LA TAREA PASTORAL
Por: Rev. Lic.
Jorge Bravo C.
I. FUNDAMENTACIÓN
DE LA PASTORAL
1.
Definición.
2.
La Pastoral
en la Biblia.
3. Bases
teológicas del ministerio pastoral.
4. El marco
de la pastoral.
1. La tarea
pastoral hacia los demás y hacia uno mismo.
2. La
comunicación en la pastoral.
3. El
encuentro cara a cara.
4. El aporte
del Pastor(a) en la entrevista.
1. Análisis
de la Iglesia como institución.
2.
Psicoterapia y fe cristiana.
3. La salud
del encargado(a) de la pastoral.
4. La tarea
pastoral de Jesús.
1. La
psicopatología y la pastoral.
2. Concepto
de enfermedad y salud.
3. Tipos de
enfermedades.
4. Curación
por la fe.
5.
Visitación y contactos.
6. La
pastoral ante la muerte.
1. Niñez
2.
Adolescencia.
3.
Juventud.
4. Adultez.
5.
Tercera edad.
6. La tarea con parejas.
Muchas veces nos preguntamos qué es la tarea pastoral y en qué consiste. Inclusive, algunos pastores o laicos ejercen la función pastoral, y aun así, no tienen claro en qué consiste. Desde mi experiencia personal, puedo decir que, cuando estaba realizando mis estudios teológicos en el seminario de ISEDET (Instituto Superior Evangélico de Estudios Teológicos) y mis prácticas pastorales en las iglesias locales de la Iglesia Evangélica Metodista de Argentina, surgió la inquietud de escribir acerca de este tema.
Ahora bien, toda pastoral es desde ya un ministerio en el seno de la Iglesia; es decir, en la comunidad de fe cristiana. Es un servicio fraternal hecho en y por Jesucristo, con el propósito de ayudar al prójimo, en las áreas: espiritual, existencial, social, cultural y de salud. La pastoral, como fin supremo, tiene el propósito de generar la conversión de la persona o personas a Jesucristo, buscando lograr una vida nueva, una nueva dimensión de su humanidad con respecto al reino de Dios, para que puedan alcanzar y gozar la plenitud de la vida.
De ahí que, este estudio tiene como objetivo abordar cinco áreas en el ejercicio de la pastoral, a saber:
- Fundamentación de la pastoral.
- Pastoral personal.
- Psicología pastoral.
- Pastoral y salud.
- Pastoral a diversas edades.
En cada área se tendrá en cuenta diversos aspectos propios de cada tema a desarrollarse. Se espera que este estudio sea un aporte a la tarea pastoral y pueda ser enriquecido con las experiencias propias que se logren con la práctica de la misma, con la ayuda del Espíritu Santo. Desde ya, agradezco a mis profesores, pastores y hermanos que me ayudaron a entender mejor este ministerio pastoral. Pongo a disposición de la comunidad de fe este trabajo y espero que sea de mucha ayuda.
I FUNDAMENTACIÓN DE LA PASTORAL
1. Definición.
Para ejercer
la pastoral se requiere las siguientes condiciones:
Todos los que
estamos en el quehacer pastoral somos "siervos del
Señor". En la Biblia encontramos esta condición de ser
siervos:
- Mateo
12:15-21: Jesús siervo del Señor.
- Mateo 23:11:
el mayor es siervo de todos.
- Mateo
24:4-46, 25:21: el siervo fiel.
- Lucas 1:38:
María sierva del Señor.
- Hechos
2:17-21 (cf. Joel 2:28-32): los siervos y siervas del Señor.
- Hechos 16:17: los siervos del Dios Altísimo.
- Romanos 1:1: Pablo siervo de Jesucristo.
En Jesucristo
tenemos el prototipo claro del pastor y en Él tenemos el modelo
de la vocación (Juan 10:11.14). El ministerio de Jesucristo nos
describe los elementos básicos de la tarea pastoral en el
ejercicio de su pastorado:
Todos los que
ejercemos la tarea pastoral tenemos que mostrar estas actitudes
fundamentales que nos dejó el Maestro Jesucristo.
Por lo tanto,
el núcleo de la pastoral es el Amor de Dios.
2.
La Pastoral
en la Biblia.
Analizaremos
algunos textos bíblicos que nos refieren este quehacer:
En estas
citas bíblicas, ¿Qué tipo de pastoral podemos obtener?
3. Bases
teológicas del ministerio pastoral.
3.1
Finalidad.
La pastoral
tiene una finalidad que es exactamente a la misión que dio
Jesucristo a Su Iglesia (Mateo 28:19-20). Esta finalidad está
dada en la existencia de un proyecto de Jesucristo que es el
reino de Dios y ese proyecto es extensivo, dilatado, global y
total. Esta pastoral abarca la personalidad humana y todas sus
esferas.
3.2
Componentes teológicos básicos.
a. Respuesta
de Jesucristo a las necesidades humanas.
b. Respuesta
crítica, transformación por el Evangelio.
El Señor
Jesucristo hace juicio sobre las situaciones de pecado existentes
(Juan 8:39-47)
Para
transformar la persona humana es necesario el siguiente proceso:
arrepentimiento - perdón - redención = conversión (vida
nueva).
El Evangelio
debe transformar a la persona y a la sociedad, por lo que hace
que la pastoral no puede ser individualista, ni proselitista,
sino que es una tarea de toda la comunidad de fe, la iglesia.
c. Ejercicio
de los dones recibidos por Dios (Romanos 12 y 1ª Corintios 12).
La tarea
pastoral ha de ser ejercida por la totalidad de la comunidad de
fe, la iglesia; cada uno de sus integrantes debe hacer su aporte
a esa Gran Tarea mediante el ejercicio de los dones que le haya
dado Dios. No todo creyente puede hacer cualquier cosa en la
iglesia, sino aquellas para las cuales haya sido capacitado. Todo
creyente tiene algún don o carisma, que puede y debe ponerlo al
servicio del ministerio total de la comunidad cristiana. Ningún
derecho a disfrutar para sí de los dones de que haya sido
investido, le asiste a quien se reconozca siervo de Cristo; pues
sabe que sobre él reposa la sagrada responsabilidad de usarlo
para el bien de toda la iglesia.
d. Contenido
de la predicación.
La misericordia de Dios.- Los
evangelios nos dicen que en Cristo el móvil de Su obra
fue la compasión (Mateo 9:36). Esta compasión fue la
expresión de la misericordia de Dios y la revelación de
la naturaleza de su amor (1ª Juan 4:9-10). La
predicación de los apóstoles estaba basada en el amor
(Filipenses 1:8), lo que hacía posible la comunión
fraternal (koinonía). En nuestra predicación debe estar
presente este gran amor de Dios, que proviene como un don
(Romanos 5:5). El móvil básico de la predicación y del
servicio, era el amor a Dios y el amor al prójimo (Mateo
22:37-40), que, a su vez, era la respuesta agradecida por
haber sido hecho, primeramente, objetos del amor de Dios.
Este amor generó en los apóstoles una actitud de
obediencia. Recibieron la orden (la tarea) y la
cumplieron (Marcos 16:15; Hechos 10:42; 1ª Corintios
9:16).
La resurrección de Cristo.- Pablo
en su carta a los Corintios (1ª Corintios 15:3-4.17)
declara que el fundamento de la predicación es la
resurrección de Cristo, sin la cual nuestra fe sería
vana. La resurrección es el tema central de la
predicación. Cristocéntrica ha de ser la predicación
bíblica. En consecuencia, la Iglesia y el ministerio
pastoral existen para la proclamación del Evangelio,
para anunciar la palabra de Dios al mundo, dar a conocer
al mundo y exaltar a Cristo, proclamar su Señorío y
anunciar Su reino.
e. Hay un
ministerio separado.
