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Estudio comparativo de los cuentos góticos: The Adventure of the German Student de Washington Irving y Little Place off Edgware Road de Graham Greene [1]
Enrique García Díaz |
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Introducción
El cuento es la forma más antigua de narrar hechos. Su origen procede de Oriente, posiblemente de la India o de Persia. A lo largo de los siglos son muchos los escritores que se han decidido por cultivar este género en algún momento de su carrera literaria. Los cuentos pueden dividirse en varias categorías de acuerdo con el tema: góticos o de misterio, populares, locales, aquellos que poseen un twisted end o giro inesperado al final del mismo entre otros. Dentro del cuento gótico hemos seleccionado The Adventure of the German Student de Washington Irving y A Little Place off the Edgware Road de Graham Greene primero por ser relatos de misterio o góticos, y después por la similitud entre ambos, que nos lleva a pensar en una misma historia.
Definición y características del relato gótico
El cuento gótico es una derivación de la novela gótica que surgió en Inglaterra de la mano de Horace Walpole y su obra The Castle of Otranto en 1764. El término gótico no es sólo característico de la narrativa inglesa, sino también francesa. La novela gótica al igual que el cuento pueden considerarse como los predecesores de las novelas y relatos de terror, y sobre todo, por haber dado lugar a la definición de gótico como algo conectado con lo oscuro y lo terrorífico. El relato gótico pretende crear una atmósfera y una acción llena de absurdos, de terror, y de misterio. Este tipo de historias resultaron efectivas en la época recibiendo una gran acogida por parte del publico lector. Representaba una nueva concepción de la narrativa, nuevos temas por los que hasta entonces nada se había mostrado interés en desarrollar. El terror es el género más popular porque procede de los cuentos de hadas, y no tiene reparos en nutrirse de creencias y supersticiones, ya sean de Oriente o de Occidente, de las aldeas y las ciudades. En Inglaterra, la literatura gótica dejó de cultivarse a partir de 1840, aunque tuvo un amplio y posterior efecto en el desarrollo de la literatura Victoriana. Esto llevó a cierta locura propiciada por las historias de fantasmas y los relatos macabros de Edgar Allan Poe, quien cultivó como pocos el relato gótico. Entre otros escritores que cultivaron el relato gótico destacamos a Amelia B. Edwards y su relato “La diligencia fantasma” The Phantom Coach (1864) publicada originalmente en la páginas de All the Year Round revista literaria editada por Charles Dickens. Henry James y su cuento “Maud Evelyn” (1900). Joseph Sheridan Le Fanu, Walter Scott, Arthur Conan-Doyle, Robert Louis Stevenson son algunos de los que también se decantaron por escribir este tipo de cuentos. En Alemania destacamos a E.T.A Hoffman y su “Historia de fantasmas” (Eine Spukgeschichte, 1819). En Francia destacamos a Guy de Maupassant y su relato “El Horla” (Le Horla, 1887) o especie de vampiro. Al final de este ensayo, en un documento adjunto, incluiremos una relación de escritores y sus obras góticas. Uno de los escritores que cultivó este género fue sin duda Washington Irving. Entre sus relatos destacan como más representativos The Legend of Sleepy-Hollow, o el cuento que traemos aquí para su estudio The Adventure of the German Student. El propósito de este estudio comparativo es analizar el anteriormente mencionado cuento de Irving con un relato de Graham Greene que apareció publicado en el año 1947 en una colección que se titulaba Nineteen Stories. Posteriormente en el año 1954 esta colección se vio modificada y ampliada pasando a llamarse Twenty-One Stories. Mediante el estudio de los dos relatos veremos como ambos comparten los elementos principales. El estudio se basará en cuatro puntos: el personaje, el sueño que tienen, el personaje del muerto, y el desenlace.
