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Amor Real

Capitulo 18º

Capítulo 18. Matilde definitivamente es una mentirosa compulsiva

Por: Maria Elena Venant

Apuntando a su rival con su rifle, Adolfo se pregunta
¿Y si lo mato?
Corte. Benigno llega muy agitado a la oficina del Alcalde de Barranquillas y anuncia
¡Nos echamos a Nazario y al patrón!
Le cuenta que no pudieron con el administrador, que este es buen tirador y les disparaba “rodilla en tierra como un militar”. Esto sorprende a Quintero y Maligno le informa de lo que sabe sobre el supuesto Felipe Santamaría. Al salir de la Alcaldía, Benigno se tropieza con Prudencia que acaba de llegar y viene toda despelucada como una gallina mojada. Pru le pide que la lleve a la Hacienda y el capataz muy fresco le pregunta
¿Y como quiere que la lleve? Indicando que está a caballo
Pru, rapidito lo pone en su lugar, diciéndole que es la tía de la Sra. Matilde.

En la escena del crimen, Adolfo no mató a Manuel. Han llegado otros peones y en camillas se llevan el cadáver de Rosario y al patrón herido. El mismo Adolfo ayuda a cargar a su rival.

En San Cayetano, Antonia promueve discordia en la cocina (Rebeca ahora si te acepto que es déspota). Como Matilde dispuso que guisaran conejo para la cena, ella exige venado. Jacinta le dice
“Uds. Pónganse de acuerdo. No puedo obedecer a dos patronas”
Antonia exige que cocinen el venado. Llega la Tía Pru. Antonia muy majadera le dice a Jacinta que le avisará a la señora de la llegada de su pariente “cuando se me antoje”

Prudencia, a solas, revisa la planta baja de la casa. Pone unos ojos como platos.
“¡Cuánto lujo!” dice y se acomoda en un sillón a echarse una siestecita. Matilde baja y se lleva la grata sorpresa de ver a su tía roncando en un sillón. Se pone muy feliz de verla. Suben al cuarto la tía le cuenta del saqueo de la hacienda y de la expulsión de Humberto.

Llegan con Manuel herido a San Cayetano. A Benigno lo asusta saber que el patrón no ha muerto. Arriba Mati ayuda a su tía a quitarse las botas y le deja muy en claro que ni piensa quedarse con Manuel. A su padre le dirán (¡Sorpresa!) una mentira. Que a Mati no le sientan los aires del campo. Ceferina golpea la puerta, está muy alterada y pide a la patrona que salga al pasillo. Le comunica que atacaron al patrón. Asustada, Matilde pregunta si está muerto. Corre a verlo, Adolfo esta a los pies de la cama del patrón. Le dice a Mati que no se preocupe. Mati se horroriza al ver la herida. Al ver la preocupación que Matilde expresa por Manuel, el rostro de Adolfo se contrae de dolor. (Excelente actuación de Mauro Islas en este capítulo).

En la cocina, le informan a Rosario que Manuel ha sido herido. La pobre casi se desmaya. Ofrece subir con el agua que necesitan para limpiar al herido. Matilde lava la herida. Desperada le habla su marido inconsciente.
“¿Dime que hago?” “¿Cómo te ayudo?” “¡No quiero que te mueras!”
Se abraza a el llorando. Antonia irrumpe en el cuarto histérica. Quiere acercarse a Manuel y empuja a Matilde. Quiere atenderlo. Furiosa, Matilde la corre Llega Rosario, que intenta separarlas. Histérica, Antonia grita que Matilde no lo quiere, que le hará daño y que a ella solo le importa Adolfo. Matilde le da una cachetada. Antonia insiste en atender a Manuel. Mati, exasperada, le pide a su tía que la saque del cuarto. Ni corta ni perezosa, la Tía Pru saca a empellones a Antonia del cuarto.
Antonia va a su cuarto desperada. Por un lado esta sinceramente preocupada por Manuel. Por otro teme que su escenita le cueste el puesto. Damiana le dice que ha cometido una gran imprudencia (hace rato que Antonia esta haciendo pis fuera del tiesto. No usa su cabeza). Dice que no quiere que Manuel se muera. La Nana le dice que recen. Se hincan a orar.

El médico llega y le extrae la bala al herido, pero Manuel esta muy débil por la perdida de sangre. Mati llora y llora. En la capilla, Rosario llora y reza por su hijo. Parte el corazón esta mujer.

Adolfo le cuenta a Delfino que reconoció a uno de sus atacantes. Era Benigno. Le dice que no saben que líos se traiga con Fuentes Guerra. Delfino le pregunta por qué no mató a su rival cuando tuvo la oportunidad. “No pude” responde Adolfo. Llega el Alcalde a inquirir por la salud de Manuel. Lo recibe el “administrador” Adolfo comenta que quizás querían matar a Manuel, y no eran simples bandidos. Pero el Lic. Quintero le indica que nadie sabía que ellos estarían en el Paso del Coyote. Baja Matilde con las mangas arremangadas y un lavatorio en la mano. Saluda a Quintero que galante se pone a sus órdenes. Al salir la Sra. Fuentes Guerra, al Alcalde se le escapa un “Es una real hembra”. Adolfo se enfurece ante el comentario. Al retirarse de la Hacienda El Lic. Quintero cubre de insultos a Benigno por haber dejado a Manuel y a Adolfo vivos. De lejos Delfino presencia esa discusión.

