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EL EJEMPLO DE NOÉ PARA NUESTROS TIEMPOS

 

(Génesis 6:1-22)

 

Este capítulo del libro de Génesis, es uno de los capítulos muy importantes de toda la Biblia; en él se nos describe dos situaciones: la maldad y violencia de la humanidad, y la santidad de vida de Noé. En primer lugar, se destaca la maldad y violencia de la humanidad en toda su dimensión, tanto en sus pensamientos y en su actuar; también, se da a conocer el arrepentimiento de Dios de haber creado al ser humano y todo ser viviente en la tierra (vv. 1-7). En segundo lugar, se da a conocer la persona de Noé, como un varón perfecto, justo, y que halló gracia ante los ojos de Dios; además, caminaba con Dios (vv. 8-22). Veremos estos dos aspectos en la presente reflexión.

 

Tomar como referencia la persona de Noé para nuestros tiempos, es de suma importancia para nuestra generación. Hoy en día, vivimos una situación de maldad generalizada, de violencia desenfrenada, de corrupción a todo nivel, de idolatría, de secuestros, de robos, de tráfico de personas, de opresión y esclavitud, de desenfreno sexual, de inversión de los valores, y otras cosas más. Es decir, vivimos tiempos de maldad y corrupción. El ser humano ha logrado creer que puede bastarse por sí solo, sin la ayuda de Dios. La ciencia le ha permitido conocer secretos, antes ignorados, y la posibilidad de la exploración del espacio, sin límites. Hoy, vivimos un tiempo de pandemia que está azotando cruelmente a toda la humanidad, se están muriendo millones de personas. Hay mucho dolor y sufrimiento. No hay paz social ni paz espiritual. La pandemia está eliminando, poco a poco a muchas personas, pero también, está corriendo la fe y la esperanza de muchas personas. Las condiciones sociales están siendo cambiadas, por otras, en forma radical. Este panorama, es los que nos permite tomar como ejemplo de vida, a Noé.  

 

Veamos pues, que sucedía en los tiempos de Noé. El capítulo empieza destacando que la humanidad estaba en pleno desarrollo y crecimiento. En ese crecimiento y desarrollo, hay mujeres muy hermosas, que los hijos de Dios, es decir, los seres divinos o celestiales (Cf. Job 1:6; 2:1; 38:7; Sal. 29:1; 89:7) las tomaron para sí, de entre todas las mujeres. Aquí hay una referencia a los gigantes, que nacieron de esta relación antinatural (seres divinos con mujeres humanas). Éstos, engendraron a los gigantes, que eran seres especiales y muy valientes. Aquí, se recoge una tradición muy antigua, que los israelitas tenían acerca de los gigantes. Sin embargo, pareciera que esto no estaba bien ante los ojos de Dios. Esta situación, unida a la incontenible expansión del pecado, la creciente violencia en el mundo y la corrupción del género humano, Dios se arrepiente de haber creado al ser humano y a todo ser viviente en la tierra, y toma la decisión de destruir todo lo creado. Esta, es la situación pecaminosa de todos los seres humanos.

 

En estas circunstancias, hay una persona llamada Noé, que vive en santidad, es perfecto y justo. Por ello, ha hallado gracia ante los ojos de Dos y camina con él. Es decir, tiene el favor de Dios. Noé tiene tres hijos: Sem, Cam y Jafet. Aquí, es bueno destacar que Dios tiene un propósito para con Noé. Dios lo elige porque vive una vida en santidad y no se ha mezclado con la gente mala. Este favor de Dios, tendrá tres dimensiones a tomarse en cuenta: escuchar a Dios, confiar en él y obedecerle. De pronto, Dios habla Noé y le da a conocer su plan con respecto a la humanidad. Noé escucha todo lo que Dios le dice acerca de construir una barca, inclusive, las instrucciones para construirla. Esta barca tendría 127 metros de largo, 23 metros de ancho y tres pisos. Noé no pone ninguna objeción a la voluntad de Dios y decide construirla. Él confía en Dios, sabe que, en medio de la destrucción, él y su familia serán protegidos por la mano poderosa de Dios. El diluvio nos los alcanzará. En poco tiempo, Noé ya ha construido el arca, ha obedecido a Dios y ha cumplido con lo ordenado. En resumen, Noé ha escuchado la voz de Dios, ha confiado en Él y le ha obedecido. Como resultado, tendrá la bendición de Dios para su vida y para su familia, a través de un pacto.  

 

Ahora, bien, nosotros no estamos lejos de la realidad vivida por Noé. Ya hemos descrito cuál es nuestra realidad actual. La maldad y la violencia se han extendido considerablemente en el mundo. Ambas, junto con las guerras y las pandemias, están destruyendo la Creación de Dios. La mayoría no quiere escuchar la voz de Dios, no confían en Él, ni quieren obedecerle. En este contexto, hay algunas personas que viven en santidad, que escuchan la voz de Dios, confían en Él y le obedecen. Este remanente es la Iglesia, que no se cansa de hacer saber la voluntad de Dios e invitar a las personas, que viven en pecado, a cambiar de actitud, para recibir la bendición de Dios. Es cierto, que muchos no están dispuestos a escuchar la voz de la Iglesia, menos a cambiar de actitud. Vale la pena recordar las palabras del apóstol Pablo: “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro (Romanos 6:23).

 

Revisar la persona de Noé, en estos tiempos, nos debe llevar a una profunda reflexión, acerca de nuestro rol como cristianos en el mundo. De alguna manera, somos el remanente que vive en medio de un mundo de pecado y violencia, que estamos llamado a dar testimonio del amor de Dios, con nuestra manera de ser, de pensar y actuar. En pocas palabras, dar testimonio de nuestra vida en santidad. De ahí, que, si queremos tener el favor de Dios, debemos escuchar su voz, confiar en Él y obedecerle. Sólo así, podremos vivir una vida plena y de bendición. Bueno será preguntarnos: ¿Cuánto de eso, estamos dando testimonio? ¿Cuántos sabemos escuchar la voz de Dios, confiamos en Él y le obedecemos? ¿Cómo nos ven las personas que están a nuestro alrededor?

 

Qué el Señor Jesús, nos de la valentía para seguir resistiendo la maldad y violencia de este mundo, y nos permita vivir en santidad para ser luz y sal del mundo (Mateo 5:13-16). Amén.

 

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

 

                                 


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