ADORARORES DEL DIABLO Y SUS DEMONIOS

En los escritos de historiadores antiguos (Homero, Heródoto, Sócrates, Suetonio, Séneca y otros) abundan las referencias sobre la adoración pública al diablo y a sus demonios, por ejemplo:

HOMERO, 800 años a.C

(LA ODISEA)

En la brillante sala de Zeus en el Olympo los otros dioses todos estaban en casa, y Zeus, el padre de los dioses y los hombres, platicaban..

HERODOTO, 450 años a.C

182. Dicen estos mismos (dicho que para mí no es creíble) que viene por la noche el dios mismo y reposa en la cama, del mismo modo que sucede en Tebas de Egipto, según los egipcios( pues también allí duerme una mujer en el templo de Zeus Tebano, y aseguran que ambas mujeres no tienen comunicación con hombre alguno), y del mismo modo que sucede en Pátara de Licia, donde la sacerdotisa del dios, cuando está -pues no siempre hay allí oráculo-, pero cuando está, queda por la noche encerrada en el templo.

183. En el templo de Babilonia hay abajo otro templo, donde se halla una gran estatua de oro, y la silla y el escabel son de oro, y el todo, según dicen los caldeos, está hecho con ochocientos talentos de oro. Fuera del templo hay un altar de oro. Hay también otro altar grande donde se sacrifican las reses crecidas, pues en el altar no es lícito sino sacrificar víctimas tiernas. Todos los años, cuando celebran la fiesta de este dios, los caldeos queman en el altar mayor mil talentos de incienso. En ese templo había además en aquel templo una estatua de oro de doce codos, de oro macizo; yo por mi parte no la he visto, pero refiero lo que dicen los caldeos. Darío, hijo de Histapes puso asechanzas a esta estatua, pero no se atrevió a tomarla, pero Jerjes, hijo de Darío, la tomó y dio muerte al sacerdote que prohibía moverla. Tal es el adorno de este templo; hay además muchas ofrendas particulares.

DIALOGOS SOCRÁTICOS, 440 a.C

(SOBRE EL ALMA)

-¡Por Zeuz, Sócrates, qué bien haces en recordármelo!. En efecto, varias personas, y entre ellas recientemente Eveno, me han preguntado por qué motivo desde que estás en estas cárcel te diste a poner en verso las fábulas de Esopo y compusiste el himno de Apolo, tú que antes nunca te habías ejercitado en la poesía Si tienes algún interés en que conteste algo a Eveno cuando vuelva a preguntármelo (bien se que lo hará), dime qué debo responderle.

-Pues dile la verdad, contestó Sócrates, que no lo he hecho por rivalizar con él ni con sus poemas: bien me sé que no es tarea fácil; sino que yo deseaba probar el significado de ciertos ensueños y cumplir un deber sagrado, si es ésta el arte liberal a que me ordenaban dedicarme. Y era así que muchas veces en el curso de mi existencia se me presentó un ensueño ya en una, ya en otra forma, pero diciendo siempre unas mismas cosas: "Sócrates, dedícate a las bellas artes y cultívalas". Antes yo imaginaba que esto no era más que una exhortación y una voz de aliento para que siguiera en la ocupación a que me había entregado, como los que estimulan a los que se disputan un premio en la carrera. De igual manera el ensueño, pensaba yo, me exhortaba y excitaba a continuar en lo que había comenzado, es a saber, en la filosofía, puesto que la filosofía es la primera de las bellas artes. Pero después que se dicto mi sentencia y que la fiesta del dios impidió que yo muriese me pareció que debía ejercitarme en esta arte bella popular, por si era la que se me indicaba, a fin de no desobedecer, sino dar cumplimiento al mandato, pensando que lo más seguro es no morir antes de librarme del escrúpulo religioso, escribiendo versos en obedecimiento al ensueño. Y así compuse primero el himno a Apolo, en cuyo honor era la presente fiesta; y luego comprendiendo que el poeta, si ha de ser digno de ese nombre, debe inventar ficciones y no simples discursos, y viendo por otra parte, que no tengo yo imaginación para ello, puse en verso las fábulas de Esopo que primero se ofrecieron a mi memoria

(SOBRE LA BELLEZA)

Sócrates.- Sin embargo, no fue aquí, fue un poco más abajo, a dos o tres estadios, donde se pasa el río para ir al templo de Diana Cazadora. Hay allí un altar consagrado a Bóreas.

