto y ella lo tomo.

"No... No puedo ver un numero de puerta aquí," dice.

"¡Maldición! Mi hermano esta en uno de esos aviones y se va a perder si no estoy con él" Corrí hacia las puertas. Decidí que el se iría por Ciudad Oklahoma y me dirigí hacia la puerta a toda velocidad. Las agentes de la puerta estaban empezando a cerrar la puerta del avión y les grite desde lejos, "¡Esperen! ¡Esperen! ¡Yo voy! ¡Esperen!" Pero ellas la cerraron de todas maneras, mientras las alcanzaba. Había cuatro agentes, todas vestidas en el mismo uniforme azul, con el mismo arreglo de cabello y el mismo sombrero.

Las cuatro agentes se dirigen hacia mí como robots y empiezan a entonar al mismo tiempo, "Tiene que irse ahora señor. Tiene que irse ahora señor.

Me volteo para irme y veo los cuerpos -la niña que mate en su departamento y el cuerpo sin piernas con su rastro de sangre. "Tu nos mataste... tu nos mataste." Era un horripilante mantra, y me voltee aterrorizado hacia los agentes de la puerta, pero ellos estaban llevándose la puerta. El piso cedió debajo de mis pies mientras se despegaba de la rampa. La gente muerta se movió hacia mí, perdí mi balance y me caí.

"¡Ahhh!" me levante en mi cama, todo mi cuerpo cubierto de sudor. Estaba respirando pesadamente y busque en la oscuridad por mis lentes. Eran las 0550. "Jesús... que pesadilla." Angustiado por este tema recurrente, me voltee para intentar dormir un poco mas -tenia un día pesado adelante- pero el sueño era un lujo que no encontraría esta noche.


La alarma trono en mi oído -0800 horas. Exhausto, me levante de mi catre, me bañe, afeite, vestí y salí de mi curto para ir a la Oficina del Personal Activo. De techo rojo y de una arquitectura muy familiar, la oficina era el centro de información para la base -todo lo que un recién llegado necesita saber lo puede encontrar aquí. El Comandante de la Guardia, el veterano hombre enlistado en guardia ese día, me ofreció llevarme al Comedor para que tuviera algo que morder.

Brinque sobre el jeep y me agarre de marco de la ventana delantera mientras el Comandante de la Guardia manejaba rápidamente de su espacio de estacionamiento hacia la Calle Batallón. Mientras conducía hacia el Comedor, no podía notar que oscuro se veía el horizonte. Arboles recién cortados, rodeados por anillos de agua, abundaba y podía ver que mucho de ese esfuerzo se había invertido en detallar esta base. Pero en la distancia, entre los edificios, podía ver que la Tierra estaba chamuscada y desde mi punto de vista en el jeep podía ver a lo lejos, la tierra barrida y plana de Texas. Fuera de la base no se veía ningún árbol. Era un contraste sombrío comparado en lo que recordaba de esta área del estado.

El comedor era un enorme, edificio de techo rojo con mucho vidrio alrededor. La comida que aquí servían era buena, muy buena para mi sorpresa y comí lentamente, saboreando el tocino, huevos, pan tostado y jugo de naranja fresco. Colocando mi bandeja en el carro de la limpieza, me dirigí hacia la puerta y llegue al edificio de Operaciones de Mando de Entrenamiento de Vuelo para averiguar donde se suponía que debía de ir a la escuela. Mi clase "stands" se iba a realizar en el Edificio Académico. Se me dio un jeep para manejar dentro de la base y como las clases programadas iniciaban hasta las 1300 (para terminar a las 2200) decidí matar el tiempo explorando la base.

Mi amor a volar, todavía me consumía mi tiempo y más que nada en este momento, quería ir a ver los aviones. Mientras manejaba mi avión por un camino que pasaba perpendicular a la ruta de acercamiento de una de las pistas, un entrenador primario de dos asientos, que se parecía mucho al viejo entrenador Beechcraft Mk. II JPATS, ronroneaba sobre mi cabeza, so tren de aterrizaje y alerones colgaban mientras se dirigía hacia la pista. Era algo muy distante de un Valkyrie en todas las áreas, pero no podía evitar reírme del pequeño entrenado rojo con blanco.

