Capitulo 31. ¡CAPITULAZO!!
Por: Maria
Elena Venant
En la Alcaldía, Remigio Quintero espera la respuesta de Adolfo.
Entra el ayudante y le dice que la Señora Fuentes Guerra vino a
preguntar por el prisionero.
¿A poco la Doña vino personalmente?
La hacen pasar a ella y a la Tía Pru. Mati y Adolfo intercambian
una intensa mirada. El le dice
“Agradezco su interés señora, pero no se preocupe. Se trata de
un malentendido”
Quintero hace que retiren al preso. Mati furiosa le pregunta al
alcalde las razones del arresto. El le dice que tanto Santamaría
como Delfino son “sospechosos” (no especifica de que) Mati
pregunta de que se sospecha
“No se lo puedo decir”
¡Vámonos! dice la Tía
Matilde sigue (está magnifica) quiere que el Licenciado le
explique por que es queAdolfo habló de un mal entendido.
“Este hombre no te va a decir nada” dice Prudencia “¡Vámonos!”
“Escúchela” aconseja Quintero
“¡No, no me voy a ir!” Grita Mati “hasta que me diga la verdad”
Al parecer Quintero no soltó prenda, puesto que la próxima
escena es de Matilde y su tía en la calle. Prudencia esa muy
alborotada
“Eres una insensata” recrimina a su sobrina “¿Quieres ponerte en
evidencia? ¿Lanzarte al arroyo?
La atribulada esposa de Manuel camina hasta al carruaje donde
las espera Silvano, cuando se les cruzan Humberto y Renato.
Humberto pregunta qué hacen ahí. Matilde como una leona se
arroja sobre su hermano gritando que arrestaron a Santamaría
“¡Por tu culpa!”
En la celda, Delfino aconseja a su amigo que acepte la
proposición de Remigio
“¡Ni lo pienses! ¡Hazlo!
“No puedo matar a un hombre a sangre fría”
Delfino le explica que si no lo hace o los mata Manuel al saber
la verdad “o nos afusilan en San Juan de Ulua”
Sonriendo Adolfo dice “Vino Matilde Hablo con Quintero”
“Piensa en ella” le aconseja Delfino. Si Manuel se entera a ella
“le va a ir como en feria. En cambio si te lo echas. Se terminó
todo”
Renato y Greñaldo vienen a la alcaldía a reclamar el arresto de
Adolfo
“Usted no puede detener sin pruebas” Gruñe Humberto
“Soy la autoridad” se empluma Remigio
“La autoridad” Renato se parte de la risa “UD. Es un empleadillo
que se aprovecha de los zopencos”
“¡Me está ofendiendo!” grita Quintero
“Usted ofende nuestra inteligencia” dice Renato
Humberto aprovecha de sacar a relucir el nombre de su padre. El
Alcalde se burla. Con el nuevo gobierno el General Peñalvert ya
no tiene poder. Renato le responde diciendo que su cuñado es
Ramón Márquez. Al ayudante al oír el nombre se le caen los
libros. El Alcalde pone cara de compungido. Les inventa que se
sospecha que Santamaría y su criado están coludidos con los
cuatreros.
Ya en la calle, Humberto sospecha que hay verdad en las palabras
de Quintero. Eso explicaría la huida de Adolfo y su promesa de
volver en unos días, luego conseguido el dinero.
Renato no lo cree “Es un militar. Un militar de carrera”
“¿Y qué? Nosotros somos la crema y nata de la sociedad y también
robamos
El maldito alcalde ya tiene un plan. Solís mata a Fuentes
Guerra. El mata a Solís y lo acusa de ser cuatrero.
Es de noche, y Manuel ha regresado a San Cayetano. Los peones lo
informan del arresto del administrador. Ceferina le dice que la
señora fue al pueblo a averiguar. Manuel pone cara de enojo y
parte al pueblo.
