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La mariposa negra

Publicado en la desaparecida Página Cero de Reforma, en el 2002, tras haber sido elegido uno de los mejores textos dedicados al horror.

 

José Luis Basulto

Velarde

 -¡Mátala! ¡Mátala! -gritaba mi madre.

-¡Sácala!¡Sácala! -gritaban mis hermanos.

Arriba de los muebles, sobre los que estaba prohibido poner los pies, nos subíamos alocados con escoba en mano tratando de derribar, a los brincos, a aquel enorme ser revoloteador. Todos a los gritos nos horrorizábamos ante aquellas amenazadoras alas de las que se desprendía un asqueroso polvo que, como barniz, se impregnaba en el papel tapiz de las paredes por donde para su poca fortuna, en la loca y desesperada huida, la pobre luminaria rebotaba herida. Finalmente, un certero golpe y al suelo. Con asco, recogimos los despojos con periódicos a manera de recogedor y los tiramos a la basura. No recuerdo otra escena de pánico como esta. La histeria fue épica.

-¡No carnal! –dijo mi hermano, tan exagerado como siempre.

 ¡Fue tsunámica! Bue... cada quien con su terminología. El asunto es que, después de dejar la casa peor que el tiradero de Santa Fe, como pudimos y a regañadientes nos organizamos y reacomodamos las gruesas cortinas, nivelamos las pantallas de las gigantescas lámparas, enderezamos los pesados cuadros y desarrugamos los tapetes estilo persa. No cabía duda, ese momento de locura, nos había vuelto solidarios como para para preocuparnos por la casa, cuya responsabilidad, verdaderamente recaía por entero en mi madre y su única ayuda, mi hermana Martha, porque lo que éramos nosotros, nada que ver…

 Por cierto que medio borrosamente recuerdo que durante todo el tiempo que duró el pandemonium aquel, la única que había estado silenciosa, inmutable y observante fue mi hermana Martha. ¡Ah cómo le gustaba llevarnos la contra en todo, la canija! Quesque "esos animalitos de Dios no le hacían mal a nadie", que si quisiéramos "las podíamos sacar con bolsas de plástico sin dañarles las alas", "quesque liberar a las mariposas nocturnas en la calle para que sigan viviendo su felicidad alada" ¡Ay y no sé que otras tantas babosadas!

Un par de días después, inesperadamente, la tristeza de una madre sentada en la cocina fue el preludio para que, a los que llegábamos del colegio, nos avisaran nuestros tíos que atestaban la casa que mi hermanita Martha había muerto en un accidente automovilístico.

-¡Se hizo pomada en el carro que manejaba su novio! -dijo mi hermano- ¡Pobre!

Después de enterrarla, todos nos fuimos a casa con enorme pesadumbre. Aquella noche silenciosa, recuerdo, estaban preparando una cena que nadie quería probar, cuando mi tía Lucha advirtió con las cejas, que había vuelto a entrar en la casa otra gigantesca mariposa negra. Al principio hubo una especie de conato de conmoción, pero ya no teníamos fuerzas como para querer apachurrarla como el otro día.

Entonces, no sé por qué, pero la imagen de mi hermanita Martha se me vino a la cabeza. Ahí estaba ella: sentada e inmutable ante nuestras insanas y pasadas locuras. Entonces, me levanté en medio de la mirada acongojada de todos, caminé hacia la cocina, tomé una bolsa grande de basura, me acerqué silencioso a la mariposa nocturna que aleteaba sus alas como si respirara por ellas y con cuidado la atrapé sin mayor esfuerzo, descendí del banco que había utilizado para no poner los pies en los muebles y así no desarreglarle la casa a mi pobre mami que se había quedado sola, salí a la calle y la solté. La luminaria se fue revoloteando cautelosa entre cables y luces mortecinas. Y entonces, tragando saliva para no llorar más y con el corazón en silencio, le agradecí a la mariposa negra el grato recuerdo que trajo de mi hermana diciéndole: “Cuando quieras volver, no temas, ¿vienes a visitar a mi hermana Martha? Ella te seguirá protegiendo, ahí donde tú la ves sentada”.

Elena Poniatowska y José Luis Basulto

Elena Poniatowska y José Luis Basulto

 

 

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Escritor mexicano


Radicado en Cuautla, Morelos (México).

-Licenciado en Derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

-Estudios de Maestría en Lingüística Aplicada (UNAM).

-Doctorado Honoris Causa de la Universidad Tecnológica de Santiago (UTESA), República Dominicana.

-Presidente de la Asociación Dominicana de Inteligencia Artificial (ADIA).

-Dramaturgo, traductor, ensayista, periodista, historiógrafo, investigador científico y compositor.

-Diplomático de Carrera en la Secretaría de Relaciones Exteriores de México en los últimos treinta años.

-Ha publicado diversos artículos, cuentos y una novela en México, Brasil y República Dominicana.

-Su dramaturgia se compone de obras como: "El tercer ojo", El pájaro feo", El mejillón" y "Kipling y las 6ws" llevadas a escena en los principales teatros de República Dominicana en donde "El Supermercado" obtuvo una mención en el Festival Internacional de Teatro de ese país.

-Sus cuentos han sido premiados u obtenido mención en concursos internacionales en México y en República Dominicana (El coño, el diablo y el verdugo).

-En 1999, con introducción del poeta brasileño Haroldo de Campos se publicó en portugués el cuento "O Tercer Olhio". 

-En el año 2000, el escritor mexicano, Enrique Serna, lo incluyó en "LOS MEJORES CUENTOS MEXICANOS" de la editorial Joaquin Mortiz, 2000, México.

-Ha escrito una colección de cuentos titulada "Rescate en Haití" que va en su primera reeimpresión en la República Dominicana.

-La novela histórica "Cuiloni, historia de una lágrima" (Ed. Felou, México 2008) desde su publicación ha despertado polémica en distintos blogs que pueden ser visitados por internet. 

-Colaborador de diversos diarios en República Dominicana y los Estados Unidos como crítico literario.

-Actualmente se desempeña como uno de los cónsules mexicanos en los Estados Unidos de América.

Su lema es "Aude sapere!" (Atrévete a saber!)
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Un videocuento de José Luis Basulto en la red.

Las tres tortillas de maíz con sal


Cuiloni

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Novela de José Luis Basulto