Capitulo32. Si él 31 estuvo bueno… ¡Esperense a éste!
Por: Maria
Elena Venant
Silvano le entrega a Manuel la carta de Adolfo. En ella éste le
dice a Fuentes Guerra que quiere encontrarse a solas en El Chico
para comentarle las razones tras su extraño comportamiento.
Manuel decide ir. Se refiere a su ex administrador como “un tipo
raro, hosco”
“¿Y a ti qué?” le dice Silvano
“Me intriga. Me pide que vaya solo”
“¿Y si te mata?”
Manuel se sorprende ante la idea. No hay enemistad entre él y
Santamaría
“¿Y tu mujer?” Silvano alude a la extraña amistad entre Matilde
y Felipe
Manuel se indigna ante la sugerencia “No vuelvas a poner en duda
la decencia de mi mujer”
Debido a este altercado, Manuel llega a la merienda con un humor
de perros. La Tía Pru comete la inPRUdencia de preguntar si irán
a la boda de “Betito”
“No sé” contesta de mal talante su sobrino político
Prudencia sigue hablando como cotorra. Mati nota que su marido
esta enojado
¿Estás de malas? Pregunta “¿Pasó algo?
“No pasó nada” pide disculpas y se levanta de la mesa.
Manuel se dispone acudir a la cita. Silvano le da un revolver
“Por si las moscas” le dice. Apenas se aleja el médico, Silvano
pide que le traigan un caballo y parte tras de él.
Por el bosque y a pie avanzan Adolfo y Remigio. El alcalde esta
de animo preguntón
“¡Ya suéltelo! ¿Qué lío se traen con el Doctor? ¿Por qué Don
Manuel lo anda buscando?”
“No sé” responde hosco Felipe
“¿Es algo de mujeres?” El Alcalde recuerda que Santamaría y
Matilde son de Ciudad Trinidad. Se ríe
“¿Hizo tarugo al doctorcito con su vieja?”
Manuel llega al lugar de la cita (¡Que bien cabalga Colunga!)
Desciende del caballo. Quintero y Adolfo están en una peña
arriba de él. Remigio lo ve primero
“Ya llegó el desgraciado. ¡Órale! ¿Qué espera?”
Adolfo apunta a Manuel con su rifle. Quintero desenfunda su
revolver y se lo pone cerca de la sien. Solís lo mira extrañado
“No se apure. Es por si falla” dice Quintero
Adolfo dispara y dispara mal. La sorpresa hace que Manuel caiga
al suelo. Silvano siente el balazo y espolea a su caballo
Quintero esta furioso
“El tiro salió desviado. ¡Lo hizo adrede!
Adolfo apunta y.. Segundo balazo
“¡Que no le hayan pegado a Manuel!” suplica Silvano
Manuel esta bien. El balazo ultimó al maldito Quintero. Adolfo a
su lado lo observa con el arma en la mano. Llega Silvano que lo
encañona con su rifle
“¡Bájela o le juro que lo mato!” Solís obedece. Silvano llama a
Manuel que certifica la muerte del alcalde. Adolfo le explica
que Quintero lo obligó a tenderle una trampa al médico y por eso
tuvo que matarlo
“Me ofreció dinero para hacerlo. Fingí aceptar”
“¿Por qué no me lo dijo?”
Adolfo dice que prefirió hacer las cosas a su manera
“¿Se da cuenta del problema en qué está metido?
Manuel quiere saber que motivos tenía Quintero para matarlo
“Me dijo que UD. Le estaba dando lata” dice Adolfo
Manuel decide volver a la hacienda para que vengan a buscar el
cadáver. Le dice a Silvano que él y Adolfo lo sigan. Silvano
sigue apuntando a Adolfo con el rifle
“Si trata de escapar, me lo echo”lo amenaza
En la Hacienda los Heredia vuelve a llegar Catalina en su
calesita luego de otro de sus paseos artísticos. Su hermana
María Fernanda le reprocha la salida. Su madre le ha prohibido a
Cati salir sola
¿Por qué no me esperaste? Es la última vez que te tapo”
Gregorio Heredia ha vuelto de su viaje. Saluda con mucho amor a
sus hijas Catalina le cuenta de la visita de Fuentes Guerra.
Gregorio le dice a Clara que el lic. Márquez le prometió mandar
un inspector a revisar los manejos de Quintero. Su esposa le
dice que no están seguros de la culpabilidad del alcalde.
