LA DIMENSIÓN CRISTIANA DEL DIVORCIO
(Mateo 19:3-9)
En esta oportunidad abordaremos un tema muy delicado, que es el divorcio. Trataremos de enfocarlo desde la dimensión cristiana. Ver el divorcio con compasión y esperanza en tiempos de dificultad. En verdad es un tema muy delicado y a menudo doloroso. Éste toca a muchas personas en nuestra comunidad y en todo el mundo. La reflexión la haremos a través de las enseñanzas de Jesús y de las Escrituras, exploraremos este tema con compasión, comprensión y esperanza.
Para empezar, diremos que Dios estableció un diseño original para el matrimonio. En Mateo 19:4-6, Jesús nos recuerda el propósito original del matrimonio: “¿No habéis leído que el que los hizo al principio, hombre y mujer los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre”
De ahí que, el matrimonio es una unión sagrada, diseñada por Dios para ser un reflejo de su amor y fidelidad. Es un compromiso profundo y una promesa de amor incondicional.
Sin embargo, debemos reconocer que hay una realidad que conlleva al divorcio, y ésta, es el pecado, que hace que las relaciones se rompan. Hay que reconocer que vivimos en un mundo caído donde el pecado afecta todas las áreas de nuestra vida, incluidas nuestras relaciones. El divorcio es una de las consecuencias trágicas del pecado. En Mateo 19:8, Jesús dice: “Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así”
Por eso, afirmamos que el divorcio nunca fue el plan original de Dios, pero es una realidad en nuestro mundo, debido a la dureza de nuestros corazones y la fragilidad de nuestras relaciones humanas.
Ahora bien, como iglesia debemos mostrar compasión y no condenación hacia aquellos que han pasado o están pasando por el proceso de un divorcio. En Juan 8:1-11, Jesús nos da un ejemplo poderoso de compasión cuando defiende a la mujer sorprendida en adulterio: “El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella”
Debemos ser una comunidad que ofrezca apoyo, amor y sanación, en lugar de juicio y rechazo. Debemos mostrar el amor de Dios para con aquellas personas que están viviendo esta situación muy difícil en sus vidas.
Gracias a Dios que, en Cristo, siempre hay esperanza y oportunidad de restauración. Romanos 8:1 nos recuerda: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús” A través del poder de Cristo, podemos encontrar sanación y restauración, sin importar nuestro pasado. Si esto no es posible, en vano sería el sacrificio de Jesús en la cruz.
Por último, el tema del divorcio es complejo y doloroso, pero en medio de la dificultad, Dios nos ofrece su amor, su compasión y su esperanza. Recordemos siempre mostrar el mismo amor y compasión hacia aquellos que atraviesan por el dolor del divorcio, y confiemos en que Dios puede traer sanación y restauración a nuestras vidas y relaciones.
Que Dios nos bendiga y nos guíe siempre en su amor y su verdad. Amén.
Rev. Lic. Jorge Bravo C.
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