Capitulo 10.- Una boda y varias situaciones
forzadas
Por: Maria
Elena Venant
Mientras Matilde ruega y ruega en la iglesia que llegue un
milagro que la salve de Manuel. Este en la hacienda discute con
Sixto sobre la pasión oculta que existe en su futura esposa,
quizás debajo de su aburrimiento y frialdad haya algo. El la va
a “desinhibir”
Renato visita a Finita, le cuenta que algo le ha hecho a su
amigo, porque Humberto se muere por ella. Josefina dice que no
entiende lo que ocurre ¿Por qué no la visita? Renato vuelve a
comentar la lamentable carencia económica de su amigo Peñalvert
y nuevamente, Fina la Fea mete mano a sus arcas. Greñaldo apenas
recibido el oro corre a la Mansión Peñalvert a ofrecérselo de
rodillas a su progenitor como señal de su buena voluntad.
Despectivo, el General pregunta si es dinero mal habido. Al
final y a regañadientes se levanta y se va. Aceptando el dinero
y el regreso de su hijo. A solas, Augusta zurce a su hijo a
preguntas ¿De donde sacó ese dinero? Pero Humberto llora en
silencio, humillado y dolido por el trato de su padre.
Adolfo y Delfino llegan a la finca Solis. Solo queda una pareja
de cuidadores. Se bañan cambian de ropa. No hay dinero ni
caballos, los soldados se los han llevado todos. Adolfo le dice
a Delfino que no pueden quedarse mucho tiempo, puesto que
vendrán a buscarlos ahí. A pie, y con la pierna mala de Adolfo
se encaminan a Ciudad Trinidad. Aun así llegan el día antes de
la boda.
Delfino golpea la puerta de los Peñalvert. Justo le abre. El
guardia se queda mirándola como bobo. Al fin le pregunta por
Ignacia. Mati se va. Ignacia que no conoce a Delfino lo mira con
desconfianza. Esta aumenta cuando el le pide que venga “a ver a
un señor”. La criada grita, llega Augusta y echa a Delfino a
patadas.
Situación ultra forzada.
Manuel visita a Mati. Le dice que es un hombre civilizado, que
jamás le levantará la mano, que ella es su mayor tesoro. La
maldita mosca muerta acepta esos galanteos sin conmoverse y sin
tener los ovarios para decirle que no lo aguanta, como dice
apenas el vuelve la espalda.
Adolfo va en busca de Pilar quien por supuesto no lo recibe. Esa
noche, Adolfo, a pesar de su pie malo, salta el muro de los
Peñalvert y comienza a apedrear la ventana de Mati. Pero ¡OH
coincidencia! Esa noche la novia insomne prefirió dormir con la
Tía Pru. Mati le pregunta a Pru como fue su noche de bodas.
Prudencia le dice que al principio tuvo miedo pero luego le
agarró el gusto. Quizás eso ocurra con su sobrina. Al cabo
Manuel es joven, guapo y limpio. La mula terca de Mati dice que
“NUNCA”
Pilar recibe una carta de Adolfo y no sabe que hacer
Llega el día de la boda y consecuente pataleta de Mati que le
suplica su hermano que haga algo que hable con Manuel ¿Por qué
no lo hace ella? Mati aúlla histérica que todos están en contra
de ella. Miren lo que le hacen, ni lastima le tienen.
De algún modo Mati llega la Iglesia en un carruaje sola) pudo
bien escaparse en el camino) El General la recibe y le da una
ultima oportunidad para que se arrepienta. La hipócrita no la
acepta. Se casa
Boda misericordiosamente rápida. Llegan a la recepción. Y ahí,
justo en ese momento a Pilar le baja los escrúpulos y le muestra
la carta a Mati la boba le recuerda a Mati lo cochino que se
portó Adolfo, pero su amiga se olvida de todo y parte corriendo
al kiosco donde Adolfo la ha citado. El fiel Sixto la observa
dejar la recepción y la sigue sin que la vean
Ahora aparte de forzada la situación que voy a describir es
incoherente. Yo entiendo el concepto de “amour fou”. En mi
tiempo también hice locuras por amor. Mati ha decidido olvidar
todo, perdonar a Adolfo, creer que todo lo que oyó antes fueron
calumnias Estar dispuestas a recibirlo con los brazos abiertos.
Pero no, esta mensa llega con sarcasmos y reproches. ¿Que gusto
por perder el tiempo? El la convence (velozmente de su
inocencia). Mati pasa del odio a la adoración y su fastidio
recae en su familia que “no han sido justos conmigo” y sobre
todo el pobre Manuel que como conoce a Bermúdez Cañero seguro le
fue a pedir ayuda para apresar a Adolfin. Pero esta chica fue
testigo de cuando Manuel decía que no se llevaba con el General
BC y le huía a sus pedidos de reses para las tropas. Además de
bipolar ahora resulta que Mati es retrasada.
Adolfo quiere que huyan de inmediato, pero la inconsecuente
necesita hacer valijas cambiarse de ropa y parte a su casa,
seguida por un indignado y escandalizado Sixto. Manuel en el
salón no cabe en su cuerpo de tanta felicidad. Sixto se acerca y
rápido le cuenta que su esposa le engaña, que acaba de verla
besándose con un individuo en un kiosco, y que se apresta a huir
con él. A Manuel le toman 10 segundos aceptar, sin una palabra.
Su expresión de incredulidad se convierte en furia felina.
Después de todo el sospechaba que algo podrido olía en la
Mansión de los Peñalvert. Se vuelve y mira a los invitados. Pasa
a otra sala. Es un tigre furioso, Todos esos parásitos que comen
a sus expensas, se han reído de él. Todos sabían menos él.
Bueno a esperar que mañana, a esa piruja mustia le den su
merecido.
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