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LA PASTORAL DE NIÑOS

Por: Rev. Lic. Jorge Bravo C.

I. INTRODUCCIÓN

II. SITUACIÓN ACTUAL DE LOS NIÑOS

III. LOS NIÑOS OLVIDADOS

IV. UNA PASTORAL PARA NIÑOS

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I. INTRODUCCIÓN

Todo niño o niña desde su gestación en el seno de la madre, va asimilando todos los procesos de cambios que experimenta (huevo, embrión y feto) y también de la madre (alegría, tristeza, dolor, cambios físicos y psicológicos). Cuando nace ya tiene internalizado en su ser una serie de factores positivos y negativos que van a formar parte de su personalidad. El niño y la niña son el fiel reflejo de lo que su hogar y la sociedad son. Los valores que se le inculca a un niño o niña han de ser el tesoro más precioso que los padres pueden dejar como herencia a sus hijos e hijas. No hacerlo es dejarlos en el más completo abandono. Los valores con fundamento cristiano son los más preciados de todos los valores.

Desde pequeños, el niño y la niña, necesitan experimentar el amor de la madre y del padre, es decir, juntos, no por separado; ser educados con el buen ejemplo; tener un ambiente positivo; motivarles hacia cosas positivas y trascendentes; enseñarles los caminos de Dios y practicar siempre lo bueno. Sólo así los niños tendrán un carácter positivo y un alto valor de la vida. Pero la realidad es otra, la mayoría de niños y niñas no viven esta experiencia y sus conductas, por lo tanto, son negativas. Muchos de ellos no tienen familia completa (falta mamá o papá, en otros casos los dos); viven en un ambiente hostil, familiarizados con el lenguaje soez, asimilan actitudes negativas por medio de la TV; sufren agresión verbal, psíquica y física; son abandonados a temprana edad; son obligados a la fuerza a trabajar desde muy temprana edad. Los resultados están a la vista, lo podemos todos los días.

La Pastoral tiene una tarea muy importante con los padres y la familia del niño. Ésta debe procurar generar espacios de amor y de alegría, es decir, un ambiente positivo. Es urgente y necesario orientar a la familia y a la sociedad sobre el rol que les toca en la educación del niño y de la niña. La Iglesia no puede estar ajena a esta problemática; es en este campo que puede ejercer una pastoral infantil a través de diversos programas: kindergarten, educación inicial, escuela dominical, colegios, escuela para padres, etc. El futuro de un país y de la humanidad entera está en la buena formación moral y espiritual de los niños y niñas. Ellos y ellas necesitan desde muy pequeños ser orientados y educados en la Palabra de Dios. La Biblia tiene muchos testimonios de niños al servicio de Dios.

II. SITUACIÓN ACTUAL DE LOS NIÑOS

  1. En la familia.- Generalmente los niños y niñas al nacer adquieren su desarrollo en el hogar y ahí van recibiendo la enseñanza previa a su formación integral. Esta enseñanza en muchos casos está a cargo de la madre, quien trasmite al niño o niña valores y costumbres de acuerdo al tipo de educación que ella haya recibido en el transcurso de la vida. En muchos casos el padre está ausente en la educación de los hijos e hijas por diversos motivos coyunturales, como, por ejemplo, las excesivas horas de trabajo en la oficina, en la empresa u otras formas de trabajo; viaje; separación, etc. Hoy en día, raros son los casos en que la situación es contraria.

En otros casos, los padres están ausentes del hogar por diversos motivos y no están preparados para educar a sus hijos e hijas en esas situaciones; recurren para ello a un familiar que los puedan tener o de lo contrario a alguna persona que realiza el servicio de cuidar niños y entonces se da que para la formación del niño se apela a la tradición familiar, a costumbres populares o a criterios personales de quien cría a los niños. En casos extremos se abusa de ellos, hasta el punto de dañar su físico, su moral, su espiritualidad, y hasta su sexualidad. Se violan todos sus derechos.

Como consecuencia, el accionar de un niño depende mucho de la formación que se le imparte en el hogar. De ahí que podríamos decir que existen niños y niñas con "buenas costumbres", así como niños y niñas con "malas costumbres".

Esto nos permite apreciar el tipo de formación familiar que recibe el niño y la niña desde muy temprana edad y que a medida que va creciendo, van internalizándolo en lo profundo de su ser y que luego se reflejará en su conducta.

  1. En el barrio.- El barrio o la vecindad, es otro lugar donde el niño y la niña aprenden una serie de cosas y costumbres. Ahí aprenden a convivir con los demás, es el medio de escape con su familia, no se encuentran con la rigidez de la autoridad de los padres, casi diríamos que se encuentran liberados de su ambiente familiar.

Si analizamos el ambiente del barrio o vecindad, éste es muy heterogéneo. El niño y la niña reciben la influencia de diversos tipos de costumbres, de valores morales y espirituales, los cuales son diferentes a lo que se les enseña en el hogar. Es ahí donde el grupo influye grandemente en la personalidad del niño y de la niña. Generalmente los padres ni se enteran de lo que sus hijo hablan, piensan o hacen en el barrio o vecindad. Hay un descuido por saber quiénes son los amigos de sus hijos y qué es lo piensan y hacen.

