LA OBEDIENCIA A DIOS GENERA BENDICIÓN
(Lucas 5:1-11)
El contexto de este relato es una actividad cotidiana, la pesca. Desde ese contexto, Jesús está anunciando el mensaje de Dios. Hay mucha gente ávida de escuchar ese mensaje divino. Pareciera que nunca antes lo habían escuchado. La multitud empieza a apretujar a Jesús, que ya no le permite hablar con tranquilidad. La gente del lugar es de escasos recursos y vive de la pesca, como su sustento económico. La zona del lago es muy popular y la mayoría de las personas son pescadores, campesinos y comerciantes. Además, este lugar está alejado de la influencia de los sacerdotes, fariseos y escribas. Pareciera que la vida religiosa del pueblo no era de suma importancia para las autoridades del lugar. A orillas del lago, Jesús está enseñando al pueblo acerca de Dios y de su Palabra.
En esa situación, Jesús ve a su alrededor dos barcas que están en la orilla del lago, que están vacías, ya que los pescadores habían bajado de ellas para lavar sus redes. Jesús decide subir a una de esas barcas, que justo era de Simón, para continuar enseñando a la gente. Jesús le había pedido a Simón que alejara la barca de la orilla, y Simón le obedeció. Primera actitud positiva de Simón hacia Jesús. Él obedeció sin ninguna objeción. Ahora Jesús, se siente más cómodo para seguir enseñando. A veces, hay que tomar distancia de las situaciones que no ayudan a cumplir el objetivo. De lo contrario nos veremos impedidos de actuar con libertad.
Jesús, luego de haber enseñado al pueblo, le pidió a Simón que lleve la barca mar adentro, al lugar más hondo del lago, para que eche las redes para pescar. Una vez más, Simón obedece a Jesús, pero esta vez, con una objeción. Simón le observa a Jesús que toda la noche han estado trabajando y nada se ha pescado. Están cansados de la faena. Sin embargo, a pesar de esa objeción, Simón decide obedecer una vez a Jesús. Es bueno resaltar la obediencia de Simón hacia Jesús. A pesar del cansancio y frustración de no haber podido pescar algo, Simón obedece a Jesús. Cree en la palabra del Maestro. Él ignora lo que ha ocurrir luego. Esta actitud debe ser la característica de todo discípulo de Jesús. La obediencia es sin objeciones. Por fe, veremos los resultados de dicha obediencia a nuestro Señor.
Una vez echada la red, ésta se llenó de una gran cantidad de peces, que rompían la red. El resultado de la obediencia estaba a la vista, la palabra del Señor es eficaz. Atónitos quedaron los pescadores al ver este milagro y empezaron a llamar a sus demás compañeros de la otra barca para que les ayuden. El resultado era que ambas barcas estaban completamente llenas de peces que peligraban hundirse. Al ver esto Simón Pedro, asustado cayó de rodillas ante Jesús, confesando su situación de pecador. Este temor había alcanzado, también, a los demás que estaban con él. Pero, Jesús les da la tranquilidad, diciéndoles que no temieran por este milagro. En medio de esta situación, Jesús, le dice a Simón que ahora en adelante será pescador de hombres.
Este relato tiene cuatro enseñanzas, útiles para nuestra vida cristina, para nuestros tiempos. La primera, cuando estamos cumpliendo una tarea en medio de la multitud, debemos tomar cierta distancia, para no ser agobiados por sus necesidades, angustiados por sus problemas, o ser contagiados por las enfermedades, como en el caso de la pandemia del COVID-19, debemos tener siempre la tranquilidad de actuar libremente y adecuadamente; la segunda, es la obediencia a la palabra del Señor, sin objeciones, solo por la fe. Nuestra total obediencia al Señor generará bendiciones en abundancia, que sobrepasará nuestras expectativas; la tercera, solo por la fe en Jesús es posible alcanzar aquello que humanamente es imposible. Recordar que para Dios no hay nada imposible; y la última, en medio del temor, del fracaso, de la frustración, y al reconocer nuestra situación ante el Señor, Él tiene misericordia de nosotros, nos libera de todo aquello que nos agobia, y nos hace sus discípulos. ¡Cuánto tenemos que aprender de este relato bíblico!
Roguemos al Señor para que sigamos aprendiendo de Su palabra y estar preparados para enseñar al pueblo, el mensaje de Dios, en estos tiempos de incredulidad, idolatría e inmoralidad. Amén.
Rev. Lic. Jorge Bravo C.
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