Matilde y Adolfo vuelven a encontrarse en la escalera. Ella le pide que se vaya. “Lo nuestro se acabó” le dice. El sospecha que ella ama a Manuel. Ella se indigna ante esa suposición. Sale Damiana y los ve tomados de las manos. Adolfo finge consolarla y le dice que su esposo se va a reponer. Damiana va a ver a Antonia que se pone compresas frías para quitarse el dolor de cabeza. Damiana le cuenta como encontró a esos dos agarraditos de la mano. Algo hay entre el ama y el Administrador.

Esa noche los peones se reúnen bajo la ventana del cuarto de Manuel, preocupados por él. La Tía Pru pregunta a Mati como supo Antonia de la existencia de Adolfo. Esta mira con rencor a su marido dormido y dice que el le contó, que no esperaba que fuera tan indiscreto. Le cuenta que Antonia es la querida de Manuel, que ella los sorprendió abrazados, que cree que eran amantes antes de casarse ella con Manuel y que los han visto besándose. Prudencia le pregunta quien le contó. Mati le dice que fue Rosario
(¿Cómo esperan que me guste Matilde? Miente sin necesidad, le oculta a su tía algo obvio que pronto descubrirá, que Adolfo está en la hacienda, y no le importa manchar la reputación de una inocente dejando a Rosario como una chismosa. A Matilde se le hace fácil mentir)

La Tía Pru al ver la preocupación de su sobrina por Manuel, le pregunta si lo quiere. Matilde enojada dice que no. Solo siente lastima por el. Prudencia se queja de dolores en la”rabadilla y el cogote” y se va a dormir. Antes le pregunta a Mati ¿Y de “aquel”? “¿Has sabido algo?” Matilde fría dice que no, su tía no le cree. Enojada, Matilde grita “¡No estoy mintiendo!” (¿Cómo que no?)

Delfino le cuenta Adolfo de la discusión que presenció entre el Alcalde y Benigno. Llegan a la conclusión que los asaltantes no eran meros bandidos, sino gente que buscaba matar a Nazario. Adolfo le dice a Delfino que no le desea la muerte a Manuel y que en otras circunstancias, podrían haber sido amigos. Delfino se sorprende, esta hablando del hombre que le robó la novia. Adolfo triste dice que el destino y la vida le arrebataron a Matilde.

A solas, Rosario besa y acaricia a su hijo. La pobre mujer no puede evitar el llanto. Llega Matilde. Su suegra le dice que Manuel arde en calentura. Ambas se quedan a velarlo.

A la mañana siguiente llega el Padre Urbano. Mati esta dormida en una silla. Rosario llorando le cuenta al sacerdote como Felipe Santamaría salvó la vida de Manuel. Rosario y el padre están muy preocupados. Se abrazan. Mati abre los ojos y los mira (¡Anda mal pensada! ¡A ver que calumnia les inventas!)

Esa tarde es el entierro de Nazario. Vestida de luto, Mati se dispone a ir en representación de su esposo, pero no quiere dejar a Manuel. Prudencia y Rosario se ofrecen a cuidarlo. Cuando quedan solas, Rosario comenta que Manuel quiere mucho a Mati. Irónica, la Tía Pru dice que no entiende el amor de los hombres infieles. Rosario acalorada dice que el patrón no es de esos. Sorprendida, Pru le dice “¿Acaso tu misma no lo viste besándose con Antonia?” Rosario lo niega indignada “Le juro..” dice y se interrumpe. No quiere dejar a Mati en evidencia. Prudencia repite su pregunta. Rosario contesta cabizbaja “No sé, no recuerdo”.

La Tía Pru baja a la cocina y comienza a hacer buenas migas con Jacinta. Le pregunta por Manuel y Antonia. Jacinta le dice que Antonia ama a Manuel, pero no cree que sean amantes.

A Solas, Rosario sigue besando a su hijo. Llega Antonia. Seca, Rosario le pregunta porque no está en el entierro. Antonia le dice que más le importa Manuel. Rosario le recuerda que es un hombre casado. Torpemente, Antonia inatenta sobornar a Rosario para que la ayude esta se niega. ¡Estas de su lado! Le grita Antonia, y le dice que apenas se vaya Matilde, la correrá de la Hacienda.

Llega el médico, la herida de Manuel está supurando. Este despierta llamando a su esposa “Matilde, Matilde”. Ve a Antonia. Esta le dice que no saben donde esta Matilde. Le sonríe.

Matilde sale del funeral y es seguida por Adolfo a quien a su vez sigue Damiana. Llegan a la casa y se ponen a platicar en la escalera. Mati le pide que no la comprometa. Teme que Damiana sospecha algo. Adolfo le dice que Benigno le disparó a Manuel y no debe dejar que se acerque a su marido. Le cuenta que Benigno quería matar a Nazario. Damiana escucha todo. La tonta de Mati sólo atina a decir que pensó que Adolfo odiaba a Manuel. Este dolido, le pregunta si acaso se ha olvidado de cómo era. Jamás le ha deseado mal a ningún ser humano (Verdaderamente Matilde es un ser superficial y probablemente nunca llegó a conocer a Adolfo) Adolfo vuelve con lo mismo. Ellos se quieren “Te voy a llevar de aquí”. En ese momento llega Antonia y la Tía Pru. Esta ultima grita a Matilde “¡Has perdido el juicio!” “¿Cómo permites que este hombre esté aquí?”