(BANQUETE)

"Pero, en fin, Diótima, ¿qué es?."

"Un gran demonio, Sócrates, puesto que todo lo demoníaco está entre lo divino y lo mortal"

"y ¿cuál es su oficio?", pregunté.

"por interpretar y conducir hasta los dioses las cosas de los hombres y hasta los hombres las cosas de los dioses, de los hombres las súplicas y los sacrificios...

SÉNECA, año 60 d.C

(DE LA PROVIDENCIA)

Para mí es claro que los dioses contemplaron con gran gozo a aquel varón, vengador acérrimo de sí mismo, cuando atendía la salvación de los demás y disponía la huida de los fugitivos, cuando se ocupaba de sus estudios hasta la última noche, cuando hundía la espada en el sagrado pecho, y cuando esparcía sus entrañas y sacaba con su propia mano aquella santísima alma, que no merecía ser manchada por el hierro. Por eso creo que, si la herida fue poco certera y eficaz, se debió a que los dioses no se satisfacieron con contemplar a Catón una sola vez.

SUETONIO, año 90 d.C

(Calígula, Párrafo LVII)

Muchos prodigios anunciaron su muerte. En Olimpia, la estatua de Júpiter, que había mandado a quitar y trasladar a Roma, lanzó tal carcajada cuando la tocaron, que cayeron las máquinas, y los obreros huyeron a la carrera. En seguida se presentó un tal Casio, que dijo haber recibido en sueños orden de sacrificar un toro a Júpiter.

CONSTANTINO, año 325 d.C.

The Early Church, Chadwick, pág 125

Constantino tuvo una visión o experiencia reveladora en el recinto de un templo pagano dedicado a Apolo gálico, ya sea en los Vosgos o cerca de Autun. Según un testigo que acompañaba al ejército de Constantino, la visión consistió en un dios Sol: la deidad que adoraban ciertos cultos bajo el nombre de "Sol Invictus", es decir, "El Sol Invencible". Hay pruebas de que Constantino, justo antes de la visión había sido iniciado en un culto del Sol Invictus. En todo caso, el senado romano, después de la batalla del puente Milvio, erigió un arco de triunfo en el coliseo. Según la inscripción de dicho arco, la Victoria de Constantino se obtuvo "mediante el dictado de la deidad". Más la deidad en cuestión no era Jesús. Era el Sol Invictus, el dios Sol de los paganos.

Contrariamente a lo que dice la tradición, Constantino no convirtió el cristianismo en la religión oficial del estado romano. Esta religión, bajo Constantino, era en realidad el culto pagano al Sol; y Constantino durante toda su vida, actuó como sumo sacerdote del citado culto. A decir verdad, su reinado era denominado "el imperio del Sol", y Sol Invictus figuraba en todas partes, incluso en las banderas imperiales y en las monedas del reino. La imagen de Constantino como fervoroso converso al cristianismo es claramente errónea. El emperador no fue bautizado hasta el 337, cuando yacía en su lecho de muerte y, al parecer, se sentía demasiado débil o demasiado apático para protestar. Tampoco se le puede atribuir el monograma "chi rho". Una inscripción con dicho monograma fue hallada en una tumba en Pompeya que databa de dos siglos y medio antes.

<

Los arqueólogos han encontrado imágenes de dioses, diosas (demonios) e innumerables templos de todo tipo, en todas las civilizaciones antiguas, a excepción del pueblo judío. Los mismos dioses eran llamados de diferentes maneras en diferentes países, como lo dice Pfeiffer:

ASERA. En la mitología cananea, Asera, la Athirat ugarítica, era la consorte principal de El, el dios padre. Asera sirvió como la diosa madre y estuvo asociada en los tiempos bíblicos con Baal, el dios de la fertilidad. Su símbolo era el poste o árbol sagrado que corresponde al massebat o altar de piedra usado en el culto a Baal. Los nombres de Astoret, Anat, Astarté y Asera, todos ellos relacionados con el sexo y la maternidad, a menudo se intercambian hasta el punto que las diosas no se diferenciaban

