Odisea de una carta
Por: Maria Elena Venant
Al salir de la iglesia, Manuel se encuentra con el Acalde
corrupto quien menciona que se enteró que robaron ganado de la
Hacienda de San Cayetano. Manuel pregunta si eso les ha ocurrido
a otros terratenientes. El alcalde dice que no recuerda. ¿No sé
acuerda? Pregunta Manuel sarcástico.
En San Cayetano, un primer plano de una gran rata en la hierba,
la cámara pasa a Benigno (¡Ah nos dicen que es una rata!). Llega
Nazario (el criado que fue a avisarle a Manuel del robo) y le
dice a Maligno que Manuel viene a la hacienda y que sospecha que
el Alcalde estuvo detrás del robo. Nazario tiene miedo y quiere
zafarse. Benigno casi lo golpea y le dice que mantenga la boca
cerrada. Pasa Antonia por el patio. Viste una hermosa falda
escocesa negra y blanco con alforzas de encaje y una blusa
blanca con vuelos. Maligno le avisa que Manuel ya llega.
Antonia se vuelve loca arreglando la casa, ordenando la cena,
exigiendo más esencia de lavanda para las toallas. Ella misma
arregla el baño de Manuel. Las criadas se burlan de ella
diciendo que ya se siente la patrona.
Manuel llega e interroga a Benigno y a Nazario sobre el robo.
¿Cómo no ladraron los perros? Los perros habían muerto días
antes porque comieron algo “malo”. ¿Y los hombres que cuidaban
el ganado? Desaparecieron misteriosamente explica Maligno.
Esa noche en la cena, Manuel interroga a Gastón Tusset
(descubrimos que es el padre de Antonia y administrador de las
haciendas), sobre Benigno. El administrador parece bien pavo. Ni
sabía del robo y da muy buenas recomendaciones de Maligno.
Manuel cambia el tema. Dice que quiere que atiendan el jardín.
Antonia se ofrece a hacerlo ella misma. El Dr. Fuentes Guerra
quiere cambiar los muebles, los tapices, las cortinas. Antonia y
su padre están felices al verlo tan entusiasmado. Y ahí viene el
chorro de agua fría. Manuel anuncia que quiere la Hacienda
perfecta para recibir a su nueva dueña. “Me caso en tres meses”
anuncia. A Antonia se le saltan las lágrimas y finge tomar agua
para ahogar su turbación. Más tarde, su padre la encuentra
llorando. La consuela diciéndole que aunque sabe que ella le
tiene cariño a Manuel, hay mucha diferencia entre ambos. Antonia
escupe que la única diferencia es que ella es legítima y él es
un bastardo.
En la cocina, las criadas se burlan de Antonia y hablan de la
madre de Manuel. Una dice que era costurera en Barranquillas,
pero poco después de nacido el niño, Joaquín mandó que se la
llevaran al Norte.
En Ciudad Trinidad. Renato visita a los Peñalvert que le cuentan
del compromiso de Matilde. Esta baja con un costurero en la
mano. Viste un corpiño color rosa mexicano y falda blanca con
moños del mismo color. Renato la felicita por su compromiso.
Ella le agradece con una falsa sonrisa y con ganas de ponerle el
costurero de sombrero.
Cuando las damas se retiran, Renato se pone a tocar el piano y
comenta que no vio a Mati muy contenta. Greñaldo le cuenta del
romance de Matilde y Adolfo y como el General Bermúdez Cañero lo
quito de en medio. Renato menciona que siempre ha notado en la
mirada de la hermana de Humberto un “Je ne sait quoi” (no se
qué. A Renato le gusta mezclar frases en francés, italiano e
ingles en su plática). El presiente que dentro de Matilde se
esconde un temperamento apasionado que sólo conocerá su marido.
Greñaldo se incomoda y su amigo le dice que no sea mojigato.
Humberto muy machista recalca que su hermana es una señorita
decente. Renato burlón dice haber olvidado que las damas no
sienten nada en la cama. Humberto casi le cierra la tapa del
piano en los dedos.
A solas, Augusta con un precioso vestido de shantung cobre,
aconseja su hija que si no quiere que la gente piense que se
casa por interés que aparente alegría al hablar de Manuel y le
dice que le escriba su prometido. Augusta quiere en realidad
otro préstamo para cubrir los gastos del ajuar. Le dice a su
hermana que ella no puede escribirle a su futuro yerno, puesto
que este la aborrece, pero Prudencia si puede hacerlo. Pru se
niega y le dice a su hermana que mejor empeñe sus joyas. El
General también se ha percatado que no hay dinero para el
“trousseau” de su hija y le ordena a Augusta que venda sus
alhajas.
Esa noche, Augusta y Humberto se quejan de la falta de dinero.
