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LA PEDAGOGÍA DE JESÚS

Por: Rev. Lic. Jorge Bravo C.

INTRODUCCIÓN

1. LA PEDAGOGÍA DE JESÚS

2. LAS PARÁBOLAS

3. LAS PREGUNTAS

4. LAS METÁFORAS

5. LAS IRONÍAS

6. SÍMBOLOS

CONCLUSIÓN

BIBLIOGRAFÍA

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INTRODUCCIÓN

Revisar la pedagogía de Jesús, nos lleva a examinar el sistema educativo de su tiempo. Ver de qué manera la educación cumplía sus fines y si estaba al alcance todos. ¿Quiénes eran los que impartían la educación? ¿De qué manera llegaban a los alumnos? ¿Qué métodos se empleaban? ¿Cuál fue la incidencia de la enseñanza de Jesús en el pueblo?

 

Trataremos de dar respuesta a estas inquietudes y establecer claramente la pedagogía de Jesús y las técnicas utilizadas para dar a conocer al pueblo todo lo referente al reino de Dios.

 

Es interesante analizar las técnicas que utilizó Jesús para su pedagogía, tales como las parábolas, las preguntas, las metáforas, las ironías, los símbolos y otras.

 

Al empezar esta reflexión surgen algunas preguntas:

 

¿Debemos imitar a Jesús el Maestro, en su metodología, contenidos y autoridad en la enseñanza?

 

¿Jesús usaría las mismas técnicas para enseñar hoy?

 

Hay dos textos bíblicos que nos informan de la actividad docente de Jesús: Mateo 4:23-25; 28:19-20. En ellos vemos que Jesús asume la enseñanza como un rol importante en su ministerio. Debemos destacar que en todo el ministerio de Jesús asumió diversos roles: el de maestro, como teólogo, la de pastor y el de profeta.

 

Si revisamos los evangelios podremos encontrar que la pedagogía de Jesús es creativa, animada, actualizada y transformadora. No es una pedagogía estática y que no responda a la realidad. Él sabe dar respuesta efectiva a situaciones del momento en que se imparte la enseñanza. No da una respuesta a medias o para darla en otro momento. ¡Es ahora!

 

De ahí que, siempre el mensaje de Jesús se trasmite en forma clara y pertinente. Dice lo que tiene que decir y sin rodeos, no cede a la presión de lo que las autoridades quieren que se diga. A lo que está mal, está mal; lo que hay que corregir, hay que corregir y lo que está bien, está bien. Hoy en día, en la mayoría de nuestras sociedades latinoamericanas, que en su mayoría son conservadoras, los estados, los ministerios de educación, quieren imponer valores ajenos a nuestros principios y valores que emanan de la Sagrada Escritura. Se quiere poner de rodillas a las iglesias, colegios e institutos superiores, para que enseñen lo que ellos quieren que se enseñe. La Iglesia y sus instituciones educativas deben mantenerse firme ante esa gran tentación. Hay muchas situaciones y planteamientos sociales que están ocurriendo en nuestras sociedades y que muchas de ellas están en contra de los valores que predicamos desde la Palabra. La Iglesia y sus instituciones educativas deben dar una respuesta clara y contundente a cada una de esas situaciones o preguntas.

 

Un aspecto en la pedagogía de Jesús es que sus acciones y estilos son modelos pedagógicos y sus dichos o palabras son contenidos teológicos. Su pedagogía respondió a su contexto social.

 

En la enseñanza, sus palabras fueron profundas y los resultados de la misma fueron impresionantes. Una situación que podemos tomar en cuenta es el encuentro de Nicodemo con Jesús en la oscuridad. Ahí Jesús fue directo a las preocupaciones de Nicodemo y le dio respuestas contundentes. El resultado de ese encuentro pedagógico es que Nicodemo salió convencido de que Jesús era el Hijo de Dios y luego se convirtió en su discípulo.

 

Un asunto a destacar es que Jesús revolucionó la pedagogía de su tiempo al emplear diversos métodos que heredó para nosotros hoy: historias, parábolas, milagros, oraciones, discursos, símbolos y lenguaje simbólico, preguntas y respuestas, estudio de casos, repetición, inducción, motivación por medio de ejemplos y proyectos.

 

Un aspecto importante en Jesús, es que era un maestro itinerante, recorría las aldeas y sinagogas, predicando, enseñando y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. Aquí vale la pena preguntarnos si somos maestros itinerantes, si estamos dispuestos a ir adonde se necesite un maestro o maestra, más allá si recibo un buen salario o hay las condiciones óptimas para la enseñanza. ¿Cuántos estamos dispuestos a decir al Señor: ¡Heme aquí, envíame a mí!

 

Por otro lado, Jesús practicó una pedagogía transformadora y sanadora. Muchas personas fueron transformadas intelectualmente, espiritualmente y corporalmente.

 

Juan Wesley decía que toda educación debe ser transformadora y sanadora. Ahora bien ¿cuántos de nuestros alumnos/as son beneficiarios/as de esta pedagogía? Muchos/as alumnos/as vienen a nuestras aulas con problemas, falta de alimentación o con el pan en la boca, con problemas familiares, con angustias y dolores. ¿Cuántos pueden decir al término de la clase: ¡Gracias Señor porque me has ayudado! Como maestros y maestros cristianos ¿De qué manera somos instrumentos del Señor? ¿Podemos parar nuestra lección ante un problema en el aula? Un ejemplo de lo que estamos diciendo es el encuentro de Jesús con la mujer samaritana en el pozo. En ese lugar Jesús practicó la pedagogía de las preguntas y respuestas. Al final del relato vemos a una mujer transformada, conocedora de que Jesús es el Hijo de Dios, que le fue dicho su condición de pecado en la que se hallaba, que fue perdonada, restaurada, y fue capaz de dejar su cántaro para ir a decirle a los de su comunidad las buenas nuevas de salvación. Ella se convirtió en la primera misionera cristiana en la historia salvífica. Ahora bien, ¿tenemos todos los maestros y maestras esta actitud hoy? ¿Nuestras instituciones son lugares como ese pozo, lugar para el diálogo, enseñanza y transformación de nuestros educandos?

 

Finalmente, ¿Son los maestros y maestras de hoy, imitadores e imitadoras de Jesús Maestro? ¿Qué técnicas usadas por Jesús dejaríamos de lado?

 

Que el desarrollo de este tema nos ayude a descubrir y poner en práctica nuevas acciones pedagógicas para nuestro siglo.

