Un capítulo de Fingimientos
Por: Maria Elena Venant
El General le pregunta a Mati si ama a Manuel. Esta pone cara de
boba.
(Nota. No puedo evitarlo, pero me molesta este personaje. No
siento ni simpatía ni empatia por ella. Por meses ocultó a su
familia de sus amores clandestinos y ahora es incapaz de ocultar
algo que le causaría dolor a su padre. Su comportamiento pasivo
agresivo me revienta)
Don Hilario se da cuenta que Mati no ama su prometido. Le dice
que le daría mucha lástima que se case por interés ya que Manuel
no lo merece.
Humberto se lamenta con su madre (que viste un traje precioso de
terciopelo verde hoja con aplicaciones de satén verde manzana y
corsage de encaje) sobre la imposición del General. Le miente a
Augusta diciéndole que fue a ver al Gobernador y este no estaba.
Ya antes le dijo a Renato que había roto la carta y ni pensaba
visitar al Gobernador. Augusta esta preocupada por la carta de
Adolfo. Llega Renato con la carta. Mientras Augusta la quema.
Humberto le cuenta sus cuitas a su amigocho que le da una
solución. El va a poner un negocio de importación de telas y
quiere que Greñaldo lo ayude. Augusta se lo cuenta al General
que no esta muy convencido. En el club, Renato le dice a H. que
todo era mentira, pero que si tiene un negocio que proponerle.
H. debe casarse con Finita y Renato y el le quitaran su dinero.
¡Que par de facinerosos!
Mati toda de blanco recibe la visita del banquero que viene a
saber si necesitan mas dinero. Ella se entera de que es Manuel
quien ha costeado su ajuar. En la calle Augusta vestida con un
dos piezas rojo ribeteado de encaje negro escucha de labios de
Pru la conmovedora carta que Manuel le escribió a Matilde.
Augusta dice que Mati debe escribirle y si no que Pru le
escriba. Total Manuel no conoce su letra.
Al llegar a la casa, Augusta es recibida por una furiosa Mati
que la acusa de mentirosa y aprovechadora. Augusta enojada dice
que el dinero para el ajuar era parte de un trato que hizo con
el DR. Fuentes Guerra. Mati horrorizada grita que la vendieron y
Manuel la compró. Augusta le dice que todo lo hace para que
“Vivas como una reina. ¡Algo que no te mereces!”. Llorando Mati
dice que Manuel no la ama. Exasperada su madre le dice que el se
ha enamorado de ella “¡Algo que tampoco te mereces!” Y se
marcha. Matilde sigue gimoteando y acusando a Manuel de haberla
comprado (¡Que pesada es esta mujercita!)
En San Cayetano, el padre Urbano celebra misa ante Manuel,
Antonia y Don Gervasio, padre de esta. Hay una escena hermosa en
que los campesinos ejecutan danzas delante de ellos. Gervasio le
dice al almuerzo a su patrón que ya tiene vista la casa donde
Manuel instalara su hospital. Este complacido dice que la
institución llevara el nombre de su esposa. A Antonia se le cae
el tenedor.
A solas Gervasio le dice a su hija que es instruida y que el ha
ahorrado para dotarla bien, que cualquier hombre estaría feliz
de casarse con ella. Antonia pegunta molesta ¿Qué hombre? ¿Un
peón, un capataz?” Gervasio le nombra a una tal Sra. Amescua que
la ayudaría a encontrar un buen marido. El quiere que su hija se
aleje de la Hacienda antes que Manuel descubra que lo ama.
Antonia le dice que ya esta olvidando ese amor.
En Ciudad Trinidad, Matilde finalmente decide responder la carta
de su prometido. Comienza con “Querido” rompe la carta y
comienza otra con “Estimado”. Finalmente le pone “Apreciado
Manuel”. Esta carta es recibida por Antonia vestida con un traje
precioso falda azul cielo, y corpiño azul marino. Ella se la
entrega a Manuel. Antonia va al cuarto de su amo y mira con odio
la fotografía de Mati. Antonia comienza a acariciar las sabanas
de Manuel, se tiende en el lecho y besa y abraza las almohadas
(¡Pobrecita!)
El General le dice a Greñaldo que tiene que cortarse las greñas
y que no le cree lo del negocio de importación. Le da dos meses
si no trae dinero lo echa de la casa. Desesperado, H. acepta la
propuesta de Renato. Están en la calle y un hombre pasa gritando
“Ladrón, Ladrón” Al parecer lo han asaltado. H. comenta
despectivo “peladaje”. Renato sarcástico dice “Tenemos
espectáculo callejero”.
Renato visita a Finita que l recibe de luto. Sus padres han
muerto recientemente. La pobrecita esta feliz de tener un
visitante. Renato le recuerda al joven que le presentó en la
Plaza y le dice que H. quedó flechado” con ella. Finita no lo
puede creer (soberbia actuación de Mariana Levy. Su humanidad
triunfa sobre su aspecto caricaturesco) Le recuerda que ella es
mayor que Greñaldo. Renato dice que eso no importa y que su
amigo desea visitarla.
El General interroga a su cuñada. ¿Sabe su hija que Manuel pagó
las hipotecas? Ella lo niega, pero el no le cree. Sabe que no
quiere molestar a Augusta. Llega Augusta y Mati vestida de blusa
de algodón blanco y falda color mantequilla. Pru les cuenta de
las preocupaciones de Hilario. Augusta le dice a su hija que
vaya a tranquilizar a su padre y que no le diga la verdad. La
babosa de Matilde por supuesto pone tantas caras de mártir
cuando su padre la interroga descubre inmediatamente la verdad.