Dentro del
ministerio general hay ministerios representativos del mismo,
ejercidos por personas llamadas por Dios, apartadas y ordenadas o
consagradas por la Iglesia para funciones específicas dentro de
la misma y en su nombre. Un pastor o pastora es un miembro de la
Iglesia apartado por ella para cumplir las siguientes funciones
(Cf. Art. 706 de la Const. y Reg. De la IMP):
1. El
ministerio del Culto.
2. El
ministerio Docente.
3. El
ministerio del Cuidado Pastoral.
4. El
ministerio de la Administración.
5. El
ministerio del Servicio.
En el Antiguo
Testamento tenemos los antecedentes del ministerio separado en
los levitas (Números 3:3.6-12; 8:10-11; Deuteronomio 12:9;
18:1-8;) y en los sacerdotes (Génesis 14:18; Éxodo 19:6; 28:1;
Levítico 4:3).
En el Nuevo
Testamento desaparecen las funciones del levita y del sacerdote,
únicamente se mantienen el profeta y en forma genérica el
ministro. Jesucristo es el Ministro por excelencia de la Iglesia,
es el Supremo Pastor (1ª Pedro 5:2-4; 2:25). Vinculada al
ministerio apartado, aparece la noción de autoridad y
obediencia (2ª Corintios 10:8; 13:10; Hebreos 13:17; 1ª
Pedro 5:5).
En
conclusión, diríamos que el ministerio separado se da por
razones prácticas, ante la necesidad de contar con personas
especialmente preparadas para realizarlas; por otro lado, es Dios
quien llama a esta tarea especial, y la Iglesia reconoce este
llamado (Hechos 13:2-3; Hebreos 5:4; Efesios 3:7-9; 4:7.11-13).
4. El
marco de la pastoral.
El ámbito de
la pastoral es concreto; terrestre; en medio de las alegrías y
el dolor; personal y comunitario.
Si
hiciéramos una radiografía del ámbito pastoral encontraremos
lo siguiente:
Estos son
algunos aspectos que nos pueden dar una idea del marco en el que
se desarrolla la pastoral. Para ello debemos estar preparados a
enfrentar cualquier situación y saber dar una respuesta adecuada
y no evasiva. Recordemos que la palabra de Dios es para todo
tiempo y lugar; es viva y eficaz (Hebreos 4:12).
1. La
pastoral hacia los demás y hacia uno mismo.
La
responsabilidad hacia el otro deviene desde la Creación. A Adán
se le encargó la vida de su compañera Eva y viceversa (Gen.
2:18.24-25), a Caín la vida de su hermano Abel (Génesis
4:9-10). En los diez mandamientos está planteada la
responsabilidad hacia el otro (Éxodo 20:12-17). Jesucristo nos
recuerda esta responsabilidad (Mateo 22:39-40; Juan 13:35; Lucas
10: 25-37).
La tarea
pastoral tiene como meta principal que toda persona, cualquiera
sea su condición, alcance la plenitud de vida a través de la
persona de Jesucristo. Todos tenemos que alcanzar esa meta
(Efesios 4:13).
Para que
nuestro asesoramiento pastoral sea eficiente es necesario que
conozcamos con exactitud la situación de la persona hacia la
cual se dirige nuestra acción pastoral. Ahora bien, este
conocimiento resulta complicado por dos razones: primero, por la
complejidad de la personalidad humana; segundo, porque el ser
humano es tan dinámico que jamás llegamos a conocer a una
persona en su real dimensión. Sin embargo, es posible alcanzar
un mínimo de conocimiento que nos permita ejercer el ministerio
pastoral con eficacia. Por otro lado, en esta tarea no estamos
solos, trabajamos en el nombre de Dios y Él nos asiste con su
gracia. Esto debemos tenerlo siempre en cuenta.
Todo lo
anterior es muy importante para poder realizar una tarea eficaz y
de calidad hacia el otro. Sin embargo, ésta no se podrá
realizar de esa manera si es que no nos colocamos nosotros mismos
como sujetos de la pastoral. Difícilmente podemos comprender a
otras personas si nosotros no hemos alcanzado una exacta
comprensión de nosotros mismos. El refrán griego:
"conócete a ti mismo" refleja el interés del hombre
por llegar a alcanzar un conocimiento pleno de sí mismo.
Conocernos a
sí mismos, requiere de una serie de mecanismos conscientes e
inconscientes que nos permitan autoanalizarnos y llegar a saber
quiénes somos realmente. Para ello es necesario controlar
nuestras emociones, tales como: el temor, la ira, el sentimiento
de culpa, los conflictos, los complejos, etc. Asimismo,
experimentar en nuestras vidas el amor de Dios, el amor
cristiano, el amor al prójimo y la reconciliación. De esa
manera, nuestra autoestima estará al tope, la que nos permitirá
ejercer la tarea pastoral con gozo y alegría, con eficiencia y
calidad (Colosenses 3:23-24).
2. La
comunicación pastoral.
En la
pastoral, la comunicación del mensaje se realiza a través de
palabras, gestos y símbolos. No hay evangelización eficaz si la
comunicación del mensaje no llega a lo profundo del ser y motiva
un cambio de actitud de quien escucha el Evangelio. Hoy en día
las técnicas de la comunicación han evolucionado rápidamente y
debemos adecuar nuestro trabajo pastoral acorde a nuestros
tiempos y costumbres.
Por ejemplo,
¿qué de nuestro lenguaje? En muchos casos nuestro hablar con
gente no creyente está en otra onda; es repetitivo, monótono,
puras citas bíblicas, carece de una secuencia lógica, es
improvisado muchas veces. Mejor dicho, no es el tan deseado
bálsamo para una vida agitada y angustiada. Generalmente nuestro
lenguaje no es actualizado, pareciéramos que hablamos con una
generación de la década del 50. La mayoría de la población es
joven y debemos llegar a ellos con el Evangelio de acuerdo a su
manera de vivir y de expresarse. Nuestra comunicación con el
mundo debe ser de tal manera que el que nos escucha, se quede con
las ganas de querer seguir oyendo la palabra de Dios.
Otro aspecto
en nuestra comunicación son los gestos, muchas personas no
entienden por qué y para qué hacemos ciertos movimientos o
gestos, que antes que invitar a quedarse a escuchar, ahuyenta al
no creyente; ese tipo de comunicación está bien para nuestra
feligresía.
Por último,
los símbolos que usemos deben ser fáciles de identificarse, que
de un simple vistazo comunique un aspecto de nuestra fe viva en
Jesucristo. Es bueno tener en cuenta las formas, los colores y la
variedad.
En
conclusión, diríamos que, toda comunicación es un mensaje y
tiene dos direcciones: Yo-El y El-Yo.
3. El
encuentro cara a cara.
Este aspecto
en la entrevista pastoral es muy importante ya que nos permite
estar en contacto con la persona quien viene en busca de una
atención pastoral o en su defecto con la persona a quien hemos
ido en su búsqueda. Es en esa circunstancia en que podemos
detectar la situación real de la persona, sus angustias,
tristezas, sufrimientos, enfermedades, alegrías y aspiraciones.
Podemos observar sus gestos, su manera de sentarse y conversar,
sus lágrimas sus contradicciones; sus balbuceos; sus
debilidades; sus pecados; sus necesidades; así como sus fuerzas
y talentos. No es un sujeto imaginario, es un ser real. No lo
hemos extraído de algún libro de consulta, ni es alguien de
quien nos han contado.
Jesucristo
realizó su ministerio hablando cara a cara con las personas;
caminaba de aldea en aldea, de pozo en pozo, de ciudad en ciudad,
de sinagoga en sinagoga, de campo en campo, de barca en barca, de
monte en monte. Es así como Jesús podía ver y comprobar la
verdadera realidad de quien se le acercaba. Él no se imaginaba un
sujeto sufriente o alegre, con problemas o sin ellos, enfermo o
lleno de salud, angustiado por su vida espiritual o satisfecho de
ella.