 

1. LA PEDAGOGÍA DE JESÚS.-

 

En los tiempos de Jesús, la enseñanza aún estaba a cargo de la madre, aunque el padre era el maestro principal; sin embargo, éste no podía estar presenta, debido a que tenía que estar en el campo, en algún puesto de funcionario o en la guerra. En su mayoría de veces paraba muy poco en el hogar. Había algunas excepciones donde el padre paraba siempre en casa. Por ejemplo, José, el padre de Jesús era carpintero y paraba siempre en su casa. Había también otras profesiones: comerciantes, pescadores, y otros. 

 

La educación en Israel, fue durante siglos, la única forma de educación existente y ésta era fundamental. Para la familia era obligación educar a sus hijos, según lo que había establecido Moisés: "Enseñaréis estas palabras a vuestros hijos para que las mediten, hablando de ellas cuando estéis en casa, o de camino, al acostaros y al levantaros, y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas" (Deuteronomio 11: 19-20). La educación era un medio que apuntaba a la integración del pueblo de Dios, desde el punto de vista de la salvación individual y comunitaria.

 

Comúnmente a los jóvenes y niños se les enseñaba La Ley, la oración, la Historia de Israel, la geografía y los pueblos vecinos, su cultura, las leyes del culto, las leyes morales y civiles; la música, el canto, la danza, tocar los instrumentos, el oficio, propio de cada familia, que se transmitía de padres a hijos.

 

La educación de la mujer no ocupaba un lugar importante. La mujer no tenía acceso a la enseñanza de las Sagradas Escrituras, Según Joachim Jeremías, en su libro Jerusalén en Tiempos de Jesús, (pp. 374-376) la situación de la mujer en casa era similar a la exclusión de la vida pública. Su formación se limitaba a los trabajos domésticos, se le enseñaba a hilar y a tejer, también se les enseñaba a cocinar, cuidar los rebaños, la administración de los bienes, la economía del hogar quedaba en manos de la mujer.

 

La mujer no tenía acceso a la enseñanza y en algunos casos era muy limitada, lo suficiente para que pudiera educar a sus hijos. En esas condiciones, es Jesús el que revoluciona esta situación y le permite el acceso a la vida pública, hasta el punto de que puedan ser sus discípulas.

 

Este era el contexto de la educación del pueblo de Israel en los tiempos de Jesús. De ahí que Jesús tiene en cuenta esta realidad de la educación del pueblo y por eso su pedagogía estará destinada a enseñar sobre el reino de Dios de diferentes maneras, utilizando para ello diversas estrategias de enseñanza.

 

Si tomamos en cuenta el evangelio de Mateo, éste nos da a conocer el ministerio de Jesús, su interés por la enseñanza y su compasión por las multitudes (Mateo 9:35-38). Mateo no se equivoca al presentar a Jesús como teólogo, maestro y pastor. Estas tres categorías resumen la persona de Jesús.

 

Ahora bien, la pedagogía de Jesús tiene estas tres categorías. Como teólogo, Jesús, empieza a explicar lo que significa el reino de Dios. Un concepto tan complicado para las multitudes, solo reservado para los teólogos de su tiempo. Jesús quiere que la gente común comprenda que el reinado de Dios es ya una realidad representada en su persona; él es el rey y su soberanía alcanza a todo el mundo. Nadie tiene poder sobre su persona, excepto Su padre Dios. Él ha venido para salvar y consolar a los que sufren todo tipo de dolor o angustia. De ahí que, él sale a buscar a la gente para que conozcan en términos sencillos la soberanía del Mesías. Los teólogos de Israel no habían logrado enseñar al pueblo sobre este tema, se habían dedicado a distraer la fe de la gente con una serie de normas pesadas que ni aún ellos las podían cumplir. Esta es una tarea que también, hoy en día, nosotros debemos asumir para con aquellos que no conocen nada sobre este asunto. Nuestro reto es ser los teólogos de este nuevo milenio, al servicio del reino de Dios.

 

Pero, Jesús no solo se contentó con explicar este tema a los más pobres y humildes, sino que se dedicó a enseñarles y a predicarles el evangelio. Él en su rol como maestro iba en busca de aquellos que no conocían la nueva dimensión del reino de Dios. Decide en forma itinerante enseñar de aldea en aldea, de sinagoga en sinagoga. Una de las formas preferidas de enseñanza es el diálogo; en el diálogo utiliza diversas metodologías pedagógicas de su tiempo, y por qué no, muy adelantadas a su tiempo. Muchos tuvieron acceso a esta nueva manera de enseñanza y lograron como consecuencia convertirse al evangelio del Reino. Entre esas personas estaban sus discípulos, las multitudes, personajes importantes de su pueblo, algunos anónimos, otros ricos, otros sabios. También se encontraban mujeres, ancianos, enfermos y desposeídos. ¡Todos tenían acceso a sus enseñanzas! Llegó a ser el Maestro de maestros. Este ministerio de la enseñanza es también un reto para nosotros, el enseñar a nuestro pueblo de las buenas nuevas del evangelio.

 

Otro rol que Jesús asume es el de pastor. La prédica es la forma más práctica de anunciar las buenas nuevas del Reino. Enseñanza y predicación van de la mano. Mucha gente escuchó su prédica y decidieron cambiar sus vidas para siempre. Su mensaje apeló a las condiciones humanas de cada persona y supo llegar a sus corazones. Otra actitud como pastor fue el de consolar y sanar toda enfermedad a los que estaban excluidos, debido a que la enfermedad se atribuía al pecado. Tuvo compasión de ellos, los veía como ovejas sin pastor. ¿Cuántos hoy en día necesitan ser consolados y sanados? ¿Cuántos están desamparados esperando una caridad de alguien? ¿Cuántos están angustiados por su futuro y no saben qué hacer? Es ahí donde nos toca asumir esta tarea pastoral como discípulos de Cristo.

 

Ahora bien, ¿Qué pasó con los maestros de la nación? ¿Qué rol estaban cumpliendo? ¿No eran ellos los llamados a asumir estos roles que hemos descrito con respecto de Jesús? ¿Por qué Jesús afirma que la mies es mucha y los obreros pocos? Muchas de estas preguntas son también de nuestro tiempo actual. Hay mucha necesidad espiritual y social, pero los obreros, los maestros y líderes bien preparados y entrenados son escasos. Para responder esas preguntas es necesario tener en cuenta que en los tiempos de Jesús había muchos maestros y líderes religiosos, pero lo que no había eran pastores verdaderos, convertidos de corazón y que fueran capaces de dar la vida por sus ovejas. Muchos de los maestros y líderes de Israel se aprovechaban de la fe del pueblo para su beneficio personal. Abusaban de su poder y hasta robaban en demasía. Es entonces que Jesús es el ejemplo de un buen pastor, de un buen maestro y de un buen líder. ¡Cuánto nos falta acercarnos a su estatura!