INANNA-INSTAR. La diosa sumeria Inanna - y su representación acadia Istar- fue la diosa más importante en el panteón mesopotámico. Era la diosa del amor y de la guerra. En su primera capacidad ella tenía prostitutas femeninas y masculinos en sus templos. Era también la "señora de los cielos" y fue identificada con el planeta Venus. La versión bilingüe, sumeria-acadia, "Ascensión de Istar", se refiere a la elevación de Venus a su cenit. Se cree, además, que la diosa griega Afrodita debe mucho su carácter a Istar. Su centro en Corinto con mil prostitutas sagradas era fuera de lo helénico.

DUMUZI-TAMUZ. El Dumuzi sumerio era originalmente un rey de Uruk a principios del tercer milenio a.C., que fue deificado como consorte de la protectora de la ciudad, Inanna. Siendo que tamuz estaba asociado con Adonis en Siria fue identificado por Sir James Frazer en 1906 junto con Adonis, Attis y Osiris como un tipo del dios muriente.

ARTEMISA. Howard C. Butler entre 1909 al 1914 encontró en Sardis el templo de Artemisa.

POSEIDON. Oscar Bronner En Isthmia, cerca de Corinto, completó la limpieza del templo de Poseidón en 1955, 1959.

Aunque estos pueblos desaparecieron, sus dioses fueron recopilados por los sacerdotes romanos. Oigamos el testimonio del historiador romano Suetonio:

Julio César tenía 16 años de edad cuando perdió a su padre; el año siguiente fue nombrado sacerdote de Júpiter

Augusto cuando murió Lépido consiguió el pontificado máximo que en vida de éste no quiso arrebatarle..

Tiberio Tenía tanto celo por los dioses y la religión, cuanto que se había entregado a la astrología..

Claudio Si aparecía un pájaro de mal agüero.. en calidad de sumo pontífice pronunciaba la fórmula

Tito Aceptó el pontificado máximo con el único objeto, según decía, de conservar pura sus manos.

Los sacerdotes romanos han continuado con la tradición de confundir a la gente para que adoren estatuas, ídolos y demonios, y así lo ordenan inclementemente a sus seguidores, según lo presentan en el documento Lumen Gentium, o Luz de las Naciones:

LUMEN GENTIUM

El presente documento - conocido como Luz de las naciones por las dos primeras palabras del texto en latín (Lumen Gentium) - es una de las dos Constituciones Dogmáticas publicadas por el Vaticano II (la otra es la que habla sobre la Revelación) ... y ha sido ensalzado como el más trascendental logro del Concilio, dada la importancia de su contenido y su posición central entre los documentos del Concilio (The Documents of Vatican II, Walter M. Abbot, S.J., Editor, Guild Press, NY. 1966, pág 10)

Aunque es considerada una Constitución Dogmática, la más solemne forma de expresión conciliar, Lumen Gentium no define dogma nuevo alguno. Establece con autoridad conciliar, el concepto presente que tiene la iglesia de su propia naturaleza (The Documents of Vatican II, Walter M. Abbott, S.J., editor, Guild Press, NY, 1966, p.11)

Si alguien niega que en el sacramento de la Santísima Eucaristía a están presentes verdadera, real y sustancialmente el cuerpo y la sangre y la divinidad de nuestro señor Jesucristo, y consecuentemente Cristo mismo, sino que dice que es sólo símbolo, figura o fuerza, sea anatema (Canons and Decrees of the Council of Trent, Original Text with English Translation, por el Reverendo H. J. Schrfoeder, O.P., Herder Books Co., 1960, pág 79, Canon 1)

Si alguien niega que en el venerable Sacramento de la Eucaristía el Cristo Integral está contenido bajo cada parte de cada forma cuando se divide, sea anatema (Ibid. Canon 3)

Si alguien dice que en el santo sacramento de la Eucaristía, Cristo, el unigénito Hijo de Dios, no ha de ser adorado con culto de latría, también externamente manifestado, y que consecuentemente no ha de ser venerado en festividad solemnemente en procesión según los laudables y universales ritos y costumbres de la santa iglesia, ni ha de ser exhibido públicamente ante el pueblo para que lo adoren, y que por lo tanto los adoradores son idólatras, sea anatema (Ibid, pag 80, Canon 6)

