El pasaje de Lucas 21:1-4 nos presenta una escena en la que Jesús observa cómo las personas dan sus ofrendas en el templo. Mientras algunos ricos depositan grandes cantidades de dinero, una viuda pobre coloca dos pequeñas monedas, lo que equivalía a casi nada en términos materiales. Sin embargo, Jesús señala que esta viuda ha dado más que todos los demás porque ella dio todo lo que tenía para vivir, mientras que los ricos dieron de lo que les sobraba. Este relato nos invita a reflexionar sobre varios temas importantes:
1. La verdadera generosidad:
El punto central del pasaje es que la generosidad no se mide por la cantidad, sino por el sacrificio y la intención con la que se da. La viuda dio de su pobreza, mostrando una confianza absoluta en Dios para proveerle lo necesario. De eso, ella no tenía ninguna duda. Este acto nos recuerda que lo que importa es el corazón detrás de la acción. No se trata de cuánto podemos ofrecer, sino de cuánto estamos dispuestos a entregar de lo que Dios nos ha dado, incluso cuando es poco. Ahora bien, es bueno preguntarnos: ¿Cuán generosos somos? ¿Qué es lo que damos para Dios?
2. La fe y la confianza en Dios:
Como podemos ver, la viuda confió en que Dios cuidaría de ella, a pesar de haber entregado lo poco que tenía. No dudó en dar todo lo que tenía. Esta es una lección de confianza radical en la providencia divina. Muchas veces, nos aferramos a nuestros recursos, temerosos de no tener suficiente. Sin embargo, la viuda nos muestra una fe inquebrantable en que Dios proveerá. Jesús nos invita a tener esa misma confianza. Dios siempre ha provisto en situaciones de necesidad. Abraham expresó en un momento de prueba: "Jehová-jireh" Dios proveerá (Génesis 22:14). El autor de la Carta a los Hebreos nos dice: "Proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros. que Dios" (Hebreos 11:40).
3. El sacrificio personal:
Un dato que este este pasaje subraya es la importancia del sacrificio. La viuda no dio de lo que le sobraba, sino de lo que necesitaba para vivir en el día. Esto contrasta con los ricos, quienes, aunque dieron mucho más en cantidad, no sacrificaron nada realmente. Es decir, no hay un sacrificio personal. Esto nos desafía a pensar en nuestras propias vidas y en cómo podemos estar llamados a dar no solo de nuestro tiempo, talentos o recursos, sino de una manera que implique un verdadero sacrificio.
4. Dios ve el corazón:
Ahora bien, mientras que los que estaban en el templo veían solo las cantidades materiales, Jesús vio el corazón de la viuda. Esto nos recuerda que Dios no se deja impresionar por las apariencias o los números. Él ve nuestras intenciones y sabe cuándo estamos dando con amor y generosidad, sin importar el tamaño de nuestra contribución. Esta es una llamada de atención para aquellos pastores de ciertas iglesias que apuestan por una teología de la prosperidad, exigiendo, y en algunos casos, obligando a los fieles a dar grandes cantidades a cambio de recibir, como bendición, una cantidad mayor a lo dado.
Por último, en este breve, pero poderoso relato, Jesús nos enseña que la verdadera generosidad no se mide por la cantidad de lo que damos, sino por el corazón y el sacrificio que ponemos al hacerlo. Nos llama a una vida de confianza radical en Dios, recordándonos que Él siempre proveerá. Y finalmente, nos invita a examinar nuestras propias motivaciones y a dar no solo de lo que nos sobra, ni por obligación, sino de una manera que muestre nuestro amor y fe en Él.
Damos gracias a Dios por el ejemplo de la viuda es una llamada a vivir una vida de entrega generosa y confiada, sabiendo que Dios siempre ve y valora nuestro sacrificio, por más pequeño que parezca a los ojos del mundo. Amén.