Beechcraft Mk. II JPATS, similar to the T-35 "Seagull"

Mostré mi identificación al guardia de la puerta y entre hacia la rampa. Me alinee meticulosamente hacia un centenar de aviones de distintos tipos. El entrenador de turbina y propela me mostró ser un Beechcraft Mk. III (T-35A "Gaviota"), una versión mejorada del Mk. II. También en la rampa había varias docenas del jet entrenador T-45J "Gozhawk II" y ocho VF-1Ds. Mientras veía los aviones en la rampa, me di cuenta que las cosas iban a ser diferentes por aquí y con eso, tendría que hacer lo mejor para sacarle provecho a la situación


Mi clase de stands fue impartida por un Teniente Comandante corto, de cabello oscuro, de veintitantos y descendencia Puertorriqueña. Con conocimiento profundo, él tenia una ficha sobre su hombro que no intentaba ocultar. Quizás era inmaduro, pero, siendo un piloto de combate experimentado y altamente decorado, esperaba que fuera reverenciado -casi venerado (o al menos, respetado)- por aquellos a mí alrededor. La realidad no podía ser removida de mi visión romántica.

El instructor empezó preguntándome preguntas sobre el T-35 y el T-43 y no pude ni empezar a contestar - y no me dejo. "Ser un as no tiene cabida aquí". Rugió el instructor. Para el momento que salí del salón de clases estaba mas avergonzado de lo que jamas haya estado en mi vida. Cuando regrese a mi cuarto, saque mi Manual Estándar de Vuelo y lo devore con una intensidad que no sabia que tenia. Sabia que estaría martirizándome hasta que el no pudiera aplastarme mas y empece a absorber cada pagina de esos manuales a fondo.

El siguiente día, el instructor me atacó con todo lo que tenia, pero no obtuvo de mi ninguna respuesta incorrecta. Podía ver que me había ganado su respeto. Nunca me molesto jamas.

La escuela era muy aburrida, y de verdad, aprender todas las regulaciones, procedimientos y caprichos de como ser un instructor efectivo -enseñando por el ejemplo, refuerzos positivos, etcétera- era una cura instantánea para el insomnio. Si podía encontrar una manera con esta aflicción a que atendieran a un seminario de "Fundamentos de Instrucción" por cincuenta dólares por cabeza, me hubiera retirado hace mucho tiempo.

Nuestras sesiones de vuelo en las siguientes tres semanas pasaron poniéndonos al corriente tanto en el T-35 y el T-45, con dos vuelos al día por los primeros diez días en el T-35 y con tres vuelos al día en el T-45 por el resto de nuestro entrenamiento. Mi primer vuelo en el T-35 fue inolvidable, pero no por las razones que uno hubiera esperado. Se me presento con una visión tan horrible -y tan marcada en mi mente indeleblemente- que me ocasionaba escalofríos aun ahora, mas de tres décadas después.

McDonnell Douglas T-45 "Goshawk" trainer, similar to the T-45J

Salimos por la pista y empuje el propulsor a toda maquina. El pequeño turbopropulsor acelero más rápido de lo que hubiera esperado mientras sus hélices propulsoras mordían el húmedo aire marino y en solo unos cuantos momentos, estabamos en el aire. Ascendimos fuera de la Estación Aérea Naval a 110 nudos, subiendo 3000 pies por minuto -no tan mal, especialmente si consideraba la altitud de alta densidad de ese día. Mientras giraba hacia el área de practicas, mire a mí alrededor y me di cuenta que la belleza que era Texas solo existía en mi mente -la "Solución Final" de Dolza la había convertido en un lote baldío. El suelo estaba chamuscado y regado de chatarra de los gigantescos cruceros alienígenas, sobresaliendo del suelo rocoso, duro y negro como grotescos arpones hinchados. La desolación se expandía tan lejos como un o pudiera ver y desde las alturas, parecía como un gigantesco pedazo de asfalto. La ciudad costera de Corpus Christi, una vez el hogar de mas de 100,000 personas, ahora era apenas una villa -una mera coraza de su propio ser, rendida ante el infierno que le había caído encima.

