RENOVACIÓN DEL PACTO CON EL SEÑOR
Textos bíblicos: Gn. 9:9;15:18; Ex. 2:24;19:5-6; Dt. 26:17-18; Jer. 31:31-34; Ez. 16:60; Mt. 26:28; Jn. 15:1-8; Heb. 8:8-13;12:24.
Estructura:
1. Definición de Pacto.
2. Antecedentes del Pacto.
3. Propósito del Pacto.
4. Requisitos del Pacto.
Desarrollo:
1. Definición de Pacto.- El Pacto desde un punto de vista bíblico-teológico es un convenio que Dios hace con su pueblo, estableciendo de esta manera una estrecha relación entre ambos. Este acuerdo conlleva una reciprocidad de beneficios y obligaciones. En esta relación, Dios espera del ser humano, obediencia, como consecuencia de la confianza en Él y Su palabra (Heb. 11:6; Gn. 3:1ss). La promesa de Dios en esta fidelidad mutua es bendición (Gn. 9:1.11.16s;12:1-3).
PACTO: OBEDIENCIA + BENDICIÓN
2. Los Antecedentes del Pacto.- Los antecedentes del Pacto los encontramos en la Escritura (Gén. 9:8-17; 15:4-6; 17:1-2; Is. 42:6-7; Mat. 26:26-29). Dios estableció Pacto con Noé (Gn. 9:9), con Abraham (Gn. 15:18). Él se acordó del Pacto que hizo con Abraham, Isaac y Jacob, al oír el gemido de su pueblo esclavo en Egipto (Ex. 2:24). Liberado Su pueblo encargó a Moisés decirles que guarden Su pacto para ser un reino de sacerdotes, y gente santa, pueblo escogido (Ex. 19:5-6). Como señal de ese Pacto fue la circuncisión de todo varón a los ocho días de nacido (Gn. 17:11-12). Estos son algunos textos bíblicos, pero bien sabemos que existe un sinnúmero de pactos que Dios ha hecho con el ser humano, con el único fin de lograr su redención.
3. Propósito del Pacto.- El propósito principal del Pacto es la iniciativa de Dios por restaurar la relación con el ser humano, la cual se había quebrado a partir de la desobediencia de Adán y Eva (Gn. 3). Este propósito divino está signado por su gran amor, que es inigualable con otro tipo de amor. Recordemos que Dios al ver la maldad y desobediencia de las personas, se arrepintió y le dolió en el corazón haberlos creado. Ante esa situación lamentable, Dios decidió destruir todo lo creado por sus manos. Sin embargo, por la fe y obediencia de un hombre llamado Noé es que Dios cambia de actitud y establece un pacto con él (Gn. 6:18). ¡Es el primer Pacto por amor!.
De ahí que el Pacto tiene dos elementos muy importantes:
a) La fidelidad de
Dios y la obediencia del ser humano.
b) La bendición de
Dios.
Según
el profeta Jeremías, Dios tiene la intención de renovar el Pacto por uno nuevo y éste será
escrito en el corazón (Jer.
31:31-34). Jesucristo se encarga de hacer realidad esta promesa (Mt.
26:26-29) a través de su sacrificio en la cruz, derramando su sangre por
nosotros. Luego Dios se encargó de ratificarlo (Gál. 3:15-17).
Nosotros los
cristianos somos hijos e hijas del nuevo Pacto y herederos de la Promesa.
A decir del apóstol Pablo: la nueva alianza realizada
por Cristo (1 Co. 11:25) es la verdadera liberación, mientras que la antigua
alianza una esclavitud (Gál. 4:23-31). Según el autor de la epístola a los
Hebreos, el nuevo pacto, ha dado por
viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a
desaparecer (Heb. 8:13). Somos
pues, los pámpanos que estamos unidos a Jesucristo quien es la vid verdadera
y la promesa del nuevo pacto. Por lo
tanto, estamos llamados a dar buenos frutos (Jn. 15:1-8).
4. Requisitos del Pacto.- Juan Wesley en 1780 estableció algunos requisitos para la renovación de nuestro pacto con Dios (Cf. Obras de Wesley, Tomo IX pp. 175-190):
1. Designen un tiempo
preciso, más de uno, para estar en secreto delante del Señor:
a) Buscando
sinceramente su especial ayuda y benévola aceptación de ustedes.
b) Considerando
cuidadosamente todas las condiciones del pacto.
c) Examinando sus
corazones para descubrir si ya lo han hecho anteriormente o si ahora pueden
hacer tal entrega a Dios en Cristo, como han sido exhortados a hacer.
Especialmente examinen sus pecados y consideren si están dispuestos a renunciar
a todos ellos. No mientan delante de Dios.
2. Preparen sus
espíritus de la mejor manera posible para entrar en una verdadera relación con
Dios.
3. Echen mano del
pacto de Dios y confíen en su promesa de darles gracia y poder, por medio de los
cuales podrán cumplir sus votos. No confíen en sus propias fuerzas, sino en el
poder de Dios.
4. Decidan ser
fieles. Habiendo entregado sus corazones, abran sus labios y firmen con sus
manos a favor del Señor. Decidan, en el poder de Dios, no volver atrás.
5. Preparados de esta
manera, en un tiempo conveniente, apartado para este propósito, hagan su entrega
al Señor. De la manera más solemne posible, como si el Señor estuviera en forma
visible delante de sus ojos, caigan sobre sus rodillas y extendiendo sus manos
hacia el cielo, abran sus corazones al Señor en actitud de oración.
Finalmente, Wesley
aconseja que este pacto sea hecho no únicamente de palabra, sino por escrito y
que, con toda reverencia posible, presenten el escrito delante de Dios como su
testamento. Cuando hayan hecho esto, pónganlo en un lugar seguro, consérvenlo
como un memorial del solemne acuerdo que se ha sellado entre Dios y ustedes,
para que puedan tener un auxilio en momentos de duda y tentación.
Desde este punto de
vista, como pueblo metodista, hoy nos hemos reunido con el propósito de renovar
nuestro pacto con Dios, para volvernos a poner en las manos del Señor, para que
él nos anime y ayude a cumplir la Gran Comisión (Mat. 28:19-20); reconociendo
nuestras faltas, limitaciones y tentaciones.
Damos gracias al
Señor por darnos esta oportunidad y nos permita fortalecer nuestro crecimiento
espiritual, el estudio de las Escrituras y el cumplimiento de la Misión en un
mundo que aún gime por su redención plena y en el cual nosotros los metodistas
estamos llamados a transformarlo, para llegar ser un mundo de amor, de paz, de
justicia y de esperanza. Amén.
Rev. Lic. Jorge Bravo C.
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