Si alguien dice que en la misa no se ofrece un verdadero y real sacrificio a Dios; o que ofrecerla no es más que darnos a Cristo para que lo comamos, sea anatema (Ibi, pág 149, Canon 1)

Si alguien dice que el sacrificio de la misa no es más que sacrificio de alabanza y acción de gracias; o que es una simple conmemoración del sacrificio consumado en la cruz pero que no es propiciatorio [para obtener o reobtener Su favor, o para apaciguarlo]; o que beneficia sólo al que lo recibe, que no debe ofrecerse por los vivos y los muertos, por los pecados, castigos, satisfacciones y otras necesidades, sea anatema (Ibid, pág 149, Canon 3)

Si alguien dice que es un engaño celebrar misas en honor de los santos para obtener su intercesión ante Dios, como lo intenta la iglesia, sea anatema (Council of Trent, pág 149, Canon 5)

Y aunque la iglesia ha acostumbrado celebrar a veces ciertas misas en honor y memoria de los santos, no enseña que es a ellos a quienes el sacrificio es ofrecido sino sólo a Dios que los coronó; por tanto, el sacerdote no dice: ‘ a ti Pedro o Pablo, ofrezco sacrificio’, sino a que dando gracias a Dios por sus victorias, implora su favor [el de los santos] en dignarse interceder por nosotros en el cielo cuya memoria celebramos en la tierra (Ibid., pág 146)

Esta maternidad de María en el orden de la gracia comenzó con el consentimiento que otorgó en fe en la Anunciación y que mantuvo sin vacilación junto a la cruz. Esta maternidad durará sin interrupción hasta la eterna realización de todos los elegidos. Porque, al ser tomada al cielo, no dejó a un lado su papel salvítico, sino que sus múltiples actos de intercesión continúan para obtener a favor nuestro dones de salvación eterna... Que todo el cuerpo de los fieles vierta perseverante oración a la Madre de Dios y Madre de los hombres (The Documents of Vatican II, por Walter M. Abbot, S.J., Editor, Guild Press, 1966, pág 91 y 96)

Todos los sacerdotes de demonios tienen sus espíritus perturbados, cometen prácticas abominables que ni siquiera los animales hacen:

JULIO CÉSAR, año 50 a.C

Párrafo XLIX Su íntimo trato con Nicomedes mancha su reputación, cubriéndole de indeleble y eterno oprobio, y exponiéndole a multitud de sátiras. Omito los conocidísimos versos de Lucinio Calvo:

......Todo lo que la Bitinia

y el amante de César poseyó jamás.

Paso en silencio las acusaciones de Dolabella y Curión, padre, en las que Dolabella le llama "rival de la reina" y "espalda del lecho real", y Curión "establo de Nicomedes" y "mal lugar de Bitinia". Tampoco me detendré en los edictos de Bíbulo contra su colega, en los que le trata de "reina de Bitinia" y en los que le censura a la vez a su antigua afición por un rey y ahora por un reino. Refiere M. Bruto que por esta época, una tal Octavio, especie de loco que decía cuanto se le antojaba, dio a Pompeyo, delante de numerosa concurrencia, el título de rey y a César el de reina. C. Memio le acusa de haber servido a la mesa de Nicomedes con los eunucos de este monarca y de haberle presentado la copa y el vino de numerosos convidados, entre los que se encontraban muchos comerciantes romanos cuyos nombres cita. No contento Cicerón con haber escrito en algunas cartas que César fue llevado a la cámara real por soldados, que se acostó en ella cubierto de púrpura en un lecho de oro, y que aquel descendiente de Venus prostituyó en Bitinia la flor de su juventud, le dijo un día en pleno Senado, estando César defendiendo la causa de Nisa, hija de Nicomedes, y cuando recordaba los favores que debía a este rey: "Omite, te lo suplico, todo eso, porque demasiado sabido es lo que has recibido y lo que le has dado". En fin, al día de su triunfo sobre las Galias, los soldados, entre los versos con que acostumbraban celebrar la marcha del triunfador, cantaron los conocidísimos:

César sometió a las Galias y Nicomedes a César. He aquí César que triunfa porque sometió las Galias y Nicomedes no triunfa, habiendo sometido a César.