Estudio comparativo de los cuentos The Adventure of the German Student y A Little Place off the Edgware Road
Comenzaremos este estudio comparativo analizando la figura del personaje principal. Ambos son seres solitarios que llevan una vida un tanto apartada de la sociedad. Se recluyen en las bibliotecas donde devoran libros ávidamente. Son precisamente estas lecturas las que llevan a Gottfied Wolfgang, el estudiante alemán del cuento de Irving a creer en la existencia de un mundo imaginario aparte del mundo real. Dicho mundo imaginario estaría poblado por seres fantásticos o genios que lo que pretenden es atormentar a los seres vivos. Estas teorías de los dos mundos vienen propiciadas por las lecturas en torno a la obra de Swedenborg, filósofo que afirmaba que los humanos nos encontramos rodeados por estos genios o seres espirituales con lo cuales se puede llegar a mantener una relación. En el caso de Craven, personaje del relato de Graham Greene, no está tan claro las mencionadas teorías en un principio, aunque posteriormente a medida que el relato continúa podemos llegar a la conclusión de que comparte las mismas ideas que Wolfgang. Los dos son seres abatidos, deprimidos pero con un cierto interés por la belleza y el amor, aunque en ambos casos no la posean. Wolfgang es como señala Irving, “a passionate admirer of female beauty and in his lonely chamber would often lose himself in reveries on forms and faces which he had seen”. (Irving 1986 : 176). Craven por su parte tampoco posee el amor pues como él mismo dice “you needed money for love. All that a poor man could get was lust. Love needed a good suit, a car, a flat somewhere, or a good hotel. It needed to be wrapped in cellophane”. (Greene 1954 : 77). Además, Craven no se siente a gusto con su propio cuerpo, el cual lleva de un lado para otro como él mismo dice: “He was aware all the time of the stringy tie beneath the mackintosh, and the frayed sleeves: he carried his body about with him like something he hated. There were moments of happiness in the British Museum reading-room, but the body called him back)” (Greene. Ibid.). Craven rechaza su propio cuerpo, pues piensa que éste le está dificultando su intención de conseguir ese amor que demanda. En relación con la belleza y esa búsqueda del amor que ambos personajes tienen, se encuentra el siguiente punto de conexión entre ambos cuentos: el sueño que cada noche tienen. En el caso del estudiante alemán el ideal de belleza se transforma en “a female face of transcendent beauty. So strong was the impression made, that he dreamt of it again and again. It haunted his thoughts by day, his slumbers by night. He became passionately enamoured of this shadow of a dream”. (Irving. Ibid). Por su parte Craven también se ve atormentado por el mismo sueño. noche tras noche, y que guarda relación con su cuerpo:
He remembered a dream from which he had woken trembling: he had been alone in the huge dark cavernous burying ground of all the world. Every grave was connected to another under the ground: the globe was a honeycombed for the sake of the dead, and on each occasion of dreaming he had discovered anew the horrifying fact that the body doesn’t decay. There are no worms and dissolution. Under the ground the world was littered with masses of dead flesh ready to rise again with their warts and boils and eruptions. He had lain in bed and remembered –as tidings of great joy-that the body after all was corrupt’. (Greene. Ibid.).
