A ELEGIR SE HA DICHO
(Deuteronomio 30:15)
Hoy en día, la sociedad actual está en una encrucijada en todo su quehacer cotidiano. Debe elegir entre lo bueno y lo malo, la verdad y la mentira, la honestidad y la deshonestidad, los valores y las costumbres, la excelencia y la mediocridad, las leyes y la anarquía, la disciplina y la indisciplina, la vida y la muerte, la familia y las parejas separadas, el matrimonio y el divorcio, el matrimonio natural y el matrimonio gay, la bendición y la maldición, etc. En fin, hay una serie de situaciones en la que debemos elegir, ya no se puede vivir la vida sin elegir lo que se ha de hacer; o elegimos nosotros mismos o alguien lo hace por nosotros. En la Biblia encontramos muchos casos donde Dios nos da la posibilidad de elegir. Un caso conocido es la historia de Adán y Eva (Ver Génesis 2:16-17; 3:1ss), ahí Dios le dice a Adán que podía comer el fruto de todo árbol del huerto, pero no debía de comer del árbol de la ciencia del bien y del mal, porque el día que lo coma morirá. ¿Cuántos no conocemos esta historia? El resumen de la historia es, ambos comieron el fruto prohibido, eligiendo la desobediencia y no la obediencia, la muerte en vez de la vida.
Otro caso de elección, es cuando Dios le habla a Moisés y le dice que Él ha puesto delante de él, la vida y el bien, la muerte y el mal. Moisés debe elegir entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición. El pueblo de Dios debe volverse a su Dios y apartarse de los dioses falsos para que las bendiciones de Dios vengan para todo el pueblo. Es obedecer la ley o desobedecerla. Los cielos y la tierra están como testigo de esta buena voluntad del Señor. Para el pueblo de Dios hay dos caminos a seguir, para eso debe elegir con corazón, si quiere recibir bendiciones, vivir una vida en plenitud y de alegría; lo contrario será, que las maldiciones caerán sobre todo el pueblo y las consecuencias serán desastrosas, de muerte (Deuteronomio 30:1-20). El Señor siempre cumple sus promesas, Él ha prometido desde mucho tiempo atrás que protegerá a su pueblo si éste le es fiel. Israel escogió seguir los caminos del Señor y logró ser bendecido.
En nuestros días, nosotros también estamos en una situación similar a Israel. Dios nos pide que guardemos sus mandamientos, que sigamos sus caminos, que nuestro amor sea hacia Él y hacia el prójimo. Que no nos apartemos de la verdad, que seamos honestos, que practiquemos los valores cristianos, que seamos solidarios con el que sufre. Si esto es así, las bendiciones de Dios serán abundantes sobre su pueblo y sus líderes. Habrá alegría, paz, unidad, solidaridad, prosperidad y abundancia. Esto es lo que el pueblo ansía de todo corazón y a gritos. Pero, ¿por qué no lo logra? Una respuesta contundente es: se han apartado de los mandamientos del Señor. Hoy la sociedad postmodernista ha relativizado todo, hasta los valores, los principios, la conducta, el estilo de vida. Todo es relativo, todo es posible, no hay nada absoluto. Lo que era malo, ahora es bueno, lo que era verdadero, los valores y principios ya no son vigentes, cada quien debe vivir la vida como quiera, no hay nada oculto porque ahora vivimos en una aldea global, ya no se necesita de Dios, el ahora es relativo, la ciencia y la tecnología le ha provisto al ser humano, todo lo necesario para vivir feliz, todo lo contrario a fe bíblica, es válido. Entonces, ¿Cuál camino a seguir? Debemos elegir entre el bien y el mal, entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición. Por lo tanto ¡A elegir se ha dicho!
Que El Señor nos permita siempre elegir vivir de acuerdo a Su palabra, para vivir una vida plena y de paz y que seamos sus buenos discípulos, para lograr que muchos puedan elegir vivir de acuerdo a Su palabra. Amén.
Rev. Lic. Jorge Bravo C.
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