El peligro de
la modernidad es usar todos los medios técnicos de la
comunicación para nuestras atenciones pastorales, dejando de
lado el contacto personal, la visita personal de casa en casa, en
los hospitales u otro lugar. El teléfono, el correo
electrónico, el Internet, el satélite, no podrán nunca
reemplazar el calor humano de una entrevista pastoral. No hay
pastoral a distancia. Nosotros tenemos que ejercer una pastoral
personal. Sólo así nuestra tarea pastoral será enriquecida y
con olor a humano.
4. El
aporte del Pastor(a) en la entrevista.
He aquí
algunos rasgos generales de la contribución del Pastor(a) en la
entrevista:
Contacto-empático-manifiesto.-
Posibilidad de ponerse en lugar del otro y tratar de
comprenderlo desde su perspectiva.
La calidez.- El que entrevista
demuestra que el otro no le resulta indiferente y siente
por él un afecto no de lástima, sino de amor.
Clima de espontaneidad.- El
pastor(a) contribuye a crear un clímax de libertad, de
creatividad y de permisividad. No significa que el que
entrevista es un cómplice.
Iniciativa.- El rol del pastor(a)
es un rol esencialmente activo, que estimula la tarea y a
la persona. No significa hablar todo el momento. Hay que
saber escuchar.
Actitud docente.- Significa
encuadrar la actividad de la entrevista en un marco
pedagógico, lo que implica movilizar todos los recursos
didácticos para facilitar el aprendizaje. Se debe
clarificar los objetivos: ¿qué es lo que la persona
necesita modificar? No tener actitudes paternalistas.
Claridad de expresión. Claridad de métodos. Tener en
cuenta otros recursos.
En todas las
entrevistas pastorales debemos tener en claro lo que esperamos
obtener al estar en contacto con la persona, de lo contrario
estaremos divagando y perdiendo el verdadero objetivo de la
entrevista. Toda acción pastoral debe procurar lo siguiente:
Hagamos una
comparación entre la visita social y la visita pastoral:
La conversación social enfoca...
|
La conversación pastoral enfoca...
|
Como
pastores(as) tengamos siempre en cuenta las siguientes excusas de
las personas a entrevistar:
Para todas
esas excusas, recordemos que el Señor no necesita
"abogados" defensores (que terminan siendo abogados del
diablo): a lo sumo bastaría con que fuésemos testigos de
lo que el Señor Jesucristo está diciendo y haciendo...poniéndole
la menor cantidad de obstáculos.
1. Análisis
de la iglesia como institución.
Para empezar,
diremos que la iglesia como institución realiza una psicología
pastoral grupal, cuyo fin es la proclamación del Evangelio de
Jesucristo y como resultado de ello: la conversión de las
personas y el crecimiento de los creyentes. De ahí que la
iglesia deba favorecer el proceso de ese crecimiento. Procurar en
todo momento la conversión permanente.
Sin embargo,
hoy en día la iglesia como toda institución social se ha
burocratizado y como consecuencia de ello, quienes ejercen la
pastoral también. El peligro de ello es que las personas
llamadas a realizar la tarea pastoral hacen a la institución
depositaria de muchos problemas o elementos enfermantes, y todos
los que integran la institución son afectados. La tarea depende
de estructuras, jerarquías, planes, presupuestos y personal
especializado.
La iglesia
que propicia el cambio de las personas debe a su vez propiciar el
cambio estructural de la misma. La evangelización debe ser una
tarea personal y social de la iglesia. Una persona restituida o
sanada por el Evangelio debe congregarse en una institución
sana, de lo contrario la persona llegará a enfermarse
nuevamente. Muchas iglesias siguen con sus problemas y
estructuras obsoletas, no se han abierto a la nueva realidad. Por
lo tanto, no hay credibilidad en su proclamación, ni menos es un
espacio de restauración espiritual y social.
Debe tenerse
en cuenta que todo cambio de una institución a otra afecta la
identidad de la persona que la integra. Este proceso de
transición algunos no lo tienen claro y la iglesia lo suple,
bloqueando su desarrollo.
De ahí que
se deba tener en cuenta para el proceso de desarrollo de los
creyentes lo siguiente:
El Culto dominical.- Este debe ser
un encuentro comunitario de los creyentes y apuntar a su
crecimiento espiritual.
Relación entre sí.- Preguntarse ¿cómo se relacionan entre semana?, ¿Conocen sus problemas?, ¿Oran por el uno por el otro?, ¿Se pueden alegrar por el otro?.
Actitud frente a los nuevos creyentes.- ¿Cuál es la actitud de los hermanos y hermanas frente a los nuevos creyentes?, ¿Son integrados plenamente los nuevos creyentes?, ¿Se reciben con buena disposición y alegría a las visitas?
Liderazgo en la Iglesia.- ¿Qué tipo de liderazgo tenemos?, ¿Está lo suficientemente preparado?, ¿Saben resolver sus propios problemas personales?
Relación entre los medios y los fines.-
Saber clarificar los medios para realizar la tarea y no
dejar que los fines se confundan.
Objetivos y responsabilidad asumida.- ¿Hemos establecido cuál es la relación entre ambos?, ¿Hacia dónde vamos o que queremos hacer?, ¿Quiénes lo harán?
Proyección hacia la comunidad.- ¿Cómo se proyecta la persona hacia la comunidad?, ¿Qué responsabilidad tiene en su comunidad?, ¿Cómo nos ve la comunidad?
Es bueno que
la iglesia se tome un tiempo y haga un alto en el camino para
examinarse a sí misma y corregir los errores que generan
malestar y enferman a los que la integran. El proceso
terapéutico pastoral debe ser una constante, para lograr una
salud interior y contagiar a quienes vienen en busca de sanidad.
2. Psicoterapia y fe cristiana.
Para abordar
este tema es necesario contestar la siguiente pregunta: ¿es
posible una colaboración entre la Psicoterapia y la fe
cristiana? Aparentemente son dos campos diferentes, sin embargo,
apuntan a un mismo fin: la restauración de la persona. Ante un
mismo problema, los lenguajes se bifurcan, difieren, se separan.
Enfrentando a condiciones y situaciones humanas variadas, extraen
significados diferentes. Entre lo que la Psicología califica de trauma
o dificultad psicológica, mantiene una diferencia profunda con
el término pecado acuñado por la Teología. Una realidad
es la catarsis y otra la conversión (metanoia).
Hay diferencia entre una liberación psicológica y una salvación
o liberación del Evangelio. De igual manera entre una
reconciliación consigo mismo y una reconciliación con
Dios.
La
Psicología y la Psicoterapia componen una disciplina y una
técnica de investigación científicas reconocidas. El objeto de
la investigación, así como de la terapia correspondiente, es la naturaleza
psicológica del hombre. Procuran restablecerlo y sanarlo de
sus desequilibrios, sacudidas y "complejos" psíquicos.
También para afrontar positiva y exitosamente los traumas,
dificultades, bloqueos e impedimentos que obstaculizan vivir de
un modo libre, realizado, plena y gozosamente.
El ministerio
evangélico de la PASTORAL -en un intento y esfuerzo científico
y humanizador- ofrece un servicio basado en la autoridad y poder
de Jesucristo. Se fundamenta en el Evangelio liberador,
transformador y renovador de la humanidad y de la sociedad. El
Evangelio es el anuncio positivo a hombres y mujeres pecadores,
rebeldes, oprimidos, alienados. Involucra un juicio profundo
y radicalmente crítico y positivamente transformador en
Jesucristo. Simultáneamente se trata del anuncio de un perdón
asombrosamente activo, efectivo y eficaz, que oferta (don,
regalo, carisma) Jesucristo, un compartir una nueva vida,
un nuevo nacimiento, una humanidad nueva, un mundo nuevo, una
libertad y un poder nuevos.
¿Es acaso
posible conciliar estas posiciones teológicas de la fe cristiana
con las técnicas y teorías científicas de la Psicoterapia? Los
contactos entre Psicoterapia y fe cristiana son
inevitables.