 

Como decía antes, hoy también la realidad en cuanto al magisterio, es similar a los tiempos de Jesús. Muchos son los que salen de las aulas de un seminario teológico, pero ¿cuántos siguen verdaderamente a Jesús e imitan su magisterio y liderazgo? Ante esta crisis del magisterio de la iglesia, vale la pena tener en cuenta las características de un genuino teólogo, maestro y pastor. He aquí algunas de ellas:

 

1. El origen divino de la vocación.- Debemos tener en cuenta que desde el Antiguo Testamento es Dios quien convoca a los que le van a servir. Él los escoge y llama por su nombre. Cuando Jesús realizó su ministerio público, lo primero que hizo fue llamar a quienes serían sus discípulos y después apóstoles (Mateo 4:18-22; 9:9); primero los capacitó y luego los envió a realizar su misión en el mundo. Nadie puede servir a Dios, si Dios mismo no le llama, capacita y envía. ¡La tarea de todo verdadero maestro vocacionado!.

 

2. Las cualidades personales.- El Antiguo Testamento exigía, como un requisito indispensable, que quienes servían al Dios Santo fueran santos en toda su manera de vivir (Levítico 19:1). Esa santidad tenía que manifestarse en todas las áreas de la existencia: con Dios, con el prójimo e incluso con la creación (Cf. Éxodo 20; Deuteronomio 5 y Levítico 19). La condición de maestro implica vivir una vida íntegra, entregada a la enseñanza del pueblo, en especial a los marginados de la sociedad.

 

3. El estilo de liderazgo.- Jesús, nuestro Señor y Salvador, es el único modelo por excelencia. Su estilo de maestro se caracterizó por el servicio y la entrega. Enseñó también que debían escapar de la tentación de un liderazgo modelado según las prácticas de la sociedad y más bien seguir su modelo (Cf. Mateo 28:25-28; Juan 13:13-17). Hoy en día, todos necesitan recordar y practicar esta enseñanza fundamental de Jesús.

 

 4. La naturaleza de la vocación.- Jesús realizó un ministerio que respondía a todas las necesidades del ser humano. Estas eran espirituales, mentales y físicas. En resumen, un ministerio integral. Además, el ministerio de Jesús fue personalizado. A todo tipo de personas, sin excepción alguna, todos fueron objeto de la compasión y del amor de Dios.

 

5. El propósito de la vocación.- El propósito clave de todo ministerio es capacitar a los santos para el crecimiento y eficacia en el cumplimiento de la misión de la iglesia en la sociedad y el mundo (Efesios 4:11-13). Este es el rol del magisterio en la iglesia. Se debe evitar la tentación de ser el hombre o la mujer orquesta, que todo lo hace. Deben ser más bien facilitadores y entrenadores que capacitan a otros para realizar con eficacia y fidelidad su labor.

 

6. El carácter colegiado de todo magisterio.- En Jesús y en casi todo el Nuevo Testamento, se menciona a los apóstoles, ancianos, profetas, maestros o administradores, dando énfasis en un carácter colegiado del magisterio. En cada iglesia había varias personas que cumplían un ministerio específico (Hechos 14:23; 20:17; Filipenses 1:1; 1 Tesalonicenses 5:12-13; Tito 1:5; Hebreos 13:7,17, 24; 1 Pedro 5:1-4). Este modelo bíblico tiene muchas ventajas prácticas, ya que las exigencias, tareas y responsabilidades de todo ministerio, son atendidas por un grupo de personas con diversos talentos, dones y capacidades, entre ellas la enseñanza.

 

7. Los títulos a recibir.- A Jesús se le confería los títulos de Rabí y de Maestro. Esto implicaba que Él estaba dedicado a enseñar al pueblo de las cosas de Dios y de Su reino. Hoy los títulos o nombres que reciben los diversos ministerios en la iglesia van desde ancianos, obispos, pastores, maestros, profetas, diáconos y administradores. De acuerdo a las necesidades de la iglesia existen otros títulos, tales como, siervo, teólogo, exégeta, hermeneuta, biblista, voluntario, ujier, consejero y director. Todos esos títulos se resumen en: servicio y entrega (Cf. Colosenses 3:23-24).

 

8. La responsabilidad ante Dios.- Jesús sabía que una de sus responsabilidades era la de guiar, conducir y enseñar a la gente. Esta labor fue ejercida por él en todo su ministerio terrenal. Dios, su Padre, le había encargado esta misión de dar a conocer al pueblo los misterios divinos a través de una pedagogía diferente y popular. Por ejemplo, en muchos pasajes del Nuevo Testamento se describe a los siervos de Dios como mayordomos que han de rendir cuentas de su mayordomía ante Dios (Mateo 24:45-51; 1 Corintios 4:1-5). Si son fieles y responsables, el Señor les recompensará, el Príncipe de los pastores de las dará su merecido (Cf. 2 Corintios 12:9-10).

 

Jesús enseñó en todo su ministerio, la existencia de un solo Dios eterno, infinito, todopoderoso, amoroso y solidario.

 

Un aspecto a destacar en Jesús, es que él se presenta como un rabino o maestro itinerante. Pero él no era un maestro común. Él enseñaba con autoridad y esta autoridad como maestro provenía del Padre; su enseñanza era verdadera y liberadora; por otro lado, él no repetía lo que otros maestros hacían, su enseñanza era original y, a la vez, una recreación y perfeccionamiento de lo ya existente: "No vayáis a pensar que Yo he venido a abolir la Ley y los Profetas. Yo no he venido para abolir, sino para dar cumplimiento..."(Mt. 5: 17-18); su enseñanza era universal, dirigida a todos, a los judíos y a todos los hombres y mujeres.

 

Jesús conoce a la gente, sabe quiénes son y qué necesitan. De ahí que su pedagogía contiene mucho amor y entrega, a diferencia de sus colegas contemporáneos. Él no se impacientaba cuando instruía al pueblo, no les gritaba, no recurría a castigos físicos; contestaba las preguntas sin soberbia ni suficiencia, y respetaba la libertad y los tiempos de cada uno de ellos.

 

Una pregunta que surge al revisar la pedagogía de Jesús es la siguiente: ¿A quiénes enseñaba? Bien sabemos que Jesús enseñaba a todos, pero no lo hacía de manera indiferenciada, no enseñaba a todos de la misma manera. Él tenía en cuenta que había diversos niveles, no todos pensaban igual, ni menos tenían las mismas capacidades, más aún, había situaciones personales muy diversas. La pedagogía de Jesús es una pedagogía diferenciadora y personalizada. Su enseñanza estaba dirigida al pueblo, a los discípulos, y también a otras personas, tales como a los fariseos, a mujeres que lo seguían, curiosos como Nicodemo, pecadores, publicanos y enfermos.

