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    LA SABIDURÍA PROVIENE DE DIOS

 

(Proverbios 2:1-11; 1 Reyes 3:5-14)

 

Muchas veces estamos convencidos que la sabiduría, el discernimiento, es un asunto congénito, y, por ende, todos tenemos acceso a la sabiduría y al discernimiento de manera natural. Bueno, todo ser que nace, de alguna manera tiene un nivel de sabiduría, pero no, de discernimiento. La ciencia genética nos dice que todo ser nace con un nivel de sabiduría, que es algo innato al ser humano, y que, al transcurrir el tiempo, ésta se va desarrollando, a través de la experiencia vivencial. No pasa lo mismo con el discernimiento, El discernimiento es la capacidad de hacer juicios acertados al percibir lo que no es evidente, y es fundamental para nuestra vida. Éste no aparece de la noche a la mañana, se desarrolla a través del tiempo y según las circunstancias. Hasta aquí, pareciera que esto es propio del ser humano y que Dios no tiene nada que ver.                

 

Sin embargo, en la Sagrada Escritura encontramos que la sabiduría y el discernimiento, provienen de Dios. Daremos cuenta de dos textos bíblicos que nos hablan al respecto. Proverbios 2:1-11 y 1 Reyes 3:5-14. La primera cita bíblica nos dice que la sabiduría y el discernimiento, Dios los otorga si es que se lo pedimos. Esto es una promesa de Dios que no debemos dejar de considerarla. El cumplimiento de esta promesa conlleva aceptar sus enseñanzas y guardar sus mandamientos. Si pedimos discernimiento y sabiduría, el Señor nos hará sabios. Sólo Él nos puede hacer sabios, nos hará entender lo que es bueno y justo. Y algo que es muy importante para tenerlo en cuenta, es que la sabiduría y el discernimiento llenarán nuestra vida de alegría. Lamentablemente, mucha gente piensa que la sabiduría y el discernimiento es algo innato en el ser humano. Somos sabios de por sí. De ahí que, mientras más estudiamos, adquirimos conocimientos, seremos más sabios. Dios no tiene nada que ver en este tema. No se toma en cuenta esta promesa de Dios para los que son fieles a Él.

 

Por otro lado, tenemos otra cita bíblica que refuerza la afirmación de que la sabiduría y el discernimiento provienen de Dios. En 1 Reyes 3:5-14, se da cuenta que Salomón pide sabiduría a Dios. Este hecho es muy importante considerarlo. El relato bíblico nos dice que Dios se le apareció y le dijo que le pidiera lo que quiera para que se lo dé (v.5). Salomón le pidió a Dios sabiduría para juzgar al pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo. Solo eso Salomón pidió a Dios. A Dios le agradó que Salomón solo pidiera eso. Inmediatamente Salomón recibe de parte de Dios lo que le pidió. Dios le da un corazón sabio y entendido, convirtiéndolo en un rey privilegiado entre todos los hombres. Además, Salomón obtiene un plus. Dios le da riquezas y gloria, que ningún otro rey ha tenido. La única condición que Dios le pone a Salomón, es que anduviere en sus caminos, guardando sus estatutos y mandamientos, tal como lo hizo su padre David. El resultado sería una larga vida como bendición. Este ejemplo que damos, es para resaltar lo importante que es saber que la sabiduría y el discernimiento provienen de Dios, tal como lo hemos venido sosteniendo a lo largo de la reflexión.  
 

Entonces, Salomón no fue sabio entre todos los hombres por algo innato que había en él, lo es, porque Dios lo hizo sabio. Esto debemos enseñar a nuestros niños, adolescentes, jóvenes, y adultos, que la sabiduría y el discernimiento provienen de Dios Creador. Hoy en día, el ser humano se considera autosuficiente y sabio para discernir entre lo malo y lo bueno, entre la justicia y la injusticia, entre la violencia y la paz, entre el amor y el odio. La ciencia no considera que la sabiduría y el discernimiento provengan de Dios, sino más bien que es algo innato en el ser. Salomón es el mejor y mayor ejemplo de lo que estamos diciendo. La soberbia de muchas personas sabias y entendidas en diversas disciplinas del saber humano, hacen que se ignore la participación de Dios en este asunto. De ahí que, como cristianos, debemos dar testimonio de cómo Dios nos hace sabios para discernir en medio de tanta ignorancia o arrogancia sapiencial.      

 

Roguemos al Señor que nos dé la sabiduría y el entendimiento correcto para discernir en nuestro tiempo lo que es correcto y lo que debemos hacer, en obediencia a Su palabra. Amén.

 

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

 

                                 


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