Es necesario
reconocer casos de hombres y mujeres que padeciendo
psicológicamente y espiritualmente han recurrido a los servicios
de un psicoanalista. Más aún, debieron, algunos, después de
frustraciones que les hicieron comprender que la PASTORAL nada
podía hacer por ellos ni ayudarles. Existen numerosos casos de
pacientes que fueron humillados, juzgados o anulados por una
apatía indiferente o por una inhumana hipocresía. Es cierto,
sin embargo, que ese paciente pueda ser que halle soluciones
superficiales en la Psicoterapia, diferente a lo que el Evangelio
nos desafía y provoca. En estos casos el anuncio del Evangelio
apunta a una penetrante reprobación, una aguda crítica y una
profunda corrección del hombre y de la mujer en su totalidad.
Por lo tanto, la PASTORAL no puede aceptar cualquier tipo de
Psicología que pretenda construir una humanidad partiendo de
presupuestos que ignoren, amortigüen o neutralicen al Evangelio.
La PASTORAL
debe estar abierta a un uso de la Psicología y su preciso
instrumental científico, buscando un constante diálogo y
colaboración. En un mundo donde todo es relativo, la verdad y
una fe genuina basadas en el Evangelio, es aún una alternativa
vigente para la transformación de la persona y de la sociedad.
El Evangelio irrumpe en esa realidad. Llama pecado
(imposibilidad de ser persona) a todas las desesperadas
resistencias psicológicas. Llama idolatría
(profundamente deshumanizante) a todas las imágenes absolutas
que el ser humano construye de Dios y la religión. Califica como
falsas cualquier tipo de justificación o autoafirmación
como absoluciones autónomas. Anuncia por todos los medios,
instrumentos o canales, la noticia
gozosa-liberadora-transformadora del amor de Jesucristo a través
del perdón.
Por último,
el Evangelio es el anuncio y la oferta concreta de una
reconciliación con Dios, con el ser humano y extendida a toda la
Creación. Es el genuino generador de la paz (Shalom), del
verdadero amor (ágape) entre los que creen: y creer es
comprometerse, es fidelidad, es trabajar, es dedicación
(santificación). En ese ámbito la PASTORAL desarrolla su
servicio. Servicio a todo hombre y mujer. En ese terreno ningún
tipo de Psicología podrá substituirla.
3. La
salud del encargado de la pastoral.
Este punto es
importante tenerlo en cuenta, especialmente quienes ejercen la
tarea pastoral. Es necesario haber alcanzado la madurez
espiritual como la emocional e intelectual. Es decir, debe ser
considerado sano (espiritual y corporalmente). Los
conflictos son muy comunes en la vida cotidiana y por lo tanto
determinan en gran parte nuestra conducta. Debemos saber llevar
una vida en paz, armoniosa, dominar nuestros impulsos y llegar a
controlar los conflictos. De lo contrario se producirán las
tensiones y el descrédito de nuestra labor.
Para lograr
ese estado de salud es necesario tener momentos de relax
personal, de reflexión personal, de oración, de convivencia
familiar. Por lo menos, una vez al año, hacerse un chequeo
médico y psicológico. Tener una dieta balanceada, no estaría
de más. Realizar una evaluación al final de la jornada.
Procurar hacer un autoanálisis de uno mismo. Mirarse ante el
espejo al comenzar el día y al final del mismo.
Llegar a un
estado de madurez y mantener una buena salud es lo que permitirá
realizar la tarea de una manera eficaz. Tal vez una pregunta que
se hace todo encargado de la pastoral: ¿Cómo estar en paz con
Dios, conmigo mismo y con mi prójimo, en medio de un mundo tan
convulsionado y materialista? En la Biblia encontramos muchas
maneras de resolver este asunto y para lograr un crecimiento
espiritual y el ajuste mental de la persona. En ella se nos
describe una serie de conflictos humanos y los medios para
resolverlos (Josué 1: 6-9; 1ª Samuel 17; Daniel 7; Mateo 11:28;
Juan 8:32; Hechos 26 y 27; Romanos 8: 28.31-39; Filipenses 4:13).
Siempre
debemos contagiar alegría y vitalidad en nuestras entrevistas
pastorales, evitar contagiar situaciones enfermizas. Una vida en
paz sirve mucho como testimonio. Nosotros somos instrumentos del
Señor y debemos reflejar en nuestras vidas la verdadera plenitud
de la vida, que es en Cristo Jesús.
4. La
tarea pastoral de Jesús.
Todo el
ministerio de Jesús podría ser dividido en dos tareas
fundamentales: Una kerigmática, la proclamación del
Evangelio y la otra terapéutica. Jesús, por un lado, es
el predicador y por el otro el pastor, el que cuida y cura las
ovejas. Al enviar a sus discípulos, la misión es idéntica a la
suya: "Predicar el Reino y sanar a los enfermos" (cf.
Mateo 10: 7-8; Marcos 3: 14-16; Lucas 9:2). Después de la
resurrección, Jesús recuerda a sus discípulos que tiene que
cumplir con la doble misión de predicar y pastorear:
"Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo
os envío" (Juan 20:21). Este encargo de Cristo a sus
discípulos no es diferente hoy en día. No todos podemos
predicar desde el púlpito, pero todos podemos predicar el
Evangelio con nuestras vidas y todos podemos asumir una actitud
pastoral con nuestro prójimo. Todos podemos dar frutos, de lo
contrario somos como un árbol seco.
A lo largo
del ministerio de Jesús se podrá observar que Él manejaba el psicodiagnóstico, la psicodinámica y la psicoterapia. Él
podía descubrir la condición de la mente humana, podía
comprender las causas internas o motivos de la persona y al mismo
tiempo lograba sanar los conflictos psíquicos. Pero bien sabemos
que Jesús fue mucho más que un psicólogo, fue un pastor:
"Yo soy el buen pastor, el buen pastor su vida da por las
ovejas" (Juan 10:11).
Brevemente
veremos la actitud pastoral de Jesús que nos sugiere el Dr.
Jorge A. León en su libro "Psicología pastoral para todos
los cristianos", la cual nos puede servir de ejemplo para
nuestra tarea pastoral:
Dominio propio.- Este tipo de
valor es practicado por Jesús en muchas oportunidades.
Él sabía en qué momento debía frenar la agresividad
de sus enemigos. No respondía con violencia a quienes
pretendían sacarlo de sus casillas. Una blanda respuesta
desbarataba toda mala intención. El libro de los
Proverbios nos dice: "la blanda respuesta quita la
ira; la palabra áspera hace subir el furor"
(Proverbios 15:1). Si Él se hubiese propuesto usar la
violencia, recursos no le faltaban. Jesús era el pastor
de todos (amigos y enemigos). No en vano había
enseñado: "Amad a vuestros enemigos" (Mateo
5:44). Guardar silencio es muchas veces una actitud
blanda, permite calmar los ánimos airados, para dar
lugar a la reflexión. Para Jesús era muy importante
ganar al que quería discutir con él, que ganar la
discusión. Para lograr este tipo de dominio propio es
necesario conocernos a nosotros mismos y que realmente
amemos al prójimo. El ejemplo dado ante la mujer
adúltera, dice mucho del carácter de Jesús (Juan
8:1-11).
El perdón.- Tomando el ejemplo
del texto anterior, Jesús le dice: "¿Dónde están
los que te acusaban? Ni yo te condeno; vete y no peques
más". Ante los ojos de Jesús esta mujer necesita
ayuda, consuelo, comprensión, está arrepentida y quiere
oír al Señor. ¿Habría algo más para obtener el perdón
divino? En muchas ocasiones nos falta aprender de
Jesús, el Maestro. Si Dios perdona, ¿por qué no
nosotros? Nos dejamos dominar por los prejuicios, del
que dirán. De esa manera arruinamos nuestro ministerio
pastoral, haciéndonos incapaces de ayudar a las personas
que buscan solución a sus problemas cotidianos.
