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 NAVIDAD: TIEMPO PARA VOLVER A EMPEZAR

 

(Mateo 16:13-17)

 

Todos los años, así como ahora, celebramos un cumpleaños más del nacimiento de Jesús, el Salvador. Todo el mundo se prepara a celebrar la Noche Buena con mucha expectativa y alegría en unión de los seres queridos. Es tal la algarabía que nadie se detiene un momento para reflexionar sobre el significado de esta fiesta y la razón porque nació Jesús, el Hijo de Dios entre nosotros. Son pocas las personas que saben el significado salvífico de este gran acontecimiento en la historia de la humanidad. Hecho sin precedentes en la historia universal. Desafortunadamente la mayoría de las personas han reducido esta fiesta a una mera fiesta de muchos colores, bengalas, regalos y una gran cena.

 

En este tiempo de Navidad debemos reflexionar que el nacimiento de Jesús obedece aun propósito redentor de Dios, el cual consiste en liberarnos de toda estructura de maldad que nos impide vivir la vida en plenitud. Es por eso que el Salvador nació para romper las estructuras diabólicas que nos tienen subsumidos en una vida mediocre; nació para cambiar nuestras vidas, para que seamos felices y vivamos en Su plenitud. No debería existir ya el odio en nosotros, el rencor, la maldad, la violencia y la injusticia. Deberíamos vivir un tiempo de paz y de amor.

 

Dicho en otras palabras todo lo anterior, significa que el Señor quiere que vivamos una vida de calidad y no una vida en mediocridad, producto de vivir en medio de estructuras de pecado. Lograr esta vida de calidad, no es muy fácil, es necesario dejar de lado todo aquello que afecta nuestro ser, sea material o espiritual. Si optamos por vivir una vida de acorde a las enseñanzas de Jesús, entonces alcanzaremos una vida sana y feliz, en armonía con Dios y con nuestro prójimo. Lograremos ser instrumentos verdaderos del Señor, sólo para el bien y no para el mal.    

 

¿Y cómo poder realizar este gran cambio existencial? Hoy en día muchos viven una vida infernal, llena de problemas y no saben qué hacer. Se recurre a los chamanes, curanderos, brujos y adivinos, para que cambien su destino desastroso e incierto. Lo único que consiguen es ser estafados o en algunos casos, la muerte. Mucha gente cree que el gran cambio se dará a través de la ciencia o alguna disciplina humana, para ello se asiste a conferencias o charlas sobre cómo elevar la autoestima, buscando la eficiencia, la calidad de vida, entre otras cosas. Otros al no encontrar ninguna solución a sus problemas existenciales o económicos recurren al suicidio como último recurso. ¿Se podrá de esta manera lograr el verdadero cambio?

 

Como podremos observar, hay muchas propuestas para lograr el ansiado cambio de nuestras vidas, lamentablemente todas éstas están reducidas a categorías humanas y no la acción salvífica de Dios. El Señor nos sigue diciendo, aún en Navidad; que él es el único que puede cambiar nuestra vida mediocre por una vida de calidad y de excelencia. Él está a la puerta de nuestra vida esperando que lo invitemos a entrar y a cenar: "Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él y él conmigo" (Apocalipsis 3:20).

 

Que esta Navidad no sea una fiesta más, sino más bien, sea un tiempo para volver a empezar una nueva vida, preparando nuestros corazones para que nazca el Señor otra vez y podamos de esa forma vivir la vida con gozo y alegría, en paz y en amor, sirviéndole en el lugar que Él no ha puesto. Amén.

 

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

                                                         


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