A LA MANERA DE JOB
(Job 42:1-6)
Muchos hemos leído el libro de Job y nos hemos quedado admirados por la resiliencia demostrada a lo largo del tiempo que le tocó sufrir los ataques de Satanás. Sobre la resiliencia, decimos que
la resiliencia es el proceso de adaptación bien a la adversidad, a un trauma, a una tragedia, a una amenaza, o a fuentes de tensión significativas, como por ejemplo, problemas familiares o de relaciones personales, problemas serios de salud o situaciones estresantes del trabajo o financieras. También, nos hemos quedado sorprendidos cómo Dios dialoga con Satanás y le da permiso para que pusiera su mano sobre todo lo que tenía, excepto, quitarle la vida. Satanás, salió de inmediato para atacar a Job. Uno se pregunta a lo largo de la lectura de libro: ¿Por qué Job tuvo que pasar todo lo que sufrió y pasó? ¿No era Job un hombre fiel y obediente al Señor, además, bendecido por Él? En verdad, Dios estaba conforme con la vida de santidad que llevaba Job. No tenía nada que objetarle. Pero, Satanás, astuto, pone a Dios en una disyuntiva. Le plantea que la fidelidad de Job es porque ha recibido bendición de parte de Él; pero, si pusiera su mano sobre todo lo que tiene, y sobre su cuerpo, seguro que blasfemará contra Él. ¿Qué podría hacer Dios ante esa disyuntiva? ¿Sede a la tentación de Satanás o lo desafía a que comprueba con sus propios ojos, que Job es fiel, a pesar de todas las calamidades que sufrirá? Dios opta por lo último. En todo este asunto, Job no sabe nada de lo que está ocurriendo sobre su persona.
De pronto, Job empieza a recibir malas noticias de parte de sus mensajeros acerca de su familia y de sus posesiones. Ya está en marcha el plan de Satanás para doblegar a Job y que blasfemara contra Dios. Ante esta situación catastrófica, Job se levanta y rasga su manto, y se rapó la cabeza, se postró en tierra y adoró, diciendo: "Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito" (Job 1:21). En toda esta angustia, aparece su mujer para reprocharle su integridad. Llega al punto de decirle que maldiga a Dios y que se muera (Job 2:9). Sus amigos también se suman para criticarle. Pero, Job resiste todos esos ataques. Pasado un buen tiempo, Job habla con Dios y le dice: "Yo conozco que todo lo puedes, Y que no hay pensamiento que se esconda de ti. ¿Quién es el que oscurece el consejo sin entendimiento? Por tanto, yo hablaba lo que no entendía; Cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendía. Oye, te ruego, y hablaré; Te preguntaré, y tú me enseñarás. De oídas te había oído; Mas ahora mis ojos te ven. Por tanto, me aborrezco, Y me arrepiento en polvo y ceniza" (Job 42:1-6).
A partir de estas palabras, Dios quitó la aflicción de Job y le aumentó el doble de todas las cosas que había perdido. Además, Dios bendijo el estado postrer de Job más que el primero. Tuvo siete hijos y tres hijas. La prosperidad volvió a sonreír a Job y Satanás una vez quedó derrotado. No pudo doblegar a Job, ante las terribles calamidades que puso sobre él, ni logró que blasfemara contra su Dios. Esta historia debe ser para nosotros un paradigma a tener en cuenta cuando vienen sobre nosotros las calamidades, de pronto, sin avisar, de manera imprevista. No es correcto echarle la culpa a Dios por todo eso. Debemos de tener en cuenta la actitud de Job, su proceso de resiliencia. Una vez más, decimos que Dios siempre está a nuestro lado, en todas circunstancias, buenas o malas. Él es misericordioso; no nos dejará, ni nos destruirá, ni se olvidará de su pacto (Deuteronomio 4:31).
Ahora bien, en nuestros días, hay mucha gente que sufre una serie de calamidades. Aún, nosotros mismos, no estamos exentos de cualquier desgracia. De pronto, todo está bien, tenemos prosperidad, las cosas nos salen bien, los proyectos dan sus frutos favorables, nuestra salud es buena, nuestras familias gozan de buena situación de salud y de buena economía. Nada hace presagiar, que en algún momento las calamidades vienen como los jinetes del Apocalipsis, arrasando todo a su paso. Las cosas empiezan a salir mal, nos enfermamos, perdemos nuestras posesiones que son arrebatadas por motivos de deudas, aparecen las calamidades, todo el horizonte es sombrío. Entonces, empezamos a preguntarnos: "¿Por qué?" "¿Que ha pasado?" "¿Dónde está Dios?" "¿Por qué nos pasa esto?" En esas circunstancias, no solemos tomar la actitud de Job, hacemos todo lo contrario. Empezamos a desconfiar de la misericordia de Dios y de su poder sobre todas las cosas existentes. ¿Cuántas veces no hemos pasado algo parecido a Job? Son muy pocas la personas que tienen la actitud y la resiliencia de Job. Por la fe, confiamos en que Dios intervendrá y restaurará nuestras vidas, nuestros bienes, nuestras familias. Personalmente, también he pasado momentos muy parecidos al de Job. Pero en medio de la angustia y del dolor, he sabido decir: "Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Dios me dio, y Dios me quitó; sea el nombre de Dios bendito"
En estos tiempos, vivir a la manera de Job no es cosa fácil. En especial, cuando hay mucha incredulidad en las personas, donde las ciencias se encargan de desvalorizar la fe en Dios vivo y poderoso, cuando los descubrimientos sobre el cosmos nos hacen ver que el ser humano es capaz de alcanzar el infinito, etc., etc. Es aquí donde tenemos que dar testimonio de nuestra fe en Dios todopoderoso y misericordioso, que todo está en sus manos, nada sucede sin su consentimiento. Que estamos bajo su cobertura y Él hará su voluntad. Job en medio de las pruebas, estaba consciente de todo lo que estamos expresando ahora. Sufrió la burla de su mujer y de sus amigos. Pero, al final, Dios lo recompensó dándole el doble de lo que había perdido.
Que el Señor nos de la capacidad de resistir cualquier adversidad, a la manera de Job. Y podamos dar testimonio de la acción de Dios en nuestras vidas. Amén.
Rev. Lic. Jorge Bravo C.
Copyright © 2023 Rev. Lic. Jorge Bravo-Caballero. Todos los derechos reservados.