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ANUNCIO DE LA LLEGADA DEL REINO DE DIOS

(Marcos1:15)

Sobre este tema, Jesús hace el anuncio del reino de Dios de una manera diferente a la perspectiva judía. Amplía considerablemente el carácter moral del reino de Dios, excluye de él, de una manera contundente, el nacionalismo y las esperanzas materiales de los judíos (Mc. 10:42; 12:17), también establece una estrecha vinculación entre el reino de Dios y su propia persona y misión. Esto hace que la doctrina de Jesús es realmente nueva y sin antecedentes, a pesar de varias analogías en el antiguo testamento y en el judaísmo. 

El autor del evangelio de Marcos resume esta doctrina de Jesús con estas palabras: "El tiempo está cumplido y el reino de Dios se acerca. Cambiad de pensamiento y creed en la buenas nuevas". Ha llegado ya el momento establecido por Dios; ahora Dios va a poner su plan por obra, hay que prepararse para este acontecimiento revolucionario con una sincera conversión y con fe en el evangelio. Jesús es la buena nueva prometida.

Jesús, sin duda alguna, pondrá fin a las cosas presentes y anuncia un nuevo orden distinto y desconocido hasta el momento. Este reino está prometido a los pobres y a los perseguidos (Mt. 5:3.10). Debemos tener en cuenta que cuándo Jesús nos dice: "Entrad en el reino de Dios" (Mc. 9:47), nos está diciendo: "entrad en la vida" (Mc. 9:43.45) o "salvanse" (Mc. 10:26). Por otro lado, nos advierte que es importante buscar primeramente el reino de Dios y su justicia, y lo demás será añadido (Mt. 6:33). También nos dice que el reino de Dios es exclusivamente asunto de Dios: germina, crece y da fruto, es como la semilla, crece por sí mismo. En otras palabras, su desarrollo no puede ni acelerarse ni retrasarse por intervención humana (Mc. 4:26 s). Sin embargo, este reino el hombre lo espera (Mc. 15:43), lo recibe (Mc. 10:15), es invitado a ser parte de él (Mt. 22:1 s), es llamado (Mt. 20:16; 22:14), lo recibe en posesión (Mt. 25:34; 19:29), debe convertirse (Mt. 21:28 s; 4:17) y hacerse como un niño (Mc. 10:15).

Ahora bien, Jesús no solo anuncia la venida del reino de Dios, sino que lo inaugura con sus obras y milagros (Mt. 11:4 s; Is. 61:1; Lc. 4:18-20). De ahí que la Iglesia es un signo visible de este reino de Dios y ha recibido potestad de Dios para continuar la obra redentora del Señor. Es por eso que la Iglesia está llamada a anunciar la llegada del reino de Dios y dar señales de esa nueva realidad transformadora.

Que el Señor nos siga animando a anunciar Su reino y nos haga sus instrumentos. Amén.

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

       


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