RESETEANDO NUESTRA VIDA
(Juan 3:3-6;14:27)
Hoy en día, cuando nuestra computadora, celular o tableta, están lentas o con dificultades de funcionamiento, lo primero que nos recomienda el técnico es que las reseteemos con el propósito de sacar toda la basura acumulada, que hace que la memoria se sature, que no funcione adecuadamente y no sea lo suficiente veloz. Los que hemos experimentado esta situación, podemos dar fe de que es muy cierto y eficaz. Nuestros equipos quedan como nuevos. Bueno, de alguna manera Jesús nos dice lo mismo, con otras palabras, tal vez, no con palabras técnicas, pero sí, con palabras existenciales. Jesús al decirle a Nicodemo que tenía que volver a nacer de nuevo, en otras palabras, le estaba diciendo que reseteara su vida. Hoy nosotros, también necesitamos resetear nuestras vidas. Nos hemos llenado de mucha basura, nos hemos gastado, de ahí que nos sentimos pesados, tristes, culpables, sin ganas de vivir, todo lo criticamos, no sentimos amor por nosotros mismos ni por nuestros prójimos. Es decir, vivimos una vida aburrida y sin sentido. ¿Cómo salir de esta situación? La solución: renovando nuestra vida. Y esto se logra, volviendo a nacer de nuevo, dejando todo aquello que nos perturba, echando la carga pesada que llevamos por años; es decir, en palabras de nuestro tiempo, tenemos que resetear nuestras vidas para vivir una vida feliz.
Así como los equipos modernos necesitan ser reseteados constantemente para lograr un buen funcionamiento, así también, nosotros necesitamos resetearnos constantemente, para poder vivir una vida en plenitud, ser feliz y estar al servicio de los demás. La vida diaria, nos lleva a vivir un trajín agotador, enfrentar problemas, lidiar con personas tóxicas, acumular amargura y rencor, generando en nuestro organismo, malestar, cansancio, dolor, enfermedad, frustración, angustia, desesperanza y falta de alegría. Lamentablemente, dejamos pasar todo ello, porque siempre estamos ocupados y no hay tiempo para nada, menos, para reflexionar, orar, meditar en la palabra de Dios. Con el tiempo, todas esas cosas negativas, se van convirtiendo en basura que va destruyendo nuestro organismo, nuestra vida y nuestra felicidad. Hoy en día, mucha gente no se da cuenta de esto y convive con esta basura cotidianamente, sin lograr hacer algo; se han acostumbrado a convivir con ella. Ante esa situación, las palabras de Jesús son oportunas y son una invitación a liberarnos de toda basura que contamina nuestro cuerpo, nuestro espíritu y nuestra mente, para vivir una vida plena y feliz. Hay que volver a nacer de nuevo, resetear nuestra vida.
Hoy, Jesús nos invita a vivir en paz, en un mundo turbulento y violento. Esa paz solo se logrará, si decidimos venir a Jesús, dejar todo lo negativo de nuestro pasado, volver a nacer de nuevo, decidir resetear nuestra vida. Hecho esto, podremos tener paz con Dios, paz unos con otros y paz con uno mismo. No permitamos que la cotidianidad nos llene de basura nuestra vida y nos impida ser felices. Cuánta gente vive una vida de sufrimiento, de dolor, de angustia, de violencia, de frustración, decepcionados de sí mismos, enfermos, cansados de vivir. Recurren a muchos profesionales de la salud para curarse, pero no lo logran hacer. Hay muchos traficantes de la salud que hacen dinero, engañando a la gente y robando sus dineros. Prometen generar salud, felicidad y bienestar, sin lograr resultados contundentes. Otros, prometen una paz social, con propuestas políticas e ideológicas, generando falsas expectativas a sus seguidores. Después de todo, solo son promesas. Toda esa gente necesita escuchar las palabras de Jesús: "Tienes que nacer de nuevo" (Juan 3:3). "La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo." (Juan 14:27). El resultado de esa paz interior, es alegría, gozo, tranquilidad, buena salud, confianza en Dios ante cualquier dificultad, recordar las palabras del profeta Isaías: "Tu guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado." (Isaías 26:3). Los que hemos experimentado esta paz interior en nuestras vidas, estamos llamados a ser testigos del Señor y anunciar esta buena nueva. Gracias a Dios que existen miles de ejemplos, de cómo la palabra de Dios ha restaurado muchas vidas arruinadas.
Que podamos anunciar al mundo entero que Jesús es nuestro Salvador y nuestra paz. Amén.
Rev. Lic. Jorge Bravo C.
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