Párrafo L Constante Opinión es que fue muy dado a incontinencia y espléndido para conseguir estos placeres, habiendo corrompido considerable número de mujeres de elevado linaje, entre las que se cita a Postumia, esposa de Servio Sulpicio; a Lollia de Aulo Gabinio; a Tertuulaa, de M. Craso, como también a Mucia, de Cn. Pompeyo; pero lo cierto es que los Curiones, padre e hijo, y muchos otros censuraban a Pompeyo "haber tomado por esposa, movido por la ambición, a la hija de aquel a quien en sus amargos recuerdos acostumbraba a llamar nuevo Egisto, repudiando otra que le había dado tres hijos". Pero a ninguna amó tanto como a la madre de Bruto, Servilia, a la que dió durante su primer consulado una perla quue le había costado seis millones de sestercios; y en las épocas de las guerras civiles, además de otras ricas donaciones, le hizo adjudicar a bajo precio las propiedades más hermosas que se vendieron entonces en subasta; y cuando se extrañaban todos de aquella baratura, dijo sarcásticamente Cicerón: "Para que comprendáis bien la venta, sabed que se ha deducido la tercia"; aludiendo a que se decía que Servilia favorecía el comercio de su hija Tercia con César.

LI En las provincias de su mando tampoco respeto el lecho conyugal, según los versos que cantaban en coro sus soldados el día de su triunfo sobre las Galias:

Ciudadanos, esconded vuestras esposas, aquí traemos al adultero calvo.

LII También tomó a reinas por amantes, entre otras Eunoé, esposa de Bagud, rey de Mauritania, y según refiere Nasón, hízole, lo mismo que a su marido, numerosos y ricos regalos; pero amó mucho más a Cleopatra, con la que frecuentemente prolongaba sus festines hasta la aurora, y hubiese penetrado con ella en una nave suntuosamente penetrado con ella, aparejada desde Egipto a Etiopía, si el ejército no se hubiera negado a seguirle; finalmente, la hizo venir a Roma, no dejándola marchar sino colmada de dones y consintiendo en que llevase su nombre el hijo que tuvo de ella. Algunos escritores griegos dijeron que este hijo se parecía a César en el rostro y apostura. M. Antonio en pleno Senado que César lo había reconocido, e invocó el testimonio de C. Mario, C. Opio y otros amigos de César; pero C. Opio refutó el aserto publicando un libro sosteniendo que no era hijo de César el que Cleopatra decía. Helvio Cinna, tribuno del pueblo, manifestó muchas personas que tuvo redactada y dispuesta una ley, que César le mandó proponer en su ausencia, por al que se proponía casarse con cuantas mujeres quisiese para tener hijos. En fin, tan desarregladas eran sus costumbres, y tan notoria la infamia de sus adulterios, que Curión, padre, le llama en un discurso «marido de todas las mujeres y mujer de todos los maridos".

AUGUSTO

XXXL Cuando muerto Lépido, consiguió el pontificado máximo, que en vida de éste no quiso arrebatar, hizo reunir más de 2000 vólumenes de predicciones griegas y latinas. Aumento el número de sacerdotes..

XCIII En cuanto a las ceremonias extrajeras, tanto respetaba las antiguas consagradas por el tiempo y las leyes, como despreciaba las otras. Habíase hecho iniciar en los misterios de Atenas...

LXVIII Varios oprobios mancharon su reputación durante su juventud. Sex. Pompeyo le acusó de afeminado. M. Antonio le censura haber comprado al precio de su deshonra la adopción de su tío; Lucio, el hermano de Marco Antonio, pretendía que después de haber entregado a César la flor de su juventud, la vendió otra vez en España a A. Hircio por trescientos mil sestercio, acostumbraba a quemarse el vello de las piernas con cáscara de nuez ardiente, con objeto de que estuviesen más suaves. Todo el pueblo le aplicó un día en el teatro, con transportes de maligno regocijo, este verso con que un autor designaba a un sacerdote Cibeles que tocaba el tamboril:

¿Es que no ves de cómo ese afeminado templa el tamboril con sus dedos?.

