CADENA DE ORACIÓN
(Santiago 5:16; 1 Tesalonicenses 5:17)
Hablar hoy en día de la cadena de oración pareciera extraño para algunos, ya que consideran que ese término no está en la Biblia, menos aún en el lenguaje de Jesús y de los apóstoles; además en los tiempo de los reformadores, no se usaba esta terminología para indicar una oración comunitaria. Entonces, ¿Qué es la cadena de oración? ¿Tiene sustento bíblico esta expresión? ¿Cuán eficaz es la oración en cadena? ¿Por qué usar esta terminología?, son preguntas que muchos se hacen en el interior de la iglesia o en la comunidad de fe. Daremos respuesta a estas interrogantes.
Bueno, para empezar, debemos decir que toda oración es la acción de hablar con Dios y clamar por alguna necesidad que se está pasando. Es en ese hablar que ponemos delante de Dios todas nuestras situaciones, buenas o malas; nuestra gratitud por algún beneficio recibido; o también nuestras súplicas por algún problema o situación de riesgo, como lo es la salud. En fin, muchas pueden ser las situaciones que estemos pasando en el momento de hablar con Dios. Y en esa conversación, diálogo, súplica o petición, Dios nos está escuchando atentamente y en silencio. Su respuesta a nuestra oración se dará en el tiempo y voluntad de Él. Sobre la oración, existen muchos textos bíblicos y experiencias en la Biblia, por ejemplo:
Salmo 65:2, "Tú oyes la oración; a ti vendrá toda carne". Mateo 7:11, "Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?" Mateo 7:7-8, "Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá". Juan 14:13-14, "Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré". Efesios 6:18, "Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos". 1 Tesalonicenses 5:17, "Orad sin cesar". Isaías 65:24, "Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído". 2 Corintios 12:8-9, "Respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo". Salmo 37:7, "Guarda silencio ante Jehová, y espera en él. No te alteres con motivo del que prospera en su camino, por el hombre que hace maldades". Efesios 3:20, "Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros". Romanos 8:26-27, "Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos". Marcos 11:24, "Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá". Marcos 11:24, "Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá". Mateo 6:9-11, "Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén". Mateo 6:7-8, "Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis".
Como se podrá ver, la oración es un recurso que Dios nos ha dado para comunicarnos con él. Ahora bien, la oración, en principio es personal, pero también es comunitaria, y en ambas resulta eficaz. Santiago nos dice que debemos orar unos por otros, para ser sanados y que la oración eficaz del justo puede mucho (Santiago 5:16). Además, Pablo nos exhorta que oremos sin cesar (1Tesalonicenses 5:17). De esa experiencia de orar unos por otros en todo tiempo y lugar, es lo que ha generado una sumatoria incalculable de oraciones dentro de la iglesia o comunidad de fe. A esa sumatoria incalculable de oraciones es lo que se denomina "cadena de oración" hoy en día. Esto es una realidad y su puesta en práctica ha sido y es muy eficaz de la comunidad de creyentes. Comenzó en el hogar, en el templo, en el campo y en todo lugar. Hoy en día, la cadena de oración ha trascendido fronteras. Ahora se realiza de manera virtual en el ciber espacio, alcanzando dimensiones inimaginables. De ahí que la cadena de oración es una práctica moderna de oración intercesora en comunidad. Muchos justos se reúnen para orar e interceden por otros en forma masiva, en forma encadenada. Estas reuniones pueden ser presenciales o virtuales. Lo importante, es que no interesa el lugar ni el espacio, basta el deseo de orar, hablar con Dios. Los resultados son grandiosos, muchos son beneficiados con el favor de Dios. Al respecto hay muchos testimonios de la eficacia de la cadena de oración. Como pastor puedo dar fe de que la cadena de oración ha sanado o resuelto dificultades a muchas personas, creyentes o no. El Señor se ha manifestado en forma contundente en las vidas de muchas personas, y que como resultado de ello, han llegado a aceptarle como su Señor y Salvador. ¡Cuántos están orando día y noche! Existen miles de cadenas de oración en el mundo. De ahí que en estos tiempos modernos, para gente moderna, la expresión "cadena de oración" tiene una mejor connotación para sus estilos de vidas.
Roguemos al Señor para que cada uno de nosotros conformemos una cadena de oración y oremos sin cesar en favor de aquellas personas que necesitan de la mano de Dios y que al recibir una bendición, puedan aceptarle en sus vidas. Amén.
Rev. Lic. Jorge Bravo C.
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