  1. En la escuela.- En toda escuela o colegio se establece una estrecha relación: maestro(a)-alumno(a)-alumno(a)-padres. Bien sabemos que la misión de toda entidad educativa es educar al niño(a) en el aspecto cognoscitivo, afectivo, corporal, social y espiritual. Un estudio ha determinado que las tres cuartas partes de lo que un niño(a) refleja en su personalidad, se debe a las diversas influencias recibidas tanto del maestro(a) como de sus compañeros(as) de aula. De ahí que se afirme categóricamente que la escuela o colegio es el segundo hogar del niño(a).

Hay muchos factores negativos que pueden darse en la formación de la personalidad del niño(a), tales como: adquirir posturas o manías de otros, lenguaje soez, rebeldía, desobediencia, mentira, desadaptación, distracción al estudiar, entre otros.

La escuela o colegio es el encuentro de niños(as) y maestros(as) que permite establecer una verdadera relación de diálogo, no sólo sobre la base del conocimiento sino sobre la base de las inquietudes y necesidades que expresa el niño y la niña.

Por lo que hace que el maestro(a) debe ser el mejor amigo(a) del niño(a) en toda su vida escolar.

  1. En la Iglesia.- Una de las tareas de la iglesia es la de alimentar la fe los niños y niñas, darles las herramientas para el crecimiento y desarrollo de sus vidas en lo espiritual, los cuales han ser parte constitutiva de su personalidad (Cf. Mt. 19:13-15). En cada actividad litúrgica el niño(a) debe participar con su propia comprensión y adoración a Dios. Pero muchas veces se les descuida y no se les tiene en cuenta. El niño(a) no comprende lo que realizan los adultos en el templo, menos aún, de las formas de adoración que expresan. Una de las fallas que encontramos en la iglesia es que muchos de los adultos no están debidamente capacitados para educar y formar niños y niñas. Demos un vistazo a dos espacios en la que confluyen la mayoría de los niños y niñas:
  1. El Culto de Adoración.- Casi la mayoría de los niños y niñas en el Culto no participan activamente y cuando hacen su participación, ésta es repitiendo canciones o textos de memoria. Aquí podemos ver que falta una dinámica propia para ellos(as), que pueda permitir expresar el nivel de su fe a Dios, que les permita gozar del encuentro con su Dios y su comunidad. Lamentablemente, cuando molestan o hacen ruido, lo primero que se hace es retirarlos(as) del Culto, llevándolos a lugares especiales para ellos(as) o de lo contrario no se les atiende. El Culto debe ser una experiencia agradable para todo niño(a) que se acerca a adorar a Dios.
  2. La Escuela Dominical.- La Escuela Dominical debe ser un espacio donde el niño y la niña aprenden todo lo referente a su fe en Dios, conocen y practican los valores cristianos, comparten la amistad con los demás. Muchas de nuestras Escuelas Dominicales carecen de maestros(as) preparados(as) y que cuenten con materiales propios para niños(as). La atención para con el niño(a) debe ser especial, se les debe brindar calor de hogar, materiales para su edad, enseñanza actualizada, oportunidades para su creatividad, canciones que refuercen su fe, etc. La Escuela Dominical debe ser un espacio donde el niño y la niña puedan dialogar acerca de su fe con su maestro(a) y sus amigos(as). El maestro(a) debe ser el pastor(a) del niño(a).

III. LOS NIÑOS OLVIDADOS.-

Estos niños son aquellos que no entran fácilmente a la categoría de niños(as) excelentes, generalmente son olvidados por su condición social en que viven. Son los que están totalmente desamparados por la sociedad.

  1. Abandonados.- Son aquellos(as) que caminan por las calles mendigando un pan o deambulando sin saber a dónde ir. Han sido abandonados(as) por sus padres o tutores. En ellos(as) la personalidad a desarrollar ha de ser el resultado de la influencia del medio ambiente y del tipo de relación que tenga con las personas de su edad o mayores. En un contexto social así, estos niños(as) adquieren costumbres y hábitos negativos, que difícilmente se podrán cambiar a corto plazo. Sus modelos de vida no son los grandes personajes de la sociedad que se caracterizan por la práctica de altos valores morales y espirituales, sino los de la calle.
  2. Enfermos.- Generalmente el ambiente del niño(a) enfermo(a) es su lecho o algún lugar donde permanece largo tiempo para su recuperación y se desarrolla. Unos tienen enfermedades físicas y otros padecen enfermedades psicológicas. En estos casos la atención toma dos caminos: uno, es la atención simple, casi descuidada, se realiza en el hogar o en algún lugar asistencial no muy adecuado, sin posibilidades de contar con las medicinas necesarias. El otro, es la atención adecuada, pero donde no tienen la posibilidad de compartir muy a menudo con sus familiares, ya sea porque estos lugares se encuentran muy distantes o por que han sido abandonados por sus padres

Es lamentable encontrar muchos niños y niñas en situación de abandono, ya sea por la irresponsabilidad de sus padres o por insensibilidad social.