En ambos casos su obsesión los atormenta noche tras noche en forma de sueño. Craven odia su cuerpo, y en este sueño descubre que una vez muerto su cuerpo resucita lleno de erupciones y pústulas. Y se alegra pues a pesar de todo el cuerpo está corrompido. Este dato representa una contradicción . En primer lugar Craven odia su cuerpo porque no es del todo de su agrado y siente pánico porque lo ve resucitar lo que significa que no conseguirá deshacerse de él. Pero posteriormente se alegra de que pese a que ha resucitado éste se encuentra en estado de descomposición. Podemos llegar a dos conclusiones para su alegría. Una que Craven sabe que finalmente el cuerpo terminará por descomponerse. Y dos que se alegra por ver el estado en que se encuentra su propio cuerpo. Como si se tratase de una especie de castigo o incluso de venganza. Llama la atención que Greene nos cuente al respecto de esta obsesión de Craven que “Sometimes he prayed at night (a hint of religious belief was lodged in his breast like a worm in a nut) that his body at any rate should never rise again” (Greene, 78). En el caso de Wolfgang su ideal de belleza se transforma en un rostro femenino del cual se enamora perdidamente. Ambos sueños terminarán convirtiéndose en la mayor de las pesadillas de los personajes. El comienzo del cuento de Irving sitúa a Wolfgang caminando por las calles de la Francia revolucionaria de vuelta a su alojamiento. Y es en mitad de su camino cuando llega hasta la plaza en la que se encuentra situada la guillotina. Al contemplarla se da cuenta de la presencia de una persona. Cuando finalmente se acerca a ella descubre para su sorpresa que es el mismo rostro que se aparece en sus sueños cada noche. El rostro del cual está enamorado: “What was his astonishment at beholding, by the bright glare of the lighting, the very face which had haunted him in his dreams. It was pale and disconsolate, but ravishingly beautiful”. (Irving, 176). Su sueño se ha convertido en realidad. Pero lo que llama poderosamente la atención es la descripción que hace Irving de la muchacha: “It was a female figure dressed in black” (Irving, ibid), y la posterior conversación que mantiene con el estudiante:
She pointed to the guillotine with a gesture of dreadful signification: ‘I have no friends on earth!’ said she. ‘But you have a home’ said Wolfgang ‘Yes, in the grave’ The heart of the student melted at the words. (Irving, Ibid).
Es significativa la explicación que le ofrece la muchacha en este párrafo pues con ello Irving va preparando al lector para el desenlace. Por su parte Craven entra en un cine para resguardarse de la lluvia. En un principio Craven asimila la imagen de abandono del teatro, así como la diseminación de los espectadores por la sala con su caverna del sueño. Y esta imagen le lleva a pensar si se estará volviendo loco u obsesionado. En el cine, entabla conversación similar a la que hemos visto en el cuento de Irving, con un espectador que le habla de un crimen cometido en Cullen Mews Bayswater.
He became aware that his bearded neighbour had addressed him directly. ‘What?’ he asked impatiently, ‘what did you say’?. ‘There would be more blood than you can imagine ‘ ‘What are you talking about?’ [...] He said, ‘When you murder a man... ‘This was a woman’ Craven said impatiently . ‘That wouldn’t make any difference’. ‘And it’s nothing to do with murder anyway’. [...] ‘I know, you see’ the little bearded man said in a tone of enormous conceit. ‘Know what?’ [...] ‘I know’ the little man said. ‘A man in my position gets to know almost everything’. ‘What is your position?’ Craven asked. ‘A pretty desperate one you’d say’ (Greene, 80-1).
Y también debemos hacer énfasis acerca de la descripción que Greene, o el propio Craven hace del misterioso hombre: “a small man: Craven experienced the unpleasant feeling of a large beard brushing his mouth”. (Greene, 79). Aunque lo más representativo de este pequeño hombre es su forma de comportarse mediante la cual Greene como Irving va anticipando el desenlace:
When the man spoke to him, he sprayed him with a damp breath. There was a bubble in his speech like an impediment. [...] Then again the little man turned and sprayed him. [...] ‘It is not a mere question of what hand holds the knife’. He laid a hand suddenly and confidingly on Craven’s: it was damp and sticky. (Greene, Ibid).
El lector puede intuir en ambos diálogos la naturaleza del interlocutor de los dos personajes principales. No obstante, tanto Washington Irving como Graham Greene lo explican claramente con el desenlace en cuentos. En el caso de Wolfgang lo vemos como se lleva a sus alojamientos a la muchacha que se aparece en sus sueños, pues cree que ha encontrado por fin el amor. Wolfgang promete a la muchacha que será todo para ella sin ser consciente del desenlace que le espera. De regreso a sus alojamientos la encuentra muerta sobre la cama. Inmediatamente acude a la policía quien para sorpresa del propio Wolfgang y del lector hacen una revelación sorprendente.