Nuestras Cartas de Navegación de Sección estaban completamente libres del detalle -las únicas acotaciones reales eran las naves Zentraedi estrelladas y el río o línea costera -y ahora podía ver por que. Observe sobre mi hombro hacia la estación aérea, literalmente un oasis en un desierto de desesperanza. Estaba profundamente triste por lo que había visto y esto ocasiono una extraña sensación de derrota que me empezó a brotar. Habíamos peleado tan duro y por tanto tiempo... Esta era nuestra recompensa. Me hizo sentir mal. Si el acomodo de los instrumentos en la cabina de mi nueva nave me eran familiar, estos fueron removidos del Valkyrie hace varios años luz -particularmente los del T-35. Las cosas aprecian irse en cámara lenta en ese avión y me encontré luchando contra el aburrimiento en él. Tenia una palanca, propulsor y pedales de timón. Eso era todo, en pocas palabras, tenia menos cosas que hacer. Aunque las aburridas y ruidosas propelas hacían una prodigiosa cantidad de ruido- el T-35 era muy acrobático y nunca me ahorre la oportunidad de ir con todo en él, un inicio contrastante con mis primeros días, donde la ligera posición inusual era seguida por vomitar.

Después de mi tercer vuelo en el T-35, los días siguieron volando. La Navidad llegó y se fue sin fanfarrias -ni siquiera pude hablar a mi familia, ya que el servicio telefónico todavía era muy intermitente- y el 13 de Enero, 2012, mis tres semanas terminaron y era considerado completamente calificado para instruir a la ultima cosecha de candidatos por las codiciadas alas de un Aviador Naval. Me transfirieron al Escuadrón de Entrenamiento Seis en NAS Kingsvill -mi habitación eran tan pequeñas como habían sido las de la Naval Corpus (vaya con lo de la teoría de las tres semanas)- y durante los siguientes diez meses instruí a docenas de pilotos estudiantes en entrenamiento por instrumentos. Mis horas eran largas, pero pasaba muchas de ellas volando y nunca tenia suficiente esto, ni importaba el avión.

El entrenamiento fue un reto atemorizante y los estándares impuestos a nosotros eran extremadamente estrictos. Nuestros estudiantes tenían que mantener ciertos estándares y nuestros "Revisores" podían sacar a cualquier estudiante en cualquier momento de su entrenamiento para evaluar su desempeño. Si el revisor pensaba que el estudiante estaba atrasado en cualquier área, él recibiría un grado insatisfactorio. Si no manteníamos un radio de paso del 90% durante esas revisiones, nuestro escuadrón entraría en un estado de prueba, y eso significaba malas cosas para todos nosotros. , Sin importar quien estuviera mal -reportes de mala condición, resignación a estaciones de mando aun más indeseables o peor. No habría salidas para bombardear con pintura a la Picasso durante el entrenamiento.

A pesar de ese hecho, mi vida como instructor era, a veces, altamente entretenida. Un evento interesante involucró a uno de mis compañeros instructores, un temerario joven, Teniente de la Infantería, llamado Warren Ross. Una noche, mientras pastoreaba a un grupo de pilotos por un entrenamiento de disparos nocturnos, las cosas se pusieron feas. Mientras avanzaban al rango de disparo, uno de los estudiantes de Ross fallo en darse cuenta que su líder estaba girando y los dos T-45 chocaron, desmenuzando el estabilizador horizontal del avión de Ross, el cual quedo fuera de control hacia el suelo y exploto. Los tres pilotos estudiantes, no habiendo visto ninguna señal de que Ross brincara, regresaron a su base, pensando que había muerto.

De hecho, Ross había sobrevivido y después de luchar sin éxito por lograr el control de su avión golpeado, decidió que era ora de brincar. "Este es Banjo Uno Cero Uno, esto haciendo eyección" llamo antes de jalar el collar amarillo y negro. Su llamado no salió de su mascar, ya que, durante la colisión, la antena de comunicación también había sido destruida. La cabina se despego limpiamente, pero su asiento sé rehuso a disparar. Con solo segundos entre el y la tierra chamuscada abajo, Ross libero sus arneses y brincó del T-45.

Por suerte, el paracaídas de Ross estaba trabajando bien y él flotó lentamente hacia el suelo, no lo que se creía de su accidente. Aun así, los dioses no habían terminado con el desgarbado Soldado, aterrizo en medio de una barranca -sin lugar a dudas la única barranca en cincuenta millas- y después de casi ahogarse, alcanzó a encaramarse en su barranco occidental. Evaluando su situación, Ross decidió rápidamente que para poder llegar a casa tenia que estar en el barranco oriental de la barranca, después de unas palabras de maldición cuidadosamente escogidas dirigidas hacia los T-45 que estaban arriba, otra vez se metió al agua y nado hacia el lado opuesto, gritando profanidades después de cada brazada.

