PEDRO NIEGA A JESÚS
(Mateo 26:30-36, 69-75)
El contexto de esta negación de un discípulo de Jesús llamado Pedro es luego de haber tenido Jesús una cena con sus discípulos. Después de haber cenado y haber cantado el himno, todos salieron al monte de los Olivos y ahí Jesús les dice que ha de ser sacrificado y que luego resucitará para encontrarse con ellos en Galilea. Al escuchar Pedro lo que Jesús está diciendo, reacciona una vez más, para decirle que él no se escandalizará de él. Ante esa afirmación Jesús le dice que lo va a negar en la noche tres veces antes de que cante el gallo, pero inmediatamente Pedro y los demás discípulos dijeron que no le negarían, aunque sea necesario morir con él. ˇQué lealtad de los discípulos!
Bueno, después de la traición de Judas y el arresto de Jesús, se inicia el juicio ante las autoridades religiosas. Pedro estaba sentado fuera en el patio del templo, solo y oculto. Tal vez se sentía tranquilo al no ser descubierto y no ser detenido junto con Jesús, hasta que de pronto, una criada se le acercó y le dijo que él era uno de Jesús. ˇLo puso al descubierto!. Pedro inmediatamente reaccionó y lo negó. Temblando salió a la puerta y ahí le vio otra criada y dijo a todos los que estaban a su lado que él también estaba con Jesús el nazareno, y Pedro otra vez lo niega con juramento, diciendo que no conoce a ese hombre. Después de un rato, un grupo de personas curiosas, se le acercaron a Pedro y dijeron que él también era parte de los discípulos de Jesús, porque su manera de hablar era similar a ellos. Entonces, Pedro enojado comienza a maldecir y a jurar que no conoce a Jesús. Grande era su miedo y temor de caer en las manos de los soldados.
Hay que estar en la piel de Pedro después de ser descubierto por la gente en el patio de que él era también parte del grupo de Jesús. Peor cuando escuchó cantar al gallo tres veces ˇtres veces!. Pedro no pudo más y se acordó lo que Jesús horas antes le había dicho sobre su negación y de inmediato se puso a llorar amargamente. Pedro, el valiente, el osado, ahora está temblando, arrepentido, avergonzado ante toda la gente. Antes había dicho que daría la vida por defender a su Maestro. Negó a Jesús en el momento más importante. Ahora, está solo, nadie está a su lado, le falló al Seńor, grande será su dolor hasta cuando vuelva a encontrarse con él, pero ya resucitado.
Ahora bien, a nosotros también nos puede pasar lo mismo, repetir lo que hizo Pedro, negar a Jesús. Decir que somos cristianos o cristianas, afirmar que somos sus discípulos o discípulas, prometer que le seguiremos hasta la muerte, pero con nuestros dichos y actos le negamos diariamente. Hacer aquello que está en contra de las ordenanzas de Dios, dar mal testimonio, no ser solidarios con los pobres, traicionar a nuestros hermanos y hermanas, no respetar el orden establecido, dejarse llevar por los chismes o rumores, cometer injusticias; todo eso es negar y traicionar al Maestro. No debemos olvidar que Jesús está presente en todas las cosas del mundo y encarnado en nuestro prójimo; demanda nuestra respuesta amorosa: En otras palabras, él nos llama a seguirle y a servirle ya. Jesús murió para nuestra salvación, pero resucitó para estar en medio de Su pueblo, victorioso y construyendo el reino de Dios por medio de la justicia y del amor. żNosotros sus discípulos y discípulas estaremos dispuestos a seguirle y construir junto con él el reino de Dios?. Si ese así que el Seńor Todopoderoso nos bendiga y nos ayude a ser sus testigos fieles, sus discípulos y discípulas. Amén.
Rev. Lic. Jorge Bravo C.
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