De Barranquillas vuelven Matilde, su tía y Silvano. Adentro de
la carreta Prudencia aconseja a su sobrina. Debe confesarle la
verdad a Manuel
“Cuéntale todo desde un principio”.
Aparecen Manuel y sus hombres. Mati pone cara esperanzada al
verlo.
Se ve muy bonita Adelita con esa luz azul. Me recordó a Winona
Ryder en Mujercitas
Molesto Manuel reprocha a su esposa
“Fue una imprudencia”
“Manuel” dice su mujer “Quiero que hablemos ahora”
“Después” gruñe Fuentes Guerra y sigue hasta Barranquillas.
En la cocina de San Cayetano, Damiana interroga a Ceferina. ¿Iba
muy enojado Don Manuel? Rosario regaña a la criada por contarle
lo de Matilde. Igual se iba a enterar dice Ceferina.
Damiana sale al corredor y se encuentra con Antonia. Se queja
del calor con que Rosario defiende a Matilde como “si la hubiera
parido”. Ambas concuerdan que la criada des ladina y mentirosa.
Damiana cree que hay algo oscuro en el pasado de Rosario.
Comentan la preocupación de la señora por el administrador.
Seguramente se conocían de antes. Toñita le cuenta su nana que
todos los días se encuentra con Renato quien infaltable mente la
interroga por Santamaría.
Matilde llega En su cuarto solloza. Quintero va a contarle todo
a Manuel
“No hay que perder las esperanzas” la consuela Pru
“Esta vez Manuel no me va a perdonar ¡Se acabó todo!”
En la celda, Delfino sigue argumentado para convencer a su amigo
“¿Qué tan bueno eres con la pistola? Tu puntería debe ser mejor
que la de Manuel. Si no quieres hacerlo en frió. ¡Suéltale todo!
Comenzado el pleito, desenfundas tu primero”
¡Llega Manuel a Barranquillas! Todo este capítulo tiene sabor a
western. Manuel con su poncho parece Clint Eastwood. El ayudante
del Alcalde lo ve llegar. Lo mira asustado. Manuel mira con
furia a la alcaldía. Parece un dragón depuesto a consumirlo todo
con su fuego. Manuel desciende de su caballo.
El ayudante llega pataleando donde Remigio
“¡Don Manuel acaba de llegar!”
Quintero se levanta de un salto
“¡Entretenlo tantito! ¡Cómo sea!”
Baja a ver a los prisioneros. Les avisa que Fuentes Guerra ha
llegado
“¿Le dijo quien soy?” pregunta Adolfo
“Todavía no”
“¡Está bien! ¡Aceptó!” dice decidido el falso administrador
“Es lo mejor para todos” le dice el alcalde. Ordena que suelten
a Adolfo, pero Delfino se queda. Es su única garantía de que
Solís cumplirá con el trato.
“Me quedo. No te apures” dice Delfino
Quintero le dice a Adolfo que el cuento que les ha echado a
todos es que le dijeron que un hombre con las señas de
Santamaría lideraba una gavilla de cuatreros
Curioso pregunta “¿Cómo se lo va a echar?”
“Tengo que pensarlo”
“No lo piense mucho”
Quintero sube a recibir la descarga de la ira de Manuel
“No se arresta a nadie sin una razón”
Quintero le cuenta sobre sus sospechas, pero le asegura que se
trató de un error y que ya están haciendo los tramites para
soltar a Adolfo
“Como excusa me parece pobre” gruñe el médico “Lo hizo para
fastidiarme”
Quintero le asegura que va a soltar al preso
“¡Apúrese!” ordena Manuel y se va.
Quintero lo mira con odio
“Voy a soltarlo para que te mate, desgraciado” murmura
Quintero le dice a Adolfo que si no cumple mata a Delfino.
“Felipe” sale de la alcaldía y se encuentra a su patrón
esperándolo. Manuel le reprocha su desaparición. Adolfo dice que
fue un asunto personal muy urgente lo que lo alejó de San
Cayetano. Fuentes Guerra pregunta por Delfino. Adolfo dice que
sigue preso.
