EL KAIRÓS DE DIOS
(Salmo 90:4; 2 Pedro 3:8)
Según la enciclopedia Wikipedia, Kairós (en griego antiguo καιρός) es un concepto de la filosofía griega que representa un lapso indeterminado en que algo importante sucede. Su significado literal es «momento adecuado u oportuno», y en la teología cristiana se lo asocia con el «tiempo de Dios». La principal diferencia con cronos (en griego antiguo kρόνος) es que, mientras Kairós es de naturaleza cualitativa, Cronos es cuantitativo. Esta cualidad sobre el tiempo, hace importante la palabra Kairós. En la mitología griega, Kairós (Καιρος) es el dios de la oportunidad, la personificación de la Ocasión. En la teología cristiana, el término aparece mencionado en versiones griegas del Nuevo Testamento, por ejemplo en Marcos 1:15, en donde significa «el momento señalado en el propósito de Dios», que representa el tiempo necesario para que la voluntad de Dios se cumpla. Es importante tener en cuenta estas dos realidades de la palabra Kairós. Muchas veces, en nuestras reflexiones, esta realidad del tiempo, ha pasado desapercibida. Consideramos que el tiempo de Dios (Kairós) es igual a nuestro concepto humano del tiempo (Krónos).
Revisaremos algunos acontecimientos descritos en la Escritura y los acontecimientos en nuestra actual historia. Para empezar, diremos que el tiempo de Dios es perfecto (Lucas 2:1-7). Dios tiene el control y el gobierno de todas las cosas, y es Todopoderoso para hacer su voluntad, en el tiempo que Él establezca. Por otro lado, Él tiene el completo gobierno sobre los tiempos de los hombres. De ahí que, al leer el libro de Génesis sobre la Creación, el tiempo de Dios (Kairós), no coincide con nuestro tiempo (Krónos). Los capítulos 1 y 2 nos refieren que Dios creó todo en seis días, y descansó en el séptimo día. Con nuestro Krónos moderno, consideramos que un día tendría la duración de 24 horas, lo cual sería imposible realizar lo que Dios hizo. Pero,
para Dios, es lo mismo mil años que un día (2 Pedro 3.8). Así que, no necesariamente el día mencionado en la Escritura, equivale a 24 horas, sino, a un tiempo mucho mayor, mil años. Él es eterno, es un presente continuo, por eso, su nombre es “Yo soy el que soy”. Él está en su Kairos, donde el Krónos, o el tiempo del ser humano, no tiene injerencia. La Creación ocurrió en el Kairós de Dios. En la Escritura, Dios es llamado el Dios eterno, para ello, se utiliza la palabra hebrea "El-Olam" que significa: eterno o eternidad (Génesis 21:33; Salmos 90:1-2; Isaías 40:28; Romanos 1:20). La eternidad es la que fundamenta el tiempo, es su base o cimiento; la eternidad es la fuente desde donde el tiempo mana incesantemente y lo que le da sentido (algo así como que la eternidad es la totalidad, y el tiempo es una sección). Dios tiene el gobierno de todas las cosas, por eso, tengamos siempre presente, que todo es posible para el Señor.
A lo largo de la historia de Israel y de la Iglesia, hay acontecimientos que han ocurrido en el Kairós de Dios. En ese Kairós de Dios, se originó el diluvio universal (Génesis 7 y 8); Abraham fue llamado para ser el padre de Israel (Génesis 12:1-7); Isaac nació en edad avanzada de sus padres Génesis 21:1-7); Ana concibió a Samuel siendo estéril (1 Samuel 1:1-20); David fue ungido rey de Israel, por voluntad de Dios (1 Samuel 16:1-13); los profetas hablaron al pueblo sobre la voluntad de Dios (Deuteronomio 18:15-22); Ester, siendo judía, fue reina del imperio persa (Ester 2:1-18); Jesús vino para habitar con nosotros (Juan 1:1-14) y cumplir con el Plan Salvífico de Dios (Juan 3:16-17; Lucas 4:16-21), resucitó y ascendió a los cielos (Mateo 28; Hechos 1-11); Pentecostés ocurrió para dar lugar a la presencia del Espíritu Santo en medio de la comunidad de fe (Hechos 2:1-13); Pablo fue llamado por Dios para extender el Evangelio por todo el mundo, como resultado, la comunidad de fe se extendió por todo el orbe (Hechos 9:1-22); en todos los siglos, después de Jesús, hasta hoy, la presencia de Dios ha sido una realidad; los primeros siglos, fueron tiempos de persecución y martirio, donde la fe en Jesús fue afianzada por el testimonio de los primeros cristianos; la Reforma Protestante del siglo XVI y el surgimiento del Movimiento Metodista del siglo XVIII, son resultado de la acción de Dios, a través del Espíritu Santo; hoy en día, la Iglesia sigue cumpliendo su misión, en medio de dificultades y persecución, hasta la segunda venida de Jesús.
Podríamos seguir enumerando otros acontecimientos, pero, hay una limitación de espacio para hacerlo. Creo que basta con los casos citados. Lo importante, es tomar nota que Dios actúa de una manera diferente a nuestra manera. A veces, cuestionamos el por qué Dios no actúa oportunamente en situaciones difíciles, o por qué permite que ocurran hechos desagradables, según nuestra opinión. Creemos que podemos manejar el tiempo de Dios a nuestra voluntad, olvidando que el Kairós de Dios no es el mismo que nuestro Krónos. Debemos tener en cuenta que, para los griegos, el Kairós representaba un lapso indeterminado en que algo importante sucede. Es el momento adecuado u oportuno. Para la teología cristiana, eso es el tiempo de Dios. La revelación de Dios es parte de ese Kairós. Según Hechos 1:7, no nos toca saber los tiempos de Dios. Esta es una tentación humana desde la Creación. Finalmente, Dios fija los tiempos y los momentos por Su soberana voluntad.
Todo lo mencionado, nos debe ayudar a entender por qué suceden situaciones difíciles e injustas, las crisis, los problemas, las guerras, las enfermedades, las pandemias, las pruebas, las tentaciones, las aflicciones. Cuando no entendemos el Kairós de Dios, lo primero que hacemos es cuestionar su presencia. No sabemos esperar su voluntad. Entramos en pánico y desesperación, al no tener una respuesta inmediata de Dios. Vale la pena recordar, que Dios irrumpió de pronto, en la vida de Zacarías, a través del ángel Gabriel, para darle la gran noticia de que su esposa, Elisabet, daría a luz un hijo, siendo ella estéril (Lucas 1:5-25). Jesús, mencionó que había llegado el año agradable del Señor y que la Escritura se había cumplido delante de todos (Lucas 4:19-21). Lamentablemente, nuestra naturaleza humana puede hacer que sea algo difícil el esperar el tiempo perfecto de Dios. En medio del bullicio y el ajetreo de nuestro diario vivir, a menudo nos resulta difícil esperar la respuesta de Dios. Lo que queremos, lo queremos ahora. De ahí que es difícil discernir el tiempo, el Kairós, de Dios.
Demos gracias Señor, porque todo está bajo su control, y todo lo que sucede en nuestras vidas y en el mundo, se dan en el Kairós de Dios. En esas circunstancias, nosotros los cristianos de hoy, hemos sido elegidos para ser siervos del Señor y proclamar su Palabra, en todo tiempo y lugar. Amén.
Rev. Lic. Jorge Bravo C.
Copyright © 2021 Rev. Lic. Jorge Bravo-Caballero. Todos los derechos reservados.