Capitulo 11.- Noche de bodas
Por: Maria Elena Venant
Manuel pasa como tromba por entre los invitados que galopan
una polea atrapa a Ignacia y casi en volandas la lleva para
que señale el cuarto de su mujer. La criada va aullando (¡Que
escandalosa!). En su recamara, Matilde se ha cambiado a un
vestido color ostra. Entra Manuel y le pregunta que dónde cree
que va. La muy mustia le dice que sólo se estaba cambiando.
Furioso Manuel le revela que sabe de sus planes de fuga. Ahí
Matilde se desboca y le grita que efectivamente se escapa con
el hombre que ama y lo hará “cueste lo que cueste”. ¡Paf!
Cachetadón que manda a la novia, la mesa, el jarrón, y las
rosas al suelo. A la Sra. Fuentes Guerra se le pasa lo gallita
y balbucea “UD. Dijo que nunca me levantaría la mano”. Manuel
iracundo le pide que no le recuerde las estupideces que ha
dicho. Mati rápidamente encuentra soluciones. El matrimonio se
anulará, ella promete, no sabe como, devolverle el dinero a
Manuel. Este le grita “hipócrita” ahora sabe que ella conocía
la deuda que existía entre ambos. Se calma un poco y le dice
que termine de arreglarse. La tarada le pregunta “¿Se va?”.
Manuel la levanta en vilo y le gruñe que se van juntos, que el
la compró, que ella ahora lleva su apellido y que no se le
ocurra jugarle chueco.
Mientras tanto, la chillona de Ignacia le ha ido a contar a su
ama que el nuevo miembro de la familia anda enojado. Baja
Manuel y le ordena a su suegra que lo acompañe al despacho.
Ahí, a solas, le dice que ha comprado mercancía que no es de
primera puesto que Matilde tenía un amante. Le cuenta lo que
Mati pensaba hacer, huir con Adolfo, y le pregunta si El
General lo sabía. Augusta le asegura que no y le suplica que
no le cuente ya que pondría en peligro la vida de Hilario.
Manuel acepta, al salir del despacho, se encuentran con el
General quien les dice que esta muy cansado y quiere
despedirse antes que partan. Manuel hace un esfuerzo por
contenerse ante su suegro. Sixto le dice a su amigo que comete
un error al llevarse a Matilde. Manuel colérico le dice que al
fin y al cabo la compró y de alguna manera tendrá que
desquitarse.
Augusta corre al cuarto de su hija quien le esta contando a la
Tía Pru lo sucedido. Mati le grita su madre que lo único bueno
de su matrimonio es que no volverá a verla. Los esposos
Fuentes Guerra se despiden de los Esposos Peñalvert. Manuel se
ve frió y duro, Matilde llora como Magdalena. Hasta el General
se da cuenta que algo raro sucede. Humberto y la Tía Prudencia
(pobre se quedó sin irse a vivir con ellos) escoltan a la
infeliz pareja al carruaje. Humberto, que nada sabe, se ve
preocupado, porque Manuel parece un endemoniado y Mati hecha
un ovillo dentro del vehículo se ve aterrada. Se van
Humberto entra en la casa y pregunta que ocurrió. Augusta no
quiere contarle. Llega Adolfo enfurecido, se ha cansado de
esperar. Augusta sale del cuarto. Greñaldo le comunica que su
hermana se ha casado y partido de viaje de bodas. Adolfo hecho
un energúmeno quiere saber a donde. Aparece Augusta que en sus
temblorosas manos carga un revolver con el que amenaza al
militar. Este se marcha. Ahora Humberto sabe lo que ocurrió.
Anochecer en el camino. En el carruaje Manuel increpa su
esposa por haberse casado con él. Ella le dice que no tuvo
otra salida. Mati quiere detenerse en una posada. Necesita
refrescarse y parece que quiere hacer pis. Se detienen en un
albergue del camino. La Sra. Fuentes Guerra exige habitaciones
separadas y no quiere cenar. Su marido cena solo. Un criado lo
conduce a sus aposentos y le señala donde duerme Mati. Manuel
cambia de idea y decide reclamar su derecho de esposo. Entra
en el cuarto de Matilde que se despierta sobresaltada. Manuel
cínicamente le dice que no se haga la ingenua que el ya sabe
que no es una jovencita inexperta. Llorando Madame Fuentes
Guerra le dice “¡No puedo!”. El Dr. Fuentes Guerra se
desabotona la camisa y le dice “¡Yo si!”. Matilde le suplica
“Entienda mi estado de ánimo” Su marido se quita las botas y
las deja caer sonoramente en el piso. “¿Entiendes tu el mío?”
Pregunta. ¡Se quita los pantalones!!! (Gran error. Tienen
zipper, artículo que se inventó en el siglo XX) En calzoncillo
y camisa se acerca a la cama y abraza su esposa. Le dice que
lo excita, le exige que lo mire, que sepa que es él y no su
amante quien está en su cama. Matilde aterrorizada le suplica
que no sea cruel. “¡Evíteme esta vergüenza!”, pero Manuel
comienza a besarla muy suavecito y con mucha ternura.
Mañana siguiente. Humberto va a ver al General BC pero este se
ha ido a pelear con los míticos ejércitos de Juan Álvarez a
sitiar la ficticia ciudad de Santiago. Humberto no puede hacer
muchas averiguaciones, puesto que el arresto de Adolfo fue
ilegal. Dicen que lo mejor es que nadie sepa donde esta Mati,
que crean que se ha ido de luna de miel con su marido.
