BENDICIONES RECIBIDAS DEL SEÑOR
(Juan 1:16)
Este texto bíblico nos hace recordar que todos hemos recibido de Cristo su plenitud, y esto por gracia. Lo que implica que muchas bendiciones recibidas de Dios, se dan solo por su gracia y misericordia. Todos los días somos bendecidos, recibimos del Señor mucho más de lo normal, no pasamos escasez, todo está completo. Esta es una gran bendición de nuestro Dios. Sin embargo, muchas veces, pasamos por alto estas bendiciones y no somos capaces de hacer un alto para dar gracias al Señor. Recibimos las bendiciones como algo natural, y tal vez, como un derecho, por ser hijos de Dios. Si hacemos un recuento, de cuántas bendiciones recibimos de Dios cada día, seguro que nos faltaría tiempo para recordarlas. Desde que nos levantamos hasta al acostarnos, Dios está bendiciéndonos, minuto a minuto, sin que nos demos cuenta de ello. Entonces, son muy pocos los que se detienen para dar gracias a Dios por sus múltiples bendiciones recibidas. Sería bueno hacer un listado de algunas bendiciones que Dios nos da.
Para empezar, la más grande bendición, es la vida. La vida, es un don que recibimos de Dios, segundo a segundo. Ese hálito de vida que experimentamos, es gracias a su misericordia y gracia, por nosotros. Ya que somos creados por Él, su cuidado y protección para gozar de la vida, es una realidad. Tener vida, es para vivirla en plenitud y con alegría, confiando que de Dios proviene la vida. Él nos la da y Él nos la quita. Según Génesis 2:7 Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente. Por extensión, del hombre creó a la mujer. Desde el comienzo de la Creación hasta estos días, la vida proviene de Dios. Pero, no solo vida natural, sino también vida espiritual. El apóstol Pablo nos dice que el Señor nos dio vida, cuando estábamos muertos en delitos y pecados (Efesios 2:1). Es decir, la vida abundante proviene de Dios, a través de Jesucristo. Por lo tanto, no hay razón para estar tristes, desanimados o frustrados por aquellas situaciones adversas que nos pueda pasar. Si tenemos fe en Dios, Él hará que sus bendiciones nos colmen de plenitud.
Otra bendición, es la salud. Hoy en día, la salud es muy frágil, está amenazada por diversas situaciones, como la pandemia, o flagelos que aparecen de pronto. Estar sanos es sin duda, un milagro de Dios. Hay muchas personas que padecen enfermedades, algunas incurables. La ciencia ha hecho todo lo posible por brindar los medicamentos necesarios para combatir la enfermedad, pero, en otros casos, no ha podido encontrar solución. Un deseo del Apóstol Juan es que tengamos salud (3 Juan 2:1). Si estamos sanos, debemos dar gracias a Dios por ello, en todo momento. Cuántos testimonios de sanidad solemos escuchar, de personas que han sido sanadas, solo por la fe en Dios. Sin duda, que es bueno tener en cuenta a la medicina para recobrar la salud, pero mucho mayor será nuestra confianza, el tener fe, en Dios todopoderoso.
Una bendición, muy importante, es Su amor por nosotros. El amor de Dios por nosotros, es una de las grandes bendiciones que Dios nos otorga. El profeta Jeremías, en su libro de Lamentaciones, nos dice que por la misericordia de Dios no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es su fidelidad (Lamentaciones 3:22-23). El apóstol Pablo reafirma esta afirmación cuando dice que Dios muestra su amor para con nosotros, en que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros (Romanos 5:8). Cada día, experimentamos Su amor, al disfrutar de la vida, de la familia, del trabajo, del campo, etc. Gracias al amor de Dios, podemos gozar de plenitud y tener esperanza.