  1. Pobres.- Muchos niños y niñas se encuentran en una situación de extrema pobreza, desde ya esta situación les impide tener una buena alimentación, una buena educación, es decir, un bienestar adecuado; lo que implica que no tienen las condiciones básicas para ser felices. El panorama es bastante desolador, ya que muchos de esos niños y niñas mueren al nacer o en edad temprana; otros(as) caen en desgracia, son abandonados por sus padres, y no tienen donde ir. En la mayoría de casos son llamados(as) por la sociedad: "niños(as) de la calle", "pirañitas" o en el último de los casos "peligrosos(as)". La personalidad y situación de cada uno de estos niños(as) es muy crítica y su futuro no es nada extraordinario, a pesar de los esfuerzos que realizan algunas personas e instituciones por ayudarles a superar esta situación.

IV. UNA PASTORAL PARA NIÑOS.-

  1. Análisis de su entorno social.- Como se habrá visto anteriormente, para realizar una pastoral con los niños(as) es necesario hacer un análisis previo de su entorno social (familia, barrio, escuela, sociedad), para lo cual nos ayuda las siguientes preguntas: ¿Qué está sucediendo con los niños y niñas?, ¿Cómo es su medio donde viven?, ¿Cómo se están desarrollando?, ¿Tienen problemas de orden social, económico, cultural, familiar y espiritual?. Estas preguntas nos ayudarán a realizar un cuidadoso análisis de la realidad infantil, el cual nos permitirá bosquejar un plan para nuestra tarea pastoral.
  2. Establecer el diálogo.- Una vez obtenida la información necesaria, se necesita establecer un diálogo con los niños y niñas, hacerse amigos de ellos(as), estar con ellos(as) en todas sus actividades. Es un diálogo restaurador en el cual no sólo se obtiene datos sino un mayor conocimiento existencial de su persona, de su familia y de su situación social y espiritual.
  3. Visita a sus hogares.- Toda información necesita ser verificada; para ello es aconsejable visitar el hogar del niño(a) para establecer un diálogo con los padres y poder comprometerlos en la tarea pastoral. Esta es una gran oportunidad para compartir nuestro interés por sus hijos(as), invitarles a reuniones de orientación familiar, escuela de padres, reuniones de la iglesia. A la vez nos permite conocer sus necesidades básicas.
  4. Identificación con su visión de las cosas.- Los niños(as) desde ya por todas las informaciones que reciben van adquiriendo una visión de las cosas, por lo tanto, es necesario que los que van a hacer una pastoral con los niños(as) se identifiquen plenamente con sus ideales, su realidad, sus inquietudes e interrogantes que tienen. Esta actitud no significa salir del paso ante sus preguntas ni dar falsas ilusiones, sino es tomar la actitud de sentarse con ellos, estar en plena relación íntima, ayudarles a forjar su propio destino.
  5. Formación de un equipo idóneo.- La pastoral no puede estar en manos de una sola persona, es necesario contar con un equipo idóneo que apoye la tarea pastoral. El trabajo tiene que darse en equipo y para ello debe tenerse en cuenta lo siguiente:
  1. No se puede atender al niño(a) simplemente con relatos o cuentos bíblicos, sino que se le debe complementar con temas de la vida cotidiana, para poder interpretar mejor la realidad desde una perspectiva cristiana.
  2. Las formas verbales casi no deben usarse, es conveniente usar la forma de la expresión en forma creativa (arte), como medio para posibilitar la expresión del niño(a), sus conflictos, ideas, etc.
  3. Las dificultades que experimentan los niños(as) requieren en su proceso de ajuste a la sociedad, una atención pastoral y ésta debe estar al alcance de ellos(as).
  1. La Iglesia como centro de encuentro.- La iglesia tiene que convertirse en un centro de encuentro cristiano de los niños y niñas, donde ellos puedan sentirse como si fuese su casa, su escuela, su barrio, la casa de Dios. Para lograr ello es necesario que toda la comunidad haga suyo este propósito.

La Escuela Dominical es un buen espacio que permite una buena formación cristiana para sus vidas. En lo posible debe haber cultos para niños(as), una vez al mes, utilizando para ello liturgias apropiadas para su nivel y dinámicas posibles para su celebración, incluyendo desde la creatividad hasta su plena participación. Permitir una separación transitoria con las personas mayores para poder vivenciar a su edad una experiencia con Dios. Luego pueden participar en el Culto con sus expresiones propias y talentos.

Las actividades que realice la iglesia con niños y niñas deben tener en cuenta todo lo expresado hasta aquí. Si hubiera niños y niñas de la comunidad que no son parte de la congregación, no se les debe forzar a asistir a los cultos, sino invitar a asistir juntos con sus padres. Nuestra misión principal es formarlos con valores cristianos y que puedan expresar su fe en la comunidad cristiana a la que pertenecen.

La tarea pastoral de la Iglesia en cualquier comunidad es compartir el amor de Dios con todos los niños y niñas, también.

 

        


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