Amar sin prejuicio.- El amor de Jesús por el prójimo se da en su máxima expresión a lo largo de todo su ministerio pastoral. Él supo romper los prejuicios que se mantenían durante siglos. Un ejemplo real lo constituye el diálogo en el pozo con una mujer samaritana (Juan 4:1-42). Él se liberó de todo prejuicio, sea éste social o cultural, para recibir a la gente tal como eran, con el propósito de ayudarles a ser mejores. ¿Cuánto de ello practicamos diariamente?
Dinamicidad de la vida.- La vida
como tal tiene un proceso dinámico: lo que hoy es nuevo,
mañana ya es viejo. La vida sigue su curso, no se
detiene en el tiempo ni en el espacio. Después de la
muerte, la vida continúa inexorablemente hacia un
destino trascendente, va al encuentro con su Creador.
Jesús entendía la vida como un proceso dinámico, nada
la detiene. Si se detiene, no tiene sentido, pierde su
valor y su razón de ser. En este proceso los cambios son
señales de la dinamicidad de la vida, son necesarios
para una renovación plena. La iglesia debe estar
preparada para ello. En nuestra tarea pastoral debemos
tener esta actitud pastoral de Jesús. Él es el agua
viva del manantial que ha de correr en nuestro ser (Juan
7:38). Bebamos de esa agua ahora.
Fe y conducta.- Jesús se
caracterizó por orientar la fe de la gente hacia un Dios
único y verdadero. Esta fe genuina genera un tipo de
conducta ejemplar. Él fue el ejemplo viviente para todas
las personas. El mensaje de Jesús tenía como propósito
llegar a las raíces del mal y modificar la conducta de
la persona. Ante diversas situaciones no le importó las
diferencias individuales o sociales, ni el tipo de pecado
cometido, sino la persona como tal y su situación real,
para acercarla a Dios, a Su reino, como la nueva noticia
teológica. No basta afirmar que somos cristianos porque
observamos buena conducta. Tenemos buena conducta porque
somos cristianos. Somos fieles a la persona de Jesucristo
y eso nos hace verdaderos cristianos. Este asunto es
importante tenerlo en cuenta, ya que el hombre
contemporáneo no es que haya dejado de creer en Dios,
sino que ha dejado de creer en la Iglesia como
institución. Nuestra tarea fundamental es comunicar el
Evangelio al hombre y a la mujer, cualquiera que sea su
situación. El mandato de Cristo no es moralizar, sino
predicar el Reino con nuestras vidas y palabras. En esto
consiste el ministerio pastoral.
Reconocimiento de la realidad de
Satanás.- Jesús se encargó de demostrar que el Mal
existe y está personificado en Satanás. En ningún
momento Él soslayó esta realidad. Enseñó que este Mal
se mantiene activo en el mundo y pretende esclavizar a la
humanidad entera. En nuestra tarea pastoral nos vamos a
encontrar con personas que niegan la existencia del mal y
de Satanás. Ante esta situación debemos salir al frente
y desenmascarar la patraña del maligno.
1. La
Psicopatología y la Pastoral.
La
Psicopatología es el estudio descriptivo, etiológico y
sistematizador de los cuadros de patología mental. Un estudio
realizado sobre la enfermedad mental, ha demostrado que ésta
constituye uno de los mayores problemas de América en lo
referente a la salud. No tener en cuenta esta realidad en nuestra
tarea pastoral es dejar que las personas afectadas opten por el
abandono o finalmente por el suicidio.
Debemos
recordar que los trastornos mentales atacan igualmente a los
cristianos y a los que no lo son. Nadie es inmune: ni pastores,
ni laicos; niños ni adultos; ni casados, ni solteros; ni muy
piadosos ni los tibios en la fe.
La
Psicopatología nos ha de dar pautas para orientarnos ante
diversos casos que se nos presente en el ejercicio de nuestra
labor pastoral.
2. Concepto
de enfermedad y salud.
La salud es
el estado armonioso en que se encuentra nuestro organismo,
nuestro ser. Mientras que la enfermedad es la ruptura, el
desequilibrio de ese estado armonioso.
Todos de
alguna manera pasamos de un estado de salud a una situación de
enfermedad y viceversa. En todos los casos hay que saber
distinguir el límite entre lo sano y lo enfermo. Cuando nuestro
organismo está sano expresamos vitalidad, alegría, sentimientos
positivos; mientras que en una situación de enfermedad
expresamos dolor, tristeza, angustia. Jesús sabía cuál era la
condición humana, las causas de la enfermedad, los límites
entre la salud y la enfermedad. Nuestro trabajo pastoral debe
también conocer los márgenes o fronteras, frágiles y flexibles
entre la salud y la enfermedad, la existencia y la muerte, la
humanización y la deshumanización.
Por último,
debemos precisar que toda enfermedad se debe a tres posibles
causas:
a) Es una
consecuencia natural de un proceso bio-psico-somático; b) es
resultado de un desarreglo que hemos originado en nuestro
organismo; c) o finalmente es una prueba que Dios nos da para
mostrar su gloria y poder en nuestras vidas.
3. Tipos
de enfermedades.
Analizaremos
las enfermedades psicopatológicas de la personalidad más
comunes en forma general: psicosis, neurosis, psicopatías,
perversiones, toxicomanías y enfermedades psicosomáticas.
3.1 Psicosis.-
Trastornos psiquiátricos más generales, afecta los modos de
conducirse y funciones mentales en general e impiden la
sociabilidad. Se caracteriza por la desorganización y regresión
del yo a niveles inferiores. No se compromete toda la
personalidad. Además de la pérdida del sentido de la realidad,
se vive un mundo propio cargado de delirios a autoreferencia.
Brevemente describiremos los siguientes cuadros de esta
enfermedad:
a) Esquizofrenia.-
Es la más frecuente de las enfermedades (3 al 8 o/oo), es una
enfermedad del adulto joven (15 a 35 años de edad), muy
difícilmente antes de los 15 y después de los 45 años de edad.
La recuperación es variable entre el 50% (clínica y social). Se
da más en los solteros y en clases más bajas, en ambos sexos.
Los síntomas de esta enfermedad son:
-
Sonorización del pensamiento;
-
Oír
diálogos de voces autoreferentes;
-
Comentarios
desfavorables;
-
Vivencia de
influencia física;
-
Robo y
difusión del pensamiento;
-
Percepción
y ocurrencia delirante;
-
Alucinaciones olfativas y visuales;
-
Trastornos
del pensamiento.
El cuadro
general es un clímax persecutivo con vivencias paradisíacas.
b) Psicosis-maniaco-depresiva.-
Se manifiesta entre los 30 a 40 años de edad, más en la mujer
que el hombre. Se caracteriza esta enfermedad por la exaltación
de las funciones psíquicas; agresividad manifiesta; disminución
de los valores morales; pérdida de las facultades centrales;
sensación de auto reproche, desvalorización muy grande,
disminución de la actividad sexual; tendencia al suicidio.
Existen tres tipos de grupos en los que se clasifican a las
personas enfermas:
1er. Grupo:
enfermos con marcado cambio depresivo (25%);
2do. Grupo:
melancólicos (94% del 75% del total)
3er. Grupo:
maníacos (6% del 75% del total).
c) Delirios
crónicos.- Este tipo de enfermedad puede presentar dos
formas: paranoia, que es un tipo de "locura
razonante" y se caracteriza por: delirio lógico, coherente,
monotemático. No se advierte un deterioro del yo intelectual,
está bien constituido y es difícil detectar. Los síntomas de
esta enfermedad son: deseo de reivindicación, conducta agresiva,
marcado sentimiento pasional; parafrenia, es un delirio
encapsulado, viven normalmente pero tienen un delirio disociado
del resto de la personalidad.
d) Demencia.-
Deterioro progresivo, generalmente irreversible de las funciones
intelectuales y regresión de la conducta. Conductas extrañas.