Los tres pilotos del vuelo de Ross regresaron al Estación Aérea y reportaron los eventos a sus superiores, después se dirigieron al Club de Oficiales para beber algo. Ross, mientras tanto, estaba marchando, no muy silenciosamente, por el campo desértico de Texas, su paracaídas siendo arrastrado mientras un torrente le arrojaba cubetadas de agua sobre él. "Ese mal hijo de perra. Cuando regrese lo voy a..." En poco tiempo, Ross llego a la autopista recientemente construida que corría entre San Antonio y Kingsville, y alcanzo a detener un carro que pasaba.

De regreso en el Club de Oficiales, los tres pilotos de su vuelo habían atraída a una pequeña multitud, mientras los instructores salían del deber hacia el bar, solamente para escuchar. "Oye, ¿ya sabes? Ross mordió el suelo hoy."

La respuesta era casi un, "Oh, pobre Ross. Es una lastima. Camarero, voy a querer un whisky, solo," después, levantando el vaso en el aire, "Para Warren Ross. Que Dios se apiade de su alma."

Ross le pidió a la mujer en el carro que lo dejara en el Club de Oficiales, para que él también pudiera beber algo. Frío, mojado y todavía jalando su paracaídas mojado detrás de él, Ross camino hacia el bar y ordeno algo fuerte. El joven piloto que había chocado con él, no sabiendo quien era, camino hacia Ross y le dijo Solemnemente, "¿Escuchaste las noticias? Ross mordió el polvo, hoy."

Girándose lentamente sobre su taburete, Ross miro al joven cadete en los ojos, su cara roja como un carbón encendido. La mirada de terror en la cara del joven aprendiz fue invaluable. "Señor. Esta vivo. Lo siento, señor"

"¿Vivo? Estas endiabladamente correcto que estoy vivo" rugió, antes de nublar la vista del joven piloto con un derechazo a la mandíbula. "Ahora lárgate de aquí antes de que lastime a alguien."

Tan mórbido como se escuchó, este intercambio fue increíblemente jocoso y los pilotos en el Club, se carcajearon y rodaron de una manera que nunca se había visto, mientas los compañeros del aprendiz, tropezando con taburetes y resbalando en licor derramado lo jalaron antes de que Ross lo golpeara otra vez.


Una de las ventajas de mi trabajo como Instructor de Instrumentos era el requerimiento para vuelos largos, por el estado. Los aprendices tenían que demostrar ser competentes en la navegación por rutas largas con y sin el uso de apoyos de navegación. Como uno pudiera esperar, hice la mayoría de mis vuelos hacia Nueva Macross, aprovechando la oportunidad de ver a mis seres queridos. Dependiendo de la hora de llegada, estos vuelos podrían requerir pasar una noche en Nueva Macross y aproveche la situación. Las niñas estaban creciendo como hierba y parecía que cada vez que iba al pueblo, eran cinco centímetros más altas. La misma ciudad estaba creciendo a pasos enormes, también y cada vez alcanzaba a ver que había nuevos edificios por todos lados. Nueva Macros estaba empezando a darle un nuevo significado a la palabra "Desarrollo Urbano"

Los cambios en el frente hogareño no estaban limitados solo a mis niñas. En Marzo, mi padre decidió finalmente por jubilarse y por la primera vez en mucho tiempo, parecía realmente feliz. Había desarrollado una frustración contra la burocracia dentro del Gobierno de la Tierra Unida y las dificultades encontradas en desarrollar lo que seria la siguiente generación del Caza Veritech, el VF-X-2. El proyecto era constantemente entorpecido por arriba, con constantes cambios de requerimientos y demandas. En poco tiempo, los retrasos se empezaron a unir y cuando se volvió claro que el VF-X-2 nunca volaría, mi padre decidió "colgar" el proyecto.

Estoy seguro que es un gran alivio estar liberado del as largas horas en la oficina, y por primera vez, poder pasar mas tiempo de su vida con la familia, en ves de con su trabajo. Josh, también, parecía estar mucho mejor y el molino de rumores decía que él estaba en la lista de convertirse en el C.O. de un escuadrón de combate. El todavía estaba sufriendo por la perdida de su joven amiga, pero el tiempo había ayudado a aplacar las heridas, cuando menos un poco.