 

Resumiendo, podríamos decir que la idea central de la enseñanza de Jesús es sobre lo referente al reino de Dios y su pertenencia. El contenido de su enseñanza tenía como base: la fe en Jesucristo, como el Hijo de Dios Padre, como el Mesías prometido; los Mandamientos de Dios y su cumplimiento; la Nueva Alianza o Nuevo Pacto donde Cristo es el centro y cumplimiento de las profecías; el estudio de las Sagrada Escrituras, para poder conocer la Voluntad de Dios para obedecerla y el escudriñar los signos de los tiempos para cumplir el plan Dios; y por último,  la oración, como un medio de comunicación eficaz con Dios y el poder vencer al enemigo, dando un modelo a seguir: el "Padrenuestro".

 

Finalmente, Jesús para lograr su objetivo en la enseñanza empleó una metodología innovadora para lograr una buena comunicación con sus oyentes. En algunos momentos es formal y en otros casos informal; utiliza las parábolas, las preguntas, las metáforas, las ironías, historias, milagros, oraciones, discursos, símbolos y lenguaje simbólico, preguntas y respuestas, estudio de casos, repetición, inducción, motivación por medio de ejemplos y proyectos. También es necesario tener en cuenta que mucho dependía de la diversidad de sus oyentes y el número de los mismos.

 

Esta metodología empleada por Jesús en su pedagogía es la que vamos a desarrollar en este trabajo.

 

2. LAS PARÁBOLAS.-

 

Jesús hace uso de las parábolas como método didáctico, ilustrando un tema con el fin de enseñar o revelar las cosas de Dios. ¿Qué son las parábolas? ¿Qué es lo que Jesús quiere enseñarnos por medio de ellas? Las parábolas son un género literario con carácter didáctico que deben verse como realmente son, dentro de su contexto, teniendo en cuenta quien las escribió, por qué, y a quien van dirigidas. Hay que tener en cuenta que la palabra hebrea masal, lo mismo que la griega parabole, se aplican en sentido general a los proverbios, alegorías, enigmas, ilustraciones e historias. También una parábola puede ser considerada como una metáfora tomada de la naturaleza o de la vida cotidiana, que llama la atención por su novedad o viveza y deja en la mente cierta duda acerca de su aplicación precisa con el fin de obligarla a pensar activamente.

 

En el evangelio de Marcos encontramos lo siguiente: “Cuando quedó a solas, los que le seguían - los doce - le preguntaban sobre las parábolas. Él les dijo: A vosotros se os ha dado el misterio del reino de DIOS, pero a los que están fuera todo se les presenta en parábolas” (Marcos 4: 10-11-12). Jesús quería decir que cada cual recibe las parábolas “según puede entender”, las interpreta en conformidad con sus deseos. Jesús procura liberar a sus discípulos, de malos entendidos, revelándoles el sentido de su obra: (Mateo 13 34 - 35).

 

La interpretación de las parábolas, demandaba hacer una hermenéutica y que obligaba la interpretación de textos, contextos, hechos o acontecimientos desde las condiciones y posiciones particulares de las personas que realizan la interpretación, en donde juega un papel protagónico la subjetividad como elemento esencial de apropiación del conocimiento. Sin duda que no era fácil hacer el ejercicio hermeneútico. De ahí que la preocupación de Jesús para que sus discípulos, futuros dirigentes de su iglesia, interpreten correctamente las parábolas.  Rol vigente hasta hora para los que son líderes en la iglesia.

 

Como podemos ver, Jesús era un maestro de la narrativa. Sus parábolas traen imágenes, acción dramática y personajes que giran en torno a temas universales, comunican una sola enseñanza principal y plantean una moraleja o punto culminante que generalmente viene al final.

 

Hay una buena cantidad de parábolas usadas por Jesús en su modelo de enseñanza. En ellas hay ejemplos, contrastes, comparaciones.

 

Bien podríamos hacer un listado de las parábolas enseñadas por Jesús:

 

-  El acreedor y los dos deudores (Lucas 7:41-43).

 

-  El buen samaritano (Lucas 10:30-37).

 

-  El dueño de la casa ausente (Marcos 13:33-37).

 

-  El fariseo y el publicano (Lucas 18:9-14).

 

-  El hijo pródigo (Lucas 15:11-32).

 

-  El hombre rico y Lázaro (Lucas 16:19-31).

 

-  El rico insensato (Lucas 12:16-21).

 

-  El sembrador (Mateo 13:3-23).

 

-  El siervo fiel y el siervo malo (Lucas 12:42-48).

 

-  El siervo injusto (Lucas 16:1-13).

 

-  El siervo que no perdonó (Mateo 18:23-35).

 

-  El tesoro escondido (Mateo 13:44).

 

-  La cizaña (Mateo 13:24-30).

 

-  La construcción de una torre y un rey preparándose e para la guerra (Lucas 14:25-35).

 

-  La fiesta de bodas (Mateo 22:2-14).

 

-  La gran cena (Lucas 14:16-24).

 

-  La higuera (Mateo 24:32-44; Marcos 13:28-32; Lucas 21:29-33).

 

-  La higuera estéril (Lucas 13:6-9).

 

-  La levadura (Mateo 13:33; Lucas 13:20-21).

 

-  La moneda perdida (Lucas 15:8-10).

 

-  La oveja perdida (Mateo 18:12-14; Lucas 15:3-7).

 

-  La perla de gran precio (Mateo 13:45-46).

 

-  La red (Mateo 13:47-50).

 

-  La semilla de mostaza (Mateo 13:31-32; Marcos 4:30-32; Lucas 13:18-19).

 

-  La semilla que crece en secreto (Marcos 4:26-29).

 

-  Lámpara debajo de un almud (Mateo 5:14-16; Marcos 4:21-22; Lucas 8:16-17; Lucas 11:33-36).

 

-  La viuda persistente (Lucas 18:1-8).

 

-  Las minas (monedas valiosas) (Lucas 18:9-14).

 

-  Las vírgenes sabias y las insensatas (Mateo 25:1-13).

 

-  Los dos hijos (Mateo 21:28-32).

 

-  Los labradores malvados (Mateo 21:33-45; Marcos 12:1-12).

 

-  Los siervos vigilantes (Lucas 12:35-40).

 

-  Los talentos (Mateo 25:14-30).

 

-  Los trabajadores de la viña (Mateo 20:1-16).

 

-  Siervos inútiles (Lucas 17:7-10).

 

-  Tela nueva en un vestido viejo (Mateo 9:16; Marcos 2:21; Lucas 5:36).

 

-  Un amigo en necesidad (Lucas 11:5-13).

 

-  Los dos cimientos (Mateo 7:24-27; Lucas 6:47-49).