‘Great heaven!’ cried he, ‘how did this woman come here?’ ‘Do you know anything about her?’ said Wolfgang eagerly. ‘Do I?’ exclaimed the officer: ‘She was guillotined yesterday’. He stepped forward; undid the black collar round her neck of the corpse and the head rolled on the floor’. (Irving , 4).
El propio Irving a través de su personaje nos había facilitado una serie de datos en el diálogo, que el estudiante y la muchacha mantuvieron, que podía hacernos prever la naturaleza de ella. La muchacha había dicho que no tenía amigos señalando a la guillotina. Podemos interpretarlo como que sus enemigos son los que la han condenado a morir guillotinada. Pero el dato más concluyente es cuando Wolfgang se pregunta por su hogar, y ella le responde que el suyo se encuentra en la tumba. Ambos datos nos hacen pensar en su personaje como alguien que está muerto como así lo refleja Irving al final. Por lo que respecta a Craven, el personaje del cuento de Greene, también tiene una experiencia similar a la de Wolfgang. Una vez que el hombre pequeño hubo abandonado la sala del cine, y se dan las luces Craven contempla sus manos con horror para descubrir que las tiene manchadas de sangre. Su reacción es llamar a la policía, al igual que Wolfgang, para denunciar el asesinato de Cullen Mews Bayswater, pues cree que quien se ha sentado a su lado era el asesino. Pero al igual que en el cuento de Washington Irving la policía da un sorprendente giro a la trama.
He chose instead a telephone-box and dialled with a sense odd for him a sanity and decision 999. It didn’t take two minutes to get the right department. They were interested and very kind. Yes, there had been a murder in a mews –Cullen Mews. A man’s neck had been cut from ear to ear with a bread knife –a horrid crime. He began to tell them how he had sat next the murderer in a cinema –and he remembered with repulsion as he spoke the damp beard. There must be a terrible lot of blood. But the voice from the Yard interrupted him. ‘Oh no’, it was saying, ‘we have the murderer –no doubt of it at all. It’s the body that’s disappeared’. (Greene, 82).
Al igual que el cuento del estudiante alemán podemos deducir de su conversación con Craven en el cine que se trata de un hombre muerto. Una de las primeras apreciaciones que Craven tuvo de el hombre pequeño fue que le costaba hablar y que al hacerlo salían como burbujas de su voz. La explicación podría ser que se estaba ahogando con la sangre de la herida. Otra característica es que al hablar lo rocía con un líquido. Una vez más debemos acudir a la sangre que el hombre tenía en su boca. En cuanto al tema de sus manos pegajosas también se trata de sangre. Ello se debe a la acto reflejo de una persona que sufre una herida de taponarla de inmediato. El hombre del cine se llevó las manos a su garganta en un intento de impedir que la sangre brotara. Además es significativo un comentario del propio hombre acerca de la situación desesperada en la que se encuentra. Es lógica dado que se está muriendo. Y por último, que conozca el lugar del asesinato puesto que él es parte del mismo. La similitud entre ambos crímenes es total. Por un lado tenemos a la muchacha guillotinada o decapitada. Y por otro a un hombre que ha sido degollado con un cuchillo de cortar pan. En ambos casos es la policía representa la cordura o la realidad para ambos personajes que creen estar locos por los acontecimientos vividos. En el caso de Wolfgang su reacción es desesperada, y la achaca a la maldición de algún genio que quiere atormentarlo: “The student burst into frenzy: ‘The fiend! The fiend has gained possession of me!’ shrieked he; ‘I am lost forever’. (Irving 180 : 4). Hablábamos anteriormente del mundo real y el mundo imaginario de Swdenborg, y como había gente que acababa viviendo en su mundo imaginario, sin prestar atención al real. Es esto lo que le sucede en un principio al estudiante alemán. Sin embargo, al final ambos mundos se entremezclan con la presencia de la policía. Y también el final el estudiante acaba sus idea en un manicomio de París tan real como la vida misma. Craven se pregunta por qué le está ocurriendo eso a él. Ya que acaba de comprobar que sus temores se han convertido en realidad.
