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Amor Real

Capitulo 2º

La Saga de unas Escrituras

Por: Maria Elena Venant

Humberto apesadumbro deambula por las Calles de Ciudad Trinidad (que parece ser una disfrazada Cuernavaca). El tan atildado pisa una posa de agua sucia y se mancha. Parece un personaje de Dickens. Llega su casa, y al amparo de la noche sustrae las escrituras de la mansión Peñalvert y se las lleva al usurero quien le da una suma ínfima.

Al día siguiente, un Humberto más tranquilo platíca con su hermana que esta ocupada en menesteres de jardinería. Antes la habíamos visto apalear el piano. ¡Es un dechado de virtudes esta chica! Picara, Matilde le pregunta su hermano quien es el cotizado soltero que ha dado pie a la fiesta que organiza su madre. Humberto le dice que a pesar que ella finja no interesarse en los hombres, él sabe que tiene un amor secreto. Mati le confesa la verdad a su hermano, que se desilusiona al saber la pobreza del pretendiente de su hermana. Matilde le suplica que no cuente su secreto.

Manuel visita a Ezequiel y lo confronta con su robo y le exige que le devuelva el dinero que se ha guardado de las ventas del ganado. Ezequiel desesperado dice que ha quedado pobre después del préstamo que le hizo al joven Peñalvert y ofrece las escrituras como parte de pago. Manuel las acepta. En su casa de la ciudad, Manuel y Sixto interrogan a un criado sobre los Peñalvert y Beristain. El hombre se deshace en alabanzas sobre esta fina y aristocrática familia. Cuando se retira, Manuel se ríe. Tan bonita familia y un hijo roba las escrituras de la casa y las empeña para cubrir las dudas de juego. Sixto le pregunta que planea hacer con los documentos. Manuel pone cara malévola.

Durante la cena. Sixto y Manuel discuten de política. Sixto teme que ahora que Manuel es rico abandone sus ideales. De la plática comienza a emerger en que época transcurre esta historia. Se habla de Alvarez y su partido. Probablemente se refieren a Juan Alvarez quien junto a Ignacio Comonfort formasen un gobierno interino durante uno de los muchos vacíos de poder que dejó Santa Anna (circa 1855). Más tarde Augusta y su marido hablan del General Baranda. ¿Se referirán al Gen. Pedro Baranda que fue gobernador provisional de Morelos en 1862?

Manuel y Sixto visitan el Casino. Manuel usa un largo abrigo de gamuza (piel en México/suede en inglés). Humberto lo ve y se burla de él a toda boca. Alguien le sopla que es el hijo de Don Joaquín. Humberto se deshace en disculpas y elogios, y promesas de amistad. Manuel lo mira burlón. Permítame ofrecerle una copa” dice Humberto ¿Tiene con que pagarla? Le pregunta irónicamente Manuel.

Humberto le cuenta su madre que Manuel es un zafio y un tonto. Igual lo invitan al baile. Mati tata de preparar a su padre que se va de viaje sobre su posible compromiso con Adolfo. Lo único que consigue es que el General sospeche que tiene un romance oculto y le ponga vigilancia. Augusta le pregunta a Humberto si sabe algo del romance de su hermana, pero el no le cuenta nada.

Gran noche del baile. Llega Manuel muy arreglado. A Augusta le causa muy buena impresión. Toda la noche Humberto y ella se la pasan haciéndole venia a Manuel. Este en cambio, desprecia la fiesta, desprecia los invitados y a sus anfitriones. Detesta su hipocresia, su despotismo. Pero esta deslumbrado por Matilde vestida entera de blanco con un hilo de brillantes en el pelo. Bailan. Finalmente Augusta decide hablar con Manuel. Consigue arrinconarlo a solas y comienza a hablarle de su familia. Apenas conoció a Don Joaquín, pero si conoció a su madre. Manuel la interrumpe “Esa señora no era mi madre” “Ah su padre se casó de nuevo” “No” “No entiendo” “soy un Bastardo” “¿B-Ba-Ba-Bastardo?

Corte al día siguiente. Augusta furiosa dice que no permitirá que su hija se case con ese individuo cuya sangre desconoce. Humberto envuelto en una preciosa bata de seda china celeste le dice que las sangres son todas iguales. Igual, Augusta sigue firme. Ahora quiere casar a su hija con un Don Celestino del Valle un anciano muy rico pero muy mal oliente. Humberto, que sufre los efectos de la resaca de la noche anterior, sigue apoyando a Manuel como candidato para cuñado. Llega el General que le grita a Humberto que no se le acerque hasta que no se corte las greñas. Don Hilario (asi se llama el General) le cuenta su mujer que la helada arruinó la cosecha y que su último recurso es hipotecar la casa. Lleno de pánico Humberto arrincona su madre y le cuenta la verdad.

Humberto y su madre van donde Ezequiel con una bolsa de alhajas a recuperar las escrituras. Este les revela que ahora las tiene Manuel. Entretanto Adolfo regresa y como Mati no puede salir sola, salta la barda de la casa para hablar con ella. Acepta hablar con El General, aunque sabe que será inútil. De su conversación transpira un hombre un poco cobarde, bastante conservador y pesimista.

Humberto visita a Manuel en la mejor escena del capítulo. Manuel sabe a lo que viene, pero maneja la situación como un experto titiritero. Humberto comienza con una jovialidad forzada a decirle que a nadie le importa su origen ilegitimo. Manuel sabe que miente, pero no dice nada. Su rostro en calma, pero inescrutable. Poco a poco obliga a Humberto a despojarse de todas sus caretas. El joven Peñalvert confiesa que su familia está arruinada, que el es un jugador empedernido, que empeñó las escrituras de la casa y que esta ahí para recuperarlas. Le pasa la bolsa con joyas de su madre. Ahí Manuel da el golpe. A el no le interesan las joyas, lo que quiere es la mano de Matilde.

Capitulo fascinante, muy bien hilvanado. Soberbias actuaciones de PapiFer y Neto. Este casi se come el capitulo con sus tete-atete con su madre que es mas cómplice y camarada. En un momento la cámara se aleja de ellos y enfoca una araña que teje una tela. Eso son arañas tejiendo redes para atrapar a Matilde, pero Manuel les resultó una araña más grande