Delfino busca a Ignacia en el mercado intenta hacer amistad
con ella y sonsacarla sobre Matilde. Lo único que saca es que
Mati se fue muy triste. Adolfo se da cuenta que la
sorprendieron.
En el carruaje. Una Matilde abochornada repasa su noche de
bodas y recuerda lo que le que le dijo su tía sobre que era
posible que le gustara hacer el amor con Manuel. Mati se
responde y se cuestiona. “Me gustó. ¡No! ¿O si? ¡No puede ser!
“ Mira a su marido “Lo odio, lo aborrezco”. Como si le leyera
el pensamiento, Manuel le dice que lo pasado no era su idea de
cómo debía ser su noche de bodas. Mati le exige que no le
recuerde lo más desagradable que le ha ocurrido en su vida.
Manuel le dice que por qué no confió en el antes, por que no
le contó que no lo quería. Mati comienza a levantar la voz.
Dice que fue cobarde. Sardónico, Manuel dice que le sorprende
como de pronto ha sacado voz. Mati le cuenta que toda su vida
le enseñaron a obedecer y a pensar que debía casarse con un
hombre de su clase. Manuel la interroga “Adolfo no es de su
clase. ¿Acaso es un peón, un jardinero, un bastardo?”
Indignada, Matilde le dice que es un hombre bueno, culto, pero
pobre. Que no se necesita fortuna para ser un hombre de bien.
Sarcástico, su esposo le dice que le agrada que exprese esos
sentimientos, pero que le molesta que se refiera su amante.
Que no vuelva a hacerlo, porque sino.. Le rodea el cuello con
las manos le romperá “su lindo cuello”. Exasperada Mati grita
“¡Matéeme!, Matéeme!”
En Ciudad Trinidad. Delfino consigue que el Capitán Santiago,
antiguo amigo de Adolfo, se entreviste con el Teniente Solis.
Santiago se sorprende al ver a Adolfo ya que nadie sabía de su
arresto. Le cuenta que Matilde lo anduvo buscando por el
cuartel y que el esposo de ella es Manuel Fuentes Guerra dueño
de San Cayetano.
Los esposos Fuentes Guerra se detienen en el camino. Mati
sigue dengosa negándose a comer. (¡Con razón está tan flaca!)
Manuel le recuerda que el ofendido es él. “Deberías estar
pidiéndome perdón” le dice. Matilde le dice que la deje volver
a su casa. Su padre se encargará de pagarle. Manuel le dice
que a Hilario no le gustará saber que su hija es una
cualquiera. Mati histérica lo cachetea, lo golpea, y lo araña
sacándole sangre de la cara. “Estamos a mano” dice Manuel
Matilde le grita que la deje “¡Ya consiguió lo que quería!” le
grita. Manuel se ríe y la llama ingenua por creer que una sola
noche en su cama basta para pagarle todo lo que le debe.
La Nana Damiana (Beatriz Sheridan) llega a San Cayetano. Esto
molesta las criadas Jacinta y Ceferina. Son mala leche estas
mujeres, no quieren a Antonia, son amigas de Benigno. Delante
de él, se quejan de que Antonia trae gente extraña a la casa
sin permiso del patrón. Maligno riéndose les dice que Antonia
se le ha metido por los ojos a Manuel y que por eso hace lo
que quiere en la Hacienda.
La nana Damiana, resulta tan insidiosa como Maligno. Cuando ve
que su “niña Antonia” vive en la casa patronal insinúa que es
la querida de Manuel. Antonia se escandaliza le dice que no
que Manuel se ha casado con una mujer muy bonita. Damiana dice
que no puede ser más linda que Antonia. Razón no le falta,
Chantal se ve guapísima. Antonia ofrece merienda a la Nana y
le cuenta que Manuel es bastardo, ero le suplica que no le
cuente a nadie. Damiana dice que los padres de Matilde no
deben conocer ese detalle, puesto que las familias principales
no se mezclarían con un bastardo.
Antonia baja a arreglar lo de la merienda y justo llegan los
señores. Ella sale en la oscuridad a recibirlos. Le hace una
reverencia a Matilde que ni la mira. La sagaz Antonia percibe
el rasguño en la mejilla de Manuel.
Ceferina se encarga de llevar a la nueva ama por oscuros
pasillos hasta la alcoba principal. Mati pregunta porque todo
es tan lóbrego y abandonado. ¿Por qué no hay muebles? Ceferina
le dice que así le gustaba a Don Joaquín. Que Manuel quiere
cambiar todo, pero que esperaban que los muebles llegaran
mientras ellos estaban de luna de miel. Mati mira el cuarto y
pregunta dónde esta el retrete (Parece que tiene una vejiga
frágil) y pide que le calienten agua para el baño. Sigue sin
querer cenar. Antonia busca a Manuel en el despacho le
comunica que ha llegado su nana. Manuel se alegra de que
Antonia tendrá compañía. Antonia ofrece volver a comer en la
cocina, pero Manuel se lo prohíbe Las cosas seguirán como
siempre. Le pide que haga que suban su equipaje a su cuarto de
soltero. Antonia corre donde la Nana, le cuenta que los novios
llegaron con cara de entierro. Que Manuel viene con un corte
en la cara y que dormirá solo. Antonia feliz siente que su amo
ya se arrepintió de haberse casado.
Matilde se mete en la tina en camisola (No se rían. Mi abuela
me contaba que a principios del Siglo XX en su colegio en
Francia también las obligaban a bañarse vestidas). Llega
Manuel al cuarto. Cuando Ceferina le dice que el ama no quiso
comer ordena que le suban leche caliente, pan y queso. A solas
se acerca a la puerta de baño y escucha que su esposa llora
desconsoladamente.
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