 

-  Vino nuevo en odres viejos (Mateo 9:17; Marcos 2:22; Lucas 5:37-38).

 

Estas parábolas bien podríamos clasificarlas en:

 

- “Parábolas que tiene que ver con la naturaleza” como, por ejemplo, la semilla de mostaza.

 

- “Parábolas que apuntan al descubrimiento” como el tesoro escondido o la perla preciosa.

 

- “Parábolas que marcan un contraste” el rico y lázaro, el fariseo y el publicano.

 

- “Parábolas que generan preguntas: ¿cuánto más…? Como el amigo que llega a media noche, la viuda y el juez injusto.

 

- “Parábolas de carácter ético” son las que a través de una ilustración enseñan la importancia de los frutos. El ejemplo de la higuera busca este propósito.

 

Por último, una pregunta que me parece fundamental hacerla es: ¿Dónde aprendió Jesús las parábolas que contó? La respuesta a esta pregunta es: en la “escuela de la vida”. Jesús tuvo la paciencia de observar atentamente la realidad del mundo, la naturaleza y las costumbres de la gente. Él pasaba mucho tiempo, de niño y de joven, en su casa; con sus vecinos; en medio de su pueblo; ayudando a su padre carpintero, José; se fue compenetrando de la vida; aprendiendo sabiduría y lenguaje popular.

 

Jesús, de esa experiencia cotidiana, tomó algunas “imágenes”, es decir, figuras simbólicas, comparaciones del Antiguo Testamento. Por ejemplo, la comparación de la viña de Yawé la encontramos en varios profetas (Isaías 5:1-7; Jeremías 2:21; Oseas 10:1; Ezequiel 15:1-8).

 

Jesús va a buscar, encontrar, crear parábolas, como un instrumento, para hablar del Reino.

 

3. LAS PREGUNTAS.-

 

Carmen Julia Pagán, en su trabajo “La pedagogía de Jesús”, desarrolla ampliamente esta técnica de las preguntas. Por eso tomaremos en cuenta sus opiniones que en realidad son muy acertadas. Ella se pregunta: ¿Qué es la pedagogía de la pregunta? Su respuesta es que la pregunta es una técnica muy apropiada para la enseñanza religiosa a todos los niveles. Además, sostiene que en la educación religiosa cristiana el hacer preguntas debe verse como una de las mejores herramientas para lograr una pedagogía transformadora.

 

Pagán coincide con Stephen G Fortoris, que en su libro "Can Questioning Make Religious Educators More Efective in the Classroom?" menciona que la importancia de la pregunta consiste en que ella estimula el pensamiento fructífero. Toda pregunta ayuda a clarificar los pensamientos, particularmente cuando éstas son bien planificadas y dirigidas. Por lo tanto, ésta lleva a la reflexión profunda y al análisis.

 

Sobre la pedagogía de la pregunta, Pagán, menciona lo siguiente:

 

“La pregunta tan importante en la educación que no podemos afirmar que el/la maestro/a que domina la técnica de la pregunta domina bien el arte de la enseñanza.

 

En la educación religiosa las preguntas pueden utilizarse para dirigir a los/as estudiantes a modificar sus comportamientos y actitudes. Las preguntas invitan a que éstos confronten por sí mismos sus situaciones frente a las demandas del evangelio, de tal manera que lleguen a sus propias conclusiones.

 

El enseñar la fe no es meramente una actividad intelectual, sino también una que envuelve los sentimientos y la voluntad. De eso es que trata la educación religiosa cristiana, de formar hombres y mujeres con un profundo carácter cristiano.

 

La técnica de la pregunta es empleada con frecuencia en nuestras prácticas educativas, pero no siempre de la mejor manera, ni produciendo los resultados deseados. Ya que las preguntas no provocan efectos por el sólo hecho de decirlas, éstas deben ser dirigidas con propósitos claros y definidos.

 

Lo que nos invita a evaluar: ¿Cómo hacemos preguntas? ¿Qué clases de preguntas exponemos? ¿Hacia quién(es) van dirigidas? ¿Qué finalidad persiguen? ¿Cómo éstas corroboran el aprendizaje?”

 

Otra pregunta que se hace la autora Carmen Julia Pagán es: ¿Por qué Jesús enfatizó esta técnica?

 

Sobre esta pregunta, ella considera que:

 

“Jesús enseñaba el mensaje del Reino. Él quería confrontar al pueblo hebreo con su tradición religiosa con el deseo de que éstos entendieran lo que realmente significa conocer a Dios. El interés primordial de Jesús fue el de estimular el pensamiento profundo y reflexivo con relación a las verdades que presentaba. Toda persona que escuchaba seriamente lo que Jesús decía era movida a hacer un análisis profundo en su interior. Jesús vino a impartir una enseñanza provocadora. Una enseñanza que se encarnaba en la vida real de sus discípulos y produjera cambios.”

 

En su crítica a la actual enseñanza en la mayoría de las iglesias, considera que la forma de Jesús de enseñar contrasta mucho con los estilos pedagógicos que se dan en muchas de nuestras iglesias. Que la sociedad en general, así como la iglesia, se han convertido en lugares de pensantes uniformes y de opiniones acomodadas. Se evade el cuestionar las implicaciones de las enseñanzas de Jesús con toda su profundidad y trascendencia. Su crítica es que hay un conformismo con decir que para El Maestro, todo es posible. Que la oración es la respuesta para resolver nuestros problemas, sin afirmar la necesidad de un compromiso más concreto con nuestra comunidad.

 

Pagán, cita a F. F. Bruce que en su libro “The Hard Sayings of Jesus”, dice que una de las razones por las cuales las personas encuentran difíciles y complejos los dichos de Jesús es porque no les gusta pensar. De ahí que, según Bruce, para algunas personas el pensamiento es un ejercicio dificultoso e incómodo, especialmente cuando éste envuelve la apreciación crítica de prejuicios y de convicciones bien arraigadas o cuando el reflexionar reta las opiniones prevalecientes aceptadas por la sociedad. Es por eso que el "hacer pensar" a nuestros discípulos debe ser uno de nuestros propósitos al educar. Pues la fe que no resiste el cuestionamiento, ¿qué clase de fe es?.

 

Según Pagán, la pedagogía de la pregunta nos puede ilustrar la manera de hacer preguntas, ya que el Maestro las utilizó de una manera única. Vemos a Jesús empleando esta técnica en innumerables pasajes en los evangelios ya sea sola o en combinación con muchos de los métodos de enseñanza antes mencionados. La pregunta se convirtió para Jesús en una chispa que inició la conversación y el diálogo. Fue como el motor generador para una discusión más amplia.