LXIX Ni sus mismos amigos niegan que omitiese muchos adulterios, y solamente procuran excusarle diciendo que no era tanto por pasión como por política, y con objeto de conocer, por medio de las mujeres, los secretos de sus adversarios. Marco Antonio, no contento con censurarle la precipitación de sus bodas con Livia, pretende que en un festín hizo pasar de la mesa del banquete a una habitación inmediata a la esposa de un consular, estando presente el marido, y cuando la atrajo de nuevo, tenía ella las orejas encarnadas y el cabello en desorden. Añade que repudió a Escribonia porque había deplorado, con excesiva franqueza, que un hombre sin costumbre tuviese un poder excesivo; que sus amigos le buscaban mujeres casadas y doncellas núbiles a las que desnudaba para examinarlas, como si fueran esclavas en venta en el mercado Toranio. En una época en que todavía no era a su enemigo declarado, le escribía Antonio familiarmente: "¿qué te ha cambiado?. ¿Qué sea mi amante una reina?. Es mi esposa, y no de ayer, sino desde hace ya nueve años. ¿Tienes tú solamente a Livia?. Apuesto a que en el momento en que leas mi carta habrás gozado ya de Tertula, o de Terentila, o de Rufila, o de Salvia Titisenia o de cualquier otra. ¿Qué importa el lugar o la mujer porque quien sientes deseos?".

LXX También se habló mucho de un festín secreto, al que todo el mundo llamaba el festín de los doce "los doce dioses"; en el que los comensales vestían de dioses y diosas, y en que Augusto representaba a Apolo. Antonio nombró en sus cartas y criticó acerbamente a todos los que formaban parte de este festín, acerca del que alguien hizo estos conocidos versos:

"Desde que el conductor del coro hubo contratado esta mesa sacrílega y que Mallia vio seis dioses y seis diosas; cuando César en su impiedad, osó parodiar a Febo; cuando él regaló a sus convidados con nuevos adulterios de los dioses; entonces todas las divinidades se alejaron de éste, y hasta el mismo Júpiter huyó lejos de su trono dorado".

TIBERIO

XLIV Se dice que llevó la obscenidad más lejos aún, y hasta excesos tan difíciles de creer como referir. Dícese que había enseñado niños de tierna edad, a los que llamaba sus pecesillos, a que jugasen entre sus piernas en el baño, excitándole con la lengua y los dientes, y también que, a guisa de seno, ofrecía sus partes a niños grandecitos, pero en lactancia aún, género de placer al que su inclinación y edad le llevaban principalmente... Dícese también que un día, durante un sacrificio, enamorado de la belleza del que llevaba el incienso, apenas esperó a que terminase la ceremonia para satisfacer ocultamente su innoble pasión, a la que tuvo que presentarse también un hermano del joven, que era flautista, haciéndoles romper las piernas porque mutuamente se echaban en cara su infamia.

CALIGULA

XXXVI Jamás cuidó de su pudor ni del ajeno; y créese que amó con amor infame a M. Lépido, al payaso Mnester y a algunos rehenes. Valerio Cátulo, hijo de un consular, llegaba a gritar que lo había prostituido y que estaba extenuado por ello. Sin hablar de sus incestos con sus hermanas, ni de su conocida pasión por la cortesana Piralis, no respetó a ninguna mujer distinguida. Lo más frecuente era que las invitase a comer con sus esposos, hacíalas pasar y repasar delante de él, las examinaba con la minuciosa atención de un mercader de esclavas, y si alguna bajaba la cabeza por pudor, se la levantaba con la mano. Enseguida llevaba a la que le agradaba más a una habitación inmediata, y volviendo después a la sala del festín, con las recientes señales del deleite, elogiaba o criticaba en alta voz lo que había encontrado agradable o defectuoso en la persona de cada una y en sus relaciones con él.

