LA CHISPA QUE GENERA UN INCENDIO
(1 Juan 2:15-17)
Quién no ha escuchado, que un incendio se originó por causa de una chispa. Esta chispa puede ser un corto circuito, la colilla de un cigarrillo, la combustión de una bujía, luces de bengala u otro tipo de combustión. Finalmente, la causa de todo incendio resulta siempre ser una chispa. Esto es algo incontrolable o imprevisible. Sucede y ya está. Los daños que genera un incendio son desastrosos. Un incendio puede hasta causar la muerte de muchas personas y daños materiales. Muchas veces, los bomberos llegan tarde para apagar el incendio. Si se hubiera evitado o controlado el origen de la chispa, sin duda que se hubiera evitado el incendio. Esta descripción de un incendio, puede tener similitud con la tentación, que viene a ser como una chispa que origina un incendio espiritual y causar innumerables desastres. Toda tentación es como una pequeña chispa, que, si no es controlada, puede generar una caída o destrucción de la relación con Dios. La palabra de Dios nos advierte, de quien es el que genera esa chispa, Satanás es el incendiario.
Bien podríamos considerar, que la primera chispa que generó el gran incendio en el paraíso del Edén, es la tentación que Satanás sembró en Eva (Génesis 3:1-6). Dios les había advertido de las consecuencias por la desobediencia; aun así, la tentación fue tal que anuló la conciencia de Eva y Adán. Otro ejemplo de chispa o tentación, lo constituye la seducción de Dalila a Sansón (Jueces 16:4-18). Todo empezó con la belleza seductora de Dalila. El final de Sansón fue desastroso. Otro ejemplo, podemos encontrarlo en el adulterio y asesinato, en la persona del rey David. La chispa o tentación se da en el baño de Betsabé, su belleza cautivó a David y él decidió poseerla. David, fue más allá, hizo que su esposo Urias, muriera en la batalla, de una forma premeditada (2 Samuel 11:1-24). El precio de esa tentación fue la muerte de su hijo. Un ejemplo más, es el caso de Judas Iscariote, discípulo de Jesús. La chispa o tentación, fue su codicia, las treinta monedas de plata con las que entregó a Jesús (Mateo 26:14-16). Ahora bien, la Biblia está llena de otros ejemplos más.
Hoy en día, el mundo está lleno de todo tipo de tentaciones por doquier. Muchos sin darse cuenta, caen de pronto en la tentación y luego su situación es un incendio. Todo empezó con una chispa insignificante, no se le dio la importancia debida. La Biblia está llena de advertencias de las artimañas de Satanás. Muchas veces no se da importancia a una tentación, que parece insignificante, y luego resulta ser la causa del incendio espiritual. En la historia de la Iglesia, se puede encontrar un sinnúmero de ejemplos de personajes que cayeron por una tentación y destruyeron sus vidas y su relación con Dios. Con mucha tristeza hemos podido comprobar, cómo ilustres personajes de la iglesia, cayeron por una tentación. No es bueno citar nombres. De ahí que, debemos tener mucho cuidado en nuestra vida de fe, de no ceder ante una chispa o tentación. Más vale evitar, que luego lamentar. Satanás está al acecho, queriendo devorarnos. Él pone todo tipo de tentación ante nuestros ojos o sentimientos. La palabra de Dios nos aconseja a tener cuidado y estar en plena oración, para que el enemigo no se enseñoree sobre nosotros.
Las diversas historias o tristes ejemplos, nos deben advertir de las consecuencias que originan las tentaciones, que son como chispas que generan un incendio. Que el Señor nos cuide y proteja, para no caer en tentación. Nuestra actitud debe ser de estar en oración constante. Amén.
Rev. Lic. Jorge Bravo C.
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