LA ENFERMEDAD INCURABLE REGRESA |
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Recién iniciado el año
1995, Kimba Vilis y Daniel F se encuentran en el “Mamani’s
Pub”, chingana ubicada en el jirón Quilca, en el centro de Lima, en donde
suelen dar presentaciones todos los involucrados en el circuito marginal.
Ese día coinciden con que Raúl Montañez
también se encuentra allí.
Después de casi 10 años,
Daniel F y
Raúl entablan una larga charla. Yo
fui testigo de todo aquello, y los
comentarios de toda la gente reunida esa noche no apuntaban a otro punto:
aquí le va a pasar algo.
Esa
noche no recuerdo quien tocó. Y tal vez casi nadie se acuerde. Pero de
lo que si nos vamos a acordar todos es del momento en que vimos a los tres
ex-leusémicos, juntos, en el espacio destinado a los grupos (pues no había
‘escenario’) y verlos como se colocaban tras sus respectivos instrumentos.
La gente (pub super lleno) se volvió loca.
De un derrepente Cesar N,
quien estaba de “maestro de ceremonias”
aquella inolvidable noche, fue el encargado de anunciar, a voz en cuello
y a los gritos, la presentación de ¡¡¡Leusemia !!!! .... Nadie de nosotros podía creerlo. Estaban allí,
estaban tocando, y estaban sonando como siempre han sonado: vitrólicos, sucios,
increíblemente honestos. Todo se
vino abajo. El pogo fue de antología.
Aquella memorable noche tocaron
sus clásicas (Un Lugar, Rata Sucia, Oirán
tu Voz, etc) y lo hicieron por casi media hora. Fue suficiente. Más hubiera
sido un asesinato masivo.
Luego de aquello, los
integrantes de la banda propusieron
el rearme. Pero no para hacer revival,
ni para complacer a los mitómanos. Mucho menos para “hacer dinero” a
expensas de la fama lograda. Leusemia
tenía que volver y ser de nuevo la banda que vive siempre en el riesgo, en la
contingencia, en la eterna beligerancia contra los patrones formales de la música.
Leusemia siempre ha sido un grupo que vive al borde (y a veces afuera) de
los límites permitidos. Y volver a
tocar ofrecía nuevos retos, nuevos riesgos y nuevos peligros.
¿Podrían sobrevivir a su mito? ¿Saldrían airosos a pesar de su propia
leyenda? Ese era el riesgo: el
perder toda esa aureola solo por
querer seguir en la brega y el seguir rompiendo fronteras. LOS
PRIMEROS CONCIERTOS... OTRA VEZ
La reaparición oficial se da en la Carpa Teatro del Puente Santa Rosa
ante casi mil personas. A pesar de
lo precario de los equipos y la irregular organización del concierto, los
Leusemia cumplen las expectativas de todos los que asistimos a aquella jornada
histórica, para lo cual no hubo NI UN SOLO AVISO, ni un solo afiche en la calle
donde se anuncie la vuelta de la banda más grande del rock subterráneo de los
80’s. Todo no fue más que un pasarse
la voz. El
recibimiento, la ovación de entrada y de salida, los bis
de rigor... Todo esto hizo de aquella noche algo inolvidable.
El regreso de los Leusemia
trajo secuela, y muchas bandas que estuvieron desarmadas hasta esos días
volvieron a la actividad. Mientras que otras, las menos conocidas, dieron nuevos
ímpetus a su ataque sónico. En 1995 la presencia de Leusemia en
la esfera under de Lima se materializa con la edición de “A
la Mierda lo Demás – Asesinando al Mito”, un CD de doble duración
(más de 70 minutos) que mostraba el regreso de la banda.
