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   EL EVANGELIO DE LA GRACIA DE DIOS

(Hechos 20:24)

El evangelio de la gracia es un mensaje central en el cristianismo que enfatiza la misericordia y el favor inmerecido de Dios hacia la humanidad. El apóstol Pablo tenía un ministerio que cumplir y un mensaje que dar: predicar de la fe que salva. Hechos 20:24 nos ayuda a entender el concepto fundamental de nuestra salvación. A este hecho Pablo lo llamó "el evangelio de la gracia de Dios"

La gracia se define como el favor inmerecido que Dios ofrece a los seres humanos. Es un regalo que no puede ser ganado por buenas obras o méritos personales. La gracia es una manifestación del amor de Dios, que se da libremente a todos los que creen en Él. A este regalo se le llama la Gracia de Dios.

El Nuevo Testamento, particularmente en las cartas de Pablo, destaca que la salvación es por gracia, no por obras. En Efesios 2:8-9, se dice: "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe". Esto significa que la salvación es un regalo de Dios, accesible a través de la fe en Jesucristo. De ahí que sostenemos que la Salvación es por Gracia. Somos salvos porque Dios es misericordioso. Nunca podríamos hacer suficientes buenas obras para salvar la brecha entre nuestro pecado y Su santidad.

Jesucristo es la encarnación de la gracia de Dios. Su vida, muerte y resurrección representan el acto supremo de gracia, ya que Él tomó sobre sí los pecados de la humanidad para ofrecer redención. Juan 1:14 dice: "Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros... lleno de gracia y de verdad". Cristo pagó nuestra deuda de pecado con su muerte, y lo único que tenemos que hacer es creer en Él.

Vivir bajo la gracia de Dios implica reconocer que nuestras buenas obras son una respuesta a Su amor y no un medio para ganar Su favor. Los creyentes están llamados a reflejar la gracia que han recibido, mostrando amor y perdón a los demás. Esto implica: Humildad: Reconocer que la salvación y las bendiciones son dones inmerecidos promueve la humildad. Gratitud: Vivir con un corazón agradecido por la gracia de Dios. Perdón: Así como hemos sido perdonados, estamos llamados a perdonar a los demás.

En resumen, el evangelio de la gracia es un recordatorio constante de que la relación con Dios no se basa en nuestros méritos, sino en Su amor incondicional y misericordioso. Es una invitación a vivir una vida transformada por este entendimiento, reflejando la gracia divina en nuestras acciones diarias. Amén.

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

 

                                 


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