DEL SUFRIMIENTO AL GOZO
(Juan 16:16-24)
Jesús, después de una serie de enseñanzas a sus discípulos, les menciona que dentro de poco tiempo ya no lo verán; pero, un poco después volverán a verlo. Ante eso, algunos discípulos comenzaron a preguntarse: ¿Qué significa esto? ¿Por qué nos dice que dentro de un poco ya no lo veremos, pero, que en un corto tiempo lo volveremos a ver? ¿Qué significa que todo esto sucede porque va a regresar al Padre? ¿Qué quiere decir con "dentro de un poco"? ¡No entendemos nada de lo que nos está diciendo! Ante estas preguntas, Jesús les dice que seguro se están preguntando qué es lo que quise decir. En verdad, los discípulos estaban preocupados por el tiempo que iba durar la ausencia de Jesús. De pronto, sintieron temor en sus corazones, y se dijeron a sí mismos: "¿A cuánto tiempo se refiere?" Se preguntaron: "¿Por qué tiene que suceder esto?" Ellos estaban preocupados por el cuándo y el por qué. No estaban dispuestos a estar solos, sin la compañía de Jesús. Querían su compañía cotidiana en el cumplimiento de la misión. Eso mismo, nos suele suceder a nosotros mismos. Queremos la compañía de Jesús en el cumplimiento de la misión. No queremos estar solos.
Jesús al ver la tristeza de sus discípulos, los anima, diciéndoles que estarán muy tristes y llorarán; en cambio la gente se alegrará; pero, aunque estén tristes, esa tristeza se convertirá en gozo. Para mejor ilustración, Jesús les refiere el ejemplo de la mujer embarazada que está dando a luz, sufre en ese momento; pero una vez que nace el bebé, la madre olvida todo el sufrimiento, y se alegrará porque ha traído un niño al mundo. Con esta ilustración, Jesús les dice a los discípulos, que, del mismo modo, ahora están tristes por su ausencia, pero pronto lo volverán a ver, y se pondrán tan felices que ya nadie les quitará esa alegría. También les dice que cuando venga ese día, ya no le preguntarán nada. Les asegura que, por ser sus discípulos, su Padre les dará todo lo que pidan. Hasta ahora no han pedido nada en su nombre. Pidan y Dios les dará lo que pidan; así serán completamente felices. estas palabras de Jesús, son palabras de consuelo, de esperanza y de aliento. No van a estar solos, ya que, en ese tiempo de su ausencia, el Espíritu Santo estará con ellos (Juan 16:13).
Sin duda que, ante cualquier tiempo de prueba, siempre nos preocupa cuánto tiempo va a durar esa prueba, y, además, nos preguntamos por qué tenemos que pasar por ella. ¿No son estás las mismas preguntas que se hicieron los discípulos de Jesús? ¿No son también estas las preguntas que nos hacemos cuando tenemos problemas? ¿Por qué? y ¿Durante cuánto tiempo? Cuando Jesús les responde a sus angustiados discípulos, no toma en cuenta el tiempo. Su respuesta enfatiza el proceso y el resultado que ha de seguir con toda seguridad. A Jesús no le preocupa el “¿por qué?” ni el “¿durante cuánto tiempo?” sino el “¿cómo?” y el “¿qué?”. Les deja perfectamente claro que un tiempo de sufrimiento es inevitable y que Él no puede hacer que ellos se libren de este tiempo. Habrá un tiempo durante el cual llorarán y lamentarán; estarán sufriendo durante el tiempo que el mundo que les rodea estará regocijándose. “Pero”, les dice, “vuestro sufrimiento se convertirá en gozo”. El tiempo que llevará no es significativo; lo que importa es el resultado.
Esta experiencia de los discípulos debemos tenerla en cuenta en estos tiempos. Muchas veces le preguntamos al Señor: "¿Durante cuánto tiempo tengo que pasar por esto?”. Y su respuesta tiene como énfasis con lo que sucederá al final, con el gozo que es el resultado final. Es ese gozo que convierte el sufrimiento en alegría. Para ilustrar esto, el Señor usó la experiencia relacionada con dar a luz. Cuando un bebé está por nacer el rostro de la madre es una imagen de gozo. ¿Qué es lo que produce el gozo? El bebé. Pero unas pocas semanas antes, esa misma madre estaba angustiada y con dolor. ¿Qué era lo que estaba causando el dolor? El bebé. En otras palabras, lo mismo que causó el sufrimiento, más adelante, causaría el gozo. Esa es la experiencia del sufrimiento que se convierte en gozo.
Es bueno destacar que en este tema mucho tiene que ver la fe y la perseverancia. Muchas veces, nosotros mismos, ante los problemas, entramos en un estado de temor, de desesperación, de angustia, y de sufrimiento. No tenemos claro que nuestro sufrimiento se va a convertir en gozo. Olvidamos la promesa de Jesús, que lo mismo que nos ha causado el sufrimiento, eso mismo va a ser la causa de nuestro gozo. Esta es una gran experiencia en la vida cristiana. Por fe confiamos que esta es una de las maneras mediante la cual el Señor obra en nuestras vidas. Él toma lo que nos está causando sufrimiento y lo convierte en gozo.
Confiemos en que el Señor nos acompañe en los momentos de sufrimiento y que nuestra fe en él se mantenga firme, que no caiga la fe ni la esperanza. Amén.
Rev. Lic. Jorge Bravo C.
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