CAPITULO 17: GUERRA EN LOS CIELOS
El Espíritu del Señor estaba sobre mí y otra vez fuimos al infierno. Jesús dijo, "Yo te digo la verdad, mucha almas están aquí debido a la brujería, el ocultismo, la adoración de otros ídolos, desobediencia, incredulidad, borracheras y la inmundicia de la carne y del espíritu. Ven y te enseñaré un misterio y te hablaré de cosas escondidas. Yo te voy a revelar como orar contra las fuerzas del maldad".
Caminamos dentro de una parte del infierno que estaba cerca del corazón maligno. Jesús dijo, "Pronto vamos a entrar en la quijada del infierno, pero yo deseo revelarles a todos que el infierno se ha expandido".
Nos paramos y Jesús dijo, "Mirad y creed". Miré y vi una visión abierta. En la visión, Jesús y yo estábamos alto sobre la tierra, mirando dentro del espacio. Yo vi un círculo espiritual muy alto sobre la tierra. El círculo era invisible a la vista natural, pero en el espíritu lo podía ver bien. Yo sabía que la visión estaba relacionada con nuestra lucha contra los príncipes y poderes de los aires.
Según continuaba mirando, yo descubrí que habían en realidad, varios círculos. En el primer círculo habían muchos espíritus malos y sucios. Yo vi a los espíritus sucios tomar las formas de brujas, y comenzaron a volar sobre los cielos y a causar mucho daño espiritual.
Escuché la voz de Jesús que dijo, "En mi nombre, le doy a mis hijos poder sobre estos malignos. Escuchen y aprendan a orar".
Vi una forma de figura rara salir de otro círculo y comenzar a girar a los alrededores y a echar encantos. Vi entonces que un demonio había salido y le estaba haciendo cosas malas a la tierra. El demonio tenía el espíritu de un brujo. El daba la vuelta y se reía y desde una vara en sus manos, le echaba hechizos a varias personas. Yo vi a otros espíritus inmundos unirse al brujo y Satanás le dio más poder.
Jesús dijo, "He aquí, lo que amarren en la tierra, yo lo amarraré en el cielo. Satanás tiene que ser atado para que las oraciones de los santos sean efectivas en estos últimos días".
Vi a otro hechicero de otro círculo, y comenzó a dar órdenes. Mientras él hablaba cayó una lluvia y fuego del cielo. El habló muchas cosas malas y engañó a la gente en la tierra. Mientras observaba, vi dos espíritus malos más unirse al hechicero en lo alto sobre la tierra. Todos éstos eran princesas inmundas y poderes de los aires.
Éstos le dieron su poder a las brujas que estaban reunidas en cierto lugar para hacer el mal. Obreros de las tinieblas se reunieron alrededor de las brujas. Los espíritus venían y salían según lo deseaban.
"Observa con cuidado", dijo Jesús, "pues el Espíritu Santo te está revelando una gran verdad".
En la visión vi cosas terribles que estaban aconteciendo en la tierra. La maldad se multiplicaba y el pecado abundaba. Las fuerzas malignas causaban que los hombres robaran, mintieran, estafaran y se hirieran el uno al otro, hablar maldad y rendirse a las codicias de la carne. Todo tipo de maldad fue suelta sobre la tierra.
Yo dije, "Jesús, es terrible ver esto". Jesús dijo, "Hija, en mi nombre la maldad tiene que huir. Póngase toda la armadura de Dios para que puedan estar firmes en los días malos, y habiéndolo hecho todo, estad firmes".
Todos los espíritus malos escupieron su maldad y difamación sobre la tierra, y vi al pueblo de Dios comenzar a orar. Oraron en el nombre de Jesús y con mucha fe. Mientras oraban, la Palabra de Dios vino en contra de los espíritus malos y comenzaron a perder terreno. Mientras los santos oraban las fuerzas de la maldad perdieron su control. Hechizos fueron quitados y los que habían sido debilitados por las fuerzas del infierno, fueron fortalecidos.
Y cuando oraban como en una voz, los ángeles del cielo se unían al alboroto. Yo vi a los ángeles santos peleando con los príncipes del mal y poderes de los aires y los ángeles de Dios destruían los poderes de maldad.
Yo mire, y he aquí que habían líneas tras líneas de fuerzas de ángeles y habían cerca de 600 en cada línea. Mientras el pueblo creía a Dios los ángeles avanzaban. Dios dio las órdenes y grande era su poder. Él le dio gran fortaleza a su pueblo y a los ángeles para destruir las obras de Satanás. Dios estaba peleando en contra de la maldad en el cielo.