Entre las bendiciones de Dios, está la esperanza. Cuando estamos pasando momentos difíciles, angustiosos, de dolor y de tristeza, la desesperanza se nos viene encima, generando en nosotros una frustración y una desconfianza en la acción de Dios. Es en esos momentos, que debemos recordar que todo está bajo control de Dios. Nada sucede fuera de voluntad. El tener fe en Él es confiar y saber esperar que Él actuará y recibiremos su respuesta. Es muy difícil, para muchos que no creen en Dios, tener esta esperanza. Para ellos todo está acabado, ya no hay solución, todo está perdido y ya nadie puede ayudarles a salir de esa situación adversa. Otros, recurren al suicidio para resolver el asunto. Pero, los que tenemos fe en Dios, nuestra esperanza está en Dios, que es el Señor de la vida y de la historia. El apóstol Pablo, sobre este tema, nos anima a que la esperanza, que proviene de Dios, nos llene de toda alegría y paz, para rebozar de esperanza por el poder del Espíritu Santo.
Otra bendición, es el tener un trabajo. Sobre este asunto, que pareciera sin importancia para las cosas de Dios, es sin duda, de vital importancia para vivir en plenitud. El trabajo genera riqueza, paz, tranquilidad y bienestar personal, familiar y social. Pero, no debemos olvidar que el trabajo es una bendición de Dios que nos permite generar con nuestras manos la riqueza necesaria. La Biblia está llena de ejemplos sobre el trabajo. Daremos algunos ejemplos: Génesis 2:15; Salmos 90:17; 128:1-2; Proverbios 10:4-5; 12:11; 13:11; 14:23; 20:13; Efesios 4:28; 1 Tesalonicenses 4:11-12; 2 Tesalonicenses 3:8; 3:10; 3:11-12; 1 Timoteo 5:8. El trabajo es una bendición de Dios y es una forma de autosostén para disfrutar del fruto de esa labor. Demos gracias al Señor, por esa capacidad de producir con nuestras manos. Tener en cuenta las palabras del apóstol Pablo: "y que procuréis tener tranquilidad, y ocuparos en vuestros negocios, y trabajar con vuestras manos de la manera que os hemos mandado" (1 Tesalonicenses 4:11).
Una bendición que no puede pasar desapercibida, es la paz. Cuando Jesús estaba hablando con sus discípulos, les dijo: "La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo." (Juan 14:17). Esta promesa es sin duda, una gran bendición, justo para momentos de tribulación. Existen muchas situaciones que atentan contra nuestra paz, o la paz en el mundo, creando una situación de miedo, terror, pánico, zozobra, entre las personas. Es tan frágil la paz, que en cada momento se quiebra. La promesa de Jesús, nos debe animar a vivir en plenitud, en medio de las tribulaciones. No se debe turbar nuestro corazón, ni tener miedo, porque sabemos que el Señor nos dará la paz necesaria, no como el mundo promete darla.
El gozo, es otra bendición de Dios. En otro momento, Jesús dijo: "Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido." (Juan 15:11). Esta es una bendición del Señor, que muchas veces pasa desapercibida en nuestra vida diaria. No tenemos idea de lo que significa el gozo, menos el gozo del Señor. El diccionario nos dice que el gozo es una emoción intensa y placentera por algo que gusta mucho. Según esa definición de gozo, nuestro gozo en el Señor, debe ser algo sublime. De ahí que, nuestro gozo debe reflejarse cotidianamente ante las demás personas, para dar testimonio de esta bendición. No siempre, es posible ver personas gozosas, en su mayoría se ve gente muy triste, desolada, cabizbaja, atormentada, preocupada por sus múltiples problemas. Esta bendición del Señor debe ser una realidad en nuestras vidas. El gozo es una señal de la vida en plenitud en Cristo.
Finalmente, una bendición que refuerza la vida en plenitud en Cristo, es que Él suplirá todo los que nos faltare. Esta es una gran bendición de nuestro Dios. El hecho de que Él suplirá todo lo que nos hace falta, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús, nos debe llenar de gozo y alegría. Debemos vivir confiados que nada nos faltará, que no padeceremos de hambre, o necesidad alguna. Siempre, debemos estar confiados de que todas sus promesas, y que así como en siglos pasados, estas promesas se hicieron realidad, hoy también, será así.
Que estas bendiciones de Dios que hemos podido analizar, nos sirva para dar gracias a Dios por ellas. Que podamos compartir con otros estas bendiciones, para dar testimonio de las maravillas de Dios en nuestras vidas. Amén.
Rev. Lic. Jorge Bravo C.
Copyright © 2021 Rev. Lic. Jorge Bravo-Caballero. Todos los derechos reservados.