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ALEGRÍA Y GOZO EN MEDIO DE LA ADVERSIDAD

(Habacuc 3:1-18)

Esta expresión puede parecer una ironía, alegría y gozo en medio de la adversidad. Sin embargo, no es así, esta es una afirmación sustentada en la fe y en la esperanza en un Dios de la vida, que genera alegría y gozo en medio de las adversidades. El profeta Habacuc en su oración coloca estas palabras que parecen contradictorias con respecto a lo que está pasando en ese momento. Es cierto que hay una gran adversidad que genera graves consecuencias, pero él, en medio de estas circunstancias, da su testimonio de fe y esperanza, que le genera gozo y alegría en Dios. Este testimonio debería ser imitado por todos nosotros cuando nos toca pasar por lo mismo. Ahora bien, es bueno preguntarnos, ¿cuál es esa circunstancia adversa?, la respuesta lógica es: un desastre, una sequía total, una guerra, una pandemia, como la que estamos pasando, el COVID-19, entre otras. Ante esa situación, el testimonio de Habacuc es: aunque pase toda adversidad, yo me alegraré y me gozaré en el Dios de mi salvación.

Es difícil aceptar que, en medio del sufrimiento, el dolor, y el abandono, la alegría y el gozo sean la respuesta. Para cualquiera que no cree en Dios, esta situación es absurda, una locura. Pero bien sabemos que para los que creemos en el Dios de la vida, toda situación adversa es una prueba, antes que una crisis; es una nueva oportunidad para seguir confiando en Dios y no tener miedo ante cualquier amenaza. ¡Dios responderá y vendrá a nuestro pronto auxilio! (Salmo 46:1). Esta actitud del profeta Habacuc nos debe servir para reflexionar cuando vienen a nosotros, pruebas, tentaciones, dificultades, una sequía de todo tipo, hasta una pandemia. ¿Cuántas veces nosotros mismos nos hemos visto en situaciones muy difíciles, desesperantes, y en muchos casos al borde del abismo? No contamos con recursos suficientes para sostener a la familia, no hay cómo pagar las deudas, hemos perdido el trabajo, enfermedades que aparecen de la noche a la mañana, y no sabemos cómo salir de toda esta adversidad; pareciera que se nos vino un desastre y una calamidad. En esa situación, muchas veces, lo primero que sentimos, es una grande frustración, dolor, tristeza, depresión, soledad, angustia, al punto de pensar en el suicidio. ¡Ya no hay esperanza!

Pero, el profeta Habacuc nos da un ejemplo de cómo sobrellevar cualquier adversidad o calamidad económica, o de salud, o espiritual, generando dentro de sí un sentimiento contrario a ello, que es la alegría y el gozo en Dios. Esto implica sacar fuerzas desde lo profundo del ser que está amenazado y a punto de ser eliminado. Él, como creyente en Dios supera lo que está pasando y acude a un Dios que genera vida, alegría y gozo. Es tener una fe y una esperanza muy grande. Habacuc se convierte para nuestros tiempos en un ejemplo y en un gran animador, que nos propone superar la crisis y aunque nos falte todo, la fe y esperanza en Dios nos debe generar un sentimiento de alegría y gozo inmensurable. Recordar siempre que el Espíritu Santo, que mora en nosotros, nunca nos dejará solos, que ninguna circunstancia adversa, sufrimiento o pérdida, podrá separarnos del amor de Cristo (Romanos 8:35, 38-39).

En este tiempo de Adviento y Navidad, demos gracias al Señor que puede generar en nosotros, sentimientos contrarios a la adversidad. No es fácil tener esta actitud, en medio de una pandemia, que está causando mucho dolor, sufrimiento y muerte. Sin embargo, basta recordar que Jesús vino a traer alegría y gozo a una humanidad pecadora y sufriente, y para dar a saber que aún hay esperanza en medio de la desgracia. En el evangelio de Lucas se describe este gozo: "Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: ¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!" (Lucas 2:8-14). Otro profeta, como Nehemías, nos dice que el gozo del Señor es nuestra fortaleza (Nehemías 8:10). De ahí que cuando estemos pasando situaciones similares a las que describe Habacuc, hagamos una pausa y cambiemos nuestro ánimo, alegrémonos y gocémonos en el Señor, a la manera de Nehemías, ya que Él, en su momento nos proveerá lo necesario y prosperará nuestra vida. Amén.

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

 

       


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