Heredia comenta que igual no pueden quedar a merced de unos
delincuentes. Anuncia que al día siguiente ira a San Cayetano
¿Puedo ir?” pregunta su hija mayor ilusionada
“¿A hacer qué?” dice su madre
“A visitar a Doña Matilde que debe estar muy aburrida”
Gregorio se preocupa “Te hacen daño esos viajes largos”
Manuel llega a su casa y le cuenta a Mati que Felipe mató a
Quintero
“Remigio quería asesinarme”
Matilde se agita “¡Te salvó la vida! Por favor. No lo
entregues”Manuel no piensa hacerlo, pero le molesta la
preocupación de su esposa
“¿Por qué te afliges tanto?”
“Deberías estarle agradecido” le reprocha Mati.
Manuel dice que ayudará a Felipe aunque las circunstancias en
que ocurrieron los hechos no lo convencen.
Llegan Silvano y Felipe. Adolfo esta de mal humor y a todo
contesta de mal talante. Manuel quiere saber quien más sabe de
este plan. Solo Delfino. A Fuentes Guerra se le ocurre inventar
que él en compañía de Adolfo encontró el cadáver.
“No le van a creer. Nos vieron salir juntos de la Alcaldía”
Manuel le dice que es la segunda vez que le salva la vida y no
va abandonarlo. Adolfo mohíno se retira. Manuel le pide/ordena
que no abandone la hacienda.
Silvano lo ve ir “Limosnero y con garrote”. Comenta despectivo
Llega al pueblo el cadáver del Alcalde. Los peones de San
Cayetano le explican al Sargento Quintanilla (nuevo personaje)
que Don Manuel lo encontró en el Chico
“¿Quién lo mató? Pregunta el Sargento
Le dicen que Santamaría. El Sargento recuerda haber visto a
Quintero y a Felipe salir juntos de la alcaldía. Le pregunta al
ayudante de Quintero quien nervioso dice “Yo no sé nada” Delfino
escucha todo y se aleja del lugar.
En su cuarto, Matilde esta loca de desesperación. Su tía la
regaña por su excesiva excitación
“De veras has perdido el juicio. ¿Crees que Manuel es flojo de
entendedera?”
“Me dio miedo que lo entregara” dice la agitada Mati
Entra Manuel. La tía sale corriendo
“¿De qué estaban hablando?”
“De lo sucedido” dice Matilde tratando de calmarse
“¿Te preocupa mucho?”
“No me parece justo lo que sucede. ¿Preferirías que Santamaría
te hubiera matado?”
Manuel le reitera que agradece y ayudará a su ex administrador,
pero añade
“No me gusta que mi esposa demuestre un interés tan exagerado
por otro hombre”
Le recuerda que la suerte de su hermano no la alteró tanto.
Delfino llega al galope a San Cayetano. Encuentra su amigo, en
el suelo de su casa
“¿Qué pasó? Van a venir por ti ¿Por qué lo hiciste?”
“No soy un matón”
“Pero eres militar y los militares matan si lo ordena su jefe”
“Pero Quintero no era mi jefe. Además Matilde lo quiere (a
Manuel)
“¡Te me ablandaste!”
Furioso, Adolfo se incorpora
“¿Sabes el trabajo que me costó arrancar de mi corazón a
Matilde? “¿Sabes cómo me sentí?”
Le dice que Manuel es un hombre decente, de otro modo le
arrancaría a Matilde. Le cuenta que Manuel dirá que estaban
juntos cuando mataron a Quintero.
“Es un cuate derecho” comenta Delfino
Silvano le cuenta a Rosario como ocurrieron los hechos. La pobre
se horroriza al saber que Quintero pretendía matar a su hijo.
Comenta que es la segunda vez que Adolfo le salva la vida. A
Silvano, el tal Felipe no le acaba de gustar
“Me cae mal. Ni las gracias le dio a Manuel”
Llega Quintanilla con un piquete de hombres a detener a Adolfo.
Manuel sale a recibirlos en la entrada de la hacienda
“¿Qué se les ofrece?”
El Sargento le explica que vienen a detener a Felipe Santamaría
por sospechoso de haber matado a Quintero ya que fue el último
en verlo con vida. Fuentes Guerra les echa el cuento de que
Adolfo y el descubrieron el cadáver
“No le permito que dude de mi palabra” le dice a Quintanilla.