Cuando la gente oraba y le creía a Dios, las fueras del mal eran destruidas; pero cuando había incredulidad, los poderes del mal comenzaban a vencer.
Dice el Señor, "mi pueblo tiene que creer, y tienen que estar de acuerdo los unos con los otros y conmigo, si todas las cosas van a ser puestas bajo los pies del Padre". El cielo y la tierra tienen que estar de acuerdo, si es que vamos a destruir nuestros enemigos.
Cuando las alabanzas del pueblo de Dios comenzaron a subir desde la tierra, las fuerzas de la maldad se retiraban.
Y vi los santos de Dios orando con todos sus corazones en contra de las mañas del diablo. Mientras lo hacían, los hechizos y maldiciones eran quebradas, y los santos ganaban la victoria.
Esto fue lo que sucedió: mientras los ángeles del Señor peleaban con los demonios y las fuerzas del infierno, santos eran liberados por las oraciones. Según la gente era librada muchas alabanzas se entonaron a Dios, y las alabanzas trajeron más victorias. Solamente cuando los resultados de la oración no se veían de momento, fue que cesaron las alabanzas y el mal comenzó a ganar la batalla.
Escuché a un ángel con voz alta decir, "Oh Señor, la fe de tu pueblo es débil. Ellos tienen que tener fe si tu los vas a liberar de los ejércitos de Satanás. Señor, ten misericordia de los herederos de la salvación".
La voz del altísimo respondió, "sin fe es imposible agradar a Dios. Pero el Señor es fiel, y Él te establecerá.
Otra vez en la visión vi a Dios derramar de su Espíritu sobre toda carne, y el pueblo de Dios creía que Él haría todo lo que ellos pedían, porque eran de Él y sinceramente lo amaban. Ellos tenían fe en Dios y creían en su Palabra y Dios los libertó. Y la Palabra de Dios creció sobre la tierra.
El Señor dijo, "Todo es posible para el que cree. Yo guardo mi palabra para que se cumpla. Hagan vuestra parte y estén seguro que yo haré la mía. Si mi pueblo se afirma en la verdad y pelea la buena batalla, cosas maravillosas como el día del Pentecostés sucederán. Clamen a mi y yo escucharé. Yo seré vuestro Dios y ustedes serán mi pueblo. Yo te estableceré en justicia, verdad y sinceridad".
En la visión, vi cristianos que nacían como pequeños bebés. Yo vi a los ángeles situándose sobre ellos, para protegerlos del mal. Yo vi a Dios de los ejércitos peleando sus batallas y ganando la victoria para ellos. Entonces vi a los bebés crecer y cosechar los campos del Señor de la Gloria- haciendo la obra del Señor con corazones alegres.- amando a Dios, confiando en Dios y sirviendo a Dios. Yo vi a los ángeles y la Palabra de Dios unirse para destruir la maldad de la faz de la tierra. Yo vi paz sobre la tierra, pues todas las cosas eventualmente se pusieron bajo los pies de Dios.
CAPITULO 18: VISIONES ABIERTAS DEL INFIERNO
El Señor dijo, "esta visión es para el futuro, y se va a cumplir. Pero yo regresaré para redimir a mi esposa, mi iglesia y ellos no verán estas cosas. ¡Despertad, o pueblo mío!. Tocad la alarma hasta todas las esquinas de la tierra, pues yo regresaré como dice mi Palabra".
Vi la serpiente de fuego que estaba en la pierna izquierda del infierno.
Jesús dijo, "Ven y ve, lo que el espíritu le está diciendo al mundo".
Yo vi los cuernos de la serpiente de fuego entrar en los cuerpos de la gente en la tierra. Muchos estaban completamente poseídos por la serpiente. Mientras observaba, vi una bestia grandísima levantarse en un lugar y tornarse en un hombre. Los habitantes de la tierra corrieron de él, algunos a los desiertos, algunos dentro de cuevas, y otros dentro de estaciones de trenes subterráneos y refugios de las bombas- buscaron cualquier refugio que los escondiera de la vista de la Bestia. Nadie alababa a Dios, o hablaba de Jesús.
Una voz me dijo, "¿Dónde está mi pueblo?".
Yo miré de cerca y vi gente caminando como muertos. Había una tristeza desesperante en el aire, y nadie miraba a la izquierda o a la derecha. Pude ver que la gente estaba siendo llevada por una fuerza invisible. De vez en cuando una voz les habló desde el aire y ellos obedecieron la voz. No se hablaban los unos a los otros. También vi, que el número 666 estaba escrito sobre sus frentes y sobre las manos. Vi soldados a caballo pastoreando la gente como fueran ganados de vacas.