3.2 Neurosis.-
Comparada con la psicosis, los trastornos negativos son menos
marcados, la regresión es menor, menos masiva. No tiene
alucinaciones, pero puede llegar a deformar la realidad. Son un
conjunto heterogéneo de trastornos centrados por la angustia. El
juicio de la realidad no está perturbado. Se manifiestan en las
relaciones interpersonales, incluso sexuales. Los cuadros que
presenta esta enfermedad son los siguientes:
a) Obsesivas.-
Se da más en los hombres. Ideas y actos compulsivos (ideas que
surgen y gradualmente se repiten. Ejemplo: fracaso en el estudio,
etc.). Súper yo muy fuerte, muchos prejuicios, escrupulosos de
ciertas cosas, gran necesidad de exactitud, pulcritud, necesidad
de no ser interrumpido, rígido en su apariencia.
b) Histéricas.-
Se da más en las mujeres. Tendencia a la teatralidad;
exhibicionismo; capacidad para las relaciones sociales; saben
atrapar al público; gran capacidad para seducir;
hipersexualidad, como máscara de inhibiciones sexuales. Problema
para aceptar su feminidad. Gran ligazón con la madre.
c) Fobia.-
Forma parte de un síntoma dentro de otro cuadro o puede
constituirse en un cuadro clínico. Es una protección dentro de
una situación temida. Generalmente tienen que ver con el espacio
(agorafobia/claustrofobia). La persona se angustia y se protege
de esa situación (ejemplo: el ascensor). Se teme a cualquier
cosa.
3.3 Psicopatías.-
Tienen un sentido moral bastante débil y su conducta está
constantemente dominada por tendencias perversas y malignas. En
general ausencia de, déficit intelectual, de angustia o delirio;
debilidad de reacciones frente a los imperativos sociales
generalmente recibidos; cierta rebeldía a los medios de
educación o represión social; gran impulsividad; inestabilidad
afectiva. Tiende a actuar, a teatralizar; cleptomanía;
piromanía; estafas; juegos y acciones homicidas.
3.4 Perversiones.-
Son comportamientos regresivos que sustituyen con predilección y
a veces exclusivisan las condiciones normales del orgasmo o en
las conductas relacionadas con él.
3.5 Toxicomanías.-
Satisface una necesidad por medio de la absorción habitual
específica de una droga. El hábito puede ser adquirido en forma
voluntaria. A veces el origen se produce por la búsqueda, o por
ofrecimientos, o a veces por mediaciones (morfina), que se
transfiere en hábito.
3.6 Enfermedades
psicosomáticas.- Son trastornos clásicamente estudiados por
la medicina, donde los aspectos psicológicos conscientes e
inconscientes tienen predominancia y cuya importancia tiene que
ver con un cuadro. Algunos de estos cuadros son: úlcera; asma;
hipertensión arterial. En todos estos casos, los síntomas
físicos simbolizan lo psíquico. Generalmente son originados por
situaciones transitorias.
4. Curación
por la fe.
Este tema ha sido tratado en todas las épocas y en cada caso ha habido personas
que han intentado curar las enfermedades, desde sacerdotes, pastores, exorcistas, brujos,
curanderos y médicos. Todos apelando a un tipo de fe. En la Biblia encontramos
relatos de casos en los que muchas personas enfermas fueron sanadas por su fe en
el Señor, el Dios de la Vida. Jesucristo restauró la salud de muchos que venían
a Él, algunos estaban enfermos por causa de su desobediencia a Dios y habían
caído en pecado (cf. Marcos 2:1-12); otros por enfermedad natural (cf. Lucas
8:43-48); y aún a los que iban a ser sujetos de la gracia y gloria de Dios (cf.
Juan 9:1-31). En todos esos casos la fe en el Señor hizo posible la curación
total del enfermo.
Jesucristo al
dar la Comisión a sus discípulos les dio poder para sanar a los
enfermos a través de la fe (cf. Marcos 16:18b). Asimismo, Él
era ejemplo de ese poder divino para restaurar vidas enfermas;
cada curación era el resultado de su fe y oración con su Padre.
Por otro lado, las curaciones practicadas por Él eran las
señales evidentes del reino de Dios, es decir, la prueba
contundente de la nueva realidad salvífica de Dios.
Hoy en día muchos cristianos aún no están muy convencidos de las curaciones por la fe. No aceptan que la medicina u otra disciplina que se relacione con la salud, tengan que apelar a la sola fe en Jesucristo. ¡Cuántos casos existen en que la ciencia médica ha desahuciado a un enfermo, y éste ha sanado por la acción misericordiosa y milagrosa del Señor de la Vida!
La pastoral
necesita recurrir a esta experiencia milenaria, llevar un mensaje
de sanidad al enfermo en su lecho de dolor y orar con él
(Santiago 5:14); llevarlo a un encuentro personal con Jesucristo
o reafirmar su fe en Él (cf. Hechos 8:3-38; Filipenses 4:13.19).
Mucha gente sufre enfermedades y necesita ser restaurada. Como
ciegos van de un lado a otro, buscando sanidad; acuden a
cualquier persona para ser "sanados". No hay quien les
dé una mano y los cure por la acción de la fe en Jesucristo.
Nosotros estamos llamados a brindar esa ayuda por medio del
Evangelio de Jesucristo; a lograr que las personas enfermas
confíen en Dios y en su poder restaurador. Creando de esa manera
condiciones de espíritu y de mente que favorezcan la sanidad. Y
todo esto sin ningún costo monetario alguno. ¡Sólo por la fe
el justo vivirá! (Habacuc 2:4b). Ante esta buena noticia, miles
acudirán a Jesucristo para ser restaurados plenamente y vivir en
adelante las promesas del Señor (cf. Juan 6:47; 7:38; 10:10b;
11:25-26).
5. Visitación
y contactos.
La visita del
Pastor(a) a la persona que se encuentra enferma, ya sea en el
hogar o en el centro de salud, genera gran expectativa no sólo
en el enfermo, sino en la familia y en el médico de cabecera
también. Esta actitud permite abrir oportunidades inesperadas
para compartir la fe en Jesucristo. Muchas personas enfermas se
encuentran en una situación de abandono espiritual, con miedo a
la muerte, angustiadas al no sentir mejoría en su salud. De
igual manera la familia es contagiada por esta situación. De
ahí que una visita pastoral al enfermo debe tener como objetivo:
generar alegría fecunda y auténtica para vivir a través de la
fe en Jesucristo. Para lograr este objetivo el Pastor(a) debe
establecer una relación de amistad a través de un contacto
fácil y ágil (actitudes y gestos que provocan
confianza-confiabilidad). En el proceso de la visita es necesario
mantener serenidad en la conversación cuando se trate el tema de
la enfermedad y no dejarse envolver o manipular por la persona
enferma. Unos momentos de silencio permite establecer un clima de
reflexión. Tener un momento para orar y pedir sanidad divina.
Que nuestra presencia sea una ayuda, una bendición, una
oportunidad para generar el deseo de vivir a la persona enferma.
Finalmente, seamos un instrumento del Señor para que la persona
enferma y la familia encuentren en Jesucristo la sanidad divina.
Él es el Señor de la Vida.
6. La
pastoral ante la muerte.
Este aspecto
de la pastoral es delicado, áspero, complejo, que requiere mucha
fineza, delicadeza, fortaleza y tacto. Hoy la muerte es rechazada
por todos lados y esferas: desde un hospital aséptico
(inmunizado), como los cementerios (embellecidos) y hasta los
ritos funerarios que se vuelven insignificantes. Es decir, nadie
quiere pensar en la muerte. Hay una pérdida de sentido, de
símbolo en su profundidad. ¿Pero qué hacer ante una persona
que agoniza o muere? En primer lugar, recordar que Dios no nos
promete que vamos a estar exentos del sufrimiento, pero sí nos
promete que estará con nosotros en nuestro sufrimiento. Al
confiar en esta promesa, se nos capacita para reconocer la
presencia sostenedora de Dios en el dolor, la enfermedad y la
separación. La muerte es una realidad inevitable. En un segundo
lugar, Dios no nos promete que seremos curados de todas las
enfermedades. Todos tenemos que enfrentarnos inevitablemente a la
muerte.