Este insiste en llevarse a Felipe
“No se va a llevar a nadie” dice Manuel “¡Retírese!”
“Tengo un deber que cumplir” dice el Sargento
Manuel le dice que cuando le traiga una orden judicial le
permitirá la entrada a su hacienda. Acto seguido ordena a sus
peones que apunten a los rurales, quienes se alejan.
Rosario intenta consolar a la desolada Matilde en su cuarto
“¡No se aflija, Niña!”
“No es justo” solloza su nuera “Adolfo es bueno, noble. Vino por
mi”
“UD. Se tiene que sosegar. Los hombres son celosos. Si su marido
la ve ¿Qué va a pensar?”
Manuel le dice a Santamaría que si le traen una orden, se verá
obligado a entregarlo
“Me tengo que ir esa noche” dice Adolfo
Manuel le advierte que los rurales están esperándolo en el
camino
A Silvano se le ocurre una idea. Todas las noches le llevan una
carreta de víveres al padre Urbano. Quizás Adolfo pueda ir
oculto en la carreta.
Adolfo se despide de Delfino quien pregunta
“¿Y yo qué?”
“A ti nadie te busca. Te voy a dar la mitad de mi dinero”
Delfino no quiere el dinero. Quiere acompañarlo
“No te conviene venir conmigo. Mejor cada quien por su lado”
Con tono amargo Delfino dice “CREI que éramos amigos”
“Lo somos” le responde Adolfo “A lo mejor algún día nos volvemos
a encontrar”
Arrodillada ante un cuadro de la Virgen, Matilde reza
“¡Madrecita ayúdalo!”
Rosario entra y le dice que se llevarán a Adolfo en una carreta
Matilde quiere despedirse de Adolfo. Le suplica a Mati que la
ayude. La madre de Manuel, esta vez es firme y se niega a
ayudarla.
En la cocina Ceferina les cuenta a Damiana y Antonia los hechos
y que se cree que Felipe mató al Alcalde.
Antonia se alegra de a muerte de Quintero “Era un sinvergüenza”
Ceferina comenta que la señora lo ha tomado mal. Esta encerrada
en su recamara y solo se comunica con Rosario que anda de
“mandadera”. Ceferina enojada hace un aspaviento y bota el
frasco de sal al suelo. Jacinta se agita al ver la sal
desparramada. Es señal de mal agüero.
Llega la hora de la partida de Adolfo. Manuel estira su mano
“Qué tenga suerte”
Adolfo la estrecha “Mis mejores deseos para usted y para su
esposa”
Algo en la voz y el contacto de Adolfo inquietan a Manuel
En su hacienda, los Heredia hablan de Catalina. En su viaje a la
capital, Gregorio ha aprovechado de consultar una eminencia
médica, pero no trae esperanzas
“No podemos esperar milagros. La tisis es incurable”
“La he visto mejor “dice la pobre Clara
“El mal la esta consumiendo” dice Gregorio mas realista.
Catalina, escondida escucha esta terrible revelación. Va a su
cuarto y de rodillas en el suelo da rienda suelta a su llanto
(¡Pobre pajarito!)
Manuel se encuentra su esposa en la escalera
“Ya se fue “le dice
“¿No habrá peligro?” pregunta Mati
“El insistió en irse esta noche”
Manuel exige saber la verdad
“Quiero saber que había entre Santamaría y tu”
Su mujer evade su mirada “Nada. Unas pocas palabras”
“Muchas palabras”
“Ya basta” grita Matilde “Es por la desconfianza que me tienes.
No puedes perdonarme lo que hice y nunca lo harás” Sube
(¡Ay Matilde! Se te está acabando el tiempo y cada palabra
desubicada, cada mentira, cada reproche se volverán contra ti
como agujas)
Silvano sale de la hacienda conduciendo una carreta llena de
heno. Entre la paja bien oculto va Adolfo. Lo detienen los
rurales. Lo obligan a descender y registran la paja enterrando
en ella las culatas de sus rifles. Nada encuentran. Entonces
frustrado y maldadoso un soldado golpea al caballo. La carreta
sale despedida se desbarranca y de de ella surge un Adolfo que
corre hacia el bosque con los rurales persiguiéndolo y
disparando. Una bala roza su brazo.
Manuel esta en su despacho y entran a verlo Urraca Mayor y
Urraquita amateur.