La bandera americana, sucia y desgarrada, estaba tirada abierta sobre la tierra. No había gozo, risas o felicidad. Vi mucha muerte y maldad por doquier.
La gente caminaba en fila hacia una tienda grande de departamento. Se mantenían al paso como soldados desanimados y estaban vestidos idénticamente con una ropa parecida a la de prisiones. Una cerca grande rodeaba la tienda y guardias estaban estacionados en diferentes lugares. En todos los lugares donde miré, vi soldados vestidos con uniformes de guerra. Yo vi gentes que parecían muertos vivos, empujados dentro de la tienda, donde solamente podían comprar las necesidades más mínimas. Cuando cada persona terminaba de comprar, era montada en un camión grande verde del ejército. El camión, bien vigilado, era manejado hacia otra área.
Aquí, en un tipo de clínica, eran examinados para averiguar si tenían necesidades infecciosas o desabilidades físicas. Un pequeño número de ellos fueron puestos hacia el lado como rechazados.
Pronto, los que no pasaban el examen médico, eran llevados a otro cuarto. En ese cuarto, estaban una impresionante exhibición de palancas, botones y agujas de medir que cubrían toda una pared. Una puerta se abrió y varios técnicos entraron. Uno de ellos comenzó a llamar los nombres de la gente en el cuarto. Sin ninguna lucha se levantaron cuando su nombre era llamado y marcharon adentro de una caja grande. Cuando estaban adentro, otro técnico cerró la puerta y haló una palanca de un panel en la pared.
Unos minutos después él abrió la puerta, tomó una escoba y una palita y barrio del suelo lo que sobró de ellos. ¡Solamente quedó un poco de polvo de lo que había sido un cuarto lleno de gente!.
Vi a las personas que habían pasado el examen médico ser regresados al mismo camión, y llevados a un tren. Nadie habló o se volvió para mirar a los demás. En otro edificio, cada persona se le asignó un trabajo. Todos se pusieron a trabajar sin quejarse. Yo observaba mientras ellos trabajaban muy fuerte en sus tareas asignadas, y después, al final del día, fueron llevados a una casa de apartamentos con una cerca alta a su alrededor. Cada uno se quitó la ropa y se acostó en su cama. Mañana trabajarían duro otra vez.
Escuché una voz fuete que llenó el aire de la noche.
Vi una gran bestia que estaba sentada en un trono grande. Toda la gente obedecía a la bestia. Yo vi cuernos espirituales que crecían de su cabeza. Alcanzaron adentro y afuera de todos los lugares de la tierra. La Bestia tomó sobre si muchas posiciones de autoridad y llegó a ser grande en poder.
La Bestia se colocó en muchos lugares y engañó a mucha gente. Los ricos y los famosos fueron engañados, como lo fueron los pobres y los desamparados. Grandes y pequeños le dieron homenaje a la Bestia.
Una máquina grande fue traída a una oficina. La Bestia puso su marca sobre ésta, y su voz salió de ella. Había, también, una máquina de `Tu hermano mayor', que podía ver adentro de los hogares y los negocios. Solamente existía una de estas máquinas y pertenecía a la Bestia. La parte de la máquina que estaba localizada en los hogares era invisible a la vista, pero podía ver y reportaba a la Bestia todos los movimientos que la gente hacía. Yo observé cuando la Bestia le dio vuelta a su trono y se enfrentaba hacia mi. Sobre su frente estaba el número 666.
Mientras miraba, vi a otro hombre, en otro cuarto enojarse mucho con la Bestia. El demandó hablar con él. Estaba gritando en voz alta. La bestia apareció y parecía muy cortez cuando le decía, "Ven, yo te ayudaré a arreglar todos tus problemas".
La Bestia llevó al hombre airado a un cuarto grande y le señaló que se acostará sobre una mesa. El cuarto y la mesa me recordaban una sala de emergencia de un hospital. Al hombre le anestesia y lo guiaron debajo de una máquina grande. La Bestia conectó los cordones sobre la cabeza del hombre y prendió la máquina. Sobre la máquina estaban las palabras "Este borrador de mente pertenece a la Bestia 666".
Cuando el hombre fue removido de la mesa, sus ojos tenían una mirada vacía, y sus movimientos eran parecidos a los de un muerto vivo en una película. Vi una grande mancha blanca encima de su cabeza y yo sabía que su mente había sido alterada con cirugía para que él pudiera ser controlado por la Bestia.