La PASTORAL
en estos casos debe plantear el problema de la muerte como un
proceso natural que todo ser viviente debe experimentar, como
parte del deterioro del organismo. Es necesario tener en cuenta
que fuimos creados por Dios del polvo de la tierra (Génesis 2:)
y al polvo de la tierra volveremos fruto del pecado (Génesis
3:19). Pero no todo se termina aquí en la tierra, nuestro
espíritu vuelve a Dios para vivir en una nueva situación: la
vida eterna (Juan 11:25-26; 3:16; 14:1-4).
Por último,
un detalle que no debemos descuidar es el hecho de que la mera
presencia del Pastor(a) en una situación de agonía o muerte,
crea un clima propicio, tanto para la familia como para los
amigos, para la reflexión, el arrepentimiento, el valorar la
vida como un don de Dios y la oportunidad de acercarse a los pies
de Cristo. En estos casos será oportuno tener a la mano los
textos bíblicos apropiados, así como los momentos de oración.
V. LA PASTORAL A DIVERSAS EDADES
En esta oportunidad, veremos la pastoral ejercida a diversas edades. Debemos considerar que cada edad tiene sus propias características y diversas necesidades. Atender pastoralmente a cada persona debe tenerse en cuenta lo que se está mencionando. Es muy probable que cada edad demande un tiempo y atención especial.
Lamentablemente, pensamos que la pastoral es una, las personas son únicas y la palabra de Dios para todos en forma general. Hoy en día, se hace necesario tener en cuenta los aportes de las diversas disciplinas sociales, que nos dicen que cada persona es diferente, en edad, en la cultura, en el intelecto y en lo espiritual. De ahí que este estudio, trataremos de abordar este asunto.
Tendremos en cuenta las siguientes edades: Niñez, adolescencia, juventud, adultez, tercera edad y con parejas.
1. Niñez.- El niño desde el período de gestación
en el seno de la madre, va asimilando todos los procesos de
cambios que experimenta (huevo, embrión y feto) y también la
madre (alegría, tristeza, dolor, cambios físicos y
psicológicos). Cuando nace ya tiene internalizado en su ser una
serie de factores positivos y negativos que van a formar parte de
su personalidad. Todo niño es el reflejo de lo que su hogar y la
sociedad son. Los valores que se le inculca a un niño han de ser
el tesoro más precioso que los padres pueden dejar como herencia
a sus hijos.
Desde
pequeño el niño necesita experimentar el amor de la madre y del
padre; ser educado con el ejemplo; tener un ambiente positivo;
Motivarles hacia cosas positivas y trascendentes; enseñarles los
caminos de Dios y practicar siempre lo bueno. Sólo así los
niños tendrán un carácter positivo y un alto valor de la vida.
Pero la realidad es otra, la mayoría de niños no viven esta
experiencia y sus conductas, por lo tanto, son negativas. Muchos
de ellos no tienen familia completa (falta papá o mamá, en
otros casos los dos); viven en un ambiente hostil, familiarizados
con el lenguaje soez; asimilan actitudes negativas por medio de
la TV; sufren agresión verbal, psíquica y física; abandono a
temprana edad; son obligados a trabajar desde muy temprana edad.
Los resultados están a la vista todos los días.
La PASTORAL
tiene una tarea muy importante con los padres y la familia del
niño. Debe procurar generar espacios de amor y de alegría, es
decir, un ambiente positivo. Es urgente y necesario orientar a la
familia y a la sociedad sobre el rol que les toca en la
educación del niño.
La Iglesia no
puede estar ajena a esta problemática; es en este campo que
puede ejercer una pastoral infantil a través de diversos
programas: kindergarten, educación inicial, escuela dominical,
colegios, escuela para padres, etc. El futuro de un país y de la
humanidad entera está en la buena formación moral y espiritual
de los niños. Ellos necesitan desde muy pequeños ser orientados
y educados en la Palabra de Dios. La Biblia tiene muchos
testimonios de niños al servicio de Dios.
2. Adolescencia.- Esta etapa de la vida es una edad
difícil ya que es el período de los grandes cambios físicos,
sexuales, emocionales, ideológicos y vocacionales. Es la
transición entre la niñez y la juventud. El adolescente busca
ubicarse en el mundo. No es un niño, pero tampoco es un joven. El
centro del problema es la identidad. Esta situación genera
crisis en su vida. La gran preocupación del adolescente es saber
cómo soluciona dicha crisis. Lamentablemente muchos adolescentes
recurren a diversas maneras para resolverla. Desde las maneras
adecuadas hasta las más peligrosas. La mayoría de adolescentes
no saben qué hacer y no tienen la confianza necesaria para
conversar con sus padres o consejeros de aula; lo más cercano
que tienen a la mano son sus amigos. Ellos son lo que son sus
amigos.
El
adolescente necesita ser amado y ser comprendido; necesita un
ambiente estable y seguro; necesita ejemplos de valores
positivos; necesita ser parte de un proyecto de vida que lo
desafíe a un compromiso concreto, pero a la vez le dé la
seguridad necesaria para realizarse plenamente.
La Iglesia
tiene aquí una tarea inmensa, debe brindar a los adolescentes
ese espacio que no le da el hogar, menos la sociedad. El
evangelio debe ser para cada adolescente el fundamento y razón
de ser de su vida. Jesucristo es el modelo a seguir, el paradigma
de valores positivos, guía espiritual para los momentos de
crisis, el amigo fiel.
Hoy en día
hay muchas maneras de desarrollar programas con adolescentes.
Todo está en tomar la decisión de ejercer una influencia más
agresiva en la familia y en la sociedad. Es un tipo de pastoral
que necesita el apoyo de otras disciplinas que tienen que ver con
la conducta humana. No hacerlo ya, es dejar que la TV, el cine,
las drogas, los vicios y las malas amistades hagan su parte a
vista y paciencia de todos.
3. Juventud.-
Comprender y orientar a las diversas
generaciones no ha sido siempre fácil. Los cambios sociales son
tan rápidos que producen un desequilibrio en las relaciones de
padres e hijos. Esta situación genera un desencuentro
generacional que conlleva a la crisis. Los jóvenes son capaces
de atreverse a dar saltos existenciales sin calcular las
consecuencias: tienden a ser activistas, sostenedores de una
causa. Rara vez averiguan con seriedad si esa causa es un fin
digno de preocuparse o si su acción es el mejor medio para
lograrlo. La juventud es intrépida, ávida a los cambios,
necesita ubicarse en el mundo y ser protagonista del mismo. Las
causas que generan esta crisis generacional son: a) La juventud
es consciente de ser un sector importante en la sociedad actual,
y se siente responsable como para participar más activamente en
el mundo de hoy. b) Los jóvenes son muy críticos de su sociedad
y de sus valores morales, y por estar un poco "fuera de
ella" se sienten capaces de juzgarla. c) La tecnología de
punta y el conocimiento acumulado producen distanciamiento entre
los jóvenes y los adultos, debido a que los jóvenes de hoy
disponen de mayor información que los adultos.
Muchos
jóvenes al no poder superar esta crisis existencial se abandonan
rápidamente, recurriendo a los vicios, a las drogas y otras
actividades negativas: queriendo buscar una puerta de escape y lo
único que logran es mayor frustración, dolor y muerte.
Una pastoral
con jóvenes tiene que tener en cuenta esta realidad de la
juventud de hoy. La Iglesia debe involucrar en su misión este
aspecto, que es urgente. Se debe buscar nuevas formas para dar
lugar a la participación de los jóvenes en la vida de la
Iglesia. Hay que aperturar charlas de orientación hacia la
juventud: festivales de música: campañas de evangelización
juvenil: momentos deportivos: campamentos juveniles: visitación
a los hogares de los jóvenes.