Craven put down the receiver. He said to himself aloud, ‘Why should this happen to me?. Why to me?’. He was back in the horror of his dream –the squalid darkening street outside was only one of the innumerable tunnels connecting grave to grave where the imperishable bodies lay. He said ‘It was a dream, a dream’ and leaning forward he saw in the mirror above the telephone his own face sprinkles by tiny drops of blood like dew from a scent-spray. He began to scream. ‘I won’t go mad. I won’t go mad. I’m sane. I won’t go mad’. Presently a little crowd began to collect, and soon a policeman came. (Greene, 83).
Ambos personajes se vuelven locos, pues viven en su mundo imaginario. Un mundo donde sus temores son reales. Tanto Wolfgang como Craven creen haber vivido esas situaciones pero en su mente. Cuando el hombre pequeño abandona el cine y pide su paraguas Craven le comenta que no hay ningún paraguas. Que él no había llevado ninguno. Es lógico que no haya llevado paraguas puesto que se ha metido en el cine para resguardarse de la lluvia. En ese caso Craven está hablando consigo mismo. El hombre pequeño sólo existe en su imaginación. Para corroborar esta idea de que todo lo sucedido a Craven en el cine ha sucedido en su imaginación citaremos otros dos ejemplos. El primero de ellos hace referencia al hecho de que Craven no distingue bien las formas del hombre sentado junto a él.
Craven turned and tried to see him clearly. Was he mad? Was this a warning of what he might become –babbling incomprehensibly to strangers in the cinemas?. He thought, By God, no, trying to see: I’ll be sane yet. I will be sane. He could make out nothing but a small black hump of body”. (Greene, 80).
Es relevante este hecho por un simple motivo: Craven debería haber podido ver claramente los rasgos de su interlocutor gracias a la luz proyectada por la pantalla. Esto demuestra que Craven se estaba imaginando la situación en su mente. Hablaba consigo mismo, y él es consciente de ello cuando se dice así mismo que no está loco. Está cuerdo. El otro punto sobre el que quiero hacer una breve reflexión es acerca de la conversación que mantienen ambos, y sobre la cual nadie protesta. Este hecho no pasa desapercibido para Craven: “Nobody said ‘Hush’, nobody was enough interested to object to a voice. They drooped among the empty chair in attitudes of weary inattention”. (Greene 1954 : 79). Nadie protestó por el simple hecho de que una vez más la conversación estaba teniendo lugar en su mente. Además desde un principio Craven asimila el cine con su sueño, lo cual indica que está completamente obsesionado con esa idea que lo acaba atrapando: Craven began at last to see – a dim waste of stalls. There were not twenty people in the place [...]. They lay about at intervals like corpses –and again Craven’s obsession returned: the tooth-ache of horror. He thought miserably –I am going mad: other people don’t feel like this. Even in a disused theatre reminded him of those interminable caverns where the bodies were waiting for resurrection”. (Greene, 79).
Quiero hacer referencia al personaje de la policía que ambos relatos significa la cordura como ya he mencionado. Representan el mundo real al cual regresan ambos personajes. En el caso del estudiante alemán se hace más complicado explicar la presencia del cadáver de la muchacha en los alojamientos de Wolfgang. Salvo que él mismo se haya llevado el cadáver a casa creyendo que estaba vida, y que toda la conversación mantenida con ella se realizara en su propia imaginación como en el caso de Craven. Éste por su parte asocia la información del policía al respecto de que no encuentran el cadáver del muerto con su propia obsesión. Ambos personajes acaban siendo víctimas de sus temores y de sus obsesiones hasta acabar volviéndose locos. Para concluir basta con señalar que, ambos cuentos son el mismo pero con algunos matices distintos, aunque la trama es idéntica. No sabemos si Graham Greene era conocedor del cuento de Washington Irving y que tras leerlo quedó tan impresionado que los adaptó a su tiempo. Lo que si queda claro es una cierta influencia de un cuento sobre el otro. Pero no es este el único caso, sino que el cuento de Irving bien pudo influir también en The Phamtom Coach de Amelia B. Edwards donde el tema de la fusión de lo real con lo imaginario deparan al protagonista una sorpresa que está apunto de costarle la propia vida. Este registro se añadió el 28 de octubre 2009
Notas al pie: [1] Trabajo presentado para el curso de Doctorado (2003-2004): “Tradition and Experiment in the American Short Story (1819-1916)” del Dpto. de Filología inglesa de la Universidad de Salamanca. [2] Doctor en Filología inglesa. Especialidad la novela histórica y el relato gótico.