En eso traen una carta. Es del banco, Manuel adelantándose a los
hechos ha dejado órdenes de que provean el dinero necesario para
el ajuar de su futura esposa. Humberto enseguida dice que el
necesita traje nuevo y unas botas. Augusta le exige silencio. Si
Hilario se entera, no querrá aceptar ese dinero. Augusta va a
ver a su hija y le dice que arregle su equipaje. Se marchan a la
capital a comprar el vestido de novia. Augusta dice que tuvo que
vender sus joyas para costear el ajuar de su hija. Esto afecta
mucho a Matilde (¡Que descarada es esta Augusta!)
En casa de la Señora Pilar Piquer de Márquez se recibe una
carta. Es para Matilde y viene acompañada de una esquela de
Adolfo solicitándole que se la entregue a Mati. Renato ve la
carta y le dice a su hermana que espera que sea de un enamorado.
Pilar corre a casa de los Peñalvert, pero Humberto le dice que
Mati esta de viaje. Nerviosa, Pilar le dice que tiene algo “para
darle”. Se corrige, “para decirle”. Greñaldo sospecha y le
cuenta de esta extraña visita a Renato quien a su vez le cuenta
de la carta. Ambos sospechan que es de Adolfo
En San Juan de Ulua, Adolfo ya esta recuperado de la pierna. Le
dice a Delfino (el guardia) que le debe la vida. Delfino le
pregunta si no sabe la razón de su encierro. Adolfo dice que
sospecha que es venganza por amar a alguien que esta muy alto.
Pero esta seguro que ni Mati ni el General saben lo ocurrido y
por eso les ha escrito.
En Ciudad Trinidad, el General Peñalvert llama a Humberto. Le
ordena que se corte las greñas y le da una carta para el
Gobernador, en ella solicita un empleo para su hijo. Greñaldo
esta horrorizado. ¡El hijo del General Peñalvert como un simple
empleadillo! ¡Eso es vergonzoso! Más vergonzoso es pasársela en
burdeles y francachelas le dice su padre. Don Hilario es firme y
claro. Hay que pagarle a Manuel, por eso Humberto ha de trabajar
y si no lo echa de la casa.
Greñaldo en la plaza se lamenta con Renato cuando aparece
Finita. Renato la presenta “La Srta. Josefina de Icaza”. Vamos a
describirla. Viste un 2 piezas color pizarra sin miriñaque
(probablemente por falta de coquetería más que por economía)
tiene un color de piel amarillento, un peinado horroroso como de
perilla de puerta y una verruga en la cara, pero no es
monstruosa. Cuando se va, Greñaldo amablemente la llama
“Horrible” Sentencioso, Renato le dice que es huérfana y tan
rica como Manuel. Además es soltera. Humberto atentamente
anuncia que seguirá soltera. Nadie se va a casar con ella.
Renato lo mira enojado. El joven Peñalvert le pregunta si acaso
quiere que se case con ella. Renato redice que no es necesario.
Mujeres como esa mueren por tener un enamorado. Se la puede
desplumar sin casarse con ella.
Manuel decide visitar a su vecino el Sr. Heredia para averiguar
si también le han robado ganado. Gregorio Heredia resulta ser un
hombre muy simpático que poco sabe del campo ya que acaba d
heredar la hacienda que pertenecía a un tío de su esposa. Manuel
le pregunta si sabe si el tío le pagaba al Alcalde por
protección. Heredia le pide unos días para revisar sus libros.
Manuel le cuenta que va a casarse en tres meses. Gregorio esta
encantado, para entonces su esposa e hijas ya estarán instaladas
en la hacienda y harán amistad con Matilde.
En Ciudad Trinidad, Pilar se debate entre abrir la carta o
esperar a Mati. Su hermano soluciona el problema, abriéndola el
mismo. Pilar se sorprende al descubrir que Renato sabe de la
existencia de Adolfo e incluso de su supuesta esposa. Renato lee
la carta. Pilar descubre del horrible destino de Adolfo y de las
trampas en que cayeron el y Mati. Renato le cuenta a Humberto de
lo que hizo el General Bermúdez Cañero con el novio de Mati.
Greñaldo suplica a Renato que convenza a Pilar que guarde
silencio. La verdad solo los perjudicaría
Renato consigue la carta, pero esta encerrada en una cajita con
llave y Pilar no quiere dársela.
En San Cayetano, Manuel invita al Padre Urbano y a Gregorio a
cenar con el. La mesa es muy sencilla, sin mantel ni
cristalería. El mismo Dr. Fuentes Guerra sirve a sus invitados.
Gregorio ha descubierto que su tío si pagaba por protección,
pero el no lo hará. Se confiesa manirroto pero no le gusta botar
dinero en cosas turbias.
Las Peñalvert regresan del viaje. Ignacia le avisa a Mati que
llegó una carta para ella. Esta corre a leerla creyendo que es
de Adolfo. Es de Manuel y le dice que espera que a través de esa
correspondencia pueda vencer la natural timidez de su prometida
y establecer confianza entre ambos. Humberto le cuenta a su
madre sobre la carta de Adolfo. Cuando Augusta se entera que
gracia le dio una carta su hija la agarra pescozones y corre al
cuarto de Matilde. Mas sereno, Humberto descubre que es de
Manuel y detiene a su madre antes que esta se ponga en
evidencia.
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