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   LA SALVACIÓN ES POR GRACIA Y POR FE

(Efesios 2:8-9)

El texto de Efesios 2:8-9 dice: "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.", este pasaje es una poderosa afirmación de la gracia y la salvación en el cristianismo. Veremos algunos aspectos que encierra este pasaje bíblico.

En primer lugar, debemos considerar la Gracia como don de Dios. La gracia es el regalo inmerecido de Dios para la humanidad. No es algo que se pueda ganar, comprar o merecer; es un acto libre de amor divino. Cuando se dice que “Por gracia sois salvos”, es reflexionar sobre el significado de la gracia, que no es solo un favor o bondad pasajera, sino el profundo e inmerecido perdón y amor de Dios hacia nosotros, a pesar de nuestras fallas. Esto nos lleva a recordar que nuestras buenas obras o esfuerzos humanos no pueden compararse con el inmenso regalo de la salvación, que Dios no otorga gratuitamente.

En segundo lugar, cuando se menciona que somos salvos “Por medio de la fe”, se quiere decir que la fe es el canal a través del cual recibimos esta gracia. No es suficiente solo saber de la gracia, sino que debemos creer y confiar plenamente en Dios. La fe no es un trabajo que hacemos para ganar la salvación, sino una respuesta confiada al amor de Dios. Es confiar en que la obra de Cristo es suficiente. De ahí que el rol de la fe es fortalecer nuestra fe diariamente, comprendiendo que Dios nos sostiene en todo momento y en todas las circunstancias.

En tercer lugar, señalar que “No por obras, para que nadie se gloríe”, es un punto crucial. No podemos jactarnos de nuestros logros o de nuestra bondad como la razón de nuestra salvación. Las buenas obras son el resultado de la gracia, no el medio para obtenerla. Una vez que hemos recibido la gracia de Dios, nuestras vidas deberían reflejar Su amor y santidad, pero no podemos pensar que nuestras acciones nos salvarán. Debemos ser humildes ante Dios y los demás. Reconocer que todo lo que tenemos, incluso nuestra capacidad de hacer el bien, es un don de Dios, y no es por obras.

Por último, esta gran verdad "Para que nadie se gloríe", señala que el propósito último de la gracia es que Dios sea glorificado. Cuando entendemos que nuestra salvación es obra suya, no podemos sino darle todo el crédito a Él. Nuestras vidas deben ser un testimonio continuo de la gracia de Dios, señalando siempre hacia Él y no hacia nosotros mismos.

El texto de Efesios 2:8-9 es un llamado a la humildad, a la dependencia de la gracia divina y a vivir una vida de fe que glorifique a Dios. Nos recuerda que la salvación es un regalo divino, no algo que hayamos ganado, y que solo a través de la fe podemos recibirlo. Reflexionemos sobre nuestra relación con la gracia de Dios. ¿Estamos confiando en nuestras propias obras, o en la obra completa de Cristo? Que este sermón no solo nos ilumine sobre la esencia de la salvación, sino que también nos inspire a vivir una vida de humildad y agradecimiento ante la misericordia y el amor de Dios. Amén.

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

 

                                 


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