CLAUDIO

XXXIV En las cosas pequeñas, como en las grandes, dio pruebas de carácter feroz y sanguinario. Ante todo hacía aplicar el tormento y ejecutar sin dilación a los parricidas, presenciando siempre las ejecuciones. En Tíbur quería ver un suplicio a la manera antigua,y ya estaban atados al poste los culpables; pero el verdugo no llegaba y Claudio tuvo la paciencia de esperar hasta la tarde a que viniese uno de Roma. En los espectáculos de gladiadores dados por él o por otro, hacía degollar a todos los que caían, aunque fuese por casualidad, y especialmente a los reciarios, cuyo semblante moribundo gustaba contemplar

Los sacerdotes romanos no han cambiado en nada, sólo han cambiado los nombres a sus ídolos y dioses, de acuerdo a la cultura y gusto de los pueblos. Los sacerdotes romanos, sean papas, cardenales, curas, de cualquiera orden, todos están conscientes de sus aberraciones, de sus perturbaciones espirituales y sus incontenibles deseos y prácticas contranatura, controlados por los demonios a quienes sirven, como lo recoge el siguiente investigador:

CRIMENES PAPALES

"Al atardecer, del 11 de agosto de 1492, Rodrígo Borgia, arzobispo de Valencia, obispo de Alba y de porto y Vicecanciller de la santa iglesia, fue electo papa, tomando el nombre de Alejandro VI. Para conquistar el vicariato, tuvo que negociar previamente con los miembros del sacro colegio; fuera de privilegios y dinero, el voto del cardenal Orsini lo compró a cambio de dos castillos de Montecello y de Soriano; la abadía de Lubiaco a Colonna; la ciudad de Napi, prometida al cardenal Parma, con el cardenal Savello, la entrega formal de Civita Castellana, y cada voto de los 18 con los que aseguraba la mayoría de dos tercios, fue negociado por ese papa». Luego, regenteando la prostitución de su hija Lucrecia, fomentaría la más grande y organizada rapiña de que haya historia".

Horroriza, decía, recordar, cuál fue la vida de ese papa; con sus robos, asesinatos y abominaciones, afligió al pueblo romano; más tarde no pudiente los ciudadanos sufrir tanta villanía, reuniéronse y lo arrojaron de la ciudad y de la sede pontíficia, adonde regresó poco después para escandalizar al orbe entero con sus crímenes’. El Papa Victor III, refiriéndose en un escrito a su precesor Benedicto IX".

¿Qué tal lo que dice un papa de otro papa?

Sixto V, fue arrebatado por una muerte violenta a manos de un religioso

Clemente VIII, cuya muerte fue predicha por el padre Bellarmín y la cual fue ocasionada por su oposición a la doctrina Jesuita de Molina. Murió asesinado.

Inocencio XIII murió «repentinamente» cuando meditaba los medios de disolver los jesuitas.

Clemente XIV murió envenenado.

Sixto IV murió el 13 de agosto de 1484. El cadáver se puso deforme como retratan el diablo. Todos lo maldecían y mandaban al demonio su alma. Ninguno se quedó a custodiarlo. Sus habitaciones fueron desmanteladas y el cadáver lo dejaron con una camisa y los calzoncillos.

Inocencio X murió el 7 de enero de 1665. vivía en concubinato con su cuñada doña Olimpia. Se comprobó que hacía tres días que no había comido. Expuesto su cadáver en San Pedro, ninguno se cuidó de sepultarlo. Los parientes no quisieron saber nada de él. Por fin un criado que el mismo papa había vilipendiado mandó hacer una caja para sepultar a su antiguo amo.

Esteban VI murió extrangulado en una prisión, por sus malos artes.

Juan VIII que resultó ser Ines de Maguncia, murió de parto y abandonada. Ya era viuda del conde de Arechisio Lestemberg. NO ES LA UNICA MUJER PAPISA, y hay muchas otras que dominaron a los papas.

Juan X fue aprisionado y en la cárcel le apretaron el pescuezo.

Juan XI Murió envenenado.

Juan XII Murió a manos de un señor romano que lo sorprendió en los brazos de su mujer.

Juan XIII Juan XV y Gregorio V, se vieron obligados a huir de Roma perseguidos por el furor popular, a causa de sus crímenes y escándalos.

Juan XIV comprometido en instentinas facciones, fue hecho prisionero y murió en la cárcel, de hambre y de miseria.

Juan XVI Papa antipapa, fue arrastrado, encadenado, le cortaron la nariz, la lengua y le sacaron los ojos.