La juventud
es un gran potencial que no podemos dejar de lado en la tarea
pastoral, ellos necesitan conocer a Jesucristo como el Amigo leal
que nunca los abandona y que tiene un plan para cada joven.
4. Adultez.- La adultez es una etapa de la vida que
representa madurez y experiencia. Es un período estable, de
reflexión, de toma de decisiones bien pensadas: es un tiempo de
pausas, avances y retrocesos. Para algunos estudiosos esta etapa
es una especie de segunda adolescencia. Por ejemplo, el
psicoanalista Edmundo Berler en su libro "The Revolt of the
Middle-Aged Mad" describe "la segunda adolescencia
emocional" de la siguiente manera: una rebelión por la cual
pasan todos los hombres en los últimos años de la década de
los cuarenta, y que afecta todos los aspectos de sus vidas,
incluyendo sus trabajos, y compromisos sociales.
A pesar de
ser esta etapa de la vida una situación privilegiada con
respecto a las edades anteriores, sin embargo, es la más
descuidada por los sicólogos y sociólogos, debido a que no hay
acceso a grupos de la sociedad adulta que puedan ser investigados
con mayor facilidad; tampoco hay ritmos de crecimiento tan claros
en los adultos que dejen huellas perceptibles.
Este período
de vida no está exento de vivir su propia crisis de desarrollo
(física, sexual, emocional e intelectual). La crisis pasa por la
tensión, preocupación, angustia, soledad, la incomprensión y
el temor del avance de los años. Sin duda que es una etapa de
vida que necesita de atención pastoral, en donde el evangelio
pueda dar esa paz y tranquilidad deseada en un mundo que vive en
forma apresurada y llena de violencia.
La Iglesia
tiene un ministerio que realizar con adultos y para ello debe
buscar formas de evangelizar a esta edad. No es fácil cambiar
moldes de vida y maneras de pensar de la noche a la mañana, pero
sabemos que para Dios no haya nada imposible (Lucas 1:37). La
labor es lenta, pero necesita perseverancia y mucho amor.
5.
Tercera edad.-
Es un período existencial en el cual se
tiene terror, nadie quiere imaginarse "viejo". Más
aún, sí la sociedad presta su mayor atención a la niñez que a
la vejez. Hay una sensación de decadencia, enfermedad, ruina,
pérdida, separación, rechazo, abandono, martirio, suicidio,
asesinato y genocidio. Nadie quiere aceptar que se envejece, que
el cabello comienza a cambiar de color gris o que se han caído.
En esta situación muchos recurren a una serie de recursos
artificiales para aparentar ser joven: el yoga, el yogur, dietas
de moda, lociones, lámparas de sol, cremas antiarrugas,
vitaminas, cirugía plástica, preparados de belleza, planchado
del cutis, salones de gimnasia, máquinas rejuvenecedoras que
devuelvan la elasticidad juvenil a piel y a los músculos, curas
para impotencia, técnicas sexuales, etc. El tiempo es el mayor
enemigo. Esta es la crisis de la tercera edad.
En realidad,
la vejez debería ser una etapa de tranquilidad, sosiego,
reflexión madura, experiencia al servicio, de la juventud,
preparación para la etapa final. La sociedad debería explotar
la experiencia de las personas de este período de vida y brindar
lugares propicios para su descanso y recreación.
La Iglesia
debería retomar la experiencia de Israel, en el cual los
ancianos representaban sabiduría, experiencia y autoridad. No
eran relegados a tareas secundarias, sino que asumían roles
protagónicos. En una sociedad que ha desvalorizado el aporte de
las personas de la tercera edad, la Iglesia tiene la oportunidad
de alzar su voz y propiciar espacios de amor, alegría y descanso
para estas personas. Esta labor es también la tarea pastoral.
6. La
tarea con parejas.-
La Iglesia es una comunidad terapéutica que procura generar
espacios que promuevan el desarrollo y felicidad de las personas,
sea cual fuere la edad, el género y la raza. Entre esas personas
se encuentran las parejas. Para desarrollar una pastoral con
parejas tenemos que reconocer tres momentos:
a) Pastoral
con los novios.- El noviazgo es el comienzo de la aventura de
compañerismo que debe llegar a su plena realización en el
matrimonio. Es por eso importantísimo que el noviazgo provea la
oportunidad del encuentro y conocimiento mutuo, no sólo en
situaciones románticas. Habría menos divorcios y matrimonios
infelices si el noviazgo fuera encarado con más madurez y
responsabilidad por parte de las parejas. El amor y la fe deben
ser una práctica constante en las parejas.
La
preocupación pastoral de la Iglesia no puede esperar a que la
pareja se acerque para pedir la ceremonia nupcial. Debe proveer
entrevistas, reuniones de jóvenes, de parejas, material
bibliográfico, que ofrezcan información, asesoramiento y
reflexión sobre el noviazgo y una decisión responsable frente
al matrimonio, desde una perspectiva de la fe cristiana.
b) Pastoral
prematrimonial.- La orientación pastoral habrá de estar
dirigida a ayudar a la pareja a comprender el momento que están
atravesando y la nueva etapa que están por comenzar, de un modo
tal que sean sabiamente considerados todos los aspectos que hacen
a la salud total de la pareja y al sentido cristiano del
matrimonio.
Ningún
pastor debería celebrar una ceremonia nupcial sin ofrecer una
preparación previa. Es necesario procurar que en el momento de
la ceremonia en que se afirma que "lo que Dios unió, nadie
lo separe", no sea tomado en vano.
c) Hacia una pastoral permanente del matrimonio.- La pastoral matrimonial no termina con el casamiento, sino que es permanente, continúa a través del tiempo. Por eso, la unión debe ser alimentada por la Palabra de Dios a lo largo del matrimonio y se debe preparar para los momentos críticos que debe recorrer. La unión de por vida de dos seres supone un riesgo que los cónyuges cristianos aceptan correr en la fe, que los hace verdaderamente libres, capaces de perdonarse mutuamente, dar un renovado sentido a la relación y guardarse una lealtad que esté alimentada por el amor y no por el acostumbramiento y el miedo. Este es el propósito de Dios para todo matrimonio.
d) Pastoral con los divorciados.- Si bien es cierto que en principio el matrimonio es para toda la vida, se debe también tener en cuenta que el plan de Dios tiene el mismo propósito. De ahí que la iglesia debe tener un asesoramiento posterior a la vida conyugal con el fin de generar la armonía entre ambas parejas. Sin embargo, cuando una pareja casada se distancia y no llega a la reconciliación, a pesar de haber tenido el consejo oportuno para superar el problema, el divorcio es una alternativa lamentable en medio del dolor y sufrimiento. En estas circunstancias la tarea pastoral debe velar por el bienestar de la pareja, el apoyo a los niños y la custodia de los mismos. Si bien es cierto que el divorcio no se opone a un nuevo matrimonio, se debe animar a la iglesia y a la sociedad a ejercer la comprensión y la compasión con aquellos en el proceso del divorcio.
1. Libros.-
Baumgartner, Isidor, Psicología Pastoral, Editorial Desclee De Brouwer S.A., Bilbao, España, 2009.
Cruchon, Georges, La Entrevista Pastoral. Métodos. Ejemplos, Editorial Razón y Fe S.A., Madrid, España, 1970.
Hightower, James E., El Cuidado Pastoral desde la Cuna hasta la Tumba, Editorial Mundo Hispano, El Paso, Texas, EE.UU., 2003.
Huacani Cocaure, Victor y Dollinger, Simone, Teología Pastoral-La Acción Cristiana en la Vida de la Iglesia (Módulo), ISEAT (Instituto Superior Ecuménico Andino de Teología), La Paz, Bolivia, 2016.
Pangrazzi, Arnaldo, Pastoral de la Salud, Orientaciones Creativas, Editorial San Pablo, Bs. As., Argentina, 2013.
Suarez Torrado, Luis, La Curación por la Fe, Salamanca, España, 1978.
2. Links.-
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