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RENOVACIÓN DEL PACTO

Por: Rev. Lic. Jorge Bravo C.

Definición

El Pacto desde el punto de vista bíblico-teológico es un convenio que Dios hace con su pueblo, expresando de esta manera, una estrecha relación entre ambos. Este acuerdo obliga una reciprocidad mutua de beneficios y obligaciones. En esta relación, Dios espera del ser humano, obediencia, como consecuencia de la confianza en él y su Palabra (Hebreos 11:6; Génesis 3:1ss). La promesa de Dios en esta fidelidad mutua es bendición (Génesis 9:1.11.16s; 12:1-3).

Pacto: obediencia + bendición

Antecedentes

Los antecedentes del Pacto los encontramos en la Escritura (Génesis 9:8-17; 15:4-6; 17:1-2; Isaías 42:6-7; Mateo 26:26-29). Estos son algunos textos bíblicos, pero bien sabemos que en la Biblia hay un sinnúmero de pactos que Dios ha hecho con el ser humano, con el fin de lograr su redención.

Propósito

El propósito principal del Pacto es la iniciativa de Dios por restaurar la relación con el ser humano, la cual se había quebrado a partir de la desobediencia de Adán y Eva. Este propósito divino está signado por su Gran Amor que es inigualable con cualquier otro tipo de amor. Recordemos que Dios al ver la maldad y desobediencia de hombres y mujeres, se arrepintió y le dolió en el corazón haberlos creados y decidió destruirlo todo; pero es por la fe y obediencia de un hombre llamado Noé que Dios cambia de actitud y establece un pacto con él (Gen. 6:18) ¡El primer pacto por amor!.

De esta relación hay dos asuntos importantes a considerar: el primero, la fidelidad de Dios y la obediencia del ser humano; el segundo, la bendición de Dios.

Según Jeremías 31:31-34, Dios tiene la intención de renovar el Pacto por uno nuevo y éste sería escrito en el corazón. Jesucristo se encarga de hacer realidad esta promesa divina (Mateo 26:26-29) a través de su sacrificio en la cruz, derramando su sangre por nosotros. Luego Dios se encargó de ratificarlo (Gálatas 3:15-17).

Nosotros los cristianos y cristianas somos hijos e hijas de este nuevo Pacto y herederos de la Promesa. Somos los pámpanos que estamos unidos a Jesucristo quien es la vid verdadera. Por lo tanto, estamos llamados a dar buenos frutos (Jn. 15:1-8).

Requisitos

Juan Wesley, fundador del Metodismo, en 1780 estableció algunos requisitos para la renovación de nuestro pacto con Dios (Cf. Obras de Wesley, Tomo IX, pp. 175-190):

1° Designen un tiempo preciso, más de uno, para estar en secreto delante del Señor.

a) Buscando sinceramente su especial ayuda y benévola aceptación de ustedes.

b) Considerando cuidadosamente todas las condiciones del pacto.

c) Examinando sus corazones para descubrir si ya han hecho anteriormente o si ahora pueden hacer tal entrega a Dios en Cristo, como han sido exhortados a hacer. Especialmente examinen sus pecados y consideren si están dispuestos a renunciar a todos ellos. No mientan delante de Dios.

2° Preparen sus espíritus de la mejor manera posible para entrar en una verdadera relación con Dios.

3° Echen mano del pacto de Dios y confíen en su promesa de darles gracia y poder, por medio de los cuales podrán cumplir sus votos. No confíen en sus propias fuerzas, sino en el poder de Dios.

4° Decidan ser fieles. Habiendo entregado sus corazones, abran sus labios y firmen con sus manos en favor del Señor. Decidan, en el poder de Dios, no volver atrás.

5° Preparados de esta manera, en un tiempo conveniente, apartado para este propósito, hagan su entrega al Señor. De la manera más solemne posible, como si el Señor estuviera en forma visible delante de sus ojos, caigan sobre sus rodillas y extendiendo sus manos hacia el cielo, abran sus corazones al Señor en actitud de oración.

Finalmente, Wesley aconseja que este pacto sea hecho no únicamente de palabra, sino por escrito y que, con toda reverencia posible, presenten el escrito delante de Dios como su testamento. Cuando hayan hecho esto, pónganlo en un lugar seguro, consérvenlo como un memorial del solemne acuerdo que se ha sellado entre Dios y ustedes, para que puedan tener un auxilio en momentos de duda y tentación.

Es por eso que cada 31 del mes de Diciembre, la Iglesia se reúne para renovar este Pacto volviéndonos a poner en las manos del Señor, reconociendo nuestras limitaciones y tentaciones, y para darle gracias por darnos esta oportunidad y nos permita fortalecer nuestro crecimiento espiritual, el estudio de las Escrituras y el cumplimiento de la Misión (Mateo 28:19-20)en un mundo que aún gime por su redención plena y en el cual hemos sido llamados por el Señor para transformarlo en un mundo de amor, de justicia y de esperanza.

Textos bíblicos: Dt. 26:17-18;Salm. 111; Jer. 31:31-34; Ez. 16:60; Jn. 15:1-8

 

                                                                        


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