EL BOOM LEUSEMIA |
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Durante todo 1984 Leusemia se encargará de triturar todos los oídos y
todas las mentes estancadas que aún
mantenía el rock de ese tiempo. Dieron
tocadas memorables en sitios como el Agustino, Comas, Rimac, etc.,
hasta llegar al corazón mismo del distrito de Miraflores:
la Concha Acústica del Parque Salazar.
Allí dieron una de las
presentaciones que más recuerdan todos aquellos que luego formarían bandas
subterráneas. Gente de Narcosis,
Conflicto Social, Eructo Maldonado, Flema, SdeM, Excomulgados, Eutanasia,
Radicales, QEPD Carreño, Pánico y varios más, dijeron que ver allí a
Leusemia les dio más fuerza en su decisión de hacer una banda de rock .
En aquella ocasión a los
Leusemia les tocó la ingrata sorpresa de ver en los equipos de sonido a Pico
Ego Aguirre, un ex rockero de los 60’s
quien había declarado la
guerra a los Leusemia, por ser solo unos “aprendices”
que solo quieren “joder”.
A pesar del boicot (otro más)
el grupo levanta más gente de lo esperado y hace que aquel concierto (ante más
de 3000 personas) valga la pena
y quede inscrito en la historia. SE ACERCAN LOS
LOBOS
Para 1984 el panorama musical limeño ya se a transformado en un
verdadero hervidero de nuevas bandas: Silex, Fuga, Feiser, Climax.... Leusemia, mientras tanto, sigue aferrado al ideal de echar
abajo el sistema anterior y su política de atacar verbalmente a los grupos
comerciales los convierte en proscritos de la escena local. Solo unos
pocos acogen a Leusemia y a sus tácticas tan poco ortodoxas.
Solo los primeros grupos que tenían por política “cantar en
castellano” (Abiosis, Soljani, Cimiento, Kotosh, Análisis, Arteria y otros)
están con Leusemia y los invitan a
sus conciertos. Leusemia,
empero, comienza a tener los adeptos de línea más dura
(punkrockers, hardcores, subtes radicales)
y sus conciertos se convierten en verdaderas batallas campales, no solo
por la rudeza del público, sino por el pogo, un baile que recién sacaría
carta de adopción a principio de 1985, durante el “Festival
Rock en Rio... Rimac” .
Ante tanto barullo, la prensa, los productores y los más conocedores del
fenómeno (desde el punto de vista comercial) comienzan a acercarse al grupo. El diario el Comercio
hará un alto a sus notas cojudas y le dedicará un buen pedazo de página a
Leusemia con el título de “Un
Fenómeno llamado Leusemia”. Una aparición por demás sorprendente,
si se tiene en cuenta que los que siempre ganaban las páginas en el más leído
diario del país, eran por lo general los artistas complacientes.
La nota dejó en claro que Leusemia no era una banda más, y que tenían
la personalidad suficiente como para hacerle frente a todo lo adverso que haya
en el ambiente rock . “Hedores
ke emanan dentro de la piel en
un finito vaivén El
cielo ke se abre escupiéndote / sobre tu terraplén Poetas
sub-urbanos, folklor emanado en
callejuelas sucias te veré Guitarras
callejeras, eternas melopeas colgando
de un muro te veré...”
(Oirán tu Voz, Oirán
nuestra Voz)
Pero no todo quedaría en pequeñas notas y menciones en los diarios.
La revista Ave Rok, en las personas
de Alfredo Rossel y
Franklin
Jauregui hicieron contacto con Leusemia,
una unión que, si bien no puede ser bien vista, terminó beneficiando a toda la
naciente escena underground limeña, elevándola hacia cumbres jamás pensadas.
La Industria puede destruir un ideal, pero también puede ser capaz de
diseminarlo por todos lados y que
el mensaje deje de ser oído por tan solo unos cuantos privilegiados.
La prueba es que una revista tan mercantilista como Ave Rok terminó siendo -como dijo el mismísimo Daniel F-
algo fundamental para que en 1985 la movida subterránea haga explosión
y de una manera inédita en el país.
A mediados de ese 84, hace su
ingreso al grupo Raúl Montañez,
viejo guitarrero que, si bien le imprimió un poco más de fuerza al grupo, lo
limitó -tremendamente- en lo que
se refiere a repertorio. Hasta esos
días, la gracia de Leusemia estaba en el hecho de tocar muchas canciones y de
muy diversos cortes por cada concierto. Pero cuando entra Raúl, el grupo tiene
que frenarse y dejar de producir tanto. Es así cómo el repertorio leusémico
queda restringido a tan solo unas
cuantas canciones, que las repetían y las repetían en todos los conciertos.
Esta fue una de las causas para que se de una seria crisis que terminarían
separando al grupo año y medio después.
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