NO MIRAR LAS CIRCUNSTANCIAS
(Eclesiastés 11:4)
El rey Salomón en este versículo nos advierte que, si nos quedamos observando al viento, no podremos sembrar, es decir, no podremos realizar ninguna acción. Pero también nos advierte, que, si nos quedamos mirando ver pasar las nubes, no podremos obtener algún resultado. En verdad, son palabras sabias con un profundo contenido existencial. Hay muchas personas que pierden su tiempo dedicándose a observar como pasa el viento, sin hacer nada. En esa actitud, el tiempo pasa inexorablemente, y cuándo se dan cuenta, ya no es posible recuperarlo. Metafóricamente, el ver pasar el viento, hace imposible sembrar, es decir, lograr hacer algo, producir, generar, plantar, debido a que se está distraído. Las circunstancias de la vida vienen y se van, y nos quedamos absortos ante ellas. Cómo, por ejemplo: los problemas, la crisis existencial, las necesidades económicas, la violencia, la falta de trabajo, la soledad, las enfermedades, entre otras cosas.
Es muy común, detenernos ante cualquier circunstancia y queremos resolver cualquier dificultad, nos enfrascarnos en el problema o dificultad. Eso nos impide ver otras situaciones. En esa posición, nos congelamos, no estamos en capacidad de generar nuevas oportunidades, nos quedamos absortos, inertes. Es por eso, que el rey Salomón nos advierte, que, detenernos a ver las circunstancias, sin mirar nuestro entorno, es no generar nada, y perdemos el tiempo en vano. No dejamos que Dios nos hable, no ponemos en oración la dificultad, no hay tiempo para meditar sobre la soberanía de Dios, esto es lo que deberíamos hacer en todo momento.
Otra advertencia del mismo autor, nos dice que, si nos detenemos a ver las nubes pasar, es no lograr ningún resultado. Es decir, no logramos cosechar. Esa actitud significa dejar que pase el tiempo y no hacer algo favorable para nuestra vida. Mucha gente espera que alguien les ayude a resolver sus problemas, no son capaces de hacer algo para resolver sus problemas. Esperan que Dios les resuelva sus dificultades, sin hacer algo de su parte. Ante las dificultades, los problemas, la angustia, el dolor, el sufrimiento, la pobreza, las enfermedades, no se atina a hacer algo para vencer dichas dificultades. Ver pasar las nubes, es como esperar que algo caiga del cielo para salir de esa dificultad. Las cosas no se resuelven solas, hay que poner nuestra parte.
La palabra de Dios nos enseña que hay que esforzarnos y ser valientes (Josué 1:9); Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma (2 Tesalonicenses 3:10); Proseguir el blanco sin desmayar (Filipenses 3:13-14). Estas son algunas de las enseñanzas que nos animan a no estar pasivos, sino, más bien, ser proactivos en todas las circunstancias que nos toca vivir. No debemos quedarnos absortos, inertes, ante esas situaciones, más bien, poner nuestra parte, orar, pedir ayuda al Señor para que nos dé la sabiduría necesaria, y vencer toda circunstancia que no nos es favorable. Gracias a Dios, existen muchos testimonios de personas que han puesto su confianza en Dios, han clamado por la solución ante una dificultad, han hecho todo el esfuerzo necesario para vencer cualquier circunstancia negativa, y han podido vencerlas. No se quedaron viendo el viento y las nubes pasar. Hicieron su parte.
Que la paz del Señor inunde nuestras vidas y nos dé la sabiduría necesaria para poder afrontar cualquier adversidad. Amén.
Rev. Lic. Jorge Bravo C.
Copyright © 2022 Rev. Lic. Jorge Bravo-Caballero. Todos los derechos reservados.