La Bestia dijo, "Ahora, señor, ¿no se siente mejor?, ¿no te dije que yo podía resolver tus problemas. Yo te he dado una nueva mente. No tendrás más problemas e inquietudes".
El hombre no habló. "Tienes que obedecer todas mis órdenes"., dijo la Bestia, mientras recogía un objeto pequeño y lo prendía sobre la camisa del hombre. Le habló al hombre otra vez, y él le respondió sin mover los labios. Se movía como un muerto vivo.
"Trabajarás sin enojarte, frustarte y tampoco llorarás o estarás triste. Trabajarás para mi hasta que mueras. Yo controlo a muchos como tú. Algunos de ellos mienten, otros matan, otros roban, otros hacen guerra, otros tienen hijos, otros trabajan en máquinas y otros hacen otras cosas.
"Si, yo lo controlo todo". Una carcajada maligna salió de él. Al hombre le dieron unos papeles para que los firmara. El gustosamente le dio todas sus posesiones a la bestia.
En mi visión vi al hombre salir de la oficina de la Bestia, entrar en un auto y luego manejar hasta su casa. Cuando se acercó a su esposa, ella trató de besarlo, pero él no hizo ningún movimiento para responder. El no tenía sentimientos por su esposa o cualquiera otra persona. La Bestia lo había hecho incapaz de tener emociones.
La esposa se llenó de ira y le gritó a su esposo, pero sin ningún fin. Al fin ella le dijo, muy bien, voy a llamar a la Bestia, él sabrá lo que hay que hacer".
Después de una ligera llamada telefónica, dejó el hogar, y manejó hasta el mismo lugar que su esposo acababa de dejar. La Bestia le dio la bienvenida y le dijo, "Cuéntame todos tus problemas. Yo estoy seguro que te puedo ayudar".
Un hombre bien parecido le tomó por el brazo y la llevó a la misma mesa en que su esposo se había acostado. Después de la misma operación, ella también era una esclava desperzonalizada de la Bestia.
Escuché a la Bestia preguntarle, "¿Cómo te sientes?. Ella no le respondió hasta que el no le prendió un pequeño objeto sobre su blusa. Entonces ella admitió que él era el Señor y maestro, y comenzó a adorarlo.
"Tú serás una criadora", él le dijo, "Vas a tener hijos perfectos y ellos me adorarán y me servirán". La mujer respondió con una voz de robot, "Si señor, yo te obedeceré".
Vi a la mujer otra vez. Esta vez estaba en otro edificio. Habían muchas mujeres encintas ahí. Las mujeres estaban acostadas sobre las camas inmóviles y resumban en un sonido monótono alabanzas a la Bestia. Todas tenían escrito el numero 666 sobre sus frentes.
La Bestia creció en poder hasta que su imperio se extendía sobre la tierra. Los bebés también crecieron y durante cierto tiempo, también fueron llevados a la máquina de destruir mentes. Pero la máquina no tenía poder sobre los hijos de Dios.
Escuché la voz del Señor que dijo, "Los que adoran la Bestia y su imagen perecerán. Muchos serán engañados y caerán, pero yo salvaré a mis hijos de la Bestia. Estas cosas sucederán durante los últimos días. No se pongan la marca de la Bestia. Arrepiéntanse hoy, antes que sea muy tarde.
La Bestia se presentará como un hombre de Paz. Y él traerá paz a muchas naciones durante un tiempo bien caótico. El podrá suplir al mundo con mucha mercancía barata y se asegurará que la paga de cada persona es suficiente. El hará alianzas con muchas naciones y los hombres grandes de la tierra lo seguirán en un sentido falso de seguridad.
Antes de ese tiempo yo levantaré un ejército de creyentes que estarán firmes en la verdad y en la justicia. El poderoso ejército del cual habló Joel escuchará mi voz desde el ponerse y quitarse del sol.
En la media noche, también, escucharan mi voz y me responderán. Ellos trabajarán para mi y correrán como hombres poderosos de guerra. Ellos harán grandes obras para mí, pues yo estaré con ellos".
Todas estas cosas me fueron reveladas en una visión abierta por el Señor Jesucristo. Estas son las palabras de su boca y tratan con el tiempo del fin.
Jesús y yo regresamos al hogar y yo meditaba sobre todas las cosas que él me había enseñado y me había contado. Me quedé dormida orando por la salvación de toda la humanidad.