Bibliografía: Fuentes primarias: Greene, G., “A Little Place off the Edgware Road” en Twenty –One Stories, Great Britain: Heinemann, 1954. Irving, W., Rip Van Winkle and Other Storis, England/ USA, Puffin, 1986
Fuentes Secundarias: Allen, W., (1981). The Short Story in English, Oxford: OUP. Bayley, J., (1988).The Short Story, H. James to E. Bowen, London: Harvester.
Bonheim, H. (ed.), (1982). The Narrative Modes. Techniques of the Short Story, USA: Brewer Burnett, H., (1983). On Writing the Short Story, England: Harper & Row. Current- García, E., (1985). The American Short –Story before 1850, Twayne. García Díaz, E., (2007), “Origen y evolución de la novela gótica”, El coloquio de los perros, 16, Abril. www.elcoloquiodelosperros.com Gerlach, J., (1985). Toward the End, Closure and Structure in the American Short Story, Alabama, University of Alabama Press, Hanson, C., (1985). Short Stories and Short Fiction: 1880-1980, London: Macmillan. Lohafer, S., (1983). Coming to Terms with the Short Story, Louisiana: Louisiana University Press. May, C.E., (ed.), Short Story Theories, Ohio: Ohio University Press, 1976. O’Connor, F., The Lonely Voice. A Study of the Short Story, London: Macmillan, 1963. Pattee, F.L., “The Short Story” en Trent et al., Cambridge History of American Literature, New York: Macmillan, 1978. Reid, I., The Short Story, USA: Methuen, 1977. Ross, D., The American Short Story., Oklahoma: Oklahoma University Press, 1973. Shaw, V., The Short Story: A Critical Introduction, London: Longman, 1983. Stevick, P., (ed.), The American Short Story 1900-1945, New York: Twayne, 1984. Voss, A., The American Short Story, Oklahoma: Oklahoma University Press, 1985. Weaver, G., (ed.), The American Short Story 1945-1980, New York: Twayne, 1983.
SHORT STORIES: Algunos ejemplos de relatos góticos. Damos título original y traducción al castellano. Bierce, A. he Damned Thing (La cosa maldita) Byron, Lord. The Burial (El entierro) Edwards, B. Amelie The Phantom Coach (La diligencia fantasma) Gautier, Th. El pie de momia Hawthorne, N. Wakefield Hoffman, E.T.A Historia de fantasmas The Sandman (El hombre de arena). Irving, W. Rip Van Winkle The Adventure of the German Student (La aventura del estudiante alemán) Le Fanu, Sh. Carmilla Melville, H. Benito Cereno. Poe, Allan E. The Cask of Montillado (El barril de amontillado) The Black Cat. (El gato negro) The Tell-Tale Heart...(El corazón delator) Scott, W. The Tapestried Chamber (La habitación tapizada) Wandering Willie’s Tale (El cuento de Willie el vagabundo). Wilde, O. The Canterville Ghost (El fantasma de Canterville).
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Escritor español
Doctor en Filología inglesa.
Autor
de contenido para proyectos de IBM.
En el 2012 se publicó La guardiana del Manuscrito en la Editorial Mundos Épicos Otros textos del autor en Literatura Virtual |