TRES MANERAS DE RECIBIR SANACIÓN
(Lucas 7:1-10; 8:40-56)
El Evangelio de Lucas nos da a conocer tres maneras de recibir sanación. Jesús es el que realiza estás tres maneras. Estas son: sanación a la distancia (cap. 7:1-10); sanación presencial (cap. 8:40-42,49-56); sanación al paso (cap. 8:43-48). Desarrollaremos estás tres maneras practicadas por Jesús, durante su ministerio terrenal. Sin duda que, ambas son manifestaciones del poder de Dios, en diversas circunstancias.
1. Sanación a la distancia. – En el Evangelio de Lucas, capítulo 7, versículos 1 al 10, está el relato de la sanación de un siervo de un centurión. Cuando Jesús estaba entrando a Capernaum, un centurión oyó hablar sobre él, y le envió unos ancianos de los judíos, para rogarle que viniese a su casa y sane a su siervo que estaba enfermo y a punto de morir. El centurión quería mucho a su siervo. Los enviados hablaron con Jesús para pedirle que concediera ese favor, ya que el centurión ama a la nación de Israel y edificó una sinagoga. Jesús accedió ir donde el siervo enfermo, pero cuando estaban cerca, el centurión envió a él unos amigos para que le digan que no se molestara ir a la casa, ya que no es digno de que entre a su casa. Por eso, ni siquiera ha venido a él, pero le pedía que tan solo dijera una palabra, y su siervo será sano.
Jesús al oír estas palabras, se maravilló de la fe del centurión, y volviéndose, dijo a la gente que le seguía, que no había hallado en Israel tanta fe como la del centurión. De regreso a casa, los enviados hallaron sano al siervo que había estado enfermo. A esta experiencia de sanación, bien se le puede llamar sanación a la distancia. Una manera de sanar a un enfermo, en función a la fe intercesora del centurión.
2. Sanación presencial. - En el Evangelio de Lucas, capítulo 8, versículos 40-42,49-56, está el relato de la sanación de la hija de Jairo. Jesús de regreso, se encontró con una multitud que lo recibió con gozo, ya que lo estaban esperando. Dentro de la multitud apareció un varón llamado Jairo, que era principal de la sinagoga, quien, postrándose a los pies de Jesús, le rogaba que entrase a su casa, porque tenía una hija única de doce años, que se estaba muriendo. De pronto, vino uno de la casa del principal de la sinagoga para decirle que su hija había muerto. Que ya no molestara al Maestro. Al oír esto, Jesús le dijo al principal que no temiera, que crea solamente, y su hija será salva.
Cuando Jesús entró a la casa, no dejó entrar a nadie con él, sino a Pedro, a Jacobo, a Juan, y al padre y a la madre de la niña. El cuadro en el interior de la casa era desolador, todos estaban llorando y lamentándose por la muerte de la niña. Pero Jesús les dijo que no lloren, porque no está muerta, sino que duerme. Algunos presentes se burlaban de Jesús por haber dicho que la niña no está muerta, sino que duerme. Jesús tomo de la mano a la niña, clamó diciendo: “Muchacha, levántate” El espíritu de la niña volvió a ella, e inmediatamente se levantó. Jesús mandó que le dieran de comer. Sus padres al ver este milagro, se quedaron atónitos, y Jesús les mandó que a nadie dijesen lo que había sucedido. A esta experiencia de sanación, bien podemos llamarle sanación presencial. Esta sanación estaba en función a la fe del padre de la niña.
3. Sanación al paso. - En el Evangelio de Lucas, capítulo 8, versículos 43 al 48 está el relato de la sanación de la mujer con flujo de sangre. El relato comienza diciendo que Jesús iba camino a la casa de Jairo, y que la multitud lo oprimía. De pronto, una mujer que padecía de flujo de sangre desde hacía doce años, habiendo gastado en médicos todo su dinero, y que ninguno pudo sanarla, se acercó por detrás de Jesús y tocó el borde de su manto. En ese instante, se detuvo el flujo de su sangre. ¡Una sanación al paso!
Jesús preguntó: ¿Quién me ha tocado? Todos los presentes negaron haberlo tocado. Pedro y los presentes le recriminan a Jesús por la pregunta, sabiendo que la multitud lo apretaba. Pero Jesús insistió, diciendo que alguien lo había tocado, al comprobar que poder había salido de él. Es ahí, cuando la mujer se vio descubierta, vino a Jesús temblando, y postrándose a sus pies, declaró al pueblo por que causa lo había tocado, y cómo al instante había sido sanada. Jesús le dijo: “Hija, tu fe te ha salvado; ve en paz” A este tipo de sanación la llamamos como sanación al paso. Una vez más, la fe, jugó un papel muy importante en la sanación de la mujer.
Estas tres maneras de sanación, son un prototipo, de tantas maneras de sanación, practicada por Jesús. En la Biblia tenemos muchos casos. Es el poder de Dios expresado de distintas formas.
Demos gracias al Señor por compartir su poder con nosotros, especialmente con los enfermos. Que la fe sea siempre el vehículo de nuestra sanación. Amén.
Rev. Lic. Jorge Bravo C.
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