Al promediar el siguiente año, Raúl
Montañez sale del grupo y entra Lucho
Sanguinetti, joven pero veterano bajista del circuito subte limeño, quien
tenía una agrupación llamada Sor
Obscena y había tocado en bandas diversas como la de Rafo Ráez. El nuevo trío comienza a dar forma a un nuevo sonido
que será la característica de Leusemia hasta el día de hoy: el sinfonismo
garajero o “punk sinfónico” como
lo llaman por ahí. Al tiempo se suma un tecladista: Julio Romaní, quien terminaría de imprimirle la tónica
progre-punk al grupo. El resultado
fue “Moxón”,
CD doble (dos discos y más
de 120 minutos de música y ruidos) que terminó por consolidar la propuesta
sonora. PUROS CHOQUES
Los puristas
del punk rock –que ya estaban escandalizados con las recientes fórmulas
sonoras de la banda- terminaron por condenarlos, tras la salida al mercado de “Moxón”. Daniel F
salía al paso diciendo con su típica sorna:
“A todos esos cojudos ke
pretenden manejar la vida de las personas, pues me las paso por los huevos. Ke
sigan comiendo caca y ke se jodan. Porke la banda va a continuar su camino.
Leusemia no ha regresado para convertirse en un muestreo pétreo de canciones de
tres tonos y nada más. No somos una banda revival que solo desea complacer a
los puristas tocando únicamente ‘hits’ de épocas pasadas. Nosotros somos
una banda de rock’n roll y, como tales, no nos interesan sus instituciones
caducas, ni sus postulados castrantes, ni sus dogmas dictatoriales. Bastantes
fascistas ya estamos aguantando diariamente (en el trabajo, el colegio, en los
medios, en el gobierno) para tener ke, también, estar aguantando a unos cuantos
babosos neo-nazis ke pretenden decirle a la gente lo ke DEBE y lo ke NO DEBE hacer, lo ke DEBEN y lo ke NO DEBEN oír, o cantar, o soñar.”
Empero, la
reacción de público y critica musical, fue más que positiva: el disco fue
elegido por muchos como el CD del año, y como uno de los grandes logros y
propuestas musicales de la década. El público de Leusemia creció en número y
en espíritu. Por esos años (1998-99) un nuevo tipo de público estaba
emergiendo. No era más el público sectario, el eminentemente subte o metalero.
Era el X de la calle. Era cualquier persona que tenga oídos y sensibilidad
suficiente como para saber apreciar lo que las nuevas (y antiguas) bandas
estaban mostrando. Los puristas e
intransigentes se horrorizaron ante este nuevo panorama y terminaron por
recluirse en algún sub-sótano, de donde salen solo para rumiar –de cuando en
cuando- su frustración y su trastorno.
Así es como Leusemia da inicio a su
siguiente paso: “Yasijah”,
una sinfonía punkeke que no hizo más que reafirmar su insistencia hacia un
enunciado musical anti comercial y lleno de retos.
“Yasijah
es eso, justamente –dice Daniel F- : una especie de reto, un desafío. Pero también es una jactancia. Un
alarde de nuestra libertad para hacer cualkier tipo de trabajo sonoro. Una
libertad ke –por ello- no nos priva de hacer cualkier combinación insana y
supuestamente peligrosa para la normal consecución del grupo. Si dijeron ke ‘Moxón’
era una locura, y ke nos llevaría a
asesinar definitivamente al ‘mito’,
Yasijah es, entonces, el deskicio final. Por eso pusimos en los interiores del
disco ‘si no te gustó Moxón, pues ni te acerkes a Yasijah, pues te va a
gustar menos y aburrir mucho más.... ¿Y saben una cosa? Me importa un pincho.
Pues Leusemia jamás se ha guiado por lo ke pida la gente. Eso se lo dejamos a
los sub-dotados, ke solo piensan en complacer a SU público”.
De la simpleza y frescura del “A la Mierda lo Demás” a la complejidad, de “Moxón”, y de ahí a la magnificencia de “Yasijah”. Un crecimiento producto de un innegable talento, una progresión en el orden sonoro que no admite ninguna sombra de sospecha. Pocas bandas, pocos músicos de aquellas horas tempranas de la década de los 80’s, han llegado a los 90’s y al siglo XXI, con tan intacto potencial, con sus fuerzas e ímpetus casi incólumes, como si el tiempo no hubiera pasado para ellos.
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