En su despacho, Quintero y su ayudante platican cuando la puerta
de doble hoja se abre de un golpe y entra Manuel como un huracán
“¿A qué juego estamos jugando?”
Quintero le explica que Delfino está detenido mientras duren las
investigaciones.
Manuel no le cree. Si Santamaría no es sospechoso, Delfino
tampoco lo es. Quintero se ve obligado a soltarlo. Baja a la
mazmorra y le dice a Delfino
“Te voy a soltar infeliz, pero dile a tu amo que estaremos
vigilándolo”. Que si no cumple, tirarán a matar. Y que cuando
Adolfo ya tenga un plan “Que me informe dónde, cómo y cuándo”.
En San Cayetano, Silvano interroga a Rosario. ¿Por qué la señora
culpó a su hermano del arresto del administrador?
“Es la patrona” contesta enojada Rosario y le advierte que no le
caliente la cabeza a Manuel con sus sospechas ya bastante
enojado está con Matilde
“Encanijado y con razón” la corrige Silvano”Estas son cosas de
hombres y no de viejas”
Rosario sube a avisarle al ama que llegó el señor con el
administrador
“Viene furioso” pregunta Mati
“No lo sé”
“Seguro ya lo sabe todo” suspira Matilde
Manuel y Adolfo van al despacho a revisar las armas. Adolfo
explica que las compró con su dinero que obtuvo de una venta de
una propiedad. Esa fue la razón de su partida
“Nos tuvo preocupados” comenta Manuel
Adolfo avergonzado se disculpa por las molestias causadas y
aprovecha de presentar su renuncia. Sus problemas personales son
tan urgentes que no puede quedarse a esperar a un nuevo
administrador, pero Antonia puede encargarse de los libros.
Matilde llena la tina de agua hirviendo para su marido. Este
entra en la alcoba ella lo recibe
“¿Qué pasó con Santamaría?
“Se va
“¿Lo corriste?
“Renunció”
Manuel comienza a reprochar a su esposa su ida a Barraquillas
“No debiste ir”
“Me arrepiento. Se me ocurrió en ese momento”
“No está bien visto que las mujeres se inmiscuyan en asuntos de
los hombres. La gente no esta acostumbrada a que las mujeres
tomen decisiones. Te faltarán el respeto”
Matilde intenta desviar la conversación
“Te extrañe mucho ¿Tu no?”
Yo también” contesta seco Manuel
Ella le pregunta si está enojado. El se ablanda, se besan.
Al día siguiente Manuel esta lustrando sus botas (¿Qué en esa
casa no hay quien se ocupe del calzado del señor?) cuando entra
Ceferina. Manuel le dice que le diga a Antonia que no vaya al
hospital porque necesita hablar con ella. Sale Matilde del baño
y pregunta de que va a hablar con Toñita. Su esposo le explica
que le va a pedir que se ocupe de la administración mientras
consigue otro encargado. Se lamenta por la partida de Adolfo.
“Ya encontrarás otro” dice Mati.
Manuel dice que le escribirá a Sixto para que le busque un
reemplazo a Santamaría. Matilde se asusta
“Tal vez Antonia se pueda encargar de la administración en forma
permanente. Es instruida” Manuel la mira con sorpresa
“¿Acaso no crees que una mujer pueda hacerlo?” pregunta Matilde
“Creí que te caía mal”
“Eso ya pasó” dice Mati agrega que Antonia es de confianza y
conoce bien el trabajo
En el pueblo, Renato feliz le cuenta a su cómplice que Adolfo ya
salió. Ahora hay que cobrarle.
“¿Cómo lo hacemos?”
“Le mandamos un recado con Antonia”
Renato sale brincando y hablando de “nuestros mil pesos”
“¿Nuestros?” dice Humberto molesto
En San Cayetano, Delfino le dice a Adolfo que tal vez pueden
huir, pero Solís no quiere dejar a Mati sola Solo queda una
solución matar a Manuel “o él me mata a mi”.