De hecho, las cosas estaban cambiando en todas las áreas. Zentraedi micronizados ahora eran una gran porción de la población, deseando diligentemente ser ciudadanos educados y productivos. El Gobierno de la Tierra Unida estaba lentamente, pero firmemente, consolidando las fuerzas que estaban regadas por el globo. La economía estaba empezando a crecer y el mundo estaba empezando a curarse. Se rumoraba que una nueva fortaleza de batalla estaba en construcción, también y parecía que La Tierra estaba, finalmente, haciendo algún progreso notorio. Todavía había problemas, por supuesto, pero las cosas estaban mejorando.

El hecho más importante, sin embargo, era que mis amigos y mi familia estaban a salvo. No podía pedir una paz mental que aquella cuando encontraba este hecho.


Durante la mitad de Mato, mientras regresaba de mis vuelos largos, vi de primera mano que mientras las cosas se ponían mejores, no estabamos fuera del bosque. Yo estaba sentado confortablemente en el asiento trasero de nuestro desarmado T-45, monitoreando el progreso de mi estudiante mientras empezábamos nuestro descenso sobre Kingsville, RDFNAS. Sintonice el radio de comunicaciones dos a la frecuencia ATIS, pero por alguna razón no obtuve mas que estática en él. "Que raro," pense, intentando otra vez con el otro radio y con la misma ausencia de éxito. Mi estudiante no podía escuchar nada en su terminal, tampoco. Adormecido por ese falso sentido de confianza que viene después de una larga ausencia a la exposición de combate, pense que seria un pequeño problema. No podía estar mas lejos de la verdad.

En la distancia, justo debajo del horizonte, espíe una etérea columna de humo negro y mi antena inmediatamente se encendió, buscando por cualquier cosa que pudiera ser una amenaza. Mientras descendíamos a diez mil pies, los alerones nos planeaban hacia abajo sin acelerarnos, vi una pequeña explosión en la base y sabia en ese momento que las cosas estaban muy mal.

"Tengo los controles, Teniente," le dije al piloto sentado adelante de mí, acomodando mi peso hacia adelante.

"Sus controles, señor," respondió.

Jalando hacia la izquierda, después hacia la derecha, observe sobre mis hombros y revise el área que nos rodeaba. Navegamos por veinte millas y bajamos a tres mil pies cuando alcance a apreciar que algo se movía sobre el suelo oscuro en mi posición de las diez en punto. Inmediatamente empece a revisar el área y localice un Nousjaedul Ger que se alejaba de la base a alta velocidad. Sin armas, seria algo suicida para mi continuar hacia la base, por eso hice un giro rápido de 4-G, buscando por chicos malos mientras lo hacia.

Nousjaedul Ger Powered Battle Suit

"Teniente, parece que la base esta bajo ataque. Tengo a un bandido por abajo, dirigiéndose hacia el noreste. Voy a orbitar por aquí e intentar evitar que nos maten. Mantenga sus ojos abiertos por cazas enemigos," dije en mi mascara, tratando de sonar como tuviera la situación bajo control.

"Sí señor."

Gire mis alas, las nivele y después regrese mi giro hacia la izquierda. Otro Nousjaedul Ger paso debajo de nosotros, dirigiéndose hacia la costa. O no nos vio, o no le importo, pero nos paso sin hacer él más ligero cambio de curso. Hasta ahora, va bien.

Un breve brillo de luz del sol hizo que saliera del estupor a mi estudiante de la presencia de un trío de Raulon'ves dirigiéndose hacia nosotros de derecha a izquierda. "¡Bandidos! Dos en punto, teniente" gritó en el radio.

"Ya los vi, Aguanta." Llame, jalando la palanca hacia la izquierda, después jalándola a todo lo que daba. Los tres cazas Zentraedi estaban cubriendo los trajes de poder y nos habíamos metido justo en su ruta de escape.

Me clave hacia el suelo mientras los Raulon'ves cambiaban su curso para perseguirme, esperando que al estar a una altitud baja arruinaría los intentos de los Raulon'ves en tener una línea de tiro hacia mí. Tenia la ventaja de maniobrabilidad pero los Raulon'ves tenían la mano en velocidad y energía. Si no los perdía relativamente pronto -en el transcurso de unos giros difíciles- seria un blanco seguro.

