Jesucristo: la luz del mundo
(Isaías 9:2; Juan 1:1-14; 8:12)
El profeta Isaías profetiza que el pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz, a los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos. Esta luz simboliza la salvación en el contexto del Antiguo Testamento. El pueblo de Israel por mucho tiempo vivía en tinieblas y esperaba que algún día esa luz, la salvación, llegara con el Mesías.
Pasaron casi 800 años y esta profecía se cumplió con el nacimiento de Jesús. El padre de Juan el Bautista, Zacarías, lo confirmó en su profecía (Lucas 1:79). Juan el evangelista nos recuerda que Jesucristo es la luz del mundo y que todo aquel que le siga no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. En otras palabras, todo aquel que anda en pecado, de espaldas a Dios, camina su propio camino, en valle de tinieblas y sin salida. Jesucristo es esa luz, es la salvación, que cambiará esa vida tenebrosa en forma radical a una vida llena de gozo y paz, para ello es necesario aceptarle y seguirle.
En este tiempo de adviento, constatamos que el mundo sigue andando en tinieblas y sufre sus terribles consecuencias, no sabiendo cómo salir de ese callejón oscuro. La navidad es un tiempo propicio para afirmar que Jesucristo es esa luz que vino al mundo para salvarlo y nace todos los días en cada corazón que le recibe y le sigue.
Simbólicamente representamos las tinieblas estando a oscuras y que de pronto desaparecen al encender una luz. En adviento se encienden varias luces de colores que representan un tema bíblico, pero hay una luz blanca que representa a Jesucristo, nuestro Salvador. Esperamos que no todo quede en simbolismo, sino que sea una realidad nuestro encuentro con Jesús. Que podamos ser testigos fieles de su Amor y Justicia.
Al iniciar este primer domingo de adviento, tiempo de espera y reflexión, nos preguntamos: ¿Cómo está nuestra vida? ¿En qué caminos estamos andando? ¿Estamos en las tinieblas o en la luz?. Ahora bien, una pregunta puede surgir: ¿Cómo puedo cambiar mi vida? ¿Cómo puedo acercarme a esa luz admirable que es Jesucristo? He aquí una respuesta e invitación: Ven a Él, acéptale como tu Señor y Salvador y serás salvo, tú y tu familia, desde ahora y para siempre.
Si ésta es tu situación y quieres hacer una decisión, te invito a orar pidiendo perdón al Señor y arrepentirte de tus pecados, para que Él, por su gracia, te perdone y te salve. A partir de esa experiencia empiezas a vivir una vida plena y llena de gozo. Amén.
Rev. Lic. Jorge Bravo C.
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