Manuel informa a Antonia de la partida de Santamaría y de su
decisión de que ella se encargue de la administración de ambas
haciendas. Le dice que no es normal que una mujer se ocupe de
cosas de hombres, pero a Matilde se le ocurrió la idea. Antonia
esta sorprendida y feliz.
La que no está feliz es Pru
“¿Cómo se te ocurre semejante burrada?
Mati le explica que Antonia fue instruida por su padre en la
ciencia de la administración. Pru expresa su escepticismo
“Esa mujer estuvo enamorada de tu marido. Hubo algo entre ellos,
quizás todavía lo hay”
“Tal vez HUBO algo” dice Mati recalcando el pasado “Manuel me
quiere. Y no pienso correr el riesgo de que Sixto o quien sea
destruya mi matrimonio”
Llega un carruaje a la hacienda. De el desciende un atildado
caballero ¡Es José María de Icaza!
“Vengo de la capital” le dice a Silvano y pide hablar con el
amo.
Silvano va al despacho donde Manuel sigue con Antonia y le avisa
“Un encopetado quiere hablarte”. Le da el nombre. Manuel
sorprendido no sabe de quien se trata. Sale y saluda a Icaza muy
ceremonioso, el otro le responde de igual manera y le dice que
le urge hablar con Humberto. Manuel le explica que su cuñado ya
se fue. Sale Antonia de la oficina. Cree que Icaza es el amigo
que esperan Humberto y Renato y le dice
“El Señor Humberto está en pueblo, esperando a un amigo. Quizás
sea el señor” (¡Ay Toñita, la regaste!)
Icaza le explica a Manuel de las razones de su visita.
“Se trata de un asunto delicado. Tengo una hermana más joven que
yo…”
Corte a un Manuel indignado que interroga a su esposa
“¿Sabías que tu hermano está en el pueblo? ¿No sabes por qué
vino a esconderse a la hacienda?”
“¿Esconderse?” pregunta Matilde confundida
Corte a Mati y su tía (excelente edición y empalme de estas
escenas)
“Fingió casarse con Josefina” dice Matilde escandalizada “sólo
para robarle su dinero”
Nota que Pru no se ve sorprendida
“¿Lo sabías?”
“Aha”
“No me habías dicho nada”
Prudencia explica que Renato la enteró de los hechos hace poco y
que de eso se valió para amenazar a Greñaldín y expulsarlo de
San Cayetano
“Que vergüenza” dice Matilde “¡Que pensará Manuel!”
La tía se enoja. Mejor que se preocupe por “Betito”. Capaz que
Icaza lo mate.
“Merecido se lo tendría” dice la enojada Mati. De pronto se
preocupa ¿Qué tal si por venganza su hermano la delata con
Manuel?
En Barranquillas Humberto se va de hocico con sus “cuñados” y se
queda boqueando de puro susto. Icaza se le tira encima y lo
arroja sobre una mesa
“¡Infeliz! ¡Cobarde!”
“Hablemos” Suplica Greñaldín
Llega Renato. Icaza cachetea a Humberto y luego lanza su furia
contra Renato quien trata de defenderse
“Usted consiguió el falso cura” le grita el hermano de Josefina
“Mi hermana me lo contó todo”
Icaza exige “O te casas o me das una satisfacción”
Humberto prefiere la satisfacción. José María saca de su bastón
un largo estoque
El joven Peñalvert casi se hace pis “Nunca he manejado esas
armas”
A Icaza no le importa. El es el ofendido y escoge las armas.
Renato se lleva a su amigo a un costado
“No seas tonto” le dice “Este hombre sabe manejar el sable. Te
va a dejar como cabrito sobre las brasas”
“¡No me quiero casar con esa mujer!
Icaza blande su estoque
“Yo prefiero verlo muerto” dice sereno
“Señor” grita Renato “Mi amigo se casa”
“Que lo diga él” exige José María
“¡Aceptó!”Lloriquea Humberto.