“¿No le han servido la cena?” pregunta Antonia
“No tengo hambre”
Damiana comenta que Matilde “otra vez está indispuesta”
Antonia menciona lo extraño que era Felipe, poco amistoso. No
hablaba con nadie
“Con la señora si hablaba” comenta Damiana
Manuel se para enojado y se va.
Es de noche. Matilde en camisón es aconsejada por su tía
“Te tienes que controlar”
“Tengo miedo”
“Ya te salvaste y ahora lo vas a echar todo a perder”
“Por favor entiéndeme”
“Me dijiste que ya no estás enamorada de Adolfo”
“Le tengo cariño. Le salvó la vida a Manuel”
“¡Esa cantaleta ya me la sé! ¿Qué va a ser de ti si Manuel se
entera de la verdad?”
“O me echa o me mata”
“¿Y si estas esperando?”
A Prudencia la preocupa que Manuel ponga en duda su paternidad.
Esto horroriza a Mati
“¡No puede pensar eso!”
“Por eso debes sosegarte. Piensa en lo desgraciados que serían
tú y tu hijo”
“UD. Tiene razón”
Silvano llega donde Manuel
“¿Qué pasó?”
¡Nos cacharon!
Le cuenta lo que sucedió y como Adolfo escapó perseguido por
Quintanilla y sus hombres
“Anda a Barranquillas” ordena Manuel “Y no vuelvas hasta que
tengas alguna noticia”
“Manuelito” dice Silvano contrito “No fue mi culpa” Manuel lo
entiende, le dice que ordene que todos mantengan la boca cerrada
“Santamaría se fue por su cuenta”
Adolfo logra llegar hasta la hacienda de los Heredia.
Quintanilla y sus hombres llegan tras el él. Quintanilla
solicita permiso de Heredia para registrar la propiedad. Le
cuenta que Santamaría mató a Quintero.
Adolfo llega hasta la casa. Encuentra una cuerda que pende del
techo (parece que de una campana) la sujeta y sube por ella
hasta un balcón. Lo abre y entra en una pieza. Horrorizado
descubre que es la recamara de Catalina que duerme en su cama.
Se acerca y la despierta tapándole la boca,
“Me están buscando. Apenas se vayan me voy”
Quintanilla se acerca a Heredia. Han buscado por toda la
propiedad y no han hallado a Santamaría. Creen que esta en la
casa y solicita permiso para entrar.
“De ninguna manera” le dice escandalizado Heredia. El mismo
registrara la casa.
“Las niñas” grita María Clara. Su esposo la manda checar el
cuarto de Fernanda y el irá a revisar el de Cati.
Adolfo le cuenta lo sucedido y como mató a Quintero a Catalina.
Esta se horroriza ante la ruindad del alcalde. Tose.
“Tápese” le dice Felipe y la cubre con una cobija tocando
levemente su cuerpo.
Tocan la puerta. Es Gregorio
Manuel vuelve a cubrirle la boca a Catalina
“No le diga nada se lo ruego”
Gregorio grita
“¿Estas bien?”
“Si papá. Ahí voy” responde Catalina mientras esconde a Adolfo
en el baño.
Abre la puerta. Esta tosiendo mucho. Su padre le dice que no
duerma con la ventana abierta. Le cuenta que hay guardias
buscando a un forajido. Que el también pondrá peones cuidando la
casa. Se va
Adolfo sale del baño
“En un rato me voy”
Catalina le dice que no puede irse. Hay guardias vigilando la
propiedad
“No puedo quedarme”
A Cati se le ocurre que se quede hasta la mañana y que ella
encontrara un modo para que escape
“¿Por qué me está ayudando?”
“Porque creo que usted es un buen hombre”
“Usted es la buena” Adolfo la mira con admiración “Vuelva a
acostarse”
Catalina nota que está herido y procede a curarlo
Matilde ya en su cama finge dormir. Entra Manuel en ropa
interior y se tiende a su lado y comienza a leer un libro. Ella
se da vuelta y se le acurruca a su lado. El la abraza
“No quiero que estemos enojados” dice ella
“Yo tampoco” dice su esposo “Siento que hay algo dentro de ti.
Algo oculto”
“Hay muchas cosas dentro de mi. Mucha vergüenza. Mi madre y mi
hermano. Nos hemos portado mal contigo. No merezco tu cariño”
Manuel la consuela, el amor no se merece “Yo te amo Matilde”
“Pase lo que pase Manuel, yo siempre te amaré”
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