Don Hilario esta anonadado al descubrir que esa boda es un
sacrificio. Mati intenta convencerlo, muy mal, de que Manuel es
el hombre para ella. que la hace reír (¿Cuándo?), que tienen
intereses en común como construir una escuela y hospital, que
ella desea una familia, que Pilar se caso sin amor y es muy
feliz. Pero claro, a cada rato lanza suspiros y dice cosas como
“En la vida hay cosas que no se pueden tener”.
El pobre Greñaldo se dispone a visitar a finita. No tiene
ninguna gana y Renato lo tiene que traer a rastras. Le muestra
un espectáculo de teatro callejero enfrente de la casa de
Josefina y le dice que ahí lo esperara. Renato lo lleva a
empujones hasta la puerta. H. le dice que no lo ande jaloneando.
Renato le hace entrega de una caja de bombones para Finita.
(Nota. Yo sé que esta novela, y estas escenas, las escribió CB
Adams hace casi 40 años, pero a cualquiera que las ve hoy en
día, inmediatamente trae a la memoria a Calderón, el Dr. Armando
y Betty la Fea)
La visita es relámpago. Finita recibe muy amable al joven
Peñalvert, pero mi Greñaldo no la aguanta. Después de lanzarle
un par de rebuscado piropos “Ud. Es tan delicada” “Usted es tan
distinguida” se levanta y se va prometiendo regresar a día
siguiente.
Nazario llega a casa de los Peñalvert trayendo una planta de
Orquídeas y una carta para Mati. En la carta Manuel le cuenta
que su madre desapareció poco después de su nacimiento y que
Joaquín fue siempre un extraño para el. He ahí su necesidad de
forma una familia. No se comoa Mati no se le ablanda el corazón
En la Hacienda, el astuto Manuel tiene un plan para detener los
robos de ganado. Sigue sospechando de Benigno. Le pregunta a
Gervasio quien es amigo de Maligno. El administrador le dice que
Nazario. Manuel dice que hay una manera de descubrirlos.
Siguiendo sus órdenes, Gervasio sube el sueldo de Nazario y le
nombra jefe de las cuadrillas que vigilan el ganado. Nazario no
cabe en si de contento. El padre de Antonia le recuerda que si
se pierden las reses, el perderá su paga y empleo. Nazario jura
que ni muerto le roban una vaca, pero se pone nervioso cuando el
administrador comenta que a maligno no ha de gustarle este
ascenso
Ha pasado una semana y no hay forma de convencer a Greñaldo que
vuelva a pisar la casa de Josefina de Icaza. Renato finalmente
visita a la solterona. Finita la Fea lo recibe muy triste por el
abandono de H. Renato le cuenta de los reveses económicos de los
Peñalvert que traen muy atribulado a Greñaldo. La generosa
Josefina ofrece prestarle a H. los 3.000 pesos que el necesita.
El enredoso Renato dice que se los preste al puesto que Humberto
es muy delicado y lo ofendería un préstamo de una dama. Renato
corre al club con el oro extraído de la bondadosa Fea. Greñaldo
besa las monedas ¡Ah patán, eso si no te da asco! ¿No?
Han pasado los tres meses. Matilde deja que le prueben su
vestido de Novia. En la hacienda, Manuel sigue los preparativos
ara recibir a su nueva esposa. Siempre seguido por la sombra
fiel que es Antonia. Una noche, mientras Manuel toma un baño de
tina, accidentalmente Antonia entra en el baño. Como el medico
esta de espaldas a la puerta no la nota. Ella ve que la espada
del Dr. Fuentes Guerra tiene marcas de latigazos. Impagable la
expresión del rostro de Chantal donde se mezcla el amor, el
horror y la piedad. Se retira sin decir palabra.
En San Juan de Ulua, Adolfo escucha de labios del comandante que
están a la espera de los papeles que describan su delito para
comenzar su sumario. Desalentado, el Teniente Solis le dice a
Delfino, que esos papeles no han de llegar puesto que no
existen. Adolfo toma una decisión, huirá o morirá en el intento.
Mati vestida de rosa pálido se pasea melancólica por el jardín
cuando llega un excitado Manuel. Con tono ardiente le dice que
no ha soportado estos días de ausencia la besa en las manos e
impulsivamente la besa en la boca.
Los Peñalvert reciben amablemente A Manuel. En la merienda, Mati
se esmera en parecer distante, y triste. Hilario y Manuel hablan
de la inminente guerra entre los partidarios de Juan Álvarez
(Benito Juárez) y el Gen. Baranda (Gen. Miramón). Tanto Manuel
como Peñalvert apoyan la acción bélica que restaurara al poder
al verdadero Presidente de la nación. A Pru le parece mal la
muerte de jóvenes inocentes. A Augusta le parece mal que por la
terquedad de ambos partidos, el país caiga en caos. Don Hilario
las hace callar “Uds. No saben nada”. ¿Qué es eso? ¿No que era
tan liberal con la opinión de las mujeres? ¿No saben nada porque
están en desacuerdo con él?
Manuel y Mati salen al patio. El le pide que se tengan
confianza. Ella le dice que le tiene miedo, puesto que es muy
vehemente. Se refiere a sus besos. Ay hipocritona quien te
conoce que te compre.
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