Antonia le cuenta a Damiana que ahora será la administradora de
San Cayetano y Santa Rita
“Inaudito” dice la nana. Los hombres no confían esas faenas a
las mujeres
“Don Manuel distinto” dice Antonia, pero lo que la sorprende es
que fue la Señora quien se lo sugirió. Toñita no se explica como
sucedió eso
“¡Ella me odia”
“¿No será una trampa? ¿Buscar que cometas un error y luego
acusarte de robo?
Toñita la tranquiliza. Matilde no sabe de números, incluso
Santamaría sabe menos que la nueva administradora.
Adolfo viene a despedirse de Matilde. Esta le da la espalda y
finge arreglar una cortina para disimular su turbación. Adolfo
con tono culpable y desencajado le dice que hubiese querido
marcharse sin causarle problemas
“¿Qué quieres decir?” pregunta Mati alarmada
“He sido un tonto, un iluso. Tarde en entender que ya no me
amabas”
“¿A que te referías con “problemas?”
En ese momento salen Antonia y Damiana. Adolfo se va
“Quiero darle las gracias” dice la administradora
“Espero que no defraudes a Manuel ni me defraudes a mi” dice
firme Matilde
Adolfo prepara su plan. Decide mandarle un mensaje a Fuentes
Guerra para encontrarse en el Chico a las seis de la tarde. Le
entrega a Delfino una carta para Matilde. “Si muero se la das”
Manuel vuelve a la hacienda y le anuncia a su esposa que
Humberto va a casarse con Josefina. Icaza desconfiando de él, se
lo ha llevado a Ciudad Trinidad junto con Renato.
“Me da tanta vergüenza” dice Mati”. Su esposo la tranquiliza.
Ella no es culpable de los actos de su hermano
“Es mi familia” insiste Mati.
“Tu familia es esta” le dice Manuel “Tu, yo y nuestros hijos ¿Te
gustaría tener hijos?”
“A lo mejor” le anuncia Matilde y le da a entender que está
encinta. Esto provoca todo un interrogatorio ginecológico de
parte del Dr. Fuentes Guerra. ¿Ha tenido un atraso? ¿Es regular
en sus reglas? ¡Que noticia tan maravillosa!
Se besan. Llega Sir Adolfo. Su mirada parte el alma. Tose como
un tísico para atraer la atención de los tórtolas. Dice que
volverá en otro momento. Finalmente pide permiso para despedirse
de la Señora. Acto seguido Manuel se lo lleva al despacho. Es
una escena dolorosisima, que es actuada casi sin palabras.
Manuel se nota que le ha tomado afecto a su administrador.
Adolfo se ve destrozado por la decisión tomada Se niega a
aceptar una gratificación ni una carta de recomendación.
“No la necesito” dice y se marcha como un reo al paredón dejando
a un Manuel preocupado y sorprendido.
Se marchan con Delfino. A la hora indicada un muchacho le
llevará el recado al patrón. Adolfo lanza una última mirada a la
hacienda mientras huele el pañuelo de Mati.
Matilde y su tía meriendan Mati ha intuido algo, tiene un mal
presentimiento. La tía la tranquiliza. Ahora todo esta bien. Su
sobrina le agradece todo su apoyo y compañía. Dice que habrá que
escribirle a Augusta anunciándole el regreso de Humberto,
además..
“A lo mejor estoy de encargo, Tía”
“Ahora todo se está componiendo” dice Prudencia feliz
El ayudante le dice al Alcalde que Solís quizás los no venga. En
eso llega Adolfo
“Si no conoceré a mis gallos” dice complacido
Adolfo le explica que mandó una nota a Manuel citándolo en El
Chico
“Le pedí que fuera solo”
“En media hora nos vamos juntos le anuncia el Alcalde
Adolfo se sorprende
“Voy a echarle la manito por si le falla”
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