 

En el desarrollo de su trabajo, Pagán, hace otras preguntas: ¿Cómo eran las preguntas de Jesús? ¿Cuáles eran sus propósitos?

 

Ella dice que las preguntas que Jesús hizo fueron de toda clase. Estas fueron directas e indirectas. Fueron hechas a varios niveles, buscando que los discípulos alcanzaran un mayor entendimiento de la fe. Jesús como buen pedagogo no sólo respondió a su nivel intelectual, sino también a la situación particular en la cual se encontraban. Jesús hizo muchas más preguntas que las que contestó, y en ocasiones contestó una pregunta con otra pregunta. También provocó en los discípulos el hacer preguntas. En su búsqueda de la verdad Jesús no tuvo temor al cuestionamiento.

 

Por otro lado, expresa que los propósitos de Jesús al hacer preguntas fueron muy variados. Están desde los más sencillos, hasta los muy complejos. Y propone enumerarlos de la siguiente manera:

 

1. Para fomentar el interés o establecer un punto de contacto (Juan 4:7; Lucas 8:45).

2. Para iniciar y estimular el pensamiento (Lucas 9:25; Mateo 6:27; Juan 13:12).

3. Para expresar o verbalizar el proceso de razonamiento (Marcos 10:18; Mateo 20:22).

4. Para probar el compromiso, así como el entendimiento espiritual (Juan 6:1-7).

5. Para ayudar a los discípulos a aplicar la verdad (Lucas 10:36; Juan 13:12).

6. Para emplear la disputa, la argumentación y la lógica (Lucas 14:5; 13:2; Juan 8:46).

7. Para reprender o señalar alguna falla espiritual (Marcos 4:40; Lucas 6:46).

8. Para introducir una enseñanza (Mateo 6:25; Lucas 6:39,41).

 

También menciona que las preguntas de Jesús también fueron utilizadas para expresar emoción (Marcos 9:19), para recordar lo aprendido (Marcos 8:20), para fortalecer la voluntad (Juan 5:6), para contestar otras preguntas (Juan 21:22). 

 

Es interesante ver que la metodología de Jesús al utilizar las preguntas, era generar un nivel de reflexión más allá de la emoción, del sentimiento y el conformismo. Como hemos notado, Jesús quería que sus discípulos utilizaran la razón y el sentimiento a la vez. Era como mantener en equilibrio entre la razón y la praxis. El saber y la experiencia. Motivar el pensamiento concreto. Por otro lado, debemos considerar que Jesús quiso despertar, en sus discípulos, una serie de habilidades. Una profunda reflexión, conllevaba modificar actitudes y romper prejuicios. Por eso podemos afirmar que las preguntas en Jesús generaron un nivel de diálogo y abrir nuevos horizontes.

 

Un ejemplo a tener en cuenta sobre lo que estamos afirmando es el diálogo de Jesús y la mujer samaritana (Juan 4:1-29).

 

Un tema que desarrolla Pagán, es sobre la pertinencia de la pedagogía de la pregunta en Jesús, al respecto manifiesta lo siguiente:  

 

“Como hemos visto la pedagogía de la pregunta en Jesús fue muy efectiva y ponerla en práctica podría ayudarnos a mejorar significativamente nuestra educación cristiana. La pedagogía de la pregunta en Jesús habla al contexto social de varias maneras. Pero no para imitar exactamente lo que El Maestro hizo, sino para utilizar todo aquello que sea pertinente y apropiado en nuestra situación particular.

 

La actividad pedagógica de Jesús hay que verla como una que correspondió a un tiempo y circunstancias particulares. Lo importante no es hacer las mismas cosas que Jesús hizo, sino hacer la hermenéutica de esa pedagogía, imitando su dinamismo, viveza y profundidad. No creemos que Jesús utilizaría las mismas técnicas hoy en día, pues él respondió a una experiencia histórica distinta. La técnica de la pregunta y la pedagogía de Jesús en general son una invitación a la creatividad en la educación cristiana. Nos habla de la confianza que debemos tener en nuestros recursos y de lo valioso de la experiencia religiosa popular para llevar a cabo la educación en la iglesia.”

 

Por otro lado, la autora de este artículo, establece una relación entre pedagogía y teología. Considera la pedagogía religiosa como actividad teológica. De ahí que Jesús provoca con su pedagogía de la pregunta respuestas para la realidad existencial y social de sus discípulos produjo como resultado la reflexión teológica. Por eso, ella, considera que no sólo la pedagogía de la pregunta nos lleva a cuestionar la fe o motivar el pensamiento crítico, sino también el pensar profundo y sincero sobre nuestra realidad. La pedagogía de la pregunta puede ilustrar de cómo la fe se va formando en procesos vivenciales de comunidades y pueblos que buscan responder a un momento histórico.

 

Pagán, desde su experiencia en Puerto Rico, manifiesta que se oye hablar de varias corrientes teológicas desde la fundamentalista, una teología pentecostal autóctona, la teología católica, hasta de una teología de la "liberación-descolonizadora". Hablar de todas ellas como "la teología a enseñarse" resulta realmente inútil cuando sabemos que la verdadera teología es la que la gente cree y vive. De ahí que la pedagogía de la pregunta podría ayudar al teólogo-educador a describir y organizar ese pensar teológico que realmente se tiene. La manera más poderosa en que la ideología dominante funciona es el no permitir que se articulen nuestras vivencias para así poder descifrar nuestra realidad. Queda pues en manos de los/as educadores/as reconocer cuál es realmente su marco de acción y ayudar a sus discípulos a hacer conexiones. 

 

Esta observación de Pagán, es también válida para la mayoría de nuestros países latinoamericanos que actualmente son invadidos por diversas corrientes teológicas, en especial la teología de la prosperidad.

 

Es bueno tener en cuenta su opinión cuando dice que el analizar la pedagogía como actividad teológica hace que movamos al pueblo a tomar control de su pensar teológico. Pues es el pueblo el que vive la teología. Es quizás el momento en que se imparte la enseñanza religiosa donde mejor se recrea el pensar teológico. Ese momento pedagógico de cuestionamiento nos invita principalmente a dos cosas:

 

1) a examinar la teología académica para ver cómo se relaciona con nuestra vivencia, contexto y realidad,

 

2) a evaluar nuestras doctrinas, experiencias y prácticas de fe para ver cómo responden al evangelio.

 

Finalmente, a manera de conclusión, Pagán, sostiene que la pedagogía de la pregunta utilizada por Jesús nos ayudará a ese difícil proceso de descubrir nuestras verdades procurando articular nuestra realidad. Provocar la reflexión de nuestra fe en contexto podría ser muy revelador para elaborar una teología contextualizada que realmente sea producto del pueblo, de su gran fe y de su entendimiento de Dios. Todos nuestros pueblos latinoamericanos tienen sus propios retos los cuales debemos afrontar con determinación.

