Site hosted by Angelfire.com: Build your free website today!

   

   

DIOS RESTAURA LAS CONSECUENCIAS DEL PECADO

 

(Lucas 15:11-32)

 

Muchas veces este texto bíblico ha sido utilizado para la enseñanza acerca del amor de Dios. La parábola del hijo pródigo es una hermosa reflexión del gran amor de Dios por todo aquél que se arrepiente y vuelve a Él. Sin embargo, en esta enseñanza nos quedamos con la actitud del perdón. No reflexionamos sobre las consecuencias que genera el pecado. Lo obviamos, sin querer. Casi nunca se reflexiona sobre las consecuencias que genera el pecado en las vidas de las personas y cómo se restauran. Al haber sido perdonados y redimidos por el Señor, ¿Desaparecen las consecuencias del pecado? ¿Qué efecto genera el perdón de Dios sobre el pecador arrepentido? Sobre este asunto reflexionaremos, de aquí en adelante.     

 

La parábola del hijo pródigo nos enseña que a pesar de la rebeldía del hijo y no queriendo escuchar y acatar el consejo de su padre, hace de su vida un desastre. No quiso esperar el momento de la repartición de la herencia. Lo quería todo, ahora, no mañana. Ya con la herencia en sus manos, se fue a otro país, para disfrutar de ella. El hijo, se dio una vida pródiga, derrochando el dinero en cosas superfluas y con rameras. Las consecuencias de esa vida pródiga y de derroche, lo lleva a una situación de pobreza y hambruna. Al punto que los puercos vivían mejor alimentados que él. Al cabo de un tiempo, entra en reflexión acerca de su vida anterior, en la casa de su padre. Esta reflexión lo lleva a tomar una decisión importante, reconocer que ha pecado contra Dios y contra su padre. Llega a la conclusión de que no merece ser considerado hijo y que mejor sería ser como los jornaleros. Estas son las consecuencias de su pecado. Sin embargo, el padre siempre esperó por su regreso y arrepentimiento, aún, cuando el hijo regresó sin nada. A pesar de todo lo hecho por el hijo, el padre lo recibió con todo su amor y festejó su regreso. Así termina el relato de la parábola.

 

Ahora bien, esta parábola nos lleva a reflexionar acerca de nuestra actitud para con Dios, de las decisiones que tomamos, y de cómo Dios, a pesar de todo lo que hacemos, él siempre está a la puerta, esperando que volvamos a sus brazos, arrepentidos. No nos reprocha todo lo actuado. Nos perdona, nos reconcilia, y luego del perdón, hay un momento de reconciliación, de alegría y de gozo. ¡Todo por amor! Con esta actitud, Dios nos dice que nuestra vida ha sido restaurada y que todas las consecuencias del pecado son eliminadas, ya no hay recuerdo de ellas, se empieza una nueva vida. Ahora, todo lo pasado y actuado queda atrás, en el olvido. Dios no trae al recuerdo lo pasado. Él nos dice: "Yo, yo soy quien borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados". (Isaías 43:25; Cf. Jeremías 31:33-34; Hebreos 8:8-12). Dios nos libera del pecado y de sus consecuencias. Nos hace libres y nos permite caminar hacia adelante, sin temor y sin mea culpa. ¡Esa es la verdadera libertad que Dios nos da!   

 

Hoy en día, muchas personas toman conciencia del perdón de Dios, pero, quedan con la angustia, con la mea culpa  de sus pecados y acciones pasadas. El recuerdo no los deja gozar de la libertad que Dios les da, y de la oportunidad de vivir una vida en plenitud. Hoy más que nunca, es necesario que digamos al mundo, que Jesús, vino para reconciliarnos con Dios, dando su vida por nosotros. Que él borra nuestras rebeliones, nuestros pecados, y nos reconcilia con Dios. No toma en cuenta nuestro pasado. Él está a la puerta, nos llama, quiere que le abramos la puerta para que entre y cene con nosotros (Apocalipsis 3:20), algo similar a la parábola del hijo pródigo. Toda consecuencia o secuela del pecado, quedan borradas por su admirable amor. Nadie puede traer a la memoria nuestro pasado, nuestros pecados. Sus consecuencias quedan borradas para siempre, ya no están en el Libro de la Vida.

 

Que el Señor nos ayude a vivir en paz y en armonía, sabiendo que hemos sido perdonados y reconciliados con él y que las consecuencias de nuestros pecados y rebeliones, ya han sido eliminadas por siempre. Amén.

 

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

 

                                 


Copyright © 2021 Rev. Lic. Jorge Bravo-Caballero. Todos los derechos reservados.