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JESÚS, NUESTRO BUEN PASTOR

 

(Juan 10:1-18)

 

En este capítulo del Evangelio de Juan, Jesús usa dos metáforas para describirse a sí mismo. Es el pastor que entra por la puerta que abre el portero (v. 2-6), y es la puerta por la que las ovejas entran a la salvación y van a buscar pasto (v. 7-9). También, se hace referencia a los ladrones. Jesús dice que hay ladrones que entran en el rebaño de otra manera (v. 1). Los ladrones y bandidos son “Todos los que antes de mí vinieron” (v. 8), y “no vienen sino para hurtar, y matar, y destruir” (v. 10). Jesús advierte que los fariseos son ladrones, pero no son los únicos ladrones. Es interesante saber que cuando Juan escribía su Evangelio, existían otros ladrones -y, aún hoy, existen ladrones en la iglesia.

 

Ahora bien, no es fácil para nosotros los citadinos, los que vivimos en la ciudad, entender qué es el pastoreo. Estamos acostumbrados a la vida urbana, a caminar por el cemento, a refugiarnos en casas de ladrillos, etc. Sin embargo, la Biblia nos proporciona bellas metáforas que hablan de Dios como un Pastor. Hay dos hermosas metáforas, una en el Antiguo Testamento y otra en el Nuevo Testamento. La primera, se encuentra en Ezequiel 34:11-31 y la otra, en Juan 10:1-18. En ambas, la conclusión es: “Ustedes, mis ovejas, son mi rebaño y yo soy su Dios” Y el salmo 23, así lo reafirma.

 

Hoy en día, como iglesia, somos las ovejas del rebaño de Dios (Salmo 97:13). Dios es nuestro Pastor (Salmo 80:1; 95:7). Somos ovejas que preferimos seguir nuestro camino y nos descarriamos (Salmo 119:176; Isaías 53:6). Aun así, Dios se regocija cuando toma en sus brazos a sus corderos (Isaías 40:11; 2 Samuel 12:3; Lucas 15:3-6). Esta actitud de Dios, de ser nuestro Pastor, es porque existen algunos pastores que no son buenos. La Biblia nos habla también de los pastores malos (Jeremías 23:1ss; Ezequiel 34: 1- 10; Zacarías 11:17). Cuando el pastor desampara o abusa de las ovejas, éstas se vuelven indefensas ante el enemigo (Números 27:17; 1 Samuel 17:34-36; 1 Reyes 22:17; Isaías 11:6; Zacarías 10:2; 13:7). Por eso Jesucristo es el “Buen Pastor” (Juan 10:1-18), el mismo que refiere el salmo 23. Jesús es el pastor que conoce a cada una de sus ovejas, que busca a las ovejas perdidas y que carga a sus ovejas sobre sus hombros para llevarlas a un lugar seguro. Él no pierde ninguna oveja. Él siempre está vigilante de ellas.

 

En este escenario pastoril, (vv. 1-6) Jesús hace referencia al rebaño de ovejas, que tiene una puerta de entrada. Indica que el que entra por la puerta es el pastor de las ovejas, mientras el que ingresa de otra forma, es un ladrón y salteador. Además, hay un portero que abre la puerta al pastor de las ovejas, no a otro. Estando dentro el pastor, las ovejas oyen su voz, él las llama por su nombre y le siguen, poniéndose delante de ellas. Esta metáfora nos hace ver que Jesús es el Señor de la Iglesia y que siempre va delante para guiar a la congregación. La congregación le conoce, oye su voz y le sigue.

 

Pero, la otra realidad, es que existen extraños, ladrones, saqueadores, falsos pastores, que vienen al rebaño de las ovejas con el único propósito de robar y saquear. A estos, las ovejas no le siguen, más bien huyen de ellos. Lamentablemente, siempre han existido este tipo de personas, que utilizan la fe, la palabra de Dios y la inocencia de la congregación, con el fin de engañarles y saquearles, sin ningún escrúpulo.

 

A partir de los vv. 7-18, Jesús se identifica y dice: "Yo soy la puerta de las ovejas", "Yo soy el buen pastor; el buen pastor da su vida por las ovejas". Y advierte: "Pero el asalariado, que no es pastor, a quien no pertenecen las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye, y el lobo hace presa en ellas y las dispersa, porque es asalariado y no le importan nada las ovejas". Jesús al decir que es la puerta, está afirmando que Él es la entrada de la salvación, de la vida plena. En algún momento dijo: "Nadie viene al Padre sino es por mí" (Jn. 14:6b); "El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas a pasado de muerte a vida" (Jn. 5:24). Jesús al finalizar su discurso indica que tiene otras ovejas que no son de este redil y que debe traerlas. La misión de Jesús como pastor, va más allá de su propio rebaño. Hay otros rebaños que atender. Esa es nuestra misión como ovejas de Su prado.

 

Finalmente, como iglesia debemos tener en cuenta las advertencias de Jesús, con respecto a los falsos pastores, ladrones, saqueadores y asalariados, que lo único que les importa es sacar un beneficio propio. Felizmente, existen muchos pastores y pastoras que siguen el ejemplo de Jesús y dan su vida por sus ovejas. Desde hace mucho tiempo, la Iglesia ha sido testigo y lo es aún, de muchos siervos y siervas del Señor que dan su tiempo y vida por el pastoreo del rebaño del Señor. Ellos y ellas recibirán las recompensas que el Señor tiene para cada uno de ellos y ellas.

 

Hoy en día, roguemos al Señor para que Él sea nuestro Buen Pastor, que nos guíe por el camino de la verdad, que nos cuide de toda adversidad, que nos sane de todo dolor, que nos proteja de todo tipo de peste o virus, y que nos libre del enemigo. Amén.

 

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

                                 


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