El suelo se nos acercaba, mientras nuestra velocidad subía a 500 nudos. Alcance a echar un vistazo sobre mi hombro y vi a los Raulon'ves detrás de mí, aunque todavía a una distancia considerable. Encaje los propulsores a que se detuvieran y jale la palanca, una vez mas, nivelándolo a solo cincuenta pies sobre el terreno quebrado y negro. El T-45 reboto en el aire grueso mientras volábamos por la turbulencia creada por el calentamiento disparejo de la superficie de la Tierra. Mientras los Raoulon'ves se acercaban al alcance de disparo, los rastreadores zumbaban sobre mi cabina. Jale mi caza hacia la izquierda, después otra vez hacia la derecha y me dirigí hacia la base, esperando que pudiera llegar ahí, antes de que los Raulon'ves me estallaran en mil pedazos.

Llame a la Frecuencia de la Torre e hice una llamada rápida, "Torre Naval Kingsville, Shavetail Tres Cero Cinco esta a diez este del campo a cincuenta pies. Tengo tres Dardos en mi cola y necesito asistencia.

Pise el timón derecho y jale la palanca duro hacia la derecha, girando hacia el lado, mientras disparos de cañón cruzaban la ala izquierda del pobre entrenador. El Gozhawk tembló y escuche una serie de fueres golpes mientras la metralla golpeaba. Continué mi giro, sabiendo que esta maniobra me estaba costando energía. Mi velocidad estaba descendiendo sostenidamente y sabia que tenia que hacer algo drástico - tenia que intentar y espantarlos.

Los Raoulon'ves estaban acercándose a mí, rápidamente y en un movimiento desesperado para salir de la trampa en la que me encontraba, jale alrededor en una vuelta de seis-G. Su pobre maniobrabilidad y su alta velocidad, obligo a los Raulon'ves a que salieran de la vuelta y rápidamente invertí la mía, pasando justo en medio de los tres cazas verdes. Sin lugar a dudas, impactados por la maniobra, los tres cazas se separaron en distintas direcciones para evitar chocar conmigo e inmediatamente me dirigí hacia la base. Los pilotos de los tres cazas Zentraedi decidieron no empujar su surte mas y vi como se reunían lentamente y desaparecían detrás de mí, hacia el este.

En ese momento, un solo Valkyrie salió del oeste y se unió a mi ala. Empece un lento ascenso, mis ojos buscando el cielo por mas cazas. El piloto del Valkyrie levantó cinco dedos y yo presione el Botón Cinco.

"Mas vale tarde que nunca," llame, mi voz temblaba por la adrenalina.

"¿Esta bien? Esta perdiendo combustible," dijo, pasando debajo de mi caza. "Se ve muy mal, Tres Cero Cinco."

Mire mis medidores. "Estamos bien. Lo lograremos."

"¿Cómo esta su técnica de aterrizaje en terrenos cortos?"

"Bien. ¿Por que? ¿Le dieron a las pistas?" pregunté.

"Le dieron a todo. Solo hubo seis de nosotros que alcanzamos a enfrentarnos y eso era porque estabamos trabajando en el área de disparo cuando atacaron. Creo que tendrá que saltar y flotar al suelo," comento, un poco despreocupadamente, para mi gusto.

"Lo considerare," dije, pensando agregando, "Sí, claro, como no."

"Estaré sobre usted y a la derecha. Avíseme antes si es que decide saltar."

"Correcto."

El piloto del Valkyrie se retiro inteligentemente de mí, manteniendo una distancia segura de mí. A tres millas, y a mil pies, recorrí mi lista de aterrizaje y verifique que todo estuviera en su lugar. "Combustible. Bombas de combustible, encendidas. Alas, alerones, aletas, timón. Gancho arriba. Tres verdes, no rojos, tren abajo y asegurado."

"Tengo tres verdes, ningún rojo aquí," indico el estudiante, verificando que nuestro tren de aterrizaje estaba abajo.

