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EL AROMA QUE EL MUNDO NECESITA

 

(Juan 12:1-8)

 

Betania es un lugar muy importante para Jesús, ya que en ese lugar ha de ser ungido por una mujer, María, hermana de Marta y Lázaro. En ese lugar se encontraba Lázaro, quien había sido resucitado por Jesús, junto con sus dos hermanas, Marta y María. Es interesante saber que, además de Lázaro y sus dos hermanas, estaban también los discípulos de Jesús. Unas preguntas que surgen: ¿Lázaro pasó a ser discípulo de Jesús? Él estaba sentado en la mesa con los discípulos. ¿Quién organizó la cena para Jesús? ¿Lázaro o sus discípulos? Pareciera que las hermanas, organizaron la cena, en gratitud por haber resucitado de la muerte a su hermano Lázaro. Esta es una cena anticipada a la última cena que Jesús tendría con sus discípulos. Todos están listos para cenar, Marta está sirviendo la mesa y María observando.   

De pronto, ocurre algo inesperado. María tomó una libra de perfume de nardo puro, un equivalente a tres cientos gramos, es decir, un perfume muy caro; ella con ese perfume ungió los pies de Jesús, y los enjuagó con sus cabellos; y la casa se llenó del olor del perfume. ¿Qué significado tiene lo hecho por María? Ella dio una señal de amor a Jesús, agradecida por lo hecho con su hermano Lázaro. María sabía que Jesús era el Ungido de Dios y quería demostrar a todos los presentes, que ese Ungido, Jesús, sería también el Ungido de la familia. Ella dio lo mejor que tenía para mostrar su gratitud y reconocimiento a Jesús. Tal fue su humilde actitud, que secó con sus cabellos los pies del Maestro. Este es un gran ejemplo de humildad y de reconocimiento a la persona de Jesús. Ni sus discípulos hicieron tal cosa. Muchas veces nos pasa a nosotros mismos eso. Hablamos de Jesús, decimos ser sus discípulos, predicamos en su nombre, pero no tenemos la actitud humilde de reconocerlo como nuestro Señor en nuestras vidas. Pero, no solamente quedó visible el gesto de María ante los discípulos, sino que el perfume derramado llenó con su aroma toda la casa. Ese aroma, representa la humildad, el servicio, el amor y el reconocimiento de Jesús como el Ungido de Dios. María había anticipado lo que pasaría en la tumba con Jesús. Este es el aroma que el mundo necesita. Hay mucha soberbia, violencia, crímenes, corrupción, idolatrías, no reconocimiento de Jesús como el Salvador del mundo.

Ahora bien, Judas Iscariote quiere distraer lo hecho por María, colocando a los pobres como pretexto. Jesús le sale al frente y le dice que ya no siga con su hipocresía de defender a los pobres, ya que a ellos siempre los tendremos. María aprovechó la oportunidad de tener a Jesús en su casa y lo ungió con lo que tenía. ¿Cuántas excusas damos para no reconocer a Jesús como el Ungido de Dios y Salvador del mundo?

Así como el aroma de un perfume, se impregna por mucho tiempo, así debemos impregnar las paredes del mundo con la palabra de Dios. Que el mundo sepa quién es Jesús y para qué vino al mundo. María nos da un gran ejemplo con su actitud. Ella no esperó algún momento para hacer lo que hizo, aprovechó el momento y dio muestra de su amor y gratitud al Maestro, Jesús. Que todos podamos seguir el ejemplo de esta mujer humilde y agradecida. Amén.

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

                                 


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