 

También considera que con respecto al campo de lo religioso, la pedagogía se convierte en actividad teológica por varias razones. El modelaje es práctica de la fe. La imitación es necesaria en el cristianismo. Decimos que el cristianismo no es una religión sino un estilo de vida. Cómo producir cambios reales en nuestra sociedad si no se internaliza ni se pone en práctica lo que se enseña. Como toda educación que debe llevar a la modificación de la conducta, la educación cristiana es llamada a provocar cambios de actitudes y prejuicios en las personas, y de una manera profunda ya que enseñamos las verdades del evangelio. La pedagogía de Jesús debe ser vista como práctica que modela el vivir, como acción dentro de la realidad, como compromiso solidario con nuestras comunidades.

 

4. LAS METÁFORAS.-

 

Jesús utiliza otro instrumento pedagógico, la metáfora, en la orientación y evaluación de procesos de aprendizaje. Ésta es definida como una analogía que permite la comprensión de conceptos abstractos relacionándolos con situaciones reales y concretas de la vida cotidiana del oyente; forjando conexiones entre dichos conceptos y la experiencia del que aprende, al combinar, fusionar, asimilar, distinguir, idealizar, unir y separar, ubicando a las personas entre lo conocido y lo nuevo, la realidad y la ficción, lo familiar y lo extraño, la lógica y la fantasía.

 

El pensamiento metafórico, es la capacidad para establecer conexiones entre dos cosas diferentes reconociendo que en cierto modo comparten un rasgo común o ejemplificar un principio común como al compararse una revolución con un volcán (presiones que se acumulan hasta producir una explosión).

 

Las metáforas son para la mayoría de las personas, más atractivas y satisfactorias que la rígida definición del diccionario, es un lenguaje de ambos hemisferios, cumple varios cometidos útiles: facilita un medio extremadamente eficiente para organizar y recordar información en vez de una lista de atributos separados, ofrece una sola imagen que posee la mayoría de los atributos.

 

El evangelista Marcos manifiesta que Jesús se da cuenta que muchos no pueden entender el evangelio con profundidad, y por eso, sólo utiliza las metáforas para cierto público ilustrado.

 

Algo para tener en cuenta es que Jesús utiliza con frecuencia la metáfora del Reino-Reinado de Dios. Sin embargo, no emplea la fórmula de Dios-Rey, como metáfora de poder, sino la de Dios-Padre como metáfora de cercanía, de compasión y ternura. Es por eso que todas las parábolas de Jesús son metáforas sobre Dios que interpelan, desconciertan, fascinan, rompen esquemas. Formulan una nueva visión de Dios y, en consecuencia, una nueva visión de la familia humana. El centro de gravedad se traslada desde la grandeza de Dios hacia el sufrimiento y la felicidad del ser humano. Esa es la gran revolución religiosa que Jesús aporta a la humanidad. Este tipo de enseñanza es la que debe darse en la mayoría de nuestras iglesias latinoamericanas.

 

Un ejemplo de metáfora utilizada por Jesús se encuentra en Juan 3:1-12. Aquí Jesús en su diálogo con Nicodemo, un sabio y fariseo de Israel, le plantea el tema del nuevo nacimiento. Al plantearle que es necesario nacer de nuevo para ver el reino de Dios, crea en Nicodemo una gran confusión. De ahí que Nicodemo le pregunte ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer?

 

La metáfora del nuevo nacimiento está relacionada con el nacer espiritualmente, el volver a empezar en las cosas de Dios. Dentro del diálogo hay más preguntas, y Jesús sigue hablando en metáforas, como el nacer de agua y del Espíritu; sobre la acción del viento con relación a la acción del Espíritu.

 

Sin duda que Jesús, sabía por qué Nicodemo necesitaba este tipo de enseñanza. Vemos más adelante que Nicodemo llegó a ser unos de sus discípulos de Jesús (Juan 7:50; 19:39). ¡Nicodemo entendió la metáfora!

 

5. LAS IRONÍAS.-

 

Ekkehardt Mueller, en su artículo “La ironía en las Escrituras”, desarrolla el tema de la ironía en la Escritura. Él manifiesta que: "En el lenguaje común, la ironía es la declaración de una cosa con la intención de sugerir otra cosa. . .lo irónico subraya la incongruencia tanto las enseñanzas de Jesús. . . y su destino. . . En la literatura las escrituras están también llenas de ironía dramática, en la que el lector sabe lo que los caracteres no saben…"

 

Mueller, hace comparaciones de relatos bíblicos con referencia al aspecto irónico. He aquí algunos ejemplos: 

Para Mueller, la Biblia está llena de ironía. Con referencia a Jesús, señala que también la ironía está presente en la vida de Jesús. He aquí algunos ejemplos: 

Por otro lado, otro tema que Mueller destaca es la ironía en los Evangelios.  

Mueller se pregunta: ¿Podía Jesús dejar la cruz y salvarse a sí mismo? Y él mismo se responde: tenemos que responder: No. Porque estaba decidido a salvar a otros, no podía salvarse a sí mismo. Jesús no podía optar por ambas. O salvaba a la humanidad, o se salvaba a sí mismo. O Jesús murió por nosotros para que pudiéramos ser libres, o se salvó a sí mismo, y tendríamos que enfrentar la muerte eterna.

 

En su conclusión Mueller, señala que debido a que Jesús está interesado en salvar a los seres humanos, porque los ama demasiado, no podía salvarse a sí mismo. Así que, después de todo, los sacerdotes y los escribas, sin saberlo, estaban en lo cierto, Hicieron una declaración sobre la naturaleza y el carácter de Jesús que ellos mismos no entendieron. Su comentario peyorativo era correcto. Esto es ironía. Nuestra salvación es irónica. "A otros salvó, a sí mismo no se pudo salvar."

 

Una pregunta que deberíamos hacernos desde nuestros espacios eclesiásticos, ¿es posible emplear este tipo de enseñanza en nuestras iglesias latinoamericanas, tan acostumbradas, en su mayoría, a reflexiones simples y a conclusiones fáciles. Tal vez una opinión distinta puede catalogarse como una herejía en vez de una ironía.

 

6. SÍMBOLOS.-

 

Antes de Jesús, ya se usaba el lenguaje simbólico y los símbolos con el propósito de transmitir un mensaje o una enseñanza oculta. Son muchos los textos bíblicos referentes a este asunto. Por ejemplo, por tomar uno importante, el profeta Daniel escribió con lenguaje simbólico. Al igual que los estrategas militares que envían mensajes secretos codificados para evitar que el enemigo los intercepte y los conozca, Dios codificó la profecía con lenguaje simbólico. No utilizó los símbolos para evitar que comprendiéramos sus mensajes. Los usó para que los poderes malignos que desenmascaraba no se vieran a sí mismos en los mensajes y trataran de falsificarlos, modificarlos o destruirlos.