Esteban VIII Roto y estropeado, apenas salvó la vida, que el pueblo enfurecido por los vicios de este pontífice, lo querían muerto, lo salvó una de sus amantes.

Sergio III fue despedidos con burlas.

Benito V murió escondido en Hamburgo donde se había refugiado.

Benito I Benito VIII, Gregorio VI y Juan XIX, huyeron de Roma cazados como bestias feroces.

Victor II y Gregorio VII fueron desterrados.

Urbano II huyó a Francia Perseguido.

Pascual II que desenterró e insultó los cadáveres de Enrique IV y de Germán II, murió envenenado. Este papa se daba colorete y se vestía de mujer, murió en la bacunal.

Lucio II fue muerto a pedradas.

Gelacio II, se refugió en Francia donde murió envenenado y miserablemente.

Inocencio II apenas nombrado papa, fue obligado a huir; y caído en las manos de Normando, debió confirmar cuanto había hecho el antipapa Anacleto.

Eugeno III recibió la tiara en Farjo, porque el pueblo que bien lo conocía, se sublevó contra él, lo arrojó de Roma y, huyendo de uno en otro lugar fortificado, como cualquier bandolero, al fin logró esconderse en Francia, que siempre fue protectora de ellos.

Alejandro III Arrojado de Roma, erró de un lado a otro después de haber traicionado a la Liga de Pontida, puesto que nunca fue pensamiento de ningún papa, la liberación de Italia del extranjero.

Adriano IV sitiado en Benevento por Rugiero, fue libertado por haber sostenido y confesado lo contrario de lo que sentía.

Lucio III echado de Roma, murió en el destierro.

Gregorio IX fue arrojado de Roma perseguido a pedradas.

Celestino IV murió envenenado.

Celestino V murió herido de un clavo que le metieron por la sien.

Inocencio IV obligado a huir se refugió en Génova. Pidió en vano, protección a Luis el Santo de Francia, a los soberanos de Inglaterra y hasta los paganos de Aragón. Tal era de peligroso el trato de este papa.

Alejandro IV murió desterrado en Viterbo.

Clemente II murió envenenado.

Clemente IV nombrado pontífice en Perusa, murió fugado en Viterbo.

Clemente V fue quemado en su lecho de agonía.

Clemente XIII y Clemente XVI murieron envenenados.

Inocencio VII y Juan XXIII fueron arrojados de Roma.

Gregorio X murió en Ravezo, fugado.

Eugenio IV fue echado del trono y de Roma por una revolución levantada por causa de sus hechos.

Bonifacio VIII se suicidó en Anagni, hidrófobo.

León VI y León XII murieron envenenados.

León III fue mutilado

León X murió de veneno y de enfermedad venerea.

León XI y León XII murieron envenenados.

Pío IV murió en brazos de una mujer.

Pablo II acabó aplastado por sus hechos.

Juan XXI pereció aplastado por una viga.

Urbano VI fue arrojado de un caballo y murió.

"como la lista de las muertes violentas de los papas es casi igual al número de ellos, cortamos aquí antes de llegar a los Borgias y tantos otros que llevaron a su lecho a sus hijas y hasta su propia madre, asesinándolas después. No queremos tampoco encontrarnos con el epiléptico y tratante de blancas conde Mastai Pío IX, al que desmintió Garibaldi. ara vergüenza de la humanidad es bastante esa infinita lista".

Además de los sacerdotes romanos, también los hay de Buda, de Brahma, de Bafomet, y miles otros. Estos sacerdotes se agrupan en logias y sociedades secretas que presentan una cara pública de buenas acciones, y una cara oscura donde se comunican y conviven con sus pervertidos dioses, tal como lo menciona Heródoto:

182. Dicen estos mismos (dicho que para mí no es creíble) que viene por la noche el dios mismo y reposa en la cama, del mismo modo que sucede en Tebas de Egipto, según los egipcios (pues también allí duerme una mujer en el templo de Zeus Tebano, y aseguran que ambas mujeres no tienen comunicación con hombre alguno), y del mismo modo que sucede en Pátara de Licia, donde la sacerdotisa del dios, cuando está -pues no siempre hay allí oráculo, pero cuando está, queda por la noche encerrada en el templo.

Testimonio de ex esposa del diablo

Atrás