El partido comunista de Rusia, principal fuerza de
la oposición, entra en una grave crisis de cisma

Bernardo Suárez/Efe

Moscú

El Partido Comunista de Rusia, la principal fuerza de oposición del país, atraviesa la crisis más grave de los últimos años, que ya se ha cobrado la expulsión de tres de sus más destacados dirigentes parlamentarios. "La situación es horrenda: imaginaos qué ocurrirá con los disidentes si este partido llega al poder en el país", afirmó hoy la diputada Svetlana Goriácheva, expulsada del Partido Comunista el pasado sábado.
Junto con Goriácheva, jefa del Comité de la Duma del Estado para Asuntos de la Mujer, la Familia y la Juventud, fueron marginados de la formación el presidente de la Duma, Guennadi Selezniov, y Nikolái Gubenko, jefe del Comité parlamentario de Cultura.

A los tres diputados se les aplicó la máxima sanción disciplinaria por no acatar la orden del Partido Comunista de dimitir de sus cargos en la Duma, en respuesta a la pérdida de siete de los nueve comités parlamentarios que controlaban. Goriácheva aseguró que la purga de la cúpula comunista es producto de una crisis de liderazgo, pues es "creciente la pérdida de influencia" de Guennadi Ziugánov, mientras que "cada vez es mayor el prestigio de Selezniov".

El movimiento de izquierda moderada "Rossía", dirigido por Selezniov, anunció hoy que estudiará la posibilidad de abandonar la Unión Popular Patriótica de Rusia, amplia coalición de izquierda liderada por Ziugánov. Tanto Goriácheva como Selezniov consideraron que sus expulsiones son el comienzo de un cisma en las filas comunistas.

El diputado y miembro del Comité Central del Partido Comunista, Víctor Iliujin, señaló hoy que fue un "error" la expulsión de los tres dirigentes parlamentarios.

"La decisión ha provocado un proceso de efervescencia interna y descontento con la mesa directiva del partido", dijo Iliujin, quien no descartó que las víctimas de la purga sean próximamente reincorporadas en la colectividad.

Varias organizaciones comunistas de base ofrecieron hoy su apoyo a los dirigentes expulsados en abierto desafío a las máximas instancias partidistas. "La verdad es que no comprendo por qué Guennadi Ziugánov adoptó esa posición tan dura, y temo que ésta tiene su motivación, en primer lugar, en sus propias ambiciones personales", declaró Iliujin.

También advirtió de que si Ziugánov insiste en exigir la destitución de Selezniov de la presidencia de la Duma, "una decena de diputados pueden abandonar el grupo parlamentario comunista". Valentín Varénnikov, general retirado y miembro del Comité Central, manifestó que quienes expulsaron a Selezniov, Goriécheva y Gubenko son "gente que vive presa de los lemas y principios del pasado".

"En el país hay una correlación nueva de fuerzas políticas y económicas que exige a los comunistas actuar con inteligencia y flexibilidad", agregó Varénnikov, uno de los ideólogos de la asonada golpista de agosto de 1991 contra el presidente soviético, Mijaíl Gorbachov.

La crisis de los comunistas es resultado de "una brillante operación del Kremlin, para el que el Partido Comunista y, en general, las fuerzas de izquierda siguen siendo el principal rival electoral a vencer", opinó Alexéi Benediktov, director de la "Radio Eco" de Moscú.

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, calificó de "extraña" la decisión del Partido Comunista de expulsar a los tres dirigentes parlamentarios, aunque indicó que prefiere no comentar los asuntos internos de esa formación política.

Sin embargo, Putin destacó que Selezniov "ha trabajado muy activamente y con gran eficiencia en las labores de Estado", y expresó su esperanza de que ahora, tras su expulsión del Partido Comunista, podrá "dedicar a éstas más tiempo".

Actualmente, el Partido Comunista es la segunda fuerza parlamentaria del país con 88 escaños en la Duma y con una intención de voto del 25-27 por ciento en las elecciones parlamentarias de diciembre de 2003, según las últimas encuestas.
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Por Eleone.

Ya hubo una escisión por parte del nieto de Brézneb, que se cansó del estancamiento del partido, y se fué por su lado.

El director de la radio Eco de Moscú tiene razón en una cosa. Desde el principio de la revolución, el comunismo soviético ha dependido en exeso del KGB, si éste decide hacerle la zancadilla.... se cae, ¡normal!.
Miren sino las declaraciones de Putin, ¡parece que quiera llevarse a Selezniov a sus filas!