 

Al utilizar imágenes simbólicas y cuadros proféticos, Dios puede condensar miles de años de historia en un espacio muy pequeño. Cada símbolo profético está claramente explicado en las Escrituras. Cuando comprendemos el significado de un símbolo, la profecía bíblica se vuelve sencilla.

 

Los signos se usan por el ser humano desde el comienzo de la Historia, surgieron mucho antes que el lenguaje escrito, es una forma de exteriorizar y representar un pensamiento o idea debido a la semejanza, real o imaginada, con su significado y constituye para varios una especie de icono que refuerza su fe y fortaleza interior.

 

Un signo o símbolo determinado puede tener el mismo significado y valor para quienes representa una idea, hace 4000 años, hoy o dentro de 4000 años más.

 

Jesús en su pedagogía utilizó la técnica de los símbolos, signos y el lenguaje simbólico, con el propósito de expresar un pensamiento concreto con respecto a la fe y a la vida del creyente.

 

Según Javier Saravia, define el símbolo como un medio de comparación. Profundizar en el símbolo nos puede ayudar a comprender mejor el significado de parábola. Ambas palabras griegas están compuestas por dos partes: Sím-bolo y pará-bola, y terminan en un mismo verbo. ‘Ballo’ que significa colocar, poner. Sin=con y para=paralelo.

 

El símbolo es una señal de identificación. Antiguamente se partía un objeto en dos. Una parte quedaba con una persona y la otra con la otra persona. Para reconocerse, cada uno guardaba su parte como una prenda de reconocimiento mutuo y que sólo con la otra prenda podía ensamblarse y encajar.

 

Por eso, la parte del objeto que yo veo me recuerda, me relaciona, me habla y me lanza hacia la que no veo y que hace falta.

 

De esa relación mutua brota el lenguaje simbólico: el pan simboliza todo aquello que es alimento; la bandera –objeto que veo- simboliza una realidad que no veo: La Patria.

 

El símbolo es como una llave, que, al entrar y encajar en la cerradura propia, nos abre los ojos, el corazón y el sentido de las cosas.

 

Hemos dicho que la parábola tiene sentido y fuerza simbólica. Así, a partir de cosas y realidades que vemos: Trigo, cizaña, redes, perlas, banquetes…llegamos hasta una realidad que no vemos: “Los Misterios del Reino”.

 

CONCLUSIÓN.-

 

A manera de conclusión podemos decir que Jesús practicó una pedagogía revolucionaria, transformadora y sanadora. Como hemos podido ver, muchas personas fueron transformadas intelectualmente, espiritualmente y corporalmente.

 

Al revisar el modelo pedagógico de Jesús, surge la necesidad de reinventar la docencia, a partir de una concepción dinámica de la misma, entendida, como un todo articulado de naturaleza simbólica e interactiva y un proceso de relación ética, en donde cada quién se abre un horizonte de posibilidades para su realización.

 

En el ministerio docente es necesario tener en cuenta el perfil de Jesús Maestro, donde se requiere enseñar con la verdad, mantener la armonía, practicar la sinceridad, la honestidad, en todo el proceso educativo. La iglesia no puede quedar al margen de este perfil del Maestro de maestros. Es necesario tener en cuenta la enseñanza de Jesús con su praxis pedagógica.

 

Por eso podemos decir que la estrategia metodológica utilizada por Jesús es variada y de palpitante actualidad. Tanto sus principios educativos como la manera de aplicarlos y enseñarlos constituyen para la educación de hoy un modelo digno de tener en cuenta y de ser estudiado a profundidad. Seguramente existen muchísimos otros elementos dentro de la pedagogía de Jesús que ameritan continuar su estudio. Es maravilloso descubrir su sabiduría que hace más de 2000 años se adelantó presentando caminos educativos edificantes y eficaces

 

Ahora bien ¿cuántos de nuestros alumnos/as son beneficiarios/as de esta pedagogía? Muchos/as alumnos/as vienen a nuestras aulas con problemas, falta de alimentación o con el pan en la boca, con problemas familiares, con angustias y dolores. ¿Cuántos pueden decir al término de la clase: ¡Gracias Señor porque me has ayudado! Como maestros y maestros cristianos ¿de qué manera somos instrumentos del Señor? ¿Podemos parar nuestra lección ante un problema en el aula?

 

Un ejemplo de lo que estamos diciendo es el encuentro de Jesús con la mujer samaritana en el pozo. En ese lugar Jesús practicó la pedagogía de las preguntas y respuestas. Al final del relato vemos a una mujer transformada, conocedora de que Jesús es el Hijo de Dios, que le fue dicho su condición de pecado en la que se hallaba, que fue perdonada, restaurada, y fue capaz de dejar su cántaro para ir a decirle a los de su comunidad las buenas nuevas de salvación. Ella se convirtió en la primera misionera cristiana en la historia salvífica. Ahora bien, ¿tenemos todos los maestros y maestras esta actitud hoy? ¿Nuestras iglesias e instituciones son lugares como ese pozo, lugar para el diálogo, enseñanza y transformación de nuestros educandos?.

 

 

BIBLIOGRAFÍA.- 

 

1.   Libros.- 

 

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-  Capitán Díaz, A. Historia del pensamiento pedagógico en Europa Madrid: Dykinson, 1984.

 

-  Florence, Nickes. Jesús el Maestro: Métodos de enseñanza. México: Casa Unida de Publicaciones, 1954.

 

-  Flores, Rafael. Hacia una Pedagogía del Conocimiento. Editorial McGrawHill, Capítulos 7 y 12.

 

-  Fortosis, Stephen G. "Can Questioning Make Religious Educators More Efective in the Classroom?" Christian Education Journal. Vol. XII N°. 3, págs. 86-103.

 

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2.   Links.-

 

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-  La educación judea-cristiana antigua http://www.monografias.com/trabajos25/educacion-judeo-cristiana/educacion-judeo-cristiana.shtml  

 

-  La ironía en las Escrituras http://www.contestandotupregunta.org/ironia_en_escrituras.html

 

-  La pedagogía de Jesús, Carmen Julia Pagán https://es.scribd.com/doc/216689029/LA-PEDAGOGIA-DE-JESUS

 

3.   Otros.-

 

-  III CONFERENCIA General del Episcopado Latinoamericano. Puebla, la evangelización en el presente y en el futuro de América Latina. Ediciones Trípode, novena edición, Caracas, 1979. Pág.. 103.

 
 

                             


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