Hice un pase lento sobre el campo, a través de nubes hinchadas de humo negro, buscando por la mejor sección de la pista que pudiera encontrar. Mis medidores de combustible estaban volando sobre el tanque vacío y tenia que tomar una decisión rápido. La sección útil, mas larga, de concreto estaba entre el borde y las marcas de los quinientos pies de la pista 13. Todo lo que estaba después de eso, era u batidero de cráteres. Con un suspiro ajuste el arnés de mi hombro, lo mas justo que pude y le ordene a mi estudiante que hiciera lo mismo. "Prepárese para la eyección de la cabina," llame, cerrando mi visor, antes de jalar la palanca de emergencia. La cabina voló del pequeño entrenador y un frío aire me dio en la cara. "Quizás terminemos sin ruedas, Teniente. Cuando esta cosa se pare, salga y corra como mil diablos," le dije, girando a la izquierda, hacia la pista.

"Si, señor," dijo.

"No se olvide de desabrochar su mascara antes de brincar fuera."

"Sí, señor."

Coloque los alerones hacia abajo y reduje mi velocidad a 100 nudos, la nariz apuntando hacia el cielo, el trompeteo sonando, mientras ráfagas cargaban y liberaban el ala. Ore que el umbral desplazado, reservado para uso de despegue y traslado únicamente, pudiera soportar el impacto de mi nave. Usando la orilla del concreto como mi punto de contacto, coloque el propulsor para ajustar mi ángulo de descenso, entonces, con una precisión que solo se logra con practicas interminables, toque en la primera pulgada del umbral desplazado. Apague la maquina en el momento que tocamos, y me coloque para pisar los frenos -no fue necesario. Como esperaba, el impacto fue mas de lo que el pobre umbral podía soportar y el tren principal pasaron justo por el cemento. Sentí un traqueteo mientas las llantas se rasgaron de sus anillos y trataron de rodar, entonces los ejes colapsaron y golpeamos el asfalto. El tren de la nariz se soltó, poco después, golpeando ruidosamente contra la entrada derecha, a una cuantas pulgadas de mi cabeza -me sobresalte ante esto.

Patinamos por la pista, chispas volando y nos paramos en un cráter justo adelante de la marca de los quinientos pies. Inmediatamente me desabroche del asiento de eyección, después brinque torpemente del avión, llamando a mi estudiante que se apurara. Él tenía problemas con su mascara, pero finalmente se soltó y corrió para cubrirse. Trepamos por la pared del cráter y alcanzamos a subir y salir, haciendo un maldito arranque para buscar la seguridad que solo la distancia puede proporcionar en esta situación.

Mi estudiante y yo esperamos por una explosión que nunca llego, y en su momento, reunimos el coraje para caminar hacia donde descansaba el pobre T-45. Era una vista triste. La nariz estaba rota justo adelante de la cabina y el pequeño entrenador rojo y blanco, tenia las cicatrices de fuego y agujeros de cañón. Me sentí mal por el avión en una extraña e infantil manera, como si tuviera sentimientos.

"Buen trabajo, señor," dijo mi estudiante, palmeándome en la espalda. Realmente lo quería decir.

"Gracias," alcance a decir. "No fue un acercamiento estabilizado, pero di en el blanco," dije sonriendo. La regla numero uno en la aviación es "nunca aterrices corto". Al menos es esa categoría había tenido éxito. "Cualquier aterrizaje del que puedas salir caminando... o algo."

Con el fuego y humo arremolinándose casi exhausto, los cinco Valkyries que sobrevivieron el ataque, sobrevolaron buscando donde aterrizar sobre las pistas llenas de escombros. Una brisa costera sopló el humo hacia nosotros, aunque no directamente hacia nosotros, en poco tiempo, siete pilotos se reunieron para evaluar el daño. Todo lo que había alrededor era solo devastación y destrucción y no podía mas que reír, Había algo increíblemente cómico sobre este gran tema de construir y reconstruir que permeaba mi vida. Estaba feliz de estar vivo, pero empezaba a preguntarme se era como "El pequeño niño azul" del libro de primer grado "Azul Dilly Dilly". La única diferencia notable que podía discernir era que la nube de lluvia que me seguía a todos lados, no contenía lluvia -solo destrucción.

Mientras miraba a mí alrededor, me di cuenta que iba a tomar mucho tiempo limpiar este desastre. Ciertamente mucho tiempo.



por Jason W. Smith
Julio 1995

traducción Gerardo Campos De León
Julio 1998

Copyright © 1995-98 by Jason W. Smith

(Nota del autor: Este es un trabajo de ficción. Cualquier similaridad a eventos, personas, etc. actuales es pura coincidencia --aun si fue intencional)

Basado en los personajes y situaciones de
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Última Fecha de Revisión: 22 de Enero de 2002