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LO ABSURDO DEL REINO DE DIOS

(Mateo 20:1-16)

 

Para poder entender este pasaje bíblico es necesario leer la segunda mitad del capítulo anterior, ya que éste provee el contexto respectivo. Ambos pasajes enfatizan que las reglas con la que el reino de los cielos se maneja son muy diferentes a las de este mundo. Ambas tienen que ver con la recompensa para el discípulo que se sacrifica. En Mateo 19:16-22 vemos que el joven rico no está dispuesto a vender sus posiciones porque tenía en demasía propiedades.

 

Pedro le hace notar a Jesús que ellos ya han abandonado todo para seguirle, entonces, ¿cuál será la recompensa?. La respuesta de Jesús no se hace esperar: ustedes ya tienen su recompensa. Ahora bien, hay que entender que la recompensa no estará limitada a los discípulos. "Cualquiera que dejare casas o hermanos, padre o madre, mujer o hijos, o tierras por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna", dijo Jesús. Con esto no disminuye la recompensa de los discípulos, pero si la extiende a otras personas que la merecen. ¡Qué sorpresa!.

 

Esta parábola  afirma: "los primeros serán postreros, y los postreros primeros". Jesús invierte las ambiciones y los privilegios. ¿Cuántos reclaman privilegios ante aquellos que recién llegan a la iglesia?. ¿Cuántos se creen superiores a otros?. Esta parábola es similar a la parábola del hijo pródigo y su hermano mayor (ver Lucas 15). Es la misericordia del padre y el enojo del hijo mayor. Ahí se muestra el enojo del hermano mayor. En esta parábola también se muestra el enojo de los obreros que estuvieron laborando todo el día contra el dueño de la viña, por darles el mismo pago a los obreros que solo han trabajado una hora. Es bueno recordar que el horario era: 9.00 a.m., 12.00 m., 3.00 p.m. y 5.00 p.m. ¿por qué estos lapsos de tiempos? Es muy probable que algunos fueron no considerados y que hay todavía muchos sin trabajo. Es bueno notar que la hora del pago es después de las 6.00 p.m., según la tradición, y se comienza por los últimos. ¡Oh sorpresa!, reciben lo mismo que recibirán los que llegaron primero y trabajaron duro. De ahí que los otros piensan que recibirán más. Pero no es así, recibirán según lo pactado: un denario. Sin duda que el reclamo es justo, pero el dueño les dice: ¿no es lícito hacer lo que quiero con lo que es mío?

 

La enseñanza de esta parábola es que los últimos se convierten en primeros por la gracia; los primeros se convierten en los últimos por su ambición. Al final, el Señor recompensa a sus discípulos según su gracia y si obedecen a su llamado, no importa el tiempo, sino la voluntad de servir.

 

Roguemos al Señor para estar listos a su llamado y a obedecerle, sea el tiempo y lugar donde estemos. Amén.

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

 

       


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