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    SOMOS AMIGOS DE JESÚS Y YA NO SIERVOS

 

(Juan 15:14-16)

 

En estos días tuve un sueño, una revelación, escuché una voz que me decía: "Juan 15:14-16", desperté presuroso a leer dicho texto bíblico, y comprendí que el Señor me estaba diciendo que ya no somos sus siervos, sino sus amigos, siempre y cuando hiciéramos lo que él nos manda. Ahora, el Señor ya no nos llamará siervos, sino amigos. Además, el texto hace mención que nosotros no lo hemos elegido a él, sino que él nos ha elegido para dar frutos. Y, por último, Jesús nos dice que, si pedimos algo al Padre, en el nombre de él, Él nos lo dará. Sin duda alguna, que yo interpreté que el Señor me estaba hablando en forma personal, diciéndome que ya no era un siervo, sino su amigo. Fue tal mi emoción, de saber que el Señor me estaba revelando su voluntad para conmigo, que decidí escribir este sermón, como testimonio de su presencia real y actual en nuestras vidas. 

 

Como bien sabemos, por mucho tiempo, los que somos cristianos y tenemos a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador, siempre hemos expresado que somos siervos del Señor. Y esto porque en las Escrituras se menciona que somos siervos del Señor. Por ejemplo, Samuel le dice a Dios que es su siervo (1 Samuel 3:9); el rey Darío identifica a Daniel como siervo del Dios viviente (Daniel 6:20); el profeta Joel menciona que el Espíritu será derramado sobre los siervos y siervas (Joel 2:29). Estas expresiones dan a entender que los que somos del Señor, somos siervos de Él. Finalmente, Isaías indica que Dios prosperará a su siervo, pero que también sufrirá (Isaías 52:13-53:12).                   

 

Pero, Jesús cuando está hablando a sus discípulos acerca de que él es la vid verdadera y ellos los pámpanos, que deben permanecer en él y tener mucho fruto, que deben amarse, así como él los ha amado, ya que son sus amigos, les menciona que ellos no lo han elegido a él, sino que él los ha escogido a ellos para que den fruto. Es en ese momento que Jesús les dice que ahora son sus amigos y que ya no serán siervos. Ya que un siervo no sabe lo que hace su señor. Es decir, no tiene ninguna relación afectiva con él. Sin embargo, el amigo si tiene una relación personal con él, ya que a ellos les ha dado a conocer todas las cosas que oyó de su Padre. Ellos conocen su voluntad. Hay una relación fraternal muy estrecha. La amistad es la nueva dimensión para el cumplimiento de la misión, y para dar fruto. Por último, Jesús les menciona que todo lo que pidieran al Padre en el nombre de él, les será concedido por Él. ¡No estamos solos en el cumplimiento de la misión!                

 

Ahora bien, esta relación de amigo y ya no de siervo, me llevó a reflexionar acerca de lo que significa ser amigo. La amistad es un afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece en el trato. La Escritura nos dice que en todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia (Proverbios 17:17). Esta es la nueva relación que Jesús nos invita a tener con él. Nos ama de tal manera, que dio su vida por cada uno de nosotros en la cruz, para que seamos salvos. Como tal, debemos ser fieles y cumplir sus mandamientos. Hay una misión que cumplir, la cual es dar mucho fruto, y en esa labor no estamos solos, ya que el Señor Jesús estará con nosotros todos los días hasta el fin del mundo (Mateo 28:20b). Y una promesa nos da, que, si pedimos algo al Padre, en su nombre, nos lo será dado. ¡Qué hermosa relación de amistad con nuestro Señor Jesús!         

 

Qué el Señor nos ayude a mantener esta grata relación de amistad. Somos sus amigos